Todos los invitados se encontraban ya cuchicheando entre sí.
"¿Quién es la madre?""¿Dónde está la madre?""¿Desde cuándo se convirtió en padre?"Esas y muchas otras preguntas se escuchaban en la sala, como si se tratase de una película dramática, la música también había dejado de sonar dejándole las puertas abiertas al misterio y también la libertad de escucharse a las voces osadas que se están encargando de esparcir veneno.El niño que se encontraba vestido con un lindo traje igual al de su papá pero con menor medida, estaba asustado. Lo sé podía verlo, su carita se escondía en su cuello quizás buscando su protección o esconderse de la vergüenza, lenguas y miradas viperinas de las "personas" presentes. La gente suele ser inescrupulosa, sin importarles nada observaban y hablaban de ellos sin tapujos. No sé por qué razón sentía en mí la creciente y fuerte necesidad de protegerlos a ambos.Él al ver que los periodistas presentes iban era a abalanzarse a ellos y que la gente no dejaba de especular, de inmediato puso un alto y comenzó a hablar:— Hoy, a pesar de ser un día que estaba destinado a festejar solo el crecimiento de mi empresa, también preparé secretamente el anuncio de mi paternidad y al fin contarles que Industrias Fiore tiene nuevo heredero. Hace cinco años llegó a mi vida este galán que ven acá.Una sonrisa escapó de sus labios y las críticas se convirtieron en ovaciones.>> ¡Vamos mi pequeño! Alza tu cara. No tienes porque esconderte, eres un Fiore ante el mundo ahora. Mira, estás personas ahora celebran tu llegada. — se dirigió al pequeño que se encontraba sumamente nervioso. >> Sé que tienen muchas preguntas, pero Maximiliano no está preparado para hablar ahora. Dejando todo esto dicho, agradezco su comprensión y también su asistencia a este evento.En la sala estallaron miles de voces una vez más, yo me encontraba algo achicada en un extremo, observando todo desde aquí, gruesas lágrimas amenazando con salir de mis ojos. Pero negué ese permiso.— ¿Es Verónica la madre de maximiliano?— ¿Porque tardar tanto tiempo en mostrarlo al mundo?— ¿Acaso es tu hijo biológico?Miles de preguntas, los periodistas casi se tiran encima de ellos. Verónica, así se llama ella, la mujer que logró todo aquello que yo no pude. La mujer que tiene la vida que yo desee tener.Alessandro de inmediato respondió una de aquellas preguntas:— ¡Por supuesto que es mi hijo biológico!— ¿Y la madre del niño Alessandro, quien es? ¿Se encuentra aquí? Estos últimos años has salido con muchas mujeres, los rumores hablan por sí solos. ¿Acaso no sabes de quién es la madre de tu hijo?— Es Verónica con la única que he estado en todo este tiempo, han sido cinco años en los que en cada lugar me ven con ella, ¿Cómo pueden siquiera hacer este tipo de preguntas? Los rumores son solo eso, rumores.No recibieron respuesta de su parte en cuanto a la identidad de la madre del niño, pero la despampanante rubia si que les contestó algo que al menos despejará dudas:— Somos nosotros quienes cuidamos de Maximiliano, ¿Cómo pueden hacer preguntas cómo esas y poner en duda sus raíces? Precisamente por estás hirientes palabras no habíamos querido mostrarlo al mundo.Dijo con un tono de voz, aunque moderado tenía un toque de molestia.Entonces ella era su madre.— ¿Para cuándo la boda Verónica? Ya tienen el hijo, se les ha visto juntos incontables veces ¿Para cuándo la boda?Ella solo sonrió elegantemente negando con su cabeza, tomó la mano de Alessandro y los tres juntos salieron de la sala.¡Que hipócrita siempre fuiste Alessandro!"No quiero tener bebés jamás" ."No quiero títulos en nuestra relación"."Decirle al mundo que tenemos una relación es abrir la puerta a nuestra intimidad".Todas esas palabras aún las llevo grabadas en mi mente y como si fuese una especie de tortura hoy estoy aquí viendo como haces y tienes todo eso que prácticamente me negaste.Un mesero pasaba delante de mí con un vaso de Whisky en el plato así que no dude en agarrarlo y tomarlo de un solo trago, lo amargo, con amargura se quita.Necesito más.Ahora recordando bien, haciendo zoom en mis alborotados recuerdos, está mujer, está Verónica era la misma mujer que acompañaba a Alessandro en el hospital el día que mis piernas se fracturaron. Ahora entiendo su cercanía con ella, él me engañaba.Siempre lo hizo. Con sus besos, sus caricias, sus palabras que me aferre a creer que secretamente me decían que me amaba. Todo fue una farsa.Un engaño.Está vez no pude impedir la salida de la lágrima que se deslizó inmediatamente por mi mejilla. La decepción de nuevo abrazaba mi corazón destrozado.