New York City, Nueva York
Abril
Hay situaciones en la vida que te cambian para siempre, y se podría decir que algo de eso es lo que me ha pasado a mi en este ultimo tiempo. A nivel profesional no hay nada que cambiaria, he conseguido mi doctorado en finanzas y la satisfacción de poder convertirme en uno de los mejores en mi rubro me lleva a sentirme un hombre sumamente feliz en este ámbito, después de todo soy el dueño de una de la empresas más importante del sector financiero a nivel mundial asique ¿Qué más podría pedirle a la vida? ¿no? Ah, si… amor… cierto, dicen que sin eso la gente no es feliz, pero el problema es que yo lo conocí y no sé si estoy muy de acuerdo con esa teoría.
Enamorarme de Haizel, ha sido exactamente lo mejor y lo peor que me ha pasado en la vida. Por una parte, ella ha hecho que viviera momentos inolvidables, que aprendiera el significado de estar en una relación estable y el querer hacer “planes de vida” con la persona a la que amas, pero por el otro lado, perderla me ha hecho caer de rodillas sobre el suelo llamado “amor”, algo tan intangible como el viento y tan duro cuando golpea como una roca. Sinceramente nunca había querido caer en este terreno justamente por esto, pero bueno, lo intente y no funciono, asique no me lo puedo reprochar.
El estar a cargo nuevamente de este imperio, no ha ayudado como yo creía que lo haría. Puedo estar en una reunión tras otra, puedo viajar a Chicago, Miami, Paris, Roma, o Múnich para cerrar negocios, pero nada me hace olvidarla y esto comienza a frustrarme un poco más de la cuenta.
—Buenos días, señor Gauthier.— Me saludan los empleados que están en el lobby del edificio a medida que voy entrando al mismo.
—Buenos días a todos.— Respondo de la manera más cordial que puedo y voy atravesando el lobby hasta llegar al elevador.
Se siente extraño estar de regreso después de tanto tiempo, y es que, entre mi residencia en Viena para terminar el doctorado y mis constantes viajes de negocio para tratar de olvidarla, apenas he estado aquí presente.
Tan solo cuando las puertas del elevador se abren y me encuentro solo allí, me quito mis lentes de sol, presiono el botón número 55 y al ver mi reflejo en el espejo me preocupo una vez más. He bajado de peso, tengo ojeras y apenas consigo mantenerme despierto durante el día, soy lo más parecido a un zombi que pueda existir —No puedes seguir así. — Me digo y respiro profundo.
En todas estas semanas me he estado debatiendo a mí mismo en como continuar con mi vida, volver a aquel submundo donde el amor no existe y ser el hombre frio que fui una vez, es una opción muy tentadora. Ese es el mundo que conocía antes de Haizel, ese es el mundo que me mantenía en pie y donde yo más cómodo me sentía, pero lo deje todo por ella, me saque la armadura, deje mis armas a un lado y termine perdiendo.
Las puertas del elevador se abren rompiendo mi momento de soledad, y al salir, me encuentro con la mujer que ha llevado gran parte del peso de mi trabajo durante mi ausencia «¿Alenka era su nombre?» Me cuestiono y debo admitir que me he comportado como todo un imbécil con ella a pesar de todo lo que ha hecho por la empresa, ni siquiera, la he recibido tal y como se merece y como suelo hacerlo con toda la gente que trabaja conmigo —Buenos días, señor Gauthier.— Me saluda amablemente y le sonrió levemente.
—Buenos días Alenka.— Respondo y sigo mi camino.
«¿Desde cuándo soy así de frio con la gente que es parte de mi equipo?» Me pregunto y me detengo en seco a mitad del pasillo para regresar a donde ella.
Me paro frente a su escritorio y ella me mira algo preocupada. Sus ojos azules se clavan en mi —¿Necesita algo señor Gauthier?— Me pregunta preocupada y niego.
—¿Hace cuánto que estás en el equipo financiero?— Cuestiono y es que realmente no tengo idea. He estado tan mal anímicamente que ni siquiera me quise dar a la tarea de entrevistar a quien sería mi reemplazo durante mi ausencia.
—Hace dos años señor, el mismo que usted llevaba fuera del país hemos estado hablando por correo electrónico aprobando todos los documentos junto con los demás ¿hay algo que este haciendo mal?— Pregunta bajito.
