Vítor
Estaba en otra reunión aburrida aquí en Carvalho Engenharia Ltda.. Me estaba muriendo después de la noche anterior. Mi querido hermanito me obligó a ir a esa m*****a reunión. Yo no estaba de humor para ir, por no hablar de que estas reuniones con los clientes son muy aburridas. Ahora mismo me encuentro con uno de nuestros queridos y aburridos clientes. El Sr. Benjamin Monteiro, propietario de Monteiro Residencial.
- Señor Monteiro, llevamos aquí más de una hora y no llegamos a ninguna parte. Ya me duele la cabeza. Mi tiempo cuesta dinero. ¿Podría dejarse de rodeos e ir al grano? - dije golpeando la mesa con el bolígrafo. Ya estaba impaciente.
- Por eso prefiero a Bernardo que a ti. ¡Eres muy insolente! - refunfuñó el moreno, sentado frente a mí.
¡Que me jodan! Bernardo, ¡te voy a matar por esto! Me incliné hacia delante, apoyando los brazos en la mesa de cristal y me enfrenté a él.
- ¡Escuche, señor! En primer lugar, diríjase a mí como Sr. Carvalho y no a usted. Mi querido hermanito está de viaje de negocios y no puede estar aquí, ¡así que deje de llorar y acabemos con esto de una vez! - Solté una bocanada de aire y me levanté de la silla. Me senté en la mesa, mirando fijamente al hombre. - Y, por favor, vaya al grano. ¿Qué es lo que quiere? No estoy aquí para perder el tiempo.
Empecé a sentir un dolor en la rodilla. Qué raro... Debe de ser por estar mucho tiempo sentado.
- Te diré por qué organicé esta reunión... Le diré por qué he organizado esta reunión... - Miró de reojo, se echó hacia atrás en la silla, se irguió y me miró fijamente. - ¿Podría darme más tiempo para el pago...? Sabes, hemos abierto un nuevo piso residencial en Manaus. Y no podré...
- Paga -le corté. - Una vez más, pero esta vez tienes que pagar. No vamos a cambiar el plazo. Lo siento.
Me levanté de la mesa, volví a mi silla y me senté.
- Se levantó de un salto de la silla y me gritó en el salón.
Me llevé la mano a la cara, conté hasta diez mientras me urgía ir a por ese idiota.
- Primero baje el tono, ¡no está hablando con sus empleados! Entonces quiero respeto. ¿O voy a tener que llamar a seguridad para que te saquen de aquí? - Me levanté y le miré con los ganchos fuera, mencionando llamar a seguridad.
Asintió y se sentó en su silla.
- Ahora podemos hablar como personas civilizadas. Como iba diciendo, todavía tienes que pagar este mes. Dijiste que habías abierto un nuevo piso residencial en Manaus, ¿verdad? - Sacudió la cabeza, asintiendo. - Mira, esto es lo que podemos hacer. Tú me das una garantía y yo puedo darte un poco más de tiempo.
- ¿Una garantía? ¿Cómo que una garantía? - Levantó la ceja, sin entender lo que decía.
Me llevé la mano al pelo y solté un suspiro. Se me está acabando la paciencia con este viejo.
- Necesito una garantía para dar ese plazo. Para que no tengas que darme cuerda, ¿sabes? - Le guiñé un ojo, que se cruzó de brazos y me miró fijamente.
Así que cogí la hoja de cálculo que estaba sobre mi mesa. Antes de que empezara la reunión, le había pedido a mi secretaria que llamara a mi abogado para pedirle los informes financieros del residencial Monteiro. Me senté y empecé a mirar la hoja de cálculo. Entonces me reí de lo que estaba viendo. No me lo podía creer. ¡Qué suerte! ¡Vitor, hoy vas a ganar mucho dinero!
- ¿Qué tiene tanta gracia? - preguntó, golpeando mi escritorio, que tembló por la fuerza que hizo e hizo caer mi portabolígrafos.
