—¿Crees que lo haga bien?—Estoy seguro de que si —Héctor toma un sorbo de jugo.—Creo que le hizo falta un poco de maquillaje, cubrir esas pecas y quitar esa palidez de su cara —Añade ponzoñosamente Estefany.Héctor arroja una mirada de esas tipo asesina que él suele lanzar a la gente que lo saca de sus casillas, pero para desgracia de Estefany no lo pilla. Su comentario le hizo hervir la sangre, para él, la chica estaba perfecta. No como ella, quien llevaba una tonelada de maquillaje encima.La diferencia entre ambas era enorme… y si Estefany continuaba de ponzoñosa, la enviaría de vuelta a estados unidos en un santiamén.—¿Podemos bañarnos en la piscina, cariño?—Ve tú…—De acuerdo, te estaré esperando si cambias de parecer.En cuanto la mujer se marchó, Riley miró a su hermano, quien parecía tan indiferente y a la vez tan estresado.—¿Por qué demonios estás estresado?—¿Y eso a ti que te importa?—Deberías estar más que contento con ese mujeron que has traído y que esté dispuesta
Gala llegó al área de la piscina fijándose que Estefany se encontraba nadando en las cristalinas aguas. En cuanto la diviso, lo pensó si quedarse o irse, pero luego pensó que era muy tonto de su parte irse. No existía razón para hacerlo, así que decidió quedarse y tomar un poco de sol.—¡Ah!, eres tú. Pensé que era Héctor, llevo mucho rato esperándolo y nada que aparece, ¿sabes dónde está?—Creo que está trabajando.—¿Crees?, ¿acaso no eres su secretaria?, deberías saber lo que hace.—No me ha pedido que lo ayude en nada, supongo que él mismo se está encargando de los asuntos.—De secretaria a esposa de un Couper, mira que eres dichosa, o muy tonta —La mujer le dice mientras nadaba de espaldas —. Casarse con un Couper no vale la pena, esos hombres nunca serán fiel a una mujer.Eso no hacía falta que se lo dijera, conocía más que bien a uno de ellos. Y aunque no conociera a la perfección al hombre con el que pensaba casarse, era claro que si su hermano mayor no permanecía con la misma
Si pensaba pasarse el resto de las semanas en el despacho de su abuelo, se volvería loco, no podía estar metido intentando hacer su trabajo, pero la realidad era que no dejaba de pensar en tonterías.Y menos cuando las palabras de su abuelo no paraban de resonar en su cabeza, eso sí que era una completa locura. Ni siquiera había conversado de ese tema con su secretaria, la estaban empujando al abismo y eso no era bueno. Si la chica llegaba a su límite de la tolerancia, sería capaz de largarse dejando todo tirado.Entonces, unos delicados golpes en la puerta lo sacaron de su letargo. Su secretaria se asoma por la hendidura de la misma, lo que lo lleva a erguirse en su sillón, y allí estaba de nuevo el pitido de su reloj digital indicándole que su pulso se estaba acelerando.—Señor Couper, disculpe que lo moleste —Él cubre el reloj mientras que observa a Gala.—Pase señorita Jones. ¿Qué se ofrece?—Es que como dijo que vendría a este lugar para trabajar,
Esa mañana Jacob terminó de hacer una llamada que le resulto bastante interesante, el viejo se quedó sentado en su sillón recapitulando todo lo que le habían dicho en esa llamada. Se preguntó cómo reaccionarían sus nietos al enterarse, o quizás ya estaban al tanto de la situación. Luego se le ocurrió una idea, era un poco atrevida, pero necesitaba saber a qué estaban jugando sus nietos.Héctor no era un hombre que le gustase perder un trato, y haría hasta lo imposible por conseguir todas sus metas. Así que Jacob decidió mover sus cartas antes de que sus nietos jugaran las suyas.Descolgó el teléfono una vez más…[…]Tomaba el desayuno en la terraza mientras que leía el periódico, nadie en esa casa al parecer le apetecía desayunar. Las sabanas se les habían pegado a todos, por su parte era un hombre que se levantaba muy temprano, y el dormir hasta tarde no era lo suyo.De lo que si estaba extrañado era de su abuelo y su secretaria, el que no estuvieran en la mesa, sí que le resultaba r
