Todos los Pilares estuvieron presentes, y yo me sentía abrumada por la cantidad insólita de personajes que se reunieron para el sepelio de Ezequiel.Cada Pilar, bueno, más extravagante y famoso que el anterior, se reunía alrededor del ataúd para contemplar el cadáver de lo que alguna vez fue su líder máximo. Ahora Alexander tenía que estrechar hipócritamente cada mano, tenía que verlos a los ojos y decirles que podían confiar en sus intereses y que las cosas seguirían el mismo rumbo con el que Ezequiel las llevaba. Pero yo sabía que aquello lo destrozaba, sabía que aquello lo ponía en la situación más incómoda que jamás pudo haber imaginado.Yo estuve a su lado siempre, en cada momento, en el velorio que se hizo durante toda la noche y luego en el sepelio en el cementerio central de la ciudad.El equipo de Trontes nunca nos dejó ni un solo segundo en solitario. El Pilar encargado de la seguridad, una exmilitar de alto rango, estaba tan enojado que su ceño fruncido podía percibirse des
— ¿Quieres ser mi esposa? — preguntó. Pero justo antes de que yo abriera la boca para decirle que sí, que sí quería ser su esposa, usó el dedo índice en mi labio para que no dijera nada. — Espera un momento — me dijo. Se puso de pie y rebuscó en los cajones que había junto a su cama, de donde sacó una pequeña cajita brillante, carmesí. Yo contuve el aliento, tal vez intuyendo qué había dentro. — No estaba seguro de dártelo — me dijo — , porque la situación no es propicia, no es como hubiese querido hacerlo. Pero Xavier me ayudó a escogerlo. Despacio, apoyó una rodilla en el suelo. Sentí que mi mundo daba un giro alrededor. Aquella escena, a pesar de haber sido tan apresurada, prácticamente obligada, hizo que el corazón me latiera con fuerza.Era algo que había soñado por tanto tiempo, desde el momento en que me había convertido en la asistente de Alexander y que sus labios calmaron mi sed por noches enteras.Era un momento que había anhelado, un momento que pensé haber perdi
Había decidido que todo se hiciera en mi casino. Se había reunido la crema innata de la sociedad para la ceremonia. Incluso el mismísimo Xavier estaba sorprendido de la cantidad de personas que pertenecían al círculo. No por nada era una de las organizaciones más poderosas y peligrosas del mundo, porque tenía a su lado grandes personas dentro de la industria política, del entretenimiento, gente que movía masas de millones con solo chasquear los dedos. Y ahora Alexander era su representante, prácticamente quien los mandaba, su líder. O al menos lo sería después de aquel gran y magnífico evento. Yo estaba en la parte alta del lugar. Dayana, la administradora del casino, no entendía muy bien todo lo que había sucedido, pero yo confiaba lo suficiente en ella y le hice un corto resumen, lo suficiente como para que comprendiera que ya no podía seguir administrando el lugar. — Aparte de ser administradora, también soy tu amiga — me dijo mientras me contemplaba en el hermoso vestido de n
Cuando la ceremonia inició, todos en el lugar guardaron silencio. El padre comenzó a relatar una historia de amor, contando cómo aquel sentimiento siempre sería el motor que mueve a todas las personas del mundo, cómo el amor siempre nos protegería en momentos difíciles y cómo protegerlo a él sería nuestra salvación.Sinceramente, ni Alexander ni yo éramos realmente muy católicos que digamos, y me imaginé que era un poco cínico por parte de nosotros hacer una misa con todos los miembros del círculo bajo.Cuando miré hacia atrás después de un rato, no me podía imaginar cuántos muertos tendría cada persona que había ahí. Era cínico y un poco denigrante, si era honesta, pero esas eran las tradiciones, y debíamos respetarlas. De todas formas, aunque no fuéramos completamente religiosos, si nuestra boda se hubiese realizado de una forma normal, efectivamente la habríamos hecho también por la iglesia.Quise apartar todos esos pensamientos; era el día de mi boda y tenía que disfrutarlo. Así q
