—No creas que por el hecho de casarte no tendrás hijos, yo quiero que tengas hijos Riley. Estoy seguro de que te harán entrar en razón, y verás el valor de la unión familiar, pero sobre todo hacerte responsable.
—Yo no sé cómo ser un esposo abnegado como lo fuiste tú, mucho menos sabré como ser un padre, abuelo. ¿Por qué no le exiges a Héctor que se case? Él también está soltero, y sale con diferentes chicas, ¿Por qué tengo que ser yo el que se sacrifique?
—Héctor es un hombre más centrado, ha estado a la cabeza de la compañía haciéndola surgir día con día. Estoy seguro de que muy pronto encontrara a alguien que lo llene y decida compartir su vida con ella. En cambio, tú eres un desvergonzado que no repara en sí sale en las noticias o no como el ligón más grande. Avergüenzas el apellido de la familia, Riley.
Baja la mirada, sabiendo que su abuelo tenía razón, odiaba que la tuviera. Pero no por ello iba a casarse por compromiso, un matrimonio no solucionaría nada. Era estúpido pensar que esos métodos tan ortodoxos funcionaran, se utilizaban en otros tiempos.
—Yo también puedo encontrar a una buena mujer sin tener que buscarla a las prisas, abuelo.
—¡No! —Golpea el bastón con fuerza contra el suelo —. Harás lo que te digo, y si no lo haces…
—Si ya sé, dejaras en la ruina a mi hermano —Termina la oración por el viejo.
—Abuelo —Héctor interviene después de mucho rato —. ¿Por qué me estás involucrando en esto?
—Por servirle de tapadero a tu hermano, has permitido que te deje toda la responsabilidad de la compañía, y eso es algo que no pienso tolerar.
—No necesito a Riley para llevar las riendas de esta empresa, yo solo puedo llevarla sin problemas —Expresa honestamente.
—De eso no me cabe la menor duda, siempre he pensado que tú serás quien sea la cabeza principal de esta familia. Pero necesito que le enseñes a tu hermano esos valores que llevas por dentro.
El castaño aprieta la mandíbula, tenía 40 años, no estaba para ser la niñera de su hermano. Se sentía tan irritado por la decisión de su abuelo, pero todo era por culpa de Riley y su comportamiento tan infantil.
—Dudo mucho que Riley encuentre a una mujer como la que deseas abuelo, no puedo asegurarte de que eso suceda —Contesta de modo cortante.
—En ese caso, lo perderás todo Héctor.
El CEO levanta la mirada, le mantiene la mirada a su abuelo, quien llevaba el mismo color de sus ojos. Si el viejo quería probarlo, entonces lo dejaría mal. Encontraría a la mujer indicada para el idiota de su hermano, no pensaba perder su compañía simplemente por el infantilismo de Riley.
—Muy bien —Héctor introduce las manos en sus bolsillos —. Encontraremos a esa mujer, y le darás tu aprobación. Riley se casará con ella, y será un buen hombre, dejara la mala vida que lleva y será un hombre responsable. Pero a cambio de todo lo que pides, yo seré el único dueño de la compañía.
El viejo afina la mirada ante la sugerencia ambiciosa de su nieto, no se equivocaba con él. Era el mejor en lo que hacía, mira que venir hacer un trato con él. No cualquiera tenía las agallas para hacerlo.
—Es un trato, pero lo conseguirás si logras que tu hermano se case con una buena mujer.
—Hecho…
Riley estaba en medio de ambos hombres viendo como hacían un trato, sin siquiera pedirle su opinión al respecto. Por donde lo mirase salía perdiendo, por un lado, su abuelo le exigía que se casara para que su hermano no se quedara sin un solo centavo, y por otro; Héctor lo dejaba por fuera de la empresa. Aunque bueno, realmente a él le importaba nada la compañía. Nunca sintió apatía por ella, con su pequeño negocio que tenía le bastaba.
