Había decidido que todo se hiciera en mi casino. Se había reunido la crema innata de la sociedad para la ceremonia. Incluso el mismísimo Xavier estaba sorprendido de la cantidad de personas que pertenecían al círculo. No por nada era una de las organizaciones más poderosas y peligrosas del mundo, porque tenía a su lado grandes personas dentro de la industria política, del entretenimiento, gente que movía masas de millones con solo chasquear los dedos. Y ahora Alexander era su representante, prácticamente quien los mandaba, su líder. O al menos lo sería después de aquel gran y magnífico evento. Yo estaba en la parte alta del lugar. Dayana, la administradora del casino, no entendía muy bien todo lo que había sucedido, pero yo confiaba lo suficiente en ella y le hice un corto resumen, lo suficiente como para que comprendiera que ya no podía seguir administrando el lugar. — Aparte de ser administradora, también soy tu amiga — me dijo mientras me contemplaba en el hermoso vestido de n
Cuando la ceremonia inició, todos en el lugar guardaron silencio. El padre comenzó a relatar una historia de amor, contando cómo aquel sentimiento siempre sería el motor que mueve a todas las personas del mundo, cómo el amor siempre nos protegería en momentos difíciles y cómo protegerlo a él sería nuestra salvación.Sinceramente, ni Alexander ni yo éramos realmente muy católicos que digamos, y me imaginé que era un poco cínico por parte de nosotros hacer una misa con todos los miembros del círculo bajo.Cuando miré hacia atrás después de un rato, no me podía imaginar cuántos muertos tendría cada persona que había ahí. Era cínico y un poco denigrante, si era honesta, pero esas eran las tradiciones, y debíamos respetarlas. De todas formas, aunque no fuéramos completamente religiosos, si nuestra boda se hubiese realizado de una forma normal, efectivamente la habríamos hecho también por la iglesia.Quise apartar todos esos pensamientos; era el día de mi boda y tenía que disfrutarlo. Así q
“La promesa primaria”Había escuchado esa frase antes, era la toda la visión del circulo bajo, esa promesa de que algún día reinarían por sobre todo.Cuando Alexander se soltó de mi mano, pude ver en sus verdes ojos cómo toda aquella responsabilidad recaía sobre él, cómo aquella sensación agobiante lo aplastaba.No quise estar en sus zapatos porque sabía que aquella sensación horrible que debería de tener en el cuerpo seguramente lo atormentaría. Pero admiré su voluntad, su fortaleza para ponerse de pie y ajustarse el traje ante la fría mirada de todos los presentes.Lo hizo despacio, dándose su tiempo, conteniendo las emociones, y pareció tan seguro de sí mismo que yo me sentí bien por él, porque era un gran paso. Más importante era ganarse el respeto de todos los pilares y de los demás miembros de la organización. Mientras Alex caminaba hacia la tarima, yo me dediqué a mirar alrededor. Se notaba por sobremanera quiénes eran los pilares; se veían más fuertes y arrogantes, más llamat
Cuando me puse de pie, los presentes vitorearon mi nombre. Ahora, oficialmente, ya era el cacique del círculo bajo. Como el mismo Alfredo lo había dicho, me había convertido en lo que más temía, y ya no había marcha atrás. Habíamos tomado todos juntos esa decisión y teníamos que enfrentar las consecuencias.Los aplausos terminaron un rato después, y entonces al fin estuve libre de esa obligación, por ese momento. Bajé, aún con la corona sobre mi cabeza, que pesaba como si estuviese hecha de oro, pero era tan liviana como el algodón. Lo primero que hice fue abrazar a mi esposa. Ana Laura me devolvió con fuerza el abrazo.Lo único que quería en ese momento era alejarme de la fiesta. No quería saber absolutamente nada sobre Los Pilares o sobre el círculo bajo. Quería acostarme en mi cama, dormir y pensar en cómo disfrutaría mi siguiente movimiento para librarme de todo aquello. Pero las responsabilidades eran muchas. Imaginé que no volvería a tener tiempo para mí en un largo rato.Xavier
