Era tan tarde cuando al fin llegué a casa, abrí la puerta, me adentré en mis pequeñas cuatro paredes y me senté a meditar mi situación. El pequeño apartamento que ocupo ya debo desalojarlo debido a que ya hace poco me gradué.
No puedo simplemente quedarme aquí, todos sabrán de mi embarazo y es exactamente lo que no quiero que precisamente Alessandro sepa. Él ya dejó muy claro sus intenciones para conmigo y no quisiera que me obligase a hacer algo que no quiero con la luz que llevo en mi vientre.No voy a apagar su vida. Voy a tenerlo, debo irme de aquí y comenzar una nueva vida lejos de todo y todos.Cuando me puse de pie y comencé a empacar las cosas más importantes para llevarme una voz muy conocida para mí sonó a mis espaldas :— ¿De dónde vienes a esta hora de la noche? ¿Y porque tienes prisa en irte de nuevo?Me asusté tanto ya que estoy segura de haber cerrado la puerta.— ¿Qué haces aquí? ¿Quién te envío? Dile a Don Giann Coppola que yo estoy muy bien gracias, que aprecio mucho su muy falsa preocupación por mi.Dije con evidentes notas de sarcasmo.Mauro, el perro rastrero de mi querido abuelo se encontraba en la puerta de mi departamento. Ahora mismo no estoy con las suficientes ganas de pelear con alguien, precisamente me siento muy mal ahora.— Pero si gustas puedes decírmelo tú misma querida.Un escalofrío recorrió mi cuerpo entero.Mi abuelo había venido él mismo hasta aquí.Me sentí la protagonista de una película, exactamente de una película de terror en la que están a punto de matar a alguien. Cuando el depredador está acechando en la oscuridad así mismo está él ahorita.Salió desde una esquina oscura a mi encuentro.>> Desde hace horas estoy aquí esperando por ti Krista, ¿Dónde estabas?Me arme de valor y lo enfrente.— ¿Por Qué debería decirte algo de mí o mis cosas? ¿No fuiste tú mismo quien me sacó de tu vida y tu familia?Una risa amarga brotó de lo más profundo de su garganta.— Siempre has sido una cría insensata y carente de principios, la burla de mi familia. Pero eso se acabará desde hoy.— ¿A qué te refieres?Mi voz temblando de miedo, mostraba debilidad. No es para menos, mi querido abuelo es el ser más despiadado de toda Roma. Aunque no temo precisamente por mí si no por la pequeña criatura que llevo dentro quién no tiene la culpa de absolutamente nada.— Sé que estabas haciendo Krista, sé exactamente dónde estabas y con quién. Con tus arrebatos estás manchando el apellido de la familia Coppola y eso no te lo voy a permitir.Mi corazón comenzó a latir apresurado, sentía el sudor recorrer mi frente y mis manos empuñadas.— Solo estaba en una fiesta.— En la fiesta de tu amante, el heredero de la familia Fiore, mi principal competencia. Eres una deshonra para mi familia.Mi cara ser volteada por una fuerte cachetada me sacudió hasta el alma, el interior de mi boca se bañó con el sabor metálico de la sangre. La mano de mi abuelo me trajo de vuelta y sostuvo mi cara entre su mano.>> De ahora en adelante vas a hacer lo que yo diga si no quieres que algo muy trágico le pase a Alessandro Fiore y que de una m*****a vez por todas me desligue de ti.Soltó su agarre en mi cara y se dispuso a abrir la puerta de mi departamento, aliso su traje y con voz fuerte le ordenó a su lacayo:>> Mauro de inmediato, llévala a la Villa.El sabueso rastrero asintió a las órdenes del viejo decrépito y me arrastró con él fuera de mi casa. Fui embarcada en el auto familiar para ser llevada a la gran mansión de la familia Coppola.Por desgracia, mi familia. Viendolo bien no me importa si este rompiera lazos conmigo, sería antes de una desgracia, una enorme bendición.Al llegar a la mansión aún era de noche así que todos dormían. ¡Gracias a Dios! No quiero tener que ver en lo absoluto la cara de las personas que hace un tiempo me echaron de aquí como si fuese un miserable ser que no valía nada.Mauro, el maldito, me llevó al despacho de mi querido abuelo. Allí se encontraba él sentado en su escritorio con esos malditos aires de grandeza.— ¿Qué es lo que quieres que haga? No me obligues a estar aquí, tú mismo me sacaste, no entiendo ahora para qué me quieres de vuelta. ¿Acaso te gusta contradecirte? Después de todo si eres un inestable.