Capítulo 05

—Tranquila mamá estaré bien, sabes que lo necesito hacer — Ella no entiende la magnitud de culpa que he tenido estos años, no podría entender nunca, el dolor que sentí aquel día.

HACE SIENTE AÑOS

—Mamá, pero no es posible, eso no es verdad — Sentía que el mundo se me estaba cayendo por pedazos, ¡Esos malditos nos encontraron! Mi amor mi Sebas, acaricio su rostro mientras duerme como un ángel, siento que no debería dejarlo, siento que debería confesarle la verdad.

—Pero hija entiende, es lo mejor para todos, pondrás en riesgo su vida, si lo amas en tu corazón sabes la respuesta.

Mamá tiene razón, lo amo y no puedo poner su vida en riesgo, espero un día regresar y obtener tu perdón, juro mi amor que tengo el corazón destrozado y nunca volveré a amar a alguien, mi corazón y mi cuerpo solo te pertenece a ti y eso será para siempre.

Aquel día me prometí a mí misma, que un día regresaría y obtendría su perdón y la única manera que tengo es esta, para llegar a él tengo que hacer lo que sea, lo amo y no puedo dejar de amarlo, no puedo negar que llegar aquí no es fácil, estudie la carrera de administración de negocios, así como otros cursos todo vía online solo para llegar a este momento, solo para estar cerca de mi amor, a mi Sebas, mi grandote

—¿Estás perdida? — Es que, al llegar a la empresa, me dejaron algunos pendientes y Carla me dijo que luego que imprimiera unos archivos del USB y los tenga listo lo más pronto posible, pero no sé dónde es el área para eso, estoy muy nerviosa por volver a verlo, que debo parecer una loca mirando a todos lados.

—Disculpa que te moleste, pero es que no sé dónde puedo tener los documentos que me entregaron listos, es mi primer día me llamo Linda Olivares soy la asistente de la señorita Carla — Él me devuelve el saludo y se presenta, mientras le escribo a Carla para decirle donde estoy.

Hasta que por fin aprendí a usar esa máquina y Marcelo fue muy amable, me invito a almorzar y presentarme a mis demás compañeros, pero me excuse, no quiero estar mucho tiempo lejos de mi Sebas.

—Llévale esos documentos al señor Rentería y te quedas para tomar apuntes, mientras yo envió los contratos a los futuros clientes para que los vayan evaluando y me den su punto de vista — Yo solo obedezco, siento que mi corazón está a punto de salir de su lugar, siento como si fuera una película en cámara lenta, toco la puerta y al no recibir ninguna respuesta tomo la manija, tomo aire y la giro a la derecha, está ahí tan guapo como siempre, en un traje de tres piezas por un instante recuerdo la vez que lo conocí y miles de rayos de electricidad atravesaron mi cuerpo, me siento casi como en ese momento, queriendo que me mire y se dé cuenta de que regrese, pero es imposible, no sabe quién soy.

—¿Es usted la nueva empleada cierto? — Su voz, aunque más grave de lo que recordaba sigue siendo él, aquella que me enamoro tantas veces al oírlo cantarme bajo la luz de la luna.

—Si señor soy yo, mi nombre es Linda Olivares para servirle — No sé cómo mis palabras no salieron atropelladas, pero necesito mantener la calma si quiero volver a ser su amor.

—Muy bien te diré mis reglas básicas, primero estar a mis órdenes veinticuatro por siete, segundo para ti siempre seré señor Rentería, tres solo habla cuando se te ordene y por último y lo más importante nunca, pero nunca entres sin tocar tres veces la puerta.

Su voz, su manera de mirarme como si yo fuera poca cosa no me hace sentir bien, sabía que sería difícil así que debo hacer a la idea que así será hasta que se vaya dando cuenta que soy lo mejor que le puede pasar.

—Si señor entendí lo que me quiso decir, con su permiso — Me pare a su lado sin decirle palabras, se me había dado una orden y tenía que cumplirla.

—¿Qué haces ahí parada como estatua? Ve y prepara la mesa de juntas y acomoda los documentos que has traído — Estoy como ida, es el efecto Rentería en mí. No sé cómo no me caí con los pequeños pasos apresurados que di.

Finalmente, todos los documentos están apartados y antes de que la reunión empiece, Carla llega y me dice que me pare a lado de la puerta cuando ingresen los asistentes me dijo que son los Henderson, una compañía muy importante y por ende un contrato muy lucrativo para la empresa, cuando veo que mi grandote se para, su tamaño me sigue impresionando como siempre, tan alto, tan grandote, se acerca al centro de la mesa y toma asiento como le corresponde por ser el presidente de la compañía.

—Muy buenas tardes, bienvenidos — Se supone que no debía hablar, pero yo para geisha no nací, los Henderson me observan de pies a cabeza en especial uno que está guapo con su traje azul marino de dos piezas y corbata del mismo color junto con una camisa blanca y gemelos de oro macizo en ambas mangas.

—Me imagino que eres nueva, porque a mí siempre me recibe la muda de Carla — Carla se ve que no le gusto para nada como lo dijo y a mí tampoco, pero es un contrato importante para mi grandote así que yo solo sonreí y le señalo la mesa para que tome su lugar.

La reunión transcurrió casi normal, si no fuera por las miradas que ahora sé que se llama Santiago Henderson, el presidente de la cadena de hoteles Blu Ice, se despiden con un apretón de manos, pero mi grandote no se ve muy feliz y menos cuando el señor Santiago se acerca a mí y tomo mis manos y me deja una tarjeta de su compañía yo lo observo detenidamente y ante que se vaya corro hacia él.

—Señor disculpé se le olvidó esto — Le devuelvo la tarjeta de la misma manera en que lo hizo él y se sorprende —Estoy halagada, pero es mi primer día hoy y no estoy pensando en otro empleo ¿Me imagino que es por eso cierto? Muchas gracias por el ofrecimiento, pero declino de su oferta

Sé que está muy molesto por rechazarlo, pero mi propósito es otro y no perder el tiempo en galanes de pacotilla, siempre me dijeron que las mujeres podemos ser muy inteligente y astutas, así que espero que entienda la indirecta, creo que, si porque se marchó y la sonrisa que tenía al principio se le terminó borrando, cuando todos se han marchado yo estoy ordenando la mesa retirando lo que no debe estar ahí, cuando mi grandote me mira y me dice.

—Agradezca su buena suerte y esa jugada suya, porque si no hubiera marcado un récord y en su primer día hubiera sido despedida antes el medio día de hoy, no me agradan las empleadas coquetas que andan moviendo las pestañas como abanicos cuando ven un hombre como potencial de marido.

No puedo creerlo, ¿Cómo puedo soportar su acusación y no decir nada? No me queda de otra, prefiero guardarme mis opiniones y salir de ahí, al hacerlo Carla se me acerca como si hubiera pasado algo muy grave.

—¿No te despidió cierto? Dios tenía miedo que lo hiciera en tu primer día — No entiendo por qué lo dice, ni que mi grandote fuera un ogro como ella lo quiere dar a entender.

—¿Por qué lo dices? — Yo que es de mala educación contestar una pregunta con otra, pero ni modo.

—Es que nuestro jefe, detesta y odia a las mujeres que trabajan en esta empresa  sonrían  y menos en una reunión tan importante.

¿Cómo que odia que sonrían? Que estupidez es esta, mi grandote no es así, mi grandote es el ser ms dulce del planeta que haría lo que fuera por verte sonriendo.

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