LINDA
Me gustaría tanto estar en una de mis clases de King boxing, de patear la lona hasta que mis piernas estén molidas. Sebas me confunde por ratos siento su mirada sobre mí, sé que le atraigo, que cuando me ve con el uniforme que lo uso más ajustado que el resto me queda entallada en ciertas zonas que sé que le llamarían la atención, pero esta vez pasaré a la fase dos ya empiezo a hacerme notar, ahora queda provocarlo.
—¿Ahora porque te grito? Nuestro jefecito anda más iracundo de lo acostumbrado. Aún recuerdo cuando — Me sentía a la expectativa, esperando que me diga algo de mi grandote cuando el teléfono sonó y Pam esa esperanza se fue volando cuál paloma al viento.
HORAS DESPUÉS
—Vamos a almorzar Linda, los chicos nos esperan — Les podría decir que no, pero tengo algo en mente.
—Lo siento, es que quiero avanzar con los archivos que mando nuestro querido jefecito — Sé que le estoy mintiendo, pero el fin justifica los medios, ella se va prometiéndome traerme algo de comer, mientras veo que mi jefecito sale de su oficina.
Parezco un ladrón, procurando que nadie me vea especialmente él, suspiro de solo pensarlo, tomo una pequeña silla que veo cerca y me subo para tratar de alcanzar un archivador que está bastante alto, acomodo mi falda, esperando el momento exacto, cuando escucho murmullos ni quiera miro fijo mis ojos en el folder que está por arriba de mi cabeza, creo que la puerta se abrió y tuerzo mi cuerpo de una manera que pueda caer de manera lenta si es eso posible, de pronto siento unos brazos sostenerme cuál pluma, pero no tengo tiempo de reaccionar, ya que veo que no es él, ósea no es mi osito cariñosito.
—¡Suéltala en este instante Harrison! — Él solo sonríe de una manera que me da escalofríos, es algo aterrador o creo que es el grito de Sebas que hace que mi cuerpo tiemble.
—¿Se siente bien señorita? No se hizo daño ¿Cierto? Hey tu gruñón, no ves casi se cae solo la rescate, como todo un caballero que soy ni modo que dejara que se cayera — Sebas tiene su teléfono en la mano y siento que en cualquier momento lo va a romper por la manera en que hace puño su mano con él en ella.
—Solo bájala y déjala en paz y en cuanto a usted señorita Olivares ¡¿Qué diablos hace en mi oficina?! — Bueno todo esto no lo planee así, pero hay que improvisar.
—Puede soltarme señor Harrison, — Mientras me baja lentamente como si quisiera demostrar algo—gracias por ayudarme, pero estoy bien y señor Rentería solo quería comprobar si ese archivador que estaba ahí era del mismo tipo que los que están en sótano. Pero vi que no es, con su permiso señor me retiro
Estaba por irme cuando recién me di cuenta de que mi falda se había rasgado con el movimiento de la caída, me sentí avergonzada es que estaba un cliente muy importante de mi grandote y eso podría traer consecuencias, si con una sonrisa pensaba que me quería buscar un sugar daddy imaginen con algo como eso,
—Siéntese en mi silla y no se mueva de ahí, tome mi saco y tápese, mire el ridículo que está haciendo — Yo solo obedezco y me siento como niña pequeña, ese donde de mando, esa manera dura en que me trata hace que las brasas del deseo crezcan en mí, es su boca, su cabello hacia atrás que aún se lo toca como peinándolo cuando está nervioso ¿Estará nervioso por mí? Ya quisiera que fuera así.
—Linda vista la de tu oficina, lo digo por el gran ventanal que deja ver la ciudad — Y me lanza un guiño, este hombre no tiene descaro alguno no respeta el hecho que mi jefe y futuro esposo está aquí presente, bueno eso último ni el involucrado lo intuye, pero ya lo hará
—Al grano Harrison, que no tengo para perder mi tiempo.
—Sabes que Rentería olvídalo, recordé que tengo una reunión ¿Nos vemos en la noche cierto? Y Por favor lleva a tu hermosa asistente contigo, dará una muy buena impresión con los otros empresarios, una belleza como ella no pasa desapercibida en ningún lado.
¿Reunión dijo? Yo no sé nada de ninguna reunión, sin embargo, si él va a estar en esa reunión claro que quiero ir, vamos mi amor di que sí por favor.