“La promesa primaria”Había escuchado esa frase antes, era la toda la visión del circulo bajo, esa promesa de que algún día reinarían por sobre todo.Cuando Alexander se soltó de mi mano, pude ver en sus verdes ojos cómo toda aquella responsabilidad recaía sobre él, cómo aquella sensación agobiante lo aplastaba.No quise estar en sus zapatos porque sabía que aquella sensación horrible que debería de tener en el cuerpo seguramente lo atormentaría. Pero admiré su voluntad, su fortaleza para ponerse de pie y ajustarse el traje ante la fría mirada de todos los presentes.Lo hizo despacio, dándose su tiempo, conteniendo las emociones, y pareció tan seguro de sí mismo que yo me sentí bien por él, porque era un gran paso. Más importante era ganarse el respeto de todos los pilares y de los demás miembros de la organización. Mientras Alex caminaba hacia la tarima, yo me dediqué a mirar alrededor. Se notaba por sobremanera quiénes eran los pilares; se veían más fuertes y arrogantes, más llamat
Cuando me puse de pie, los presentes vitorearon mi nombre. Ahora, oficialmente, ya era el cacique del círculo bajo. Como el mismo Alfredo lo había dicho, me había convertido en lo que más temía, y ya no había marcha atrás. Habíamos tomado todos juntos esa decisión y teníamos que enfrentar las consecuencias.Los aplausos terminaron un rato después, y entonces al fin estuve libre de esa obligación, por ese momento. Bajé, aún con la corona sobre mi cabeza, que pesaba como si estuviese hecha de oro, pero era tan liviana como el algodón. Lo primero que hice fue abrazar a mi esposa. Ana Laura me devolvió con fuerza el abrazo.Lo único que quería en ese momento era alejarme de la fiesta. No quería saber absolutamente nada sobre Los Pilares o sobre el círculo bajo. Quería acostarme en mi cama, dormir y pensar en cómo disfrutaría mi siguiente movimiento para librarme de todo aquello. Pero las responsabilidades eran muchas. Imaginé que no volvería a tener tiempo para mí en un largo rato.Xavier
Carlota observó alrededor para asegurarse de que nadie nos estuviera escuchando, pero todos parecían demasiado distraídos en las conversaciones mundanas que estaban teniendo. El licor parecía ya hacer mella en algunos, que se veían mareados y con las mejillas rojas. — ¿Qué es lo que quiero? — preguntó la mujer — . Quiero lo mismo que ya me habías prometido cuando yo te di mi apoyo. Lo hice sin ningún tipo de intención oculta. Lo único que yo quería era un hijo. Está bien, si no me vas a dar un hijo, entonces no me lo des, pero ya me habías prometido el Círculo Bajo completo, y no te voy a ayudar por menos que eso.Volteé a mirar a Xavier. Ahora sentía que no podía tomar ninguna decisión sin su aprobación, pero no era más que el miedo que tenía de cometer algún error.Mi hermano se cruzó de brazos. Sinceramente, ninguno de los dos tenía muy buena idea sobre qué hacer a continuación, pero al menos, con Carlota de nuestro lado, las cosas estarían bien. — Está bien — le dije, cuando vi
Fue ingenuo de nuestra parte pensar que podríamos llegar a consumar el matrimonio cuando los trontes nos dejaron en la casa de Ana Laura. Los dos nos encerramos en la habitación después de darnos una larga ducha juntos. Era la primera vez en varios días que nos acostaríamos relativamente temprano, y sinceramente, los dos queríamos aprovechar.Nos tocamos y nos besamos un largo rato, pero ninguno tenía cabeza para nada en ese momento. Así que nos acostamos uno al lado del otro, observando las sombras que creaban las luces de la ciudad al entrar por la ventana.Entonces Ana Laura me acarició el pecho, rascando un poco con sus uñas. — ¿Qué dirás mañana en la reunión con Los Pilares? — me preguntó.Sinceramente, no tenía la menor idea de qué podría decirles. Se suponía que debía presentar una estrategia para que el círculo bajo saliera de todos sus problemas. No tanto los financieros, sino más bien todo lo demás.La organización necesitaba urgentemente una diversificación, y se suponía q