La nota era de parte de su jefe, le decía que esperaba que le gustase el vestido y que contaba con no haberse equivocado con su talla. También le dejo una pequeña acotación bastante interesante.“Con ese vestido no puede usar ropa interior, arruinaría la belleza de la prenda. Espero que esto no sea un problema para ti, ya que no he encargado más vestidos para esta noche”—Joder —Ella exclama levantando el vestido en lo alto —. ¿Cómo que no puedo utilizar ropa interior? ¿Qué clase de vestido es este?La joven lo vuelve a colocar sobre la cama, tendido de largo a largo, luego muerde la carne interna de sus labios. Gala abre la bata blanca que llevaba puesta, fijándose que usaba ropa interior, tenía que confirmarlo por ella misma, necesitaba estar segura de que no podría usar ropa interior.Así que, contra toda advertencia de su jefe, la pelirroja se probó el vestido, pero entonces surgió un terrible problema, uno muy grave…—¡Ay, no!, no, no, no… ¿Y ahora qué demonios voy a hacer?Viénd
El beso se hizo un poco más intenso, y Héctor no desaprovecho la oportunidad que ella le estaba brindando. Y menos cuando esa mujer besaba tan maravillosamente, hasta podría hacerle el amor en ese mismo instante y aun sabiendo que no llevaba absolutamente nada debajo de ese encantador vestido.Era demasiada tentación para la mente de un hombre… Gala pensó que estaba perdiendo la cordura, que el viaje le estaba afectando más de la cuenta y que el aceptar aquel trato era la peor decisión de su vida. Seguramente, su prometido estaba abajo esperando por su presencia, mientras que ella se estaba besando con el que era su cuñado. No, es que no estaba bien lo que estaba haciendo, pero, por otro lado, ¿Por qué le gustaba tanto estar así con su jefe? Esos labios, esas caricias, esos apretones en su cadera, ¡Santo cielo! Era demasiado divino, pensó ella.Estaba muy as
—Disculpa por tardar tanto, mi abuelo se empeñó a presentarme a unas personas y bueno ya sabes cómo es eso —Se justifica el castaño mientras le entregaba una copa a la pelirroja.—Gracias —Gala contesta bajando la mirada.—Pienso que el abuelo está muy convencido con este matrimonio, creo que al final no perderás la compañía hermanoEn ese momento Riley lo observo y Gala levanto levemente la mirada. Héctor sabía que ella lo estaba mirando, como esperando su contestación.—Intenta no cometer errores Riley —Le reprocha sin justificación.—No he hecho nada malo.—El abuelo dará a conocer su respuesta mañana, así que será mejor que te comportes esta noche.Héctor se da la vuelta para marcharse, ya que allí no tenía nada más que hacer, pero entonces la voz de su secretaria lo detiene.—Señor Couper. musita muy irritado en su interior. Ni siquiera se da la vuelta para verla.—Su saco —Héctor lo toma y luego sigue su camino.—Está de m
Por todos los cielos, su jefe besaba de una manera tan maravillosa que sus piernas no paraban de temblar. Por esa razón, se vio obligada a aferrarse de su cabello para no derrumbarse, pero esa acción solo avivo las intenciones de Héctor, porque en seguida Gala sintió como la cremallera de su vestido fue bajando con una lentitud que más bien era como una tortura.Sabía que estaba mal que estuviera dejándose tocar, besar y demás por el hermano de su prometido, pero como combatía las ganas que la estaban enloqueciendo. Si tan solo con un beso suyo ya estaba completamente derretida, y ahora que intentaba despojarla del vestido, la razón se había esfumado por completo de su sistema.Aunque quisiera alejarlo, realmente no podía hacerlo… no quería hacerlo, y esa era toda la verdad.—Gala —Héctor susurro su nombre sobre sus labios, luego de bajarle completamente el cierre del vestido —. Yo…Él la mira a los ojos, podía notar que sus pupilas estaban dilatadas y su respiración se había acelerad