¿Cómo podrías ya tener una familia?La última vez me decías que no querías eso. No puedo evitar sentirme traicionada aún después de tanto tiempo. No me basta más para saber que en realidad nunca me amaste.¿Cuántas veces más tendré que confirmar lo ya mil veces confirmado?La vida me estaba dejando mensajes y yo inconscientemente me estoy negando a verlos.Como dice un popular dicho: "No hay peor ciego que aquel que no quiere ver"No puedo pasar mi vida cuestionando lo incuestionable, las acciones hablan por sí solas.Observe con tanto dolor todo a mi alrededor, el sofoque de lo ya vivido me está carcomiendo el alma. No puedo seguir aquí, siento que me falta el aire y este sentimiento de ahogo va a acabar conmigo.Después de tanto tiempo, hoy solo necesito llorar, llorar de nuevo.****************Mientras tanto en algún lugar del Santorini.— Papá, yo no quería salir allá. Las personas me miraban con sus miradas juzgadoras.Alessandro se llenó de dicha, su hijo para su corta edad era un niño excelente. Demasiado inteligente y que a menudo usaba palabras que casi ningún niño de su edad aún conocía.Una sonrisa ladeada surco su rostro mientras que buscaba las palabras para dirigirse a su pequeño príncipe:— Lo sé campeón, te prometo que nunca más nunca tendrás que salir a lugares así con personas así si no quieres. ¿Me perdonas?El pequeño Maximiliano con una sonrisa, asintió a su padre.— Pero solo si me dices quién es aquella chica que bailaba contigo.El rostro de Alessandro tomó una seriedad casi de inmediato. Pero no quería alertar a su pequeño príncipe así que con voz relajada le dijo:— Solo una chica, no me dijo su nombre.— Entonces debes volver allá y decirle que te lo diga. Estabas sonriendo mientras bailabas con ella..— Se acercó al oído de su padre y le dijo bajito >> Nunca sonríes cuando bailas con Verónica.Alessandro no pudo evitar reír.— Eres el chico más listo.— Incluso más listo que tu papá, si una chica me hace reír yo sigo hablando con ella.— Vaya, pero es que eres todo un sabiondo. Yo sí debo volver ahí, pero solo será un momento. Debo hacer algo importante. — Se acercó en plan confidente a su pequeño niño y le susurro >> Voy a buscar a la chica misteriosa y decirle que me diga su nombre.Maximiliano soltó una carcajada y entre risas le dijo a su padre:— Entonces sí te perdono papá.Ambos rieron.Alessandro depositó un beso en la frente de su bambino y no esperó más para volver aquella sala donde se juraba por los dioses que era ella la chica misteriosa.Krista había vuelto.Claro que era ella, es más podía jurarlo. Su inconfundible olor a vainilla, su voz y lo estrecho de su cintura, solo con ella su mano encajaba perfectamente ahí y todo se sentía natural.Nada podría hacer que él la olvidará, desde el momento en el cual ella lo invitó a bailar supo que era ella.Llegó de nuevo al gran salón del Santorini y Verónica iba casi que corriendo siguiendo sus apresurados pasos.— ¿Qué buscas Alessandro?Él no le respondió seguía buscando sin tener éxito alguno. Vio que uno de los guardias de seguridad se encontraba en una de las mesas de aperitivos y se acercó a él a preguntar por la misteriosa chica de máscara de plumas y elegante vestido negro.No obtuvo respuesta positiva.>> Alessandro si me dices que buscas puedo ayudarte.Él seguía sin dirigirle siquiera una mirada , se encontraba perdido en sus pensamientos.Su atención estaba más allá.Deseaba encontrarla, los últimos cinco años para él habían sido confusos, necesitaba explicaciones, necesitaba que Krista le dijera porque lo había abandonado, porque había tomado esa drástica decisión sin hablarlo primero. Por todos los dioses, estaba seguro que la necesitaba a ella.¿Desde cuándo se había vuelto tan experta en desaparecer?La desesperación ya embarcando a Alessandro, ya no sabía dónde más buscar. Los lugares donde hacerlo se estaban agotando y entonces supo que era inútil.Ella se había marchado, de nuevo se había ido sin darle ni una explicación. Sin dejarlo decirle nada más.La respiración cansada de Verónica lo sacó de sus heridos y alborotados pensamientos. Sus ojos se encontraban al borde de las lágrimas, pero las contuvo y entonces le respondió a la mujer a su lado:— Solo algo que ya no está.Verónica sintió miedo, ¿Que podría ser aquello que Alessandro buscaba con tanta vehemencia?