- ¡El chiste es que tu empresa está en bancarrota! Y quiero tus acciones, ¡pueden ser la garantía de la que hablo! - Señalé con el dedo, me levanté y lancé la hoja de cálculo en su dirección. Su semblante cambió rápidamente.
- Me miró, señalando los papeles que sostenía.
- ¡Cómo lo conseguí no te importa! ¿Lo quieres o no?
- Pero no puedo hacerlo ahora... Tengo que pensar... -Hizo un gesto, pasándose la mano por el pelo canoso. Madre mía. Esta es mi oportunidad de conseguir esas acciones a precio de ganga. ¡No puedo desaprovechar esta oportunidad!
- Sr. Monteiro, si no resuelve esto ahora, no tendrá otra oportunidad. Deme esta garantía y podré darle un poco más de tiempo para pagarnos. - Le aconsejé.
Me senté en la mesa mirándole, que se quedó un poco pensativo ante la propuesta que le hice. Tras cinco minutos en silencio, dijo algo:
- Sólo tengo una pregunta, si por casualidad no pago a tiempo, ¿qué pasa? - preguntó, rascándose la cabeza.
Abandoné la mesa y la rodeé, situándome frente a él.
- Si por casualidad no me pagas, ya son tres meses los que nos debes y ni hablar de que usaste nuestros servicios para hacer ese piso allá en Manaus, ¿recuerdas? - Mencioné esto y él asintió y estuvo de acuerdo. Y continué: "Tendrás que dar una de tus acciones. Así de sencillo. - Le sonreí.
- ¡No puedo hacer eso! - protestó, dándose la vuelta y haciendo un gesto negativo con la mano.
- Tranquilízate. Por supuesto, eso no va a suceder, ¿verdad? Esta nueva residencia en Manaos será un éxito y podrás pagarme. - afirmé, levantando la mano para estrechársela.
Apartó la mirada, pero luego la estrechó. Dijo que aceptaba el trato. Lo celebré, me acerqué a mi mesa y cogí el interfono para hablar con mi secretaria.
- Lais, por favor trae el contrato. Muchas gracias.
- Pero, ¿por qué el contrato? - Cuestionó, arqueando una ceja Es sospechoso.
Le expliqué que era sólo una formalidad, para que no tuviéramos problemas después. No me creyó, pero cedió. Entonces entró mi secretaria con el contrato y se fue inmediatamente después. Se lo entregué y firmó sin leer el contrato. Perfecto. Después de firmar, me entregó el contrato. Lo miré, le estreché la mano y le acompañé a la puerta.
En cuanto me despedí, volví a mi mesa. Me recosté en la silla y me relajé un poco.
Esta reunión no fue tan aburrida. Me llevé bien.
Vítor- ¡NO PUEDO CREER QUE HAYAS HECHO ESO, VITOR! ¡INACREDIBLE! - Mi hermano se levantó de la mesa del comedor. Pareces muy enfadado después de lo que pasó en la reunión que tuve con el señor Monteiro.Mientras él gritaba por encima de la mesa, yo seguía saboreando mi carré de cordero. Tengo que decir que está delicioso. María, nuestra camarera, se lo ha currado.- ¡Qué maravilla! Estoy aquí diciéndote que no deberías haberle hecho esto a nuestro cliente más antiguo, ¡y ahí estás, disfrutando del cordero! - Me miró fijamente.- ¡Es magnífico! ¡Tienes que probarlo! ¡María mató a ese cordero! Es suficiente para hacerte la boca agua. - Cogí mi copa y di un sorbo a mi Chateau Latour.- Vitor, el Sr. Monteiro es nuestro cliente más fiel. ¡Pediste una garantía! ¡No exiges acciones como garantía! Luego, no satisfecho, ¡le hiciste firmar un contrato sin haber hablado con su abogado! Eso es mucho...Levanté el dedo índice señalándole, con la taza en la mano.- Inteligente. No hace falta que