— Mi mano con gusto deseara estrellarse contra tu cara de nuevo por tanta insolencia de tu parte, pero, te maltrataria mucho y la idea no es esa. Necesito que estés cálida al amanecer. Cómo bien sabes, te he dado estudios estos años y llegó el momento de que pagues a tu familia todas las cosas buenas que te hemos dado.¿De qué malditas cosas buenas habla?Yo misma me encargue con trabajo duro de pagar la mayor parte de mis estudios porque la miseria que ellos me daban no alcanzó nunca ni para una matrícula completa.— Es una vil mentira, ¿Hablas acaso de lo que me daban que si acaso alcanzaba para pagar cuando mucho diez días de clases? Por favor, además que yo misma tuve que buscar donde vivir.Alce mi mano al aire y poco a poco fui enumerando las cosas que yo misma resolví por mi cuenta:>> Matrículas, útiles escolares, alimento y vivienda, por último mi grado. Todo absolutamente todo lo pagué yo con mi esfuerzo y dedicación. No vengas a querer cobrarte cosas que no diste. Además ¿De qué familia me hablas? ¿De la que me echó de casa? Yo a ustedes no les debo nada.Las venas en su cara se fueron formando como si se tratara de Miles de minúsculas serpientes recorriendo su rostro, su cara estaba roja de la cólera. Y no me importaba si iba a golpearme una vez más.— Harás lo que yo te diga y punto, que no se te olvide tu querido Alessandro. Además es una buena propuesta, dejarás de ser la puta de un millonario para convertirte en la esposa de otro.— ¿De qué coño estás hablando?En ningún momento le he confirmado nada de Alessandro y no pienso hacerlo tampoco.— Cuida tu vocabulario de ramera cuando estés frente a mi, te casarás con el heredero de la familia Di Santori. Y está dicho.— No puedes obligarme a casarme con nadie, tengo veintitrés años. Soy una adulta y dueña de mis decisiones y elecciones. Cómo te dije yo no te debo nada.— Entonces supongo que no te importa que Alessandro Fiore tenga un accidente o simplemente algo muy tragico le suceda.Tragué grueso, no quisiera arrepentirme de esto pero situaciones como estas, necesitan de acciones arriesgadas. Para la familia Coppola lo más importante era el prestigio, el respeto y las apariencias. Supongo que no sería bien visto que quieran achacarle una mujer embarazada de otro a una familia adinerada cómo lo es la familia Di Santori.— No puedo casarme. Estoy embarazada.— No hay problema, existe el aborto. Mauro encierrala en la habitación negra, mañana tendremos una cita con el doctor.Mis alarmas se encendieron y quise salir de inmediato corriendo de ahí, así lo hice. Solo que no logré llegar muy lejos. El maldito perro rastrero me alcanzó y me llevó a esa m*****a habitación que muchos años atrás fue objeto de las más horribles pesadillas que pude tener.Solo me tocaba rogarle a dios un milagro.*****************A la mañana siguiente.— Don Giann Coppola, un gusto saludarle.— No puedo decir lo mismo. ¿Qué te trae por aquí?— Estoy en busca de Krista, me informaron en la residencia que por alguna razón ella estaría por aquí hoy.— Ah sí, me temo que has llegado un poco tarde. Se fue a un viaje al exterior a estudiar.¿Qué estaba pasando?¿En qué momento Krista decidió irse?¿Por qué no me dijo nada?La mente de Alessandro se llenó de un centenar de preguntas y ya dolía en cantidades inimaginables. El viejo panzón y medio calvo de la familia Coppola pareció notar su inestabilidad y añadió algo más a su veneno:>> Sí, me encomendó a mi despedirme de sus amigos. Sé que eres uno de ellos así que toma, te entrego está carta que dejó para ti.Le hizo seña a una de sus sirvientas y está le acercó aquel sobrecito blanco que contenía la despedida de su amor.Era cierto, una carta en puño y letra que decía:" Me iré un tiempo, me iré lejos a organizar mis pensamientos y también a formarme más como persona. Espero puedas entenderme y perdonarme por irme tan deprisa y sin avisar."Con amor, Krista.Palabras simples, pero al fin de cuentas palabras. Él sabía que había hecho mal al dejarla sola en el apartamento la noche anterior, pero no pensó que ella fuese a comportarse de una manera tan arbitraria y también infantil para su gusto.Krista lo abandonó sin darle tiempo a remediar lo que pasó. Algo era seguro ya no la molestaría más. La dejaría ser libre de él.