¡Feliz viernes! No los podíamos dejar a medias, ¿verdad? Esa habitación se incendió... a ver si no se rompe el hechizo cuando deban volver. No olviden comentar y dejarme sus impresiones. Nos vemos mañana, a la misma hora y por el mismo canal :P Un abrazo
━═ Maya ═━Las ganas de orinar me despiertan de golpe, obligándome a abrir los ojos. Intento desperezarme y estirar el cuerpo, pero cada movimiento se convierte en una tortura. Me duele todo. Abro lentamente los ojos y me encuentro totalmente sola. Me muevo para buscar a Joshua por la habitación y siento punzadas dolorosas en las costillas, el cuello, los brazos y piernas.La habitación está a oscuras, pero intuyo que, tras los pesados cortinajes del hotel, el sol de Las Vegas brilla en todo su esplendor. Me siento magullada y exhausta, pero la sensación no me distrae lo suficiente como para no darme cuenta de que sigo completamente desnuda. Una sonrisa se asoma en mi rostro al recordar la razón.Destellos de la noche anterior inundan mi memoria como una lluvia de estrellas: nuestra boda exprés, la celebración en el bar, los chicos de la despedida de soltero, y Joshua. Sus apasionados besos, su lengua entrelazada con la mía, nuestra piel desnuda en movimiento, el jacuzzi, más alcohol,
━═ Maya ═━Joshua y yo seguimos conversando sobre la coartada, tratando de hilar cada detalle para que suene convincente ante la mirada escrutadora de mi abuelo. La historia que ideamos parece suficientemente convincente, pero no puedo evitar sentir la tensión palpable en el aire.—Entonces, solo para estar seguros, ¿nos conocimos en la despedida de soltero, mientras tu bebías algo en el bar y decidimos casarnos en Las Vegas al tener un flechazo instantáneo? —pregunta Joshua, intentando resumir nuestra coartada.—Exacto. Nada de detalles innecesarios. Solo una noche de locura en Las Vegas que terminó en un matrimonio exprés —respondo, tratando de simplificar las cosas.Mientras discutimos los detalles, mi teléfono suena, interrumpiendo la conversación. Miro la pantalla y el nombre de Tobias Levy, el leal empleado y mano derecha de mi abuelo, flota en la pantalla. Aunque esperaba encontrarme con él en el aeropuerto, la noticia de que está esperándome en el hall del hotel me desconcierta
━═ Joshua ═━—Saba, nosotros… —Comienza Maya, pensando cómo persuadir a su abuelo, quien alza una ceja como si hubiese estado esperando la intervención de su nieta. Es un hombre muy astuto, y al parecer, nada se le escapa de las manos.Miro a mi alrededor, sintiendo la opulencia que nos rodea, recordándome que no pertenezco a un lugar como éste. La forma en que impuso su voluntad se repite en mi mente, mientras puedo sentir la mirada de Maya clavada en mí, llena de preocupación y expectación.—Nos vendrá muy bien su oferta, señor Weiss —digo con calma, sosteniendo la mirada de este implacable hombre—. Maya y yo, no lográbamos ponernos de acuerdo sobre dónde vivir. Estaré feliz de convivir con usted en su preciosa casa, y conocer de cerca las raíces de mi esposa —farfullo—. ¿Qué opinas, cariño? —Mis palabras son decididas, aunque por dentro la incertidumbre me carcome.—Me parece… estupendo, tesoro —titubea un poco, pero luego sonríe ampliamente, como si mi respuesta hubiese dado justo
━═ Joshua ═━Un silencio incómodo inunda el apartamento, mientras guardo las últimas cosas en las maletas. Mis amigos observan a Maya con una mezcla entre incredulidad y curiosidad, por lo que intento aligerar el ambiente con una sonrisa.—¿Alguna pregunta, chicos? —cuestiono, cerrando la maleta. Cory rompe el silencio, con una mirada entre sorprendida y juguetona.—Josh, no sabía que eras tan rápido para estas cosas. ¿Casarse en menos de veinticuatro horas? ¡Guau, es todo un récord personal! —bromea, intentando inyectar un poco de humor a la situación—. Espero que no te decepcione si siempre es así de rápido, Maya —dice en doble sentido, ocasionando las risas entre todos.—No tengo ninguna queja al respecto —declara Maya, mirándome con picardía. La señalo con falsa soberbia y sonrío triunfal.Salimos de la que era mi habitación y volvemos a la sala, donde Owen, en su rol sobreprotector, cruza los brazos y me escudriña con una mirada más seria. Sólo espero que esto no afecte a nuestra