—Ándale bajando a tu nube que para eso tengo a mi secretaria. La señorita Olivares solo es la asistente de la secretaria y no va a ir se acabó, fin del asunto.
¿Alguien escucho mis esperanzas quebrarse? Porque yo sí, quisiera zapatear y decir que yo quiero ir, pero no puedo hacer ridículos que hagan que se enfade conmigo de manera innecesaria
En cuanto Harrison se marchó, la ira de mi grandote se desató, golpeo la mesa de vidrio de su escritorio haciendo que yo de un sobre salto y todo lo que había en ella tiemble.
—¡Que sea la primera y la última vez!, que usted ingresa a mi oficina sin mi autorización, como si fuera una vulgar delincuente y encima hacer un espectáculo como ese, voy a llamar a las personas de recursos para que manden un nuevo uniforme para usted, no puedo andar pavoneándose como si esto fuera una vitrina.
Yo lo miro seria y retiro el saco de mis piernas y se lo entrego, estas quedan expuestas y mucho más esa que está a un lado de ella, el de manera instintiva clava su mirada en deleitarse, sé que tengo hermosas piernas no por algo hago ejercicios, la idea es que el las vea, se quede prendado por ellas.
—Señor ¿Se siente bien? Lo veo algo agitado, si quiere yo — Me levanto, pero el de inmediato me detiene, y se va al baño privado que tiene dentro de la oficina azotando la puerta.
POCO ANTES DE LA CENA.
SEBASTIAN
Se supone que no debería alterarme su presencia, se supone que acabo de follarme a una morena de grandes tetas y un trasero espectacular y mi mente lo único en lo que piensa es esas piernas, las imagine en tantas posiciones y ninguna era para caminar o correr. solo pienso en sus piernas traslucirse bajo el vidrio de mi escritorio y la rabia que me dio ver a ese imbécil tocándola.
—Eres un mentiroso Rentería, se supone que me dijiste que ella no vendría y ahora mírala aún más hermosa que nunca, si eso era posible — Yo no entiendo un demonio lo que este dice, pero cuando volteo hacia la entrada, ella esta como ángel, con un vestido blanco todo ajustado al cuerpo, se ve tan hermosa, estás loco Sebastian Rentería, solo es follable esa eso muy pero muy follable.
—Buenas noches, con todos, mi nombre de Linda Olivares y seré la asistente del señor Rentería por esa noche, ya que la señorita Carla por inconvenientes personales no ha podido asistir — Motivos personales un comino, ella no debiera estar aquí con esta manada de lobos hambrientos por comérsela, el único lobo hambriento soy yo, vamos Sebastián cálmate, nunca te acuestas con empleadas ya lo sabes.—Dejen de mirarla como si nunca hubieran visto una mujer hermosa en sus vidas, siéntate a mi lado dulzura, que mal educado eres Rentería dejar a tu asistente parada — Era cierto de lo impactado que me encuentro con su manera de vestir que hace que todo en ella resalte de manera elegante, no está siendo vulgar, el blanco le quedo perfecto con su cabellera rubia hasta su cadera y esa sonrisa que muestra, siento que esa sonrisa me quema por dentro, sient
LINDASu prometida, esas palabras me parten el corazón, cuando investigue sobre su presente, no quise saber nada de chismes o comentarios faranduleros mucho menos de su vida sentimental, pero que voy a saber yo que se comprometería con una mujer como ella, es yo solo quise saber lo que me importaba su empresa, sus gustos e inclinaciones, yo me quería adaptar a él, pero nunca imagine que cayera en las redes de esa tarántula, al parecer finalmente consiguió lo que quería, sus palabras se volvieron proféticas.—Un día de estos caerás y ahí estaré yo esperando con los brazos abiertos por Sebastián y juro que lo tendré comiendo de mi mano y arrastrándose a mis pies.Decido regresar a la mesa y la señorita esta ya no se e
LINDANo mencionamos palabras en el trayecto al aeropuerto donde nos esperaba su avioneta privada, me vino a buscar junto con su chofer agradezco que el auto sea enorme por dentro, ya que cada uno guardo distancia, por momentos sentí como si quisiera decirme algo, pero luego lo veía cerrar su puño y mirar hacia la calle.—Tiene un tour mañana temprano por los dos locales que tienen proyección para el proyecto, además tiene una cena esta noche con algunos empresarios y autoridades del país, también — Iba a seguir hablando sobre su agenda de los días que estaría por aquí, cuando su teléfono empezó a sonar vio la pantalla lanzo un bufido y contesto adelantándose a mí.—Está bien como quieras, no en la misma habitación no, está bien teespero a las