Pero la insistencia de Héctor y Jacob lo tenían agobiado, y ahora las cosas se escaparon de sus manos al saber que el puesto de su hermano estaba en sus manos. De todas formas perdería mucho.
—En vista de que hemos aclarado todo el asunto, entonces me retiraré. Mañana regreso a Grecia. Y espero que antes de que se cumpla el mes, llevan a mi villa a la mujer elegida para conocerla mucho mejor.
—¿Quieres que la llevemos a tu casa? —Interroga Riley.
—Así es… Los estaré esperando muchachos, el tiempo corre.
El anciano se marcha dejando a los hermanos solos en la oficina… Riley suelta el aliento, se da la vuelta para ver la expresión seria de su hermano. Ya se la conocía, iba muy en serio con ese maldito trato.
—¿De verdad hiciste ese trato con el viejo?
—Hay que buscarte una novia, Riley. Una de verdad, que te haga entrar en razón y que sea aprobada por el abuelo para ser tu esposa.
—¡Esposa!, esto es lo último. Yo no me quiero casar Héctor.
—Lo harás, no perderé la compañía por tu culpa.
—Yo no ganaré nada de este estúpido juego. Tú te quedas con la compañía, y mi abuelo me obliga a casarme y tener una familia.
—Te lo has buscado.
—A ver sabio, ¿Dónde carajos vamos a encontrar a una buena mujer?, pero sobre todo con esas especificaciones que Jacob requiere. Sabes que ya no existen ese tipo de mujeres recatadas como la que él busca. Esto es un caso perdido, perderemos este trato.
—Riley, tú te casarás. No perderé ese trato por nada del mundo, esta empresa será mía. Así tenga que venderle mi alma al diablo para encontrar a esa mujer.
—¡Aja! ¿Y por dónde piensas buscar?
Ambos se miran a la cara desconociendo la respuesta, ninguno de los dos conocían a una mujer que no saliera en revistas, o noticias, las modelos no eran una opción. Y una extraña sacada de cualquier parte tampoco era elección… Entonces, ¿de dónde la iban a sacar?
De pronto la puerta de la oficina se abre de la nada, ambos hermanos miran en esa dirección fijándose en una mujer pelirroja y pecosa asomarse por el borde de la puerta.
—Disculpe, señor Couper, ¿se le ofrece algo más?, si no para retirarme.
La joven observa a su jefe y a su hermano que la miraban de abajo hacia arriba, lo que la hizo ponerse nerviosa, ¿acaso había interrumpido algo importante? Gala pensó que quizás debió tocar la puerta, aunque no lo hacía desde hace mucho tiempo. Siempre pasaba a la oficina sin pedir permiso, a fin de cuentas, su jefe jamás había metido a una mujer en su oficina.
Pero esa noche, ambos hermanos la miraban de una manera rara. Estaba segura de no haber hecho nada malo como para que ellos dos tuvieran alguna queja. Sin embargo, de Héctor se podía esperar de todo. Era un sujeto demasiado arrogante para con sus empleados.
Con un poco de temor, Gala opto por ingresar un poco su cuerpo en la oficina con la finalidad de pedir disculpas por haberlos interrumpido. Lo último que buscaba era que la echaran de la compañía y verse más endeudada que nunca en su vida. Afino un poco la garganta, y con las piernas temblando y el corazón a millón sonrió tímidamente.
—Lamento mucho mi intromisión, señor, solo pase para ver si necesitaba algo más antes de que me marchara.