¿Qué cosa o que persona tenía el poder de ponerlo así?Su semblante había cambiado, se le veía afligido.— Sabes que puedes contarme lo que sea ¿Verdad?— Despreocúpate, no es nada.Dijo él en un tono frío que muy rara vez utilizaba para dirigirse a ella.Comprendió que ese nada en realidad sí era todo, ella lo sabía. Algo había llegado a perturbar su paz y eso le causaba terror. No podía perderlo, nada ni nadie iba a quitarle a Alessandro. *****************Aunque quería irme a otro lugar y despejar mi mente, lo mejor era irme a casa, ya estaba lo suficientemente hecha pedazos como para terminar de destruirme con alcohol. Solo veía al fin el momento de tirarme en mi cama a llorar. ¿Cuanto más daño podrías hacerme Alessandro? Supongo que nunca es suficiente para que cosas malas me pasen ¿Es una señal del destino? ¿Acaso la vida me está diciendo que no debo ir en contra de la marea? Una vez alguien me dijo que si desobedeces, cosas malas te pasan. A veces pienso que desobedecí al dios de las desgracias y este me estaba haciendo pagar cada cosa. Le pedí a mi chófer que me llevará hasta mi edificio y así lo hizo. Al llegar un hombre alto y bien vestido se encontraba en la entrada de la recepción, podía verlo debido a la transparencia de los vidrios. Baje del auto y camine despacio hasta ahí.La mirada del hombre se posó en la mía a través de los inmensos ventanales cuando repentinamente se dió la vuelta y se dedicó desvergonzadamente a
Mansión Fiore, Roma Italia. Verónica desde muy temprano se encontraba en la mansión Fiore, con una revista en una mano y un café de Starbucks en la otra, se encontraba con una sonrisa de oreja a oreja leyendo la candente columna de chismes del día después del banquete. Se sentía satisfecha ya que era ella de portada, en esa y otras revistas más su espectacular familia de tres abarcaban desde la portada hasta la página tres. Se fue directo a la sala pensando que si seguía así cómo iba, muy pronto todo sería de ella incluyendo a Alessandro. La imponente figura de Alessandro hizo acto de presencia en la sala y Verónica de inmediato se puso de pie. — ¿Qué haces aquí? Después de todo el acontecimiento de anoche pensé que no tendrías las agallas para venir. Le encantaba en extremo cuando su voz sonaba con ese toque de dureza, era su momento para ponerse en plan melosa y hablarle tiernamente. — Ale querido, Max anoche quería estar contigo. Me ll
Mi cuerpo duele tanto que me cuesta respirar, me siento tan cansada como si hubiese corrido mil maratones o me hubiesen dado una golpiza, aunque todo eso era nada con el calor que sentía mi corazón al tener a mi bebé en mis brazos. Darle de comer de mi pecho y ver y tocar sus suaves mejillas. Su pequeño rostro aún está grabado en mi mente como algo inolvidable. El tiempo ha querido borrarlo pero se lo he negado. La puerta de la habitación se abrió en cuestión de milisegundos y la sensación de vacío que me llenó al tener de un momento a otro mis brazos vacíos, bueno no tan vacíos, fue abrasadora. Mis manos sostenían unos papeles que decían con letras inmensas : "Proceso de emancipación finalizado" Las voces sonaban lejanas, mi vista se tornaba borrosa de vez en cuando y la habitación del hospital se convirtió en el quirófano donde había estado minutos antes trayendo a mi bebé al mundo, el dolor me estaba consumiendo, era aún más doloroso que unas contracciones ver en cortos flashes c
Llegué a las instalaciones de CoppoSan y fui directamente a registrarme bajo mi nombre encubierto. Me adentré y unas miradas curiosas se posaron en mí, quizás por mi fuera de lugar vestimenta, hoy decidí vestirme algo casual unos jeans claros ajustados al cuerpo acompañados de un crop top blanco y una chaqueta de cuero del mismo color con unas botas también blancas de tacón bajo. Mi figura resaltaba mucho. Aunque solía escuchar por ahí que más era mi cabello, este era rizado, de hecho muy rizado y largo, hasta mi cintura de un color negro natural. La recepcionista en especial, me miraba con desdén e inmenso fastidio. Fui directo a ella para preguntarle por la oficina de Lucca y así encontrar a su asistente. — Buenas tardes, vengo…— Antes de dejarme decir cualquier cosa ella habló interrumpiendo mi hablar muy descortésmente.— Al fin llegas Cristal— dijo viendo el pequeño gafete que me habían dado en la vigilancia que llevaba escrito mi nombre junto con la marca de visitante—, debes