━═ Maya ═━Juego con la comida, moviéndola de un lado a otro, incapaz de probar bocado mientras siento el peso de mis acciones. Me siento culpable por arrastrar a un chico tan alegre y gentil como Joshua a esta familia amargada, llena de normas y tradiciones de la prehistoria. Además, vivir con mi abuelo solo complicará más las cosas. Hubiera resultado mucho más llevadero ser simplemente compañeros de cuarto, en lugar de tener que aparentar estar enamorados y recién casados todo el tiempo, incluso, hasta último momento cuando cerremos la puerta de nuestra habitación.—No le des más vueltas, cariño. Disfruta la comida y luego hablaremos con tranquilidad —susurra Joshua a mi lado. Nuestras miradas se encuentran, y me regala una dulce sonrisa; sus ojos brillan con complicidad, y el cosquilleo en mi estómago se intensifica.—No me cansaré nunca de darte las gracias, tesoro —respondo, apoyándome en su costado.El carraspeo de mi abuelo me hace dar un respingo en el asiento; puedo sentir la
━═ Maya ═━El suave clic al cerrar la puerta nos indica que estamos a salvo de las miradas acusadoras y los interrogatorios incómodos. Ambos soltamos el aire que habíamos estado conteniendo, convirtiendo nuestra habitación en un oasis de paz en medio de la tormenta.De una manera que no puedo explicar, siento la necesidad de abrazar con fuerza a Joshua, buscando entre sus brazos la calma que solo su contacto físico ha logrado brindarme. Sus brazos me acogen, envolviéndome con ternura, como si acunaran mi alma. Tras dejarme un beso en la coronilla, apoya su mentón sobre ésta y suspira.—Maya, siento si metí las patas... Lo de Italia, fue un impulso —dice apenado, tras haber improvisado sin consultarme—. Pero puedo justificarlo y posiblemente no te parezca tan descabellado —menciona. Alzo la mirada y me encuentro con sus bonitos ojos.Asiento, y comienza a explicarme cómo se le ocurrió esta nueva mentira. Dijo que, mientras discutía con mi madre y mencioné Milán, recordó un viaje a Itali
━═ Joshua ═━Despierto lentamente, sintiendo un peso reconfortante sobre mi costado. Abro los ojos con precaución y la realidad se hace presente cuando me doy cuenta de que Maya está abrazada a mí, su cuerpo entrelazado con el mío de una manera tan íntima y natural, que me deja en blanco por un momento. La tenue luz del amanecer comienza a filtrarse a través de las cortinas, y aunque estemos en pleno invierno, una sensación de calidez y comodidad me envuelve por completo, haciéndome sentir extrañamente reconfortado.Inhalo su aroma, permitiendo que su dulce fragancia llene mis sentidos, mientras la observo con cautela. Detallo su rostro tranquilo y sereno, iluminado por la leve luz matutina, permitiéndome perderme en sus facciones por un momento. Es hermosa, de una manera que va más allá de lo físico; su belleza radica en la fortaleza que irradia, en la determinación que reflejan sus ojos y en la calidez de su corazón. Maya se ha mostrado ante mí de una manera auténtica y vulnerable, c
━═ Joshua ═━Al salir de la casa de los señores Stirling, aún podía sentir la tensión en el aire. El almuerzo había sido un campo minado de emociones con la madre de Maya lanzando interrogatorios y críticas constantes por los actos de su hija. Jacob, su padre, adoptaba una posición más neutral, como si estuviera acostumbrado a las discusiones constantes entre madre e hija, ocasionadas por las exigencias del señor Weiss.Cuando creíamos que las cosas se habían calmado un poco, Maya y Tamar se enfrentaron nuevamente. Sus palabras cargadas de resentimiento y frustración llenaban la habitación, mientras Maya les recordaba a ambos, que todo lo que estaba haciendo era por ellos y por la herencia que tanto anhelan tener. Es evidente que hay mucho más detrás de la dinámica madre e hija de lo que yo había sido testigo hasta ahora. Aunque traté de intervenir para calmar la situación cuando la encaró por nuestra boda, mis explicaciones sobre nuestra relación en Milán solo sirvieron para aplacar l