Vitor- ¡Joder, Bernardo! ¡Es una mierda que me hayas traído a esta clínica de mierda! ¡Te dije que estoy bien! - Me quejé.Estábamos en una sala esperando al médico, que fue a buscar los exámenes.- Debido a esto, tuve que cancelar un almuerzo con una rubia. Porque mi querido hermano estaba preocupado por mi salud.- ¡Puedes parar, Vitor! Luego vuelves a hacer un trato con esa mujer. Sabemos muy bien que no es importante... - dijo Bernardo mirándome fijamente. - ¿Cómo que no es importante? - Le corté. - ¡El sexo es importante! ¿O crees que un hombre de mi tamaño se va a masturbar como un adolescente? ¡Venga ya! - recalqué.Agachó la cabeza de un lado a otro, sin creérselo.- Escucha, Vitor, hace dos meses que no estás bien. Cansancio, fuertes dolores de cabeza, náuseas, dolor en las rodillas... - Desvió la mirada hacia la puerta, para ver si había llegado el médico. Cuando no apareció, volvió a mirarme. - No olvides que delante de los proveedores que habíamos contratado esa mañana,
VitorHace quince días estaba en casa descansando después de que el médico me diagnosticara leucemia. Al principio no quería que volviera a trabajar, pero le convencí de que si no lo hacía, ¿quién se haría cargo de la empresa? Yo soy el que hace todo en la empresa para que no vayamos a la quiebra. Bernardo no podía ocuparse de la empresa, tenía que ir a la clínica a hacerse las pruebas que le había mandado el médico. El médico me dio unas medicinas para el dolor de cuerpo que sentía y también para aliviar las manchas que me estaban apareciendo en el cuerpo. No podía permitirlo. Especialmente si tenía una chica caliente follando conmigo. Estábamos sentados de nuevo en esta clínica esperando a que el doctor volviera con los exámenes.- ¿Por qué coño tarda tanto este médico en traer los exámenes? - me quejé, echándome hacia atrás en la silla y dando golpecitos con el pie en el suelo.Me di cuenta de que mi hermano estaba callado y pensativo, con el torso hacia delante, apoyado con los b
VítorMe acerqué a la silla y tiré de ella para sentarme. Pensaba que todo estaba perdido, empezaba a aceptar mi muerte, porque no iba a estar hospitalizado y tumbado en una cama tomando un cóctel de medicamentos, enfermo y calvo para quizás curarme de esta puta enfermedad. ¡Ni hablar! Pero parece que estoy teniendo suerte. Este doctor dijo que hay otra manera.- Estoy sentado aquí, doctor. ¿Ahora me lo explicará mejor? - pregunté echándome hacia atrás en mi silla mirándole.- Sí. Hay otra alternativa, pero... -en ese momento mi hermano se acercó y sacó una silla para sentarse. Yo prestaba atención a lo que decía el médico.- ¿Es eso cierto? - preguntó Bernardo al médico. Miré a mi hermano.- ¿De verdad, Bernardo? ¿Estás dudando del médico, tú más que nadie? - le dije irónicamente, y entonces volvió la cara para mirarme. Le sonreí.- Esto es serio, Vitor, ¿y tú crees que es gracioso? - Me señaló.- Señores, sé que en este momento están alterados y también nerviosos, pero puedo decirle
SophiaEstaba allí de pie preguntándome de qué quería hablarme mi jefe. Y de repente sentí una mano en el hombro, que me hizo dar un respingo del susto.- Hola, Sophía. Cálmate, soy yo, Tomás. - Me cogió la mano.Le miré y se me saltaron las lágrimas.- ¡Sofía! ¿Por qué lloras? Voy a ir allí y enseñarle a ese viejo idiota...Se estaba arrancando el delantal y tirándolo a la encimera, que está allí en la cocina. Se iba y le cogí del brazo.- ¿Qué vas a hacer? - Tiré de él para que no se fuera. Luego levanté la mano y me sequé la cara.- ¡Voy a ir a decirle que no te trate así! - dijo mirándome.- No hagas eso. Me preocupa otra cosa... -le dije a Tom, que se acercó.- ¿Qué te preocupa? - me preguntó cogiéndome la mano.- ¿No has oído lo que ha dicho?Negó con la cabeza. Justo cuando iba a hablar, alguien se acercó.- Sophia, la pareja a la que estabas tomando nota ya está lista", dijo el ayudante de Tomas. Giré la cara para mirarle.- Caramba, acabé olvidándome de los clientes. - Suspir