Héctor observó a su secretaria mortalmente serio, una vez más la detallo de pies a cabeza, pero en esa oportunidad con una idea en su cabeza.—Puede irse, señorita Jones.—Buenas noches —Ella se despide y abandona la oficina rápidamente.Riley niega y luego regresa la mirada hacia su hermano para seguir conversando sobre el loco tema del matrimonio. Cuando de pronto, observa algo muy peculiar en los ojos de Héctor. Era ese tipo de mirada que no le solía agradar, Riley frunce el ceño porque intuía lo que estaba por venir.—¡0h, no!, por supuesto que no, Héctor Couper —Se da la vuelta para empezar a caminar de un lado para el otro —. Ni se te ocurra, porque bien sabes que es una completa locura.—Es perfecta, ¿No lo crees así?—No, no lo es… No me casaré con tu secretaria, Héctor.—Gala es el tipo de mujer que el abuelo aprobaría en cuestión de segundos, es la ideal para este trabajo.—Es tu secretaria por el amor de dios, ¿crees que ella se querrá casar solo porque se lo pidas?, lo más
Gala se preguntó si habían cambiado las normas de la empresa, de igual forma eso no le afectaba en nada.—He releído su currículo y me he fijado que no lo está, ¿Ese estado sigue manteniéndose así?—Sí, señor, yo no estoy casada.—¿Tiene novio? —Ella se sorprende aún más, cada pregunta era más personal que la otra, ¿Qué se proponía su jefe? —. ¿Y bien? ¿Tiene o no tiene novio? —Héctor insiste.—Señor, disculpe, ¿Pero qué tiene que ver eso con mi trabajo?—Ya le dije que no a vamos hablar de trabajo, señorita Jones —La seriedad con que le habló le hizo temblar las rodillas.—No tengo novio —Respondió de prisa.—En ese caso, quisiera proponerle un negocio, señorita Jones. pensó. No tenía sentido, ni las preguntas tan personales, ni lo que estaba intentando proponer. Si ella no tenía ni un centavo, y él lo tenía absoluta
El móvil de Riley no paraba de sonar, mensaje tras mensaje, llamada tras llamada. Estaban llevando al CEO a querer apagar el aparato. Es que ni siquiera lo dejaban dormir un poco esa mañana, con irritación toma el aparato dándose cuenta de que tenía cientos de mensajes de las chicas con las que solía salir de vez en cuando.El castaño golpea la cara contra la almohada, sintiéndose frustrado, todas esas chicas detrás de él, mientras que desde ese día tenía que comportarse como si estuviera prometido. Héctor había sido muy claro la noche anterior, ya no podía seguir saliendo con las mujeres de esas revistas de cotilleo, necesitaba dejar de aparecer en las noticias para que su matrimonio fuese lo más real posible. De ese modo dejaría de estar en boca de todos y a su abuelo no le llegarían más chismorreos sobre sus andanzas.—Demonios, esto no será fácil —Dice apagando el aparato —. Tendré que cambiar de número.De pronto el teléfono de casa comenzó a sonar dándole un respingo al castaño,
Mientras que esa mañana, Héctor revisaba unos permisos para exportar un cargamento de licor, el teléfono de su mesa comenzó a sonar interrumpiendo su concentración.—¡Diga! —Contesta, de mala gana.—Señor Couper, su abuelo está en la línea dos.—Gracias —Responde a su secretaria de quien esperaba ansioso por una respuesta, el CEO aprieta el botón dos —. Abuelo, no esperaba que llamaras este día. —¿Has encontrado a una buena chica?—Abuelo, eso no es tan fácil como lo piensas.—Eso ya lo sé, pero si no les pongo presión a ustedes, dos harán lo que les venga en gana. Te recuerdo que si el mes pasa ambos se quedarán sin nada.—Y yo te recuerdo que si encuentro a la chica, me firmarás los papeles para que la empresa sea toda mía.—Únicamente, si apruebo a la mujer.—Lo harás, encontraré a la mujer indicada para Riley.—Y me sigo preguntando, ¿por qué se la estás buscando tú?Héctor no dijo una palabra. No podía confiar en su hermano, si lo dejaba buscarse esposa capas y se buscaba a una
