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Capitulo 7. Me lo pensare

< ¿Pero a que venía esa pregunta?, ¿de cuándo acá su jefe le hacía ese tipo de interrogatorios tan íntimos?> Gala se preguntó si habían cambiado las normas de la empresa, de igual forma eso no le afectaba en nada.

—He releído su currículo y me he fijado que no lo está, ¿Ese estado sigue manteniéndose así?

—Sí, señor, yo no estoy casada.

—¿Tiene novio? —Ella se sorprende aún más, cada pregunta era más personal que la otra, ¿Qué se proponía su jefe? —. ¿Y bien? ¿Tiene o no tiene novio? —Héctor insiste.

—Señor, disculpe, ¿Pero qué tiene que ver eso con mi trabajo?

—Ya le dije que no a vamos hablar de trabajo, señorita Jones —La seriedad con que le habló le hizo temblar las rodillas.

—No tengo novio —Respondió de prisa.

—En ese caso, quisiera proponerle un negocio, señorita Jones.

< ¿Negocio? ¿Qué clase de negocios quiere hacer ese hombre?> pensó. No tenía sentido, ni las preguntas tan personales, ni lo que estaba intentando proponer. Si ella no tenía ni un centavo, y él lo tenía absolutamente todo.

—No entiendo, señor Couper. ¿Qué tipo de negocios podemos hablar nosotros dos?

—Verá señorita Jones, es algo un poco complicado lo que le voy a explicar. Y le agradecería que mantuviera la mente abierta ¿Entendió?

—Si —Responde con dudas.

Héctor observa a la pelirroja ante él, no conseguía ver bien el color de sus ojos por esas gafas que usaba, pero si alcanzaba a ver esas pecas en su nariz y pómulos.

—Quiero proponerle que sea la esposa de mi hermano Riley.

Gala, entreabre los labios y ensancha los ojos, ¡Eso debía ser una jodida broma! La chica pestañea un par de veces.

—Señor Couper, ¿Qué es lo que está diciendo?

—Escuche —El CEO relame sus labios para hablar —. Mi hermano necesita una esposa, una mujer con valores, recatada y que no sea conocida en todas las revistas de cotilleo. Señorita Jones, en estos momentos la compañía está en las manos de Riley, si él no se casa dentro de un mes yo dejare de ser el dueño y quizás es muy posible que usted se quede sin empleo por el cambio de directiva.

¿Quedarse sin empleo? ¡Oh, no, no, no!, eso no podía ser. Ahora más que nunca necesitaba ese trabajo.

—Sé que es algo tan repentino, pero usted es la única que yo considero que puede ser aceptada por mi abuelo como esposa para Riley. Si ustedes se casan, yo seré el único dueño de la compañía y de ese modo, nadie se quedará sin trabajo.

—Pero…

—Por su parte, usted no tendría que preocuparse por nada económico en su vida. Todo lo que desee lo tendrá, vivirá en la casa de mi hermano con todas las comodidades posibles. Su vida estará resuelta.

¿Una vida resuelta?, ¿tendría que casarse por conveniencia para tener una vida resulta? Pensó en todas esas deudas que tenía acumuladas, en todos esos sobres con fecha de caducidad que se amontonaban en su gaveta. Si aceptaba esa propuesta, ya no tendría que preocuparse por nada, pero, ¿en qué la convertiría eso?

Es muy posible que todos pensaran que era una oportunista cazafortunas, eso sería terrible. No podía darse el lujo de que se rumoreara que ella se casaba por dinero. La pelirroja levantó la mirada.

—Señor Couper, yo lo siento mu…

—Si acepta, recibirá un sueldo ostentoso mensual por mi parte. Obtendría su propio dinero, no tendría que contar con el de mi hermano. Le prometo, señorita Jones, que nadie hablara de usted. Y no se preocupe por lo que opine mi abuelo, él es consciente de que la esposa de mi hermano será una mujer con que la nos sentamos para hablar de negocios.

—¿Y entonces porque no le dice a esas chicas con las que suele salir su hermano?

—Porque mi abuelo estipulo que no aceptaría a ninguna de ellas, él quiere una mujer auténtica, como usted.

¿Autentica? Porque esa palabra le calentó las orejas, y más al provenir de los labios de su jefe. ¿Él creía que ella era auténtica?, la chica aprieta la mandíbula para evitar hacer cualquier expresión vergonzosa.

—No sé qué responderle, señor Couper. Yo no esperaba nada de esto, además, es impensable que me pida que me case con su hermano. Nadie se lo creería.

—Eso no es relevante en esta conversación, señorita Jones.  Confió en mi intuición, usted sería buena esposa para Riley.