Carlota observó alrededor para asegurarse de que nadie nos estuviera escuchando, pero todos parecían demasiado distraídos en las conversaciones mundanas que estaban teniendo. El licor parecía ya hacer mella en algunos, que se veían mareados y con las mejillas rojas. — ¿Qué es lo que quiero? — preguntó la mujer — . Quiero lo mismo que ya me habías prometido cuando yo te di mi apoyo. Lo hice sin ningún tipo de intención oculta. Lo único que yo quería era un hijo. Está bien, si no me vas a dar un hijo, entonces no me lo des, pero ya me habías prometido el Círculo Bajo completo, y no te voy a ayudar por menos que eso.Volteé a mirar a Xavier. Ahora sentía que no podía tomar ninguna decisión sin su aprobación, pero no era más que el miedo que tenía de cometer algún error.Mi hermano se cruzó de brazos. Sinceramente, ninguno de los dos tenía muy buena idea sobre qué hacer a continuación, pero al menos, con Carlota de nuestro lado, las cosas estarían bien. — Está bien — le dije, cuando vi
Fue ingenuo de nuestra parte pensar que podríamos llegar a consumar el matrimonio cuando los trontes nos dejaron en la casa de Ana Laura. Los dos nos encerramos en la habitación después de darnos una larga ducha juntos. Era la primera vez en varios días que nos acostaríamos relativamente temprano, y sinceramente, los dos queríamos aprovechar.Nos tocamos y nos besamos un largo rato, pero ninguno tenía cabeza para nada en ese momento. Así que nos acostamos uno al lado del otro, observando las sombras que creaban las luces de la ciudad al entrar por la ventana.Entonces Ana Laura me acarició el pecho, rascando un poco con sus uñas. — ¿Qué dirás mañana en la reunión con Los Pilares? — me preguntó.Sinceramente, no tenía la menor idea de qué podría decirles. Se suponía que debía presentar una estrategia para que el círculo bajo saliera de todos sus problemas. No tanto los financieros, sino más bien todo lo demás.La organización necesitaba urgentemente una diversificación, y se suponía q
No tuve mucho tiempo de explicarle a Xavier todo lo que había pensado, las cosas que se me habían ocurrido. Pero él me miró extrañamente sorprendido. — Pareciera como si te interesara realmente este negocio — me dijo.Yo negué absolutamente. — Sabes lo que pretendo, lo que pretendemos. Solamente hago esto por nuestra supervivencia, porque Los Pilares necesitan confiar en nosotros. — De todas formas, incluso esto podría ser una buena estrategia para quien siga en el círculo — dijo mi hermano mientras leía nuevamente los papeles.Yo, la verdad, ya no sabía qué pensar. Por mí, ojalá desapareciera el círculo bajo para siempre, que jamás volviera a existir, que todos sus Pilares se fuesen a la cárcel y que nosotros pudiéramos quedar libres de todo aquello. Pero yo sabía que las cosas no eran tan sencillas. Así que lo mejor que podía hacer era ayudar al futuro, a un nuevo cacique. O sea, a Carlota. — Por cierto, ¿Carlota? ¿Dónde está? — pregunté. — Me envió un mensaje esta mañana — dij
Todos los Pilares se escucharon atentos porque lo tenía para decir: — Nuestra filosofía es moralmente inviable — dije, mientras me ponía de pie y caminaba por la sala.Estar de pie hacía que me sintiera un poco más seguro y tener la atención de los Pilares me hacía sentir mejor, porque no me observaban como forastero, no me observaban como loco. Todos sabían que el Círculo Bajo pendía de un hilo; estaban desesperados por lo que yo podía ofrecerles para que su calidad de vida, al igual que sus incontables fortunas, siguieran creciendo. — Ya estamos metidos hasta el fondo con negocios ilícitos que podrían enviarnos a la cárcel de por vida. Entonces, la pregunta que yo me hago en este momento es: ¿por qué no ir más allá? Las nuevas tecnologías nos pueden brindar excelentes negocios. — ¿A qué te refieres exactamente? — preguntó doña Amelia.Era una de las Pilares más antiguas. A pesar de las cientos de cirugías y costosos tratamientos, no podía ocultar el envejecimiento en su pálido ro