Los minutos se convirtieron en horas, y Héctor seguía sentado en aquel sofá. Su móvil ya no le parecía interesante, la conversación que estaba teniendo con la mujer que no paraba de testearle lo estaba comenzando aburrir. Soltando un largo suspiro, deja el móvil en silencio y levanta la mirada.Al hacerlo se da cuenta a lo lejos de una melena rojiza que se encontraba en la sección de lencería. El CEO frunce el ceño, la dependienta le estaba mostrando unos conjuntos de encajes bastante interesantes. Únicamente, la había llevado a comprar ropa, no lencería. Se sentía muy extraño que llevará a la futura mujer de su hermano a comprar ropa interior, para que se la terminara luciendo a Riley. Eso era lo más idiota que podía estar haciendo.En eso, observa como ella toma una diminuta prenda roja entre sus delicados dedos. Expande la braga como viendo si era de su talla se dijo internamente, podía usar esos pantalones de vestir un poco anchos, pero tampoco había que
Era la primera vez que Gala se subía a un avión, y mucho más siendo tan pequeño. La pelirroja se sube al mismo y de inmediato se topa con la presencia de su jefe —¡Señor Couper! —Exclama con sorpresa.—Buenos días, señorita Jones —La saluda fríamente.—Despeguemos de una vez —Riley exige sentándose en un asiento.Héctor observa la actitud despreocupada de su hermano, y luego mira a la pelirroja con expresión de sin saber qué hacer, se quedó parada como si de sus pies hubiesen brotado raíces. El CEO rueda los ojos, se queja quitándose el cinturón para ponerse en pie, toma el bolso de Gala y lo acomoda en la cómoda de arriba.—Tome un asiento, ya estamos por despegar.Ella pestañea reiteradas veces, nunca se imaginó que su jefe hiciera una cosa como esa con una mujer. Estaba bastante sorprendida. Gala termina por elegir un asiento justo cuando una pequeña puerta blanca se abre, d
—Lo siento mucho —Se disculpa indiferentemente —. He venido a decirle que recuerde bien todo lo que debe decir mañana cuando conozca a mi abuelo. Él la interrogará, así que debe medir muy bien sus palabras —Añade mirándola fijamente a los ojos.—No se preocupe, señor Couper. Sé muy bien lo que debo decir —Bueno, ya no tenía motivos para quedarse allí parado, ¿Por qué no se largaba entonces? —. ¿Se le ofrece algo más?—Buenas noches —Se da la vuelta y se marcha.Gala cierra la puerta lentamente, soltando el aliento luego de estar sola. Eso había sido un poco desconcertante para la pelirroja. Todo el tiempo se preguntaba por qué era su jefe el que le decía las cosas y no Riley.—Santo cielo, no puedo estar pensando en esas tonterías.Vuelve a la cama, cierra la laptop y se quita los lentes. Estaba tan cansada, y el revisar los estados de sus deudas no le ayudaba mucho para descansar como debía. Lo que
—¿Crees que lo haga bien?—Estoy seguro de que si —Héctor toma un sorbo de jugo.—Creo que le hizo falta un poco de maquillaje, cubrir esas pecas y quitar esa palidez de su cara —Añade ponzoñosamente Estefany.Héctor arroja una mirada de esas tipo asesina que él suele lanzar a la gente que lo saca de sus casillas, pero para desgracia de Estefany no lo pilla. Su comentario le hizo hervir la sangre, para él, la chica estaba perfecta. No como ella, quien llevaba una tonelada de maquillaje encima.La diferencia entre ambas era enorme… y si Estefany continuaba de ponzoñosa, la enviaría de vuelta a estados unidos en un santiamén.—¿Podemos bañarnos en la piscina, cariño?—Ve tú…—De acuerdo, te estaré esperando si cambias de parecer.En cuanto la mujer se marchó, Riley miró a su hermano, quien parecía tan indiferente y a la vez tan estresado.—¿Por qué demonios estás estresado?—¿Y eso a ti que te importa?—Deberías estar más que contento con ese mujeron que has traído y que esté dispuesta