Ella lo miró seria, pero si era bien descarado. Él creía que era así de fácil aceptar su propuesta, tendría que casarse con un ligón, ¿qué sería de ella una vez casados? No se quería ni imaginar cuando tuviera que ver su “dizque esposo” en todas las revistas de chismes abrazado de otra mujer.

—Con todo respeto, su hermano no es un hombre de fiar. No creo estar preparada para ser la esposa de un hombre que le gusta salir con una mujer distinta todos los días. Sé que será un matrimonio por conveniencia, pero no creo tolerar tener que ser humillada de esa manera.

Sinceramente, esa mujer era la indicada para su hermano, Gala lo ayudaría a entrar en razón. Sería una esposa que no se dejaría intimidar por su hermano, lo único que le quedaba era tratar de convencerla para que aceptara ser la esposa de Riley.

—No se preocupe por eso, mi hermano tiene prohibido hacer cualquier sandez. Puede estar tranquila con eso, además, mi abuelo fue muy claro con él.

—¿Su hermano está de acuerdo con esto?

—Sí.

—¿De verdad quiere que yo sea su esposa?

—Así es…

—¿Y entonces porque no me hizo la propuesta el mismo? —Pregunta con firmeza.

Héctor hizo amago de contestar, pero no lo hizo. Ella tenía un buen punto, en vez de ser Riley el que le propusiera el trato había sido él.

—Lo siento mucho, lo que pasa es que Riley apenas está asimilando lo que está sucediendo. Además, usted es mi secretaria, era lógico que yo hablara con usted.

—¿Y qué pasaría con mi puesto en esta compañía?

—No tendría que trabajar más para mí, después de convertirse en la esposa de mi hermano podrá dedicarse a lo que desee.

Por muy extraño que pareciera, Gala se sintió algo extraña. Llevaba trabajando allí 6 años y el que no continuara haciéndolo le resultaba raro.

—¿Y bien? ¿Qué decide?

—No puedo darle una respuesta en estos momentos, señor Couper. Me gustaría pensarlo un poco.

—¡Claro! Le daré unos días para que se lo piense bien.

—Sí.

—Puede regresar a trabajar.

—En seguida —Se pone en pie con un poco de torpeza.

—Señorita Jones, le agradezco que mantenga esta conversación en secreto. No quiero que se riegue esta información y se haga todo un cotilleo por los corredores de la empresa.

 —No se preocupe. De mis labios no saldrá una sola palabra.

El CEO observo los labios de la pelirroja y se preguntó si ese color que llevaba en la boca era natural o se los pintaba. Luego reacciono a lo que eran esos pensamientos irracionales, ¿Qué demonios estaba haciendo? Negó y volvió a la realidad.

—Muy bien —Contesta, fríamente.

Ella asiente y abandona la oficina de su jefe, al cerrar la puerta a sus espaldas suelta el aliento. Al sentarse en su silla, la chica muerde sus labios, ¿y ahora que debía hacer? Si aceptaba ser la señora de un Couper todos sus problemas financieros se solucionarían, pero estaría casada con un hombre que no amaba.

Se encontraba en un gran dilema, tendría que dejar muchas cosas únicamente para convertirse en una señora. Sería un gran cambio, un enorme cambio en su vida.

[…]

Héctor se reclinó sobre el sillón. Presentía que su secretaria iba a aceptar, si eso pasaba no perdería la compañía. Su abuelo tendría lo que deseaba, y él sería el único dueño, se evitaría tener que estar detrás de Riley para que asumiera su papel en la empresa.

Sonríe, las cosas no pintaban tan mal después de todo… pero de pronto su cerebro comenzó a rebobinar sobre algo que no capto al principio, ¿Por qué la reacción de su secretaria no fue todo un escándalo? Realmente, se esperó que ella lo insultara o al menos se quejara por su propuesta tan fuera de lo común, pero no pasó nada de eso, más bien, estuvo bastante tranquila y hasta pudo percibir que, como que aceptaba la proposición sin siquiera pensárselo. ¿Tendría algún tipo de problema económico?

—¿Serian ideas mías?

A Héctor se le cruzaban varias hipótesis por la cabeza, podría ser una oportunista en busca de fama, o quizás lo que buscaba era una mejor calidad de vida. En todo caso, si aceptaba ser la mujer de Riley tendría todo, no existiría diferencia alguna. Y se lo merecía, ya que la estaba privando de ser una mujer libre. Casarse por contrato no debía ser nada fácil.

En cuanto ella le diera una respuesta, hablarían del punto que su hermano le expuso la noche anterior, (sexo) Riley quería a una esposa con todas las de la ley, y no lo culpaba, si iba a casarse, lo más lógico es que mantuviera relaciones con su mujer. Era un tema delicado, pero si quería acatar las órdenes de Jacob, no podría follarse a cuanta mujer se le cruzara por el camino luego de casarse.

—Demonios, esto va a ser bastante complicado.

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