Aunque me he mantenido al margen de todo y cualquier cosa que pueda decirle al mundo y más que todo a mi abuelo dónde estoy, justamente hoy me toca salir al exterior.
¡Mi bebé ya viene!Han pasado ocho largos meses dónde nada ha sido fácil, golpe tras golpe me ha dado la vida.¿Que irónico verdad? Una vez que nos arriesgamos a algo esto termina muchas veces saliendo mal.Yo ame, ame con el alma. Me salió caro. Y aunque no me arrepiento de mi bebé si me arrepiento de la manera tan cruel en la que lo estoy trayendo a este mundo carente de humanidad.Las contracciones cada vez son más seguidas y el dolor es inimaginable e inaguantable, cada vez que siento que ya pararon viene una más fuerte y destructora.— ¿Cuánto tiempo tienes mamá?Miro a la enfermera con la cara más maquiavélica que existirá jamás, con toda la dificultad del mundo le respondo, después de todo está haciendo su trabajo:— Nueve meses.— ¿Y tú identificación y control del embarazo?— No tengo nada.Dije cortante ya que una contracción me robó hasta los suspiros. Ella me dió una mirada llena de reproche y yo solo pude respirar una y otra vez con mucha dificultad.— Pásenla al piso de maternidad, está por dar a luz.Agradecí el gesto de la enfermera por no cuestionar en nada más y dejarme pasar a la sala.Me pasaron y me hicieron todo el proceso pertinente, mi alma seguía abandonando mi cuerpo en cada contracción y es que el dolor era aún más horrible que una fractura y de eso sé bastante.Sentí algo bajar hasta mi zona v y no pude evitar comenzar a llamar al doctor de guardia.— ¡Por favor, ayuda!Casi que de inmediato me atendieron y comenzó la tortuosa hora más larga de mi vida.Poco a poco contenía mis gritos mientras las voces de las personas encargadas de ayudarme a traer a mi bebé al mundo, se escuchaban lejanas. Todo parecía una película filmada en cámara lenta.El dolor también pasaba en cámara lenta.Hasta que sentí tanto alivio que me sentí en una nube, mi mirada se encontraba borrosa y el llanto fuerte de mi bebé me mantenía en el plano de la realidad.Lo colocaron tan solo unos pocos segundos en mi pecho y ví su carita y sus ojitos intentando abrirse. Sus mejillas regordetas y el abundante cabello que se encontraba en realidad lleno de fluidos. Era hermoso.Se llevaron a mi rayito de luz un poco lejos de mi pero no dejaba de estar a mi vista.Desde la camilla podía ver cómo lo aseaban y le colocaban un lindo conjunto blanco, tapando sus piecitos con unas enormes medias para lo chiquito que era. Me sentí confundida de dónde había salido aquella ropa así que con dificultad le pregunté a la enfermera:— ¿De quién es la ropa?Señalé a mi bebé.— Un donador.— ¿Que sexo es? — Pregunté, ya que por el cordón umbilical que aún estaba pegado a mi bebé se me era imposible saber si era siquiera un niño o niña.Las enfermeras se miraban entre ellas y optaron por guardar silencio, podía escucharlas murmurar mi inmensa negligencia al no llevar un control de mi embarazo.Cuando terminaron de hacerme la limpieza me llevaron a una habitación con mi bebé. Otra enfermera de turno me enseñó a darle alimento de mi pecho y me sentí tan llena de vida.Tan feliz.No hacía falta nada más, ahora lo tenía todo con solo ver su carita. Pronto llegará la hora de cambiarle el pañal y sabré que nombre ponerle.Me quedé dormida un largo tiempo, desperté gracias al llanto de mi pequeño rayito de sol.De inmediato me acomode en la cama y comencé a darle de mi pecho de nuevo.— Si sigues comiendo así pronto serás una bolita, si mi amor, la bolita más tierna del mundo.Acaricié su cabecita mientras mi tesorito comía desesperado. Me percate que la ropa que llevaba puesta mi bebé era de una marca muy cara en realidad.¡Qué donador tan amable!Pensé.