No tenía ganas de salir de mi habitación no he podido dormir bien desde que estuve a centímetros de ella, de tocar sus labios, es como si algo inundara mi sistema y no me deja pensar, es como si mi cuerpo la reconociera de alguna manera, pero eso es imposible, tomo un trago antes de dormir, pero Lena me aviso que en el lobby del hotel había algunos empresarios que estarían en la cena de mañana, así que tenía que aprovechar, cuando baje ahí estaba ella, toda risas con esos empresarios, por un momento me dije que debería sentir celos, ante todos es mi prometida la que está coqueteando abiertamente con ellos, pero por otro lado me di cuenta de que tampoco me importaba, por ratos me estaba cansando de este jueguito y tal vez en cualquier momento lo mandaría todo el tacho, al final quien más perdía era ella.&mda
LINDANo puedo creer que este así tan cerca de mí, tengo ganas de acariciar su rostro tallado por los dioses, no puedo evitar alzar la mirada, es como un imán que me atrae hacia él, recuerdo la época en que hacia eso y yo enredaba mis brazos alrededor de su cuello y me colgaba cuál primate de él.—Estoy bien, gracias — Y lo observo verme de una manera que creo ver sus pupilas dilatarse y pasar saliva por su garganta, saborea sus propios labios, quisiera saber que está pasando por su cabeza, mi corazón late tan rápido que fácilmente podría darse cuenta, solo él tiene ese efecto en mí.Las puertas se abren y de manera apresurada salgo de ahí, Sebas se queda unos segundos dentro hasta que reacciona, se acomoda la corbata y sale tan tranquilo como si el ambiente no hubiera estado
Ella camina y sujeta fuerte del brazo su dizque prometido, mientras bajamos por el ascensor, el silencio es incómodo, es que entre ella y yo hay mucha diferencia, yo me veo elegante y hermosa con mi vestido del color que sé que a él le gusta y en cambio ella con su vestido morado chillón de tiras delgadas, más parece que va a un viaje de graduación que a una cena muy importante con empresarias de talla mundial.Yo voy en el asiento delantero con el chofer, mientras hablo con la encargada de la recepción, no voy a dejar ni un clavo suelto además es lo mejor, Lena no quita sus garras de él y yo de estúpida es que no puedo hacer nada. Lo único que provoca esa mujercita en mí es que yo la imagine golpeándola de muchas formas no apoyo la violencia y menos hacia mi propio género, pero ella parece extraterrestre más bien. Mientras yo hablo en portugu&e
SEBASTIÁNSiento un fuerte dolor de cabeza además de los malditos rayos del sol cayendo sobre mis ojos, estoy vestido ¿Qué mierda hice ayer? Lo último que recuerdo es diciéndole a Lena que todo se había acabado y ella acusándome de ser por mi asistente, que estupideces de miradas y no sé qué más. De pronto un mesero entra con el desayuno y detrás de el mi asistente, cuando la veo siento una punzada en la cabeza, como si mi mente tratara de recordar algo de lo que paso—Quiero hacerte mía otra vez Vanessa — ¡Carajo! Eso fue lo que paso mientras la besaba en el ascensor, solo tomo una almohada y me tapo el rostro, siento pena de mí mismo combinado con rabia, como pude ser tan idiota.—Buenos días, señor Rentería, tiene reuniones hasta el mediodí
LINDASiento que mi vida depende de lo que esta mujer diga o lo que yo le demuestre, si dudo haré que se dé cuenta o sospeche al respecto.—No sé de quién hablas o que pretendes con eso, solo te digo no me vuelas a poner un dedo encima que me olvide donde estamos y te arrastro de los cabellos por todo el lugar. No estoy jugando Lena, soy capaz de eso y mucho más si te vuelves a meter conmigo — No puedo evitar el querer aplastarla como a la cucaracha que es, la rabia que correr por mis venas me hace perder la cordura.—¡Estás demente! No voy a dejar en paz si es que te atreves a ponerle las garras a mi hombre, porque Sebastián es mío, me costó mucho atraparlo como para que venga una tipita como tú y se atreva a poner los ojos en él. Es mío y nadie lo va a cambiar, seré capaz de