Él se subió a su auto y ordenó que arrancarán de inmediato, mientras una y otra vez leía aquella carta.— ¿Dónde buscaremos a la señorita Krista? — preguntó su chófer.— Está terminantemente prohibido volver a mencionar a esa mujer. ¿¡Entendido!?— Sí señor.***********Al marcharse Alessandro.*Debía intentar escapar de aquí, me idealice mi huida y sin pensarlo mucho solo espere que las puertas de la habitación se abrieran.Aquí dentro no se puede ver ni oír nada, es un lugar frío, lugubre y negro en su totalidad, pierdes el sentido del tiempo y es imposible saber nada del exterior.Así que al salir ya era de dia, acostumbrarme a la fuerte luz de nuestro astro rey me dolió en la madre pero sin pensarlo mucho corrí lo más que pude y lo más que mis pies descalzos me permitieron, salí de la habitación del horror que se encontraba ubicada en un granero que se situaba justo al lado de un extenso bosque que se extendía por las villas de mi querida familia.Yo lo conocía muy bien así que me adentre a este arrepintiéndome casi de inmediato ya que las pequeñas piñas que caían de los enormes pinos se enterraban en mis pies en cada paso que daba. Mi cara ya se encontraba empapada en llanto, en algún momento las lágrimas nublaron mi visión por lo que no ví un enorme hueco que se encontraba justo delante de mí.Temí por mi bebé pero dado a qué iba corriendo con perros persiguiéndome y también una jauría de hombres sanguinarios queriendo atraparme no logré detenerme a tiempo y caí justo en el.Pude sentir como mis piernas se partieron y mis pies resultaron horriblemente lesionados, dolía mucho. Mis gritos de auxilio se escuchaban por todo el lugar, los malditos llegaron y con ellos también mi querido abuelo.— Ya ves lo que pasa cuando desobedeces. Cosas malas suceden a Krista.Se dió la vuelta y también dió la orden de que me sacarán de ahí.Todo en mí dolía a horrores, mi cuerpo no soportó tanto dolor y sucumbió al valle de la inconsciencia mientras suplicaba al cielo que mi bebé estuviera bien.*Desperté y mi cuerpo se encontraba vestido con nada más que una fina bata de hospital, mire a mi alrededor y note que me encontraba en uno. Cómo acto reflejo mi vista se fue a mis piernas, estaban enyesadas hasta mis pies. Ya no dolían y agradecí a dios por eso.Escuché que venían personas así que volví a recostarme para fingir estar dormida y quizás obtener algo de información.Mi amado abuelo irrumpió en la habitación junto a un doctor, lo sé podía escucharlos.— La recuperación de Krista ha sido excelente, sus piernas sufrieron una fractura leve que no requirió intervenir quirúrgicamente para arreglarlas. Han pasado solo tres días desde que la trajeron y aunque aún está descansando, cuando al fin despierte puede dar pequeños paseos que ayudarán a su completa recuperación.— El aborto, ¿Ya lo realizaron?— La madre debe estar consciente y firmar una serie de documentos antes de realizar una operación tan arriesgada en ella señor.— ¿Cuánto dinero quiere el doctor? Estaría muy dispuesto a pagar una alta suma para que pueda hacerlo. No entiendo cómo después de una caída de esa magnitud no lo perdió.— Está en su primer mes, muchas veces suelen aferrarse a la vida. Es por eso que no puedo simplemente realizar el procedimiento sin que ella esté de acuerdo y haya firmado los documentos pertinentes.— Solo hágalo.Mi querido abuelo salió de la habitación y detrás de él, el ético doctor. Supe que era momento de escapar, al menos aún te tengo conmigo mi pequeña luz.Sobe mi inexistente pancita y como pude me puse de pie, dolió un poco y no pude evitar marearme. Pero era más importante sacarnos de aquí lo antes posible.— Te pondré a salvó mi amor.Ingrese a uno de los baños del hospital, me quite la bata, en lo más rápido que mi condición me dejaba me coloque el traje de médico que había robado de un puesto de enfermeras de camino aquí. Mis piernas dolían y palpitaban demasiado pero más era la necesidad y adrenalina de escapar que solo ignoraba cualquier dolor.Me coloque un gorro y el respectivo tapabocas, salí del baño intentando caminar lo mejor que mis pies me permitían y entonces lo ví…Él estaba ahí de la mano de una despampanante rubia mi corazón que ya estaba hecho pedazos, se volvió trizas.