El intento de actriz susurro algo en el oído de Maximiliano lo que hizo que este de inmediato hiciera amago por bajarse de su regazo y salir corriendo hasta donde su padre lleno de alegría diciéndole papá, acto que por supuesto Alessandro no pasó desapercibido y recibió a su pequeño gustoso. Era un padre amoroso y dedicado, supongo que el intento de actriz a de sentirse satisfecha por eso. No pude evitar que en mi corazón creciera ese mal sentimiento de envidia, la rabia y la frustración recorrían mis pensamientos como autos a alta velocidad, pero entre cuál era más persistente, ganaba el dolor, ese no se iba nunca, repetía y repetía las vueltas, unas más dolorosas que otras. Él tiene toda la felicidad que yo deseo tener, mientras él es feliz con su hijo, yo le rogaría al mundo, al universo y estrellas al menos dejarme pasar un día con el mío que sigue desaparecido en algún lugar. Baje mi mirada y estuve más que dispuesta a irme ahora sí, no soy tan masoquista como para seguir tort
Ya en el ascensor, los zapatos de Maximiliano se salieron de sus pies cayendo al piso y la manta casi que se cae también, odiaba la idea de pedirle ayuda a Alessandro para que me fuera a decir incompetente, pero, dada las circunstancias. Me tocó. Antes de pedirle ayuda este se volteo y me vio en aquel enredo, su expresión se volvió fría que creo me congelé en mi lugar. Sentí la necesidad de renegar por su mirada, pero la verdad era que si que me había vuelto un ocho. — ¿No puede completar bien un trabajo señorita Di Santis?— El de asistente sí, le recuerdo que no me desempeño en el área de niñera. — Y vuelvo a recalcar que una asistente debe estar preparada para todo— Se agachó y recogió del piso el par de mocasines negros en miniatura y también parte de la manta que se encontraba más en el piso que cubriendo a Maximiliano —. Esto señorita— dijo alzando los zapatos frente a mis ojos—, a esto se le atan los cordones para evitar que el niño se caiga o que pase esto. En cuanto a la m
Quise gritarle, exigirle a qué me dijera qué era eso de que sabían igual, la calentura me tenía la mente podridamente nublada, pero justo antes de que pudiese siquiera preguntarle a qué se refería o al menos tener los ovarios para hacerlo, una voz chillona, fastidiosa e inolvidable resonó en toda la casa. Estoy segura como esa burbuja de cristal que se había formado entre nosotros, entre este momento se quebró, pude en mi mente escuchar como caían los trocitos. — Ale ¿Que haces? ¿Qué significa esto? — preguntó el intento de actriz proveniente del plástico, su voz sonaba afectada. Ciertamente no puedo evitar sentirme una intrusa, una inmoral por estar en esta posición con Alessandro, me siento sucia al hacer esto. Todo el cuerpo del susodicho tramador primero se tensó y luego soltó un resoplido de frustración y su cara se fue a un lado de la mía, a mi oído para ser exacta. Primero suspiro antes de decir aquello que cayó como miles de dagas en mi cuerpo.— No creas que te has salvado
Oficinas de Asociaciones CoppoSan. Era muy tempranito por la mañana cuando Alessandro fundido en un traje azul marino y sus caros mocasines negros, llegó a las oficinas de CoppoSan con Maximiliano en brazos dormido. Aunque su máxima intensión era encontrarse con la mujer que lo volvía loco, también debía conversar temas importantes con Lucca Di Santori, acerca de su nueva colaboración. Lucca era tan formal que al saber que el magnate de los Fiore ya se encontraba camino a la empresa, decidió esperarlo en la recepción, por supuesto no sin antes llamar a su socia para que se presentará. Quizás ella lo mataría por llamarle tan temprano, pero después lo entendería y obviamente le agradecería ese excelente gesto.Krista, quien no había podido conciliar el sueño en toda la noche, cuando por la mañana medio había podido pegar el ojo cuándo sonó su teléfono casi pega tres mil brincos y a la velocidad de la luz, rezó tres ave María y cinco padrenuestros por el reverendo susto. Se arregló