— Felicidades a la nueva madre.Mi corazón se detuvo al escuchar aquella voz, no pude evitar sostener a mi bebé contra mi pecho protectoramente. La enfermera que me había atendido al llegar al hospital ingresó con una plácida sonrisa acompañando a mi querido abuelo.— ¿Qué haces aquí?— Solo quise venir a conocer a mi bisnieto o bisnieta, no lo sé.El terror se apoderó una vez más de mi cuerpo.— ¿Cómo supiste dónde estaba?— Tenemos aquí a una excelente chica que sabe hacer su trabajo.Señaló a la enfermera.>> Resulta que te recordó de cuando hice público mi corte de lazos contigo. ¿Quién iba a pensar que eso me iba a servir para al fin dar contigo? Si que sabes esconderte muy bien, toda una resbalosa. Ten, te traje un excelente regalo.Se acercó a mí tirando sobre mis piernas unos documentos que muy a la vista decían "Proceso de emancipación" . La enfermera con una jeringa en su mano también se acercó a mí. Sentí miedo.— ¡Entonces vete de aquí! No necesitamos nada de ti. Cómo bien dices ahora es público ¿Que dirían las personas viéndote aquí al pendiente de tu nieta y su hijo? Pensarán que estás decrépito e incapaz de razonar.— Pero si no vine por ti, jamás serás capaz de darle una vida digna a la pequeña criatura. Estará mejor conmigo.Cuando quise comenzar a pegar gritos y suplicar ayuda, un fuerte dolor se situó en mi cuello, la jeringa había sido clavada justo ahí.>> Ahora duerme querida, duerme.Sentí como mi bebé era arrebatado de mis brazos y su llanto desconsolado inundaba la habitación.— ¡No te lo lleves! Mi bebé…— Mordí mi labio para obligarme a mantenerme despierta e hice bruscos movimientos en la camilla que solo lograron aventarme al piso. Los papeles de la fulana emancipación cayeron conmigo manchandose levemente de sangre.Susurros era todo lo que podía salir de mi boca y la angustia y el dolor se instalaron en mi corazón.…Cinco años después…Hoy se celebra el éxito de Industrias Fiore cómo una de las empresas más grandes del mundo entre otras cuatrocientas noventa y nueve más. Éxito mundial después de todo. Se llevará a cabo un baile de máscaras y banquete en su nombre en uno de los restaurantes más grandes y prestigiosos de Italia.Como cierta hermosa y vengativa princesa de Inglaterra, decido llevar un hermoso vestido negro ceñido al cuerpo acompañado de unos zapatos de aguja Louis Vuitton y un antifaz exhuberante adornado con lindas plumas y brillos que dirigían cualquier tipo de atención a mis azules ojos.Estaba lista.Aunque mi corazón en este momento esté lleno de esta sed insaciable de venganza, es más importante para mí dar con el paradero de mi bebé.No he descansado ni un solo día en buscarte mi pequeño rayito lleno de luz y no descansaré jamás hasta tenerte conmigo de nuevo.Al llegar al Santorini, todas las miradas se posaron en mi. Mi largo cabello estaba tendido en mi espalda pero de vez en cuando esté se ondeaba con el ligero viento.Busque con mi mirada, mi razón de estar aquí, mi objetivo, hasta que al fin di con él. Aún conservaba toda esa m*****a belleza que algún día me mantuvo cautivada. Su cabello perfectamente peinado hacia atrás y su cuerpo envuelto en un lujoso traje azul marino.Todo un chico Playboy cómo siempre.Suspiré y me arme de valor, no creo que me reconozca. ¿O si? Esperé un largo rato para que estuviese solo y cuando al fin llegó el momento no perdí tiempo y me fui a su encuentro.Con una copa de champagne en mi mano y una seguridad muy propia de mi le hable:— Buenas noches, felicidades por su triunfo señor Fiore.Mi voz sonaba un poco coqueta, algo que sin duda sé que llamara su atención.— Ha costado un poco pero ha valido la pena. Todo gran esfuerzo, deja una gran recompensa.Tomó un sorbo de lo que supongo es Whisky. El regodeo del triunfo llenando todo su ser.