¿Porque me enamore de ti Alessandro? ***********Aunque me he mantenido al margen de todo y cualquier cosa que pueda decirle al mundo y más que todo a mi abuelo dónde estoy, justamente hoy me toca salir al exterior.¡Mi bebé ya viene!Han pasado ocho largos meses dónde nada ha sido fácil, golpe tras golpe me ha dado la vida.¿Que irónico verdad? Una vez que nos arriesgamos a algo esto termina muchas veces saliendo mal.Yo ame, ame con el alma. Me salió caro. Y aunque no me arrepiento de mi bebé si me arrepiento de la manera tan cruel en la que lo estoy trayendo a este mundo carente de humanidad.Las contracciones cada vez son más seguidas y el dolor es inimaginable e inaguantable, cada vez que siento que ya pararon viene una más fuerte y destructora.— ¿Cuánto tiempo tienes mamá?Miro a la enfermera con la cara más maquiavélica que existirá jamás, con toda la dificultad del mundo le respondo, después de todo está haciendo su trabajo:— Nueve meses.— ¿Y tú identificación y control del embarazo?— No tengo nada.Dije cortante ya que
Todos los invitados se encontraban ya cuchicheando entre sí."¿Quién es la madre?""¿Dónde está la madre?""¿Desde cuándo se convirtió en padre?"Esas y muchas otras preguntas se escuchaban en la sala, como si se tratase de una película dramática, la música también había dejado de sonar dejándole las puertas abiertas al misterio y también la libertad de escucharse a las voces osadas que se están encargando de esparcir veneno.El niño que se encontraba vestido con un lindo traje igual al de su papá pero con menor medida, estaba asustado. Lo sé podía verlo, su carita se escondía en su cuello quizás buscando su protección o esconderse de la vergüenza, lenguas y miradas viperinas de las "personas" presentes. La gente suele ser inescrupulosa, sin importarles nada observaban y hablaban de ellos sin tapujos. No sé por qué razón sentía en mí la creciente y fuerte necesidad de protegerlos a ambos.Él al ver que los periodistas presentes iban era a abalanzarse a ellos y que la gente no dejaba d
Aunque quería irme a otro lugar y despejar mi mente, lo mejor era irme a casa, ya estaba lo suficientemente hecha pedazos como para terminar de destruirme con alcohol. Solo veía al fin el momento de tirarme en mi cama a llorar. ¿Cuanto más daño podrías hacerme Alessandro? Supongo que nunca es suficiente para que cosas malas me pasen ¿Es una señal del destino? ¿Acaso la vida me está diciendo que no debo ir en contra de la marea? Una vez alguien me dijo que si desobedeces, cosas malas te pasan. A veces pienso que desobedecí al dios de las desgracias y este me estaba haciendo pagar cada cosa. Le pedí a mi chófer que me llevará hasta mi edificio y así lo hizo. Al llegar un hombre alto y bien vestido se encontraba en la entrada de la recepción, podía verlo debido a la transparencia de los vidrios. Baje del auto y camine despacio hasta ahí.La mirada del hombre se posó en la mía a través de los inmensos ventanales cuando repentinamente se dió la vuelta y se dedicó desvergonzadamente a
Mansión Fiore, Roma Italia. Verónica desde muy temprano se encontraba en la mansión Fiore, con una revista en una mano y un café de Starbucks en la otra, se encontraba con una sonrisa de oreja a oreja leyendo la candente columna de chismes del día después del banquete. Se sentía satisfecha ya que era ella de portada, en esa y otras revistas más su espectacular familia de tres abarcaban desde la portada hasta la página tres. Se fue directo a la sala pensando que si seguía así cómo iba, muy pronto todo sería de ella incluyendo a Alessandro. La imponente figura de Alessandro hizo acto de presencia en la sala y Verónica de inmediato se puso de pie. — ¿Qué haces aquí? Después de todo el acontecimiento de anoche pensé que no tendrías las agallas para venir. Le encantaba en extremo cuando su voz sonaba con ese toque de dureza, era su momento para ponerse en plan melosa y hablarle tiernamente. — Ale querido, Max anoche quería estar contigo. Me ll