TomásMientras Julio preparaba los platos para ponerlos en la ventana, entró Sofía. Noté que su cara estaba... ¿triste? Apagué el fuego y me acerqué a ella.- ¿Sophia? ¿Va todo bien? - le pregunté. Se tomó un momento para mirarme. Luego levantó la cabeza para mirarme.- ¿Hola? Estoy bien... -dijo, pero me di cuenta de que tenía los ojos rojos e inyectados en sangre. ¡Ella lloró! - Aquí están los pedidos para la mesa seis... - Me entregó los pedidos.La cogí, me di la vuelta, se la di a Julio y le dije que empezara a hacer la comida. Levantó una ceja. Le dije que tenía que hablar con Sofía y enseguida se acercó para hacer lo que le había dicho. Me giré y la miré.- Ahora podemos hablar. - La agarré del brazo, tirando para que estuviéramos lejos de mi ayudante y no estorbara en nuestra conversación. Ella asintió. - Dime, ¿por qué estás así? - le pregunté mirándola. Apartó la mirada y guardó silencio. Eso es. Estás ocultando algo.- Desde que entregué los pedidos, vuelvo al... - Me dirig
TomásSalí de la cocina antes de que intentara detenerme. Sophia no me pidió ayuda, pero sé que se enfada, sobre todo cuando la gente habla de su aspecto. Me enfada mucho. Es una chica dulce y amable, ¿juzgarla por tener sobrepeso? ¡Ella es más que eso!Me acerco a la ventana y cojo la bandeja que hay en el escaparate, donde estaban los platos y los refrescos. Allí. Me doy la vuelta, buscando a los tipos que Sophia había descrito. ¿En qué mesa estaban? ¡Mierda! La mesa está en el pedido que quedó dentro y si entro a buscarla, seguro que no podré hacer lo que quiero... Miré a la derecha, allí en la esquina había una mesa y dos tipos sentados. Uno es alto, más o menos de mi color y con el pelo corto y oscuro. El otro es un tipo blanco, en realidad amarillento, de pelo castaño y también bajo y mirando desde aquí parece un tipo panzón. Ambos llevan una camisa gris de manga larga y pantalones del mismo color que la camisa. Creo que son ellos. Parecen el tipo de chicos a los que sólo les i
SophiaEntré en el salón al oír un fuerte ruido. Nada más llegar, miré a Tomas y ¡no podía creer lo que veían mis ojos! ¡No me lo podía creer! Estaba viendo a Tomas, el tipo más simpático haciendo eso? Entonces arrastró a uno de los chicos que se había burlado de mi cuerpo. Era el moreno alto, se veía que tenía la cara manchada de sangre. Inmediatamente giré la cara, cerrando los ojos para no ver aquello.Oí un ruido y giré la cara, abrí los ojos para mirar al frente. Estaba de rodillas. Mirando hacia atrás, me di cuenta de que unos cuantos clientes (que aún tenía) abandonaban sus platos y se dirigían a la caja para pagar e irse. ¡Vaya! Esto se va a ir a la mierda si tu Joaquim ve esto.- "Lo siento..." susurró, pero era tan bajo que ni siquiera pude oírlo bien. - "No me burlaré más de tu cuerpo..." dijo.Me quedé mirándole. Entonces el otro tipo se acercó y se puso a su lado.- Yo también pido disculpas", dijo el tipo que estaba delante de mí. Luego agachó la cabeza avergonzado. -