—No, has llevado las cosas muy bien. Discúlpame si no me he tomado el tiempo de hablar contigo cuando he llegado a la empresa, es que he estado con mil cosas en la cabeza y como sabrás tuve que ponerme al día con todo lo que paso mientras que estuve fuera del país.— Digo algo avergonzado con ella y es que si hay una cosa que siempre cuide como dueño de esta empresa es tratar a los empleados como lo merecen y con ella no lo he hecho.
—No se preocupe señor, yo entiendo, ha estado muy ocupado últimamente.— Responde y me da una leve sonrisa.
—¿Te parece si almorzamos hoy y nos ponemos al día con los nuevos proyectos?— Propongo y es lo única manera que se me ocurre resarcirme con ella.
—Claro que si señor Gauthier, ¿quiere que ordene alguna comida en especifica?— Me pregunto y niego.
—¿Cómo crees? Solo reserva una mesa en el restaurante que tu gustes y llámame por mi nombre, no soy tan mayor, apenas tengo 40.— Digo intentando ser yo mismo una vez más y se sonríe.
—Como guste Gerrard.—
—Y tutéame.— Continúo diciendo y doy una leve palmada en el escritorio para luego seguir caminando —Iré a comenzar el día, si necesitas algo déjame saber, los proyectos ya están distribuidos entre el equipo ¿no? — Digo alejándome hacia mi oficina.
—Si, por supuesto.— Le escucho decir y supongo que lo mejor que puedo hacer para salir de mi depresión post “amor”, es centrarme nuevamente en mi trabajo.
(Horas después)No entrar al perfil de Instagram de Haizel para saber qué hace se ha convertido en un reto para mí y la única manera de no tentarme en hacerlo, ha sido trabajar o de lo contrario ocuparme en cualquier tipo de tarea que pueda llegar a ocupar mi cabeza. Un golpe en la puerta irrumpe la concentración que tenia en la hoja de balance y respiro profundo —Adelante— Digo y al levantar mi mirada una vez que se abre la puerta, veo a Alenka. No le había prestado atención esta mañana, pero el vestido color azul que trae puesto le queda muy bien —Señor Gauthier, solo quería dejarle saber que la reserva en el restaurante es en 20 minutos— Anuncia de manera muy formal. —Gerrard, que me llamo Gerrard.— Le rec
Madrugada del 20 de abrilResulta ser que esto de los sitios web de citas puede resultar ser un poco adictivo. Ya son las 3am y yo aun sigo mirando los perfiles de las diferentes mujeres que hay aquí y, a decir verdad, me siento todo un novato en esta materia.¿Qué es lo que estoy buscando? ¿Una mujer para pasarla bien un rato? ¿Una amiga con beneficios? ¿Una novia? ¿Un prospecto de esposa?Realmente encontrar la respuesta se me hace muy difícil. Antes de conocer a Haizel, yo no tenía ningún interés en el amor. A mis cuarenta años, creía que el amor era una perdida de tiempo y estaba sobrevalorado por la gente, por eso simplemente pasaba mis noches bien acompañado cuando me era posible, y si no, los libros, las películas y mi perfecto mundo era todo lo que existía.Conocí decenas de mujeres, he estado con muchísimas de
Me la he pasado todo el día de reunión en reunión y entre medio de ellas me he escrito con Jazmín lo más que he podido, pero la verdad es que pareciera un jugador de futbol que hace tres años que no pisa una cancha y es que me siento un idiota en esta materia, o tal vez es porque no estoy acostumbrado a esto del coqueteo virtual por llamarlo de alguna manera.—Gerrard ¿necesitas algo más?— Me pregunta Alenka mientras salimos de la sala de juntas después de nuestra larga reunión con la gente de LookOut Enterprises, en la cual ella ha desplegado sus habilidades financieras y me ayudo a cerrar el negocio.La miro con un poco de dudas y es que en verdad no sé si deba o no hacerle esta pregunta, pero ese lado impulsivo mío me gana y ya es tarde para retractarme —¿Alguna vez has tenido una cita usando una de esas aplicaciones de citas?— Le cuestiono y se m