Mi cuerpo duele tanto que me cuesta respirar, me siento tan cansada como si hubiese corrido mil maratones o me hubiesen dado una golpiza, aunque todo eso era nada con el calor que sentía mi corazón al tener a mi bebé en mis brazos. Darle de comer de mi pecho y ver y tocar sus suaves mejillas. Su pequeño rostro aún está grabado en mi mente como algo inolvidable. El tiempo ha querido borrarlo pero se lo he negado. La puerta de la habitación se abrió en cuestión de milisegundos y la sensación de vacío que me llenó al tener de un momento a otro mis brazos vacíos, bueno no tan vacíos, fue abrasadora. Mis manos sostenían unos papeles que decían con letras inmensas : "Proceso de emancipación finalizado" Las voces sonaban lejanas, mi vista se tornaba borrosa de vez en cuando y la habitación del hospital se convirtió en el quirófano donde había estado minutos antes trayendo a mi bebé al mundo, el dolor me estaba consumiendo, era aún más doloroso que unas contracciones ver en cortos flashes c
Llegué a las instalaciones de CoppoSan y fui directamente a registrarme bajo mi nombre encubierto. Me adentré y unas miradas curiosas se posaron en mí, quizás por mi fuera de lugar vestimenta, hoy decidí vestirme algo casual unos jeans claros ajustados al cuerpo acompañados de un crop top blanco y una chaqueta de cuero del mismo color con unas botas también blancas de tacón bajo. Mi figura resaltaba mucho. Aunque solía escuchar por ahí que más era mi cabello, este era rizado, de hecho muy rizado y largo, hasta mi cintura de un color negro natural. La recepcionista en especial, me miraba con desdén e inmenso fastidio. Fui directo a ella para preguntarle por la oficina de Lucca y así encontrar a su asistente. — Buenas tardes, vengo…— Antes de dejarme decir cualquier cosa ella habló interrumpiendo mi hablar muy descortésmente.— Al fin llegas Cristal— dijo viendo el pequeño gafete que me habían dado en la vigilancia que llevaba escrito mi nombre junto con la marca de visitante—, debes
El intento de actriz susurro algo en el oído de Maximiliano lo que hizo que este de inmediato hiciera amago por bajarse de su regazo y salir corriendo hasta donde su padre lleno de alegría diciéndole papá, acto que por supuesto Alessandro no pasó desapercibido y recibió a su pequeño gustoso. Era un padre amoroso y dedicado, supongo que el intento de actriz a de sentirse satisfecha por eso. No pude evitar que en mi corazón creciera ese mal sentimiento de envidia, la rabia y la frustración recorrían mis pensamientos como autos a alta velocidad, pero entre cuál era más persistente, ganaba el dolor, ese no se iba nunca, repetía y repetía las vueltas, unas más dolorosas que otras. Él tiene toda la felicidad que yo deseo tener, mientras él es feliz con su hijo, yo le rogaría al mundo, al universo y estrellas al menos dejarme pasar un día con el mío que sigue desaparecido en algún lugar. Baje mi mirada y estuve más que dispuesta a irme ahora sí, no soy tan masoquista como para seguir tort
Ya en el ascensor, los zapatos de Maximiliano se salieron de sus pies cayendo al piso y la manta casi que se cae también, odiaba la idea de pedirle ayuda a Alessandro para que me fuera a decir incompetente, pero, dada las circunstancias. Me tocó. Antes de pedirle ayuda este se volteo y me vio en aquel enredo, su expresión se volvió fría que creo me congelé en mi lugar. Sentí la necesidad de renegar por su mirada, pero la verdad era que si que me había vuelto un ocho. — ¿No puede completar bien un trabajo señorita Di Santis?— El de asistente sí, le recuerdo que no me desempeño en el área de niñera. — Y vuelvo a recalcar que una asistente debe estar preparada para todo— Se agachó y recogió del piso el par de mocasines negros en miniatura y también parte de la manta que se encontraba más en el piso que cubriendo a Maximiliano —. Esto señorita— dijo alzando los zapatos frente a mis ojos—, a esto se le atan los cordones para evitar que el niño se caiga o que pase esto. En cuanto a la m