— ¡Por supuesto! Consolidarse cómo uno de los mejores a nivel mundial es un logro gigante. De hecho una perfecta recompensa.Le dije soñadora.— Así es, no la conozco. No nos han presentado. ¿Cuál es su nombre?Pregunto en extremo interesado.— ¿A qué se debe el interés?— Tiene muy buenos temas de conversación señorita…Dejo la conversación en suspensión esperando a que le dijera mi nombre. Reí un poco. Su astucia sigue presente.— Me gusta dejar muchas cosas a la imaginación, supongo que no habrá problemas por eso ¿Verdad?— Ahora tengo más interés, ¿Porque tanto misterio?Escuché una tierna balada ser tocada y me atreví a invitarle a bailar.— Si me concede este baile le diré mi nombre.Sonreí y le extendí mi mano.— Me siento raro, mayormente somos los hombres quienes invitamos a bailar.— Puede dar está noche como una diferente a las demás, soy una mujer de armas tomar y centrada. Siempre me gusta dar los primeros pasos.Su sonrisa se ensanchó y debajo de su antifaz aquella mirada posada en mi dejaba ver el inminente deseo. Mi cuerpo también reaccionó al toque de su mano a la mía, diferentes corrientes eléctricas se pasearon por mi cuerpo.La piel tiene memoria.Su mano se envolvió en mi cintura delicadamente y la otra alzó mi mano a la altura de mi rostro, la balada era sumamente lenta y eso hacía que nuestros cuerpos estuvieran tan cerca.Pero a la vez tan lejos. Mi corazón latía tanto que dolía.Pero ¡Ya basta! Es solo una ilusión.— Su olor a vainilla se me hace muy familiar.Sentí un poco de temor.— Es un perfume embriagador. Destaca lo que soy, una persona dulce.Reí burlonamente.— Lo es. Cómo también lo es usted, no sé si es dulce. Tal vez debería probar y comprobarlo.Mis piernas temblaban y de inmediato sentí pánico ligado a una calentura inminente y abrasadora, ¿Porque estás palabras tan de repente?Tragué grueso, en mi mente estaba buscando algo correcto que contestar, mire a mi alrededor y me encontré con las miradas interesadas en nosotros.— Todos nos miran.— Mientras siempre seamos solo tu y yo no importan cuántos ojos nos miren. Me gusta dar espectáculos, ¿A usted no señorita?Aquellas palabras me pusieron sobre aviso, aquellas palabras ya las había escuchado antes, ¿acaso él me reconoce?. No pude pensar coherentemente ya que su mano la cual se encontraba en mi espalda fue bajando de a poco al punto de posarse en el comienzo de mis nalgas. Su toque se sentía como fuego encendiendo mis apagados sentimientos.En algún momento quedé observando hacia el vacío callada, no podía seguir diciendo nada más. Mi vista se fue hacia las puertas y pude ver cómo las miradas estaban posadas en nosotros ya que nuestros cuerpos manejaban tanta sincronía que era un deleite para los ojos acusadores presentes aquí.¡Sí! Todo un espectáculo.Una larga cabellera rubia se hizo notar entre las otras presentes y es que sentía que ya la había visto antes. Cuando al fin pude vislumbrar su cuerpo entero un niño se encontraba en sus brazos, ellos se dirigían a nuestro encuentro.— Creo que te buscan.Por inercia me separé un poco de él y de inmediato su cuerpo se separó de mí, no sin antes dejar una estela de su suspiro en mi cuello que hizo que todos mis vellos se pusieran de punta y un escalofrío recorrió mi cuerpo.No podía ver su expresión ya que se encontraba de espaldas a mi. Pero si pude escuchar como aquel lindo niño lo llamaba:— ¡Papá! *******************Todos los invitados se encontraban ya cuchicheando entre sí."¿Quién es la madre?""¿Dónde está la madre?""