Después de mi “metida de pata” por llamarlo de algún modo, Alenka y yo salimos de la oficina y vinimos a un bar que esta a dos calles de la empresa, algo bastante conveniente para no perder tiempo en el pesado transito de la caótica ciudad de Nueva York a las seis de la tarde —¿Aquí esta bien? ¿No?— Pregunto señalando una de las mesas altas que hay al final del establecimiento y ella se sonríe.—Si, esta perfecto— Afirma y se sienta en una de la butacas mientras yo hago lo mismo frente a ella.—¿Qué tomas?— Averiguo mientras miro la carta y encoje sus hombros.—Lo que tomes tú, me da igual— Responde y sonrió.—¿Cerveza o vodka?——Mañana hay que regresar a trabajar— Contesta y reímos.—Cerveza— Decimos al unísono y sonreímos para q
Después de dejar a Alenka en la puerta del edificio donde vive cerca del distrito financiero de esta ciudad, y de preguntarme una y mil veces como es que terminamos haciendo esa apuesta; me vine directo a mi casa y entre risas conmigo mismo y mi atrevimiento, me fui quitando la ropa hasta llegar a mi cama. Estoy acá mirando al techo pensando en todo lo que hable con Alenka mientras que en mi celular llegan algunas notificaciones que me distraen y al agarrarlo de la mesita de noche y mirar la pantalla un estúpida sonrisa de adolecente se dibuja en mi rostro “match” leo tres veces con los nombres de Salma, Roxana, y Aurora.«Tal vez Alenka tenía razón…» Me digo y comienzo a cuestionarme de cuanto será el aumento de sueldo que quiere, aunque para ser sincero, preferiría que perdiera la apuesta «¿En que estás pensando Gerrard?» Me pregunto y de repente me veo pensando en ella
Siempre me he negado a ser el típico empresario que tiene chofer que lo lleve de acá para allá, sobre todo porque me gusta conducir, y en momentos como este me doy cuenta de que ha sido una muy buena decisión ya que no Alenka no se siente incomoda al ir en el mismo auto conmigo, o al menos eso parece.—Puedes poner música si quieres— Digo rompiendo el breve silencio que se formo en este lugar.—A ver… déjame ver que escuchas normalmente— Comenta y simplemente sube el volumen del radio donde suena un tango electrónico de Gotan Project —¿Y esto?— Me pregunta confundida.—Es un grupo de origen francés, se llaman Gotan Project y la canción que escuchas se llama Santa María. No sabes lo que es conducir de noche con esta canción a todo volumen— Me justifico y en vez de mirarme como si estuviera loco, ella sube el volumen y cierra l
Camino al lado de Alenka por el sofisticado restaurante que también abre desde la hora del desayuno, y puedo notar como los hombres que hay en el lugar levantan sus cabezas para centrar sus miradas en ella. Sinceramente no los culpo, ella es elegante, muy guapa y posee una figura digna de un catalogo de ropa interior, pero para desgracia de ellos, esta mujer trabaja conmigo y no es ni una modelo ni su secretaria.—Señor Gauthier— Me saluda el señor Gonzalo Echegaray poniéndose de pie para recibirme.—¿Él es el empresario?— Me pregunta Alenka mientras observa al hombre de cabello rubio, ojos grises, de cuerpo de gimnasio y algunos años menos que yo que nos saluda.—Así es, él es el dueño de E.G Fashion— Cuento y ella me mira algo sorprendida.—Es un poco joven ¿no?— Murmura.—Ya sabes como es esto ahora, sacan unas prend
[GERRARD]Esa misma tardeEl reloj siempre es despiadado conmigo, las horas no me alcanzan para hacer lo que quisiera y es que después de aquel desayuno y la conversación que tuve con Alenka en el auto, volvimos a la empresa y una vez más nos comportamos como los dos profesionales que somos dejándonos consumir por las reuniones, proyectos y demás cosas, y dejando así nuestra pequeña apuesta a un lado.Estoy a punto de irme de la oficina cuando recibo un mensaje a través de la app de citas, es de Roxana y al abrirlo respiro hondo “¿Podemos vernos hoy? Es que mañana tengo que salir de viaje”Miro la hora, 6PM y veo que Alenka aun sigue en su oficina. Camino hacia allí me paro bajo el marco de su puerta y ella se me queda mirando —¿Te puedo ayudar en algo?— Me pregunta confundida.—Roxana quiere adelantar la cita a hoy porque