¿Desde cuándo se convirtió en padre?"Esas y muchas otras preguntas se escuchaban en la sala, como si se tratase de una película dramática, la música también había dejado de sonar dejándole las puertas abiertas al misterio y también la libertad de escucharse a las voces osadas que se están encargando de esparcir veneno.El niño que se encontraba vestido con un lindo traje igual al de su papá pero con menor medida, estaba asustado. Lo sé podía verlo, su carita se escondía en su cuello quizás buscando su protección o esconderse de la vergüenza, lenguas y miradas viperinas de las "personas" presentes. La gente suele ser inescrupulosa, sin importarles nada observaban y hablaban de ellos sin tapujos. No sé por qué razón sentía en mí la creciente y fuerte necesidad de protegerlos a ambos.Él al ver que los periodistas presentes iban era a abalanzarse a ellos y que la gente no dejaba d
Aunque quería irme a otro lugar y despejar mi mente, lo mejor era irme a casa, ya estaba lo suficientemente hecha pedazos como para terminar de destruirme con alcohol. Solo veía al fin el momento de tirarme en mi cama a llorar. ¿Cuanto más daño podrías hacerme Alessandro? Supongo que nunca es suficiente para que cosas malas me pasen ¿Es una señal del destino? ¿Acaso la vida me está diciendo que no debo ir en contra de la marea? Una vez alguien me dijo que si desobedeces, cosas malas te pasan. A veces pienso que desobedecí al dios de las desgracias y este me estaba haciendo pagar cada cosa. Le pedí a mi chófer que me llevará hasta mi edificio y así lo hizo. Al llegar un hombre alto y bien vestido se encontraba en la entrada de la recepción, podía verlo debido a la transparencia de los vidrios. Baje del auto y camine despacio hasta ahí.La mirada del hombre se posó en la mía a través de los inmensos ventanales cuando repentinamente se dió la vuelta y se dedicó desvergonzadamente a
Mansión Fiore, Roma Italia. Verónica desde muy temprano se encontraba en la mansión Fiore, con una revista en una mano y un café de Starbucks en la otra, se encontraba con una sonrisa de oreja a oreja leyendo la candente columna de chismes del día después del banquete. Se sentía satisfecha ya que era ella de portada, en esa y otras revistas más su espectacular familia de tres abarcaban desde la portada hasta la página tres. Se fue directo a la sala pensando que si seguía así cómo iba, muy pronto todo sería de ella incluyendo a Alessandro. La imponente figura de Alessandro hizo acto de presencia en la sala y Verónica de inmediato se puso de pie. — ¿Qué haces aquí? Después de todo el acontecimiento de anoche pensé que no tendrías las agallas para venir. Le encantaba en extremo cuando su voz sonaba con ese toque de dureza, era su momento para ponerse en plan melosa y hablarle tiernamente. — Ale querido, Max anoche quería estar contigo. Me ll
Mi cuerpo duele tanto que me cuesta respirar, me siento tan cansada como si hubiese corrido mil maratones o me hubiesen dado una golpiza, aunque todo eso era nada con el calor que sentía mi corazón al tener a mi bebé en mis brazos. Darle de comer de mi pecho y ver y tocar sus suaves mejillas. Su pequeño rostro aún está grabado en mi mente como algo inolvidable. El tiempo ha querido borrarlo pero se lo he negado. La puerta de la habitación se abrió en cuestión de milisegundos y la sensación de vacío que me llenó al tener de un momento a otro mis brazos vacíos, bueno no tan vacíos, fue abrasadora. Mis manos sostenían unos papeles que decían con letras inmensas : "Proceso de emancipación finalizado" Las voces sonaban lejanas, mi vista se tornaba borrosa de vez en cuando y la habitación del hospital se convirtió en el quirófano donde había estado minutos antes trayendo a mi bebé al mundo, el dolor me estaba consumiendo, era aún más doloroso que unas contracciones ver en cortos flashes c
Llegué a las instalaciones de CoppoSan y fui directamente a registrarme bajo mi nombre encubierto. Me adentré y unas miradas curiosas se posaron en mí, quizás por mi fuera de lugar vestimenta, hoy decidí vestirme algo casual unos jeans claros ajustados al cuerpo acompañados de un crop top blanco y una chaqueta de cuero del mismo color con unas botas también blancas de tacón bajo. Mi figura resaltaba mucho. Aunque solía escuchar por ahí que más era mi cabello, este era rizado, de hecho muy rizado y largo, hasta mi cintura de un color negro natural. La recepcionista en especial, me miraba con desdén e inmenso fastidio. Fui directo a ella para preguntarle por la oficina de Lucca y así encontrar a su asistente. — Buenas tardes, vengo…— Antes de dejarme decir cualquier cosa ella habló interrumpiendo mi hablar muy descortésmente.— Al fin llegas Cristal— dijo viendo el pequeño gafete que me habían dado en la vigilancia que llevaba escrito mi nombre junto con la marca de visitante—, debes
El intento de actriz susurro algo en el oído de Maximiliano lo que hizo que este de inmediato hiciera amago por bajarse de su regazo y salir corriendo hasta donde su padre lleno de alegría diciéndole papá, acto que por supuesto Alessandro no pasó desapercibido y recibió a su pequeño gustoso. Era un padre amoroso y dedicado, supongo que el intento de actriz a de sentirse satisfecha por eso. No pude evitar que en mi corazón creciera ese mal sentimiento de envidia, la rabia y la frustración recorrían mis pensamientos como autos a alta velocidad, pero entre cuál era más persistente, ganaba el dolor, ese no se iba nunca, repetía y repetía las vueltas, unas más dolorosas que otras. Él tiene toda la felicidad que yo deseo tener, mientras él es feliz con su hijo, yo le rogaría al mundo, al universo y estrellas al menos dejarme pasar un día con el mío que sigue desaparecido en algún lugar. Baje mi mirada y estuve más que dispuesta a irme ahora sí, no soy tan masoquista como para seguir tort
Ya en el ascensor, los zapatos de Maximiliano se salieron de sus pies cayendo al piso y la manta casi que se cae también, odiaba la idea de pedirle ayuda a Alessandro para que me fuera a decir incompetente, pero, dada las circunstancias. Me tocó. Antes de pedirle ayuda este se volteo y me vio en aquel enredo, su expresión se volvió fría que creo me congelé en mi lugar. Sentí la necesidad de renegar por su mirada, pero la verdad era que si que me había vuelto un ocho. — ¿No puede completar bien un trabajo señorita Di Santis?— El de asistente sí, le recuerdo que no me desempeño en el área de niñera. — Y vuelvo a recalcar que una asistente debe estar preparada para todo— Se agachó y recogió del piso el par de mocasines negros en miniatura y también parte de la manta que se encontraba más en el piso que cubriendo a Maximiliano —. Esto señorita— dijo alzando los zapatos frente a mis ojos—, a esto se le atan los cordones para evitar que el niño se caiga o que pase esto. En cuanto a la m
Quise gritarle, exigirle a qué me dijera qué era eso de que sabían igual, la calentura me tenía la mente podridamente nublada, pero justo antes de que pudiese siquiera preguntarle a qué se refería o al menos tener los ovarios para hacerlo, una voz chillona, fastidiosa e inolvidable resonó en toda la casa. Estoy segura como esa burbuja de cristal que se había formado entre nosotros, entre este momento se quebró, pude en mi mente escuchar como caían los trocitos. — Ale ¿Que haces? ¿Qué significa esto? — preguntó el intento de actriz proveniente del plástico, su voz sonaba afectada. Ciertamente no puedo evitar sentirme una intrusa, una inmoral por estar en esta posición con Alessandro, me siento sucia al hacer esto. Todo el cuerpo del susodicho tramador primero se tensó y luego soltó un resoplido de frustración y su cara se fue a un lado de la mía, a mi oído para ser exacta. Primero suspiro antes de decir aquello que cayó como miles de dagas en mi cuerpo.— No creas que te has salvado