Bastian es un hombre que por fuera parece de piedra, pero en el fondo de su corazón, él es muy amable, lo digo porque siempre me defiende de la serpiente de su madre.
―Hijo, esta mujer ni siquiera tiene el espíritu navideño en su interior, solo observa a tu alrededor, ¿dónde está el árbol de Navidad y la demás decoración? Ah, es el colmo. ―Alardea la cacatúa.
―Mamá, ella me ha rogado para que desde el primer día de diciembre lo hagamos ―mintió―. Ella, al igual que tú, es una fanática para estas celebraciones, agregó.
Pero hay un problema, aquí el aburrido soy yo, yo no le he permitido que arruine la casa con tantas luces.
―Pero en vista de que tu familia está aquí, ahora sí lo puedo hacer, cariño. ―dije, con mucha paciencia, para no arruinar la velada.
―Me has convencido, amada mía. Iremos a comprar lo necesario entonces para que comencemos a iluminar nuestra casa.
Les juro que en ese momento yo me sentí muy especial, aunque sea de mentira que lo estamos haciendo, pero después de mi hermano nunca nadie me había defendido con tanta intensidad.
…
―Siento mucho si te puse en una situación incómoda. Si no estás conforme con hacer la decoración, puedo contratar a otra persona para que lo haga. ―Propuso y se veía preocupado.
—Pero, ¿qué dices? ―recriminé. —Amo la Navidad y estoy muy emocionada de que por primera vez colgaré adornos.
Le dije con emoción.
―¿Nunca has tenido un árbol de lleno de luces navideñas en casa?
Preguntó frunciendo el ceño. Claro, quien no se va a asombrar por ello, pero la verdad es que siempre fuimos pobres y nuestros padres apenas alcanzaban para la comida y nuestra educación, jamás nos dimos el lujo de tener iluminada nuestra casa en Navidad.
Con respecto a esa pregunta, yo no dije nada, me encogí de hombros y bajé la mirada. Él entendió lo que quise decir, sé que lo hizo porque sonrió y dijo:
―Prometo que esta Navidad nunca la olvidarás. ― Finalizó mientras maneja y, por impulso, toma mi mano y con su dedo pulgar acaricia para luego soltar frenéticamente.
―Lo siento. ―se atrevió a decir. —Es como si mi mano estuviese llena de espinas y al tocarme se haya hecho daño
Bastian me pidió renunciar a la cafetería. Debíamos pasar todo el día juntos para decorar su casa. En esta ocasión enviará a su familia a otro lugar para que no me vayan a estar molestando, así lo ha dicho él mismo.
―Prometo que cuando ellos se vayan te encontraré un mejor trabajo y ganarás más dinero. ―Dijo finalmente para convencerme de que renuncie.
Ese día siempre fui a la cafetería para decirle a mi jefa que ya no seguiría en ese lugar, pero como ella llegará un poco tarde, me tocó ponerme el uniforme de mesera y atender a los primeros clientes.
Lo que escuché a continuación me dejó helada y a la vez furiosa.
―¡No lo puedo creer, la chica que está luchando por ocupar un puesto en la familia Cantoral, es una simple mesera!
Exclamó a todo pulmón la madre de Bastian, lo supe porque de inmediato volteé a ver y ellos estaban desayunando en una de las mesas del fondo.
No me sentí avergonzada; al contrario, yo me siento orgullosa de ser quien soy. Pero me llené de rabia al ver cómo las familias pudientes ven por debajo de sus pies a los que somos de bajos recursos económicos.
Todos los presentes han dejado a un lado sus quehaceres y han puesto sus miradas sobre mí y la señora, que hasta se ha puesto de pie y que me ve con ganas de acuchillarme con sus filosos ojos.
Yo dejo de atender a mi cliente y me dirijo hacia mi suegra, esa señora que no merece ni una pizca de respeto que venga de mi parte, ella no me conoce y ya me ha declarado la guerra, sino fuera porque el señor Bastian ya ha hecho la transferencia juro que ya no estuviese escuchando a su alocada madre.
―Mire, señora …
Traté de recriminarle su error, y claro que no lo haría de buenas maneras. Pero me detuve al ver que mi jefa va entrando y observa el escándalo.
―Que aproveche sus alimentos, señora. ― Alcancé a decir de buena manera y fingiendo una sonrisa.
Agradecí al cielo que la cacatúa no continuara gritándome, porque de lo contrario me hubiese puesto en aprietos y quizá hasta me hubiesen despedido por mala conducta antes de renunciar.
BASTIANEstoy en la oficina instruyéndole a mi asistente lo que deberá hacer el día de mañana, puesto que yo tendré que estar en mi casa con… con esa chica que ni siquiera recuerdo su nombre en este momento, pero, sonrío como maniático al recordar sus bellos ojos y esa sonrisa que me pone de cabeza.―Perdone, señor, ¿puedo retirarme? ―escucho la voz de mi asistente, de pronto vuelvo mi mente a lo que está sucediendo en realidad.―Claro, puedes marcharte. ―le respondo y juro que me siento avergonzado, es un hecho de que él se dio cuenta de que yo estaba en otro mundo.Solo pasaron unos cuantos segundos desde que mi asistente se retiró cuando veo entrar a Thara, mi amiga de la infancia y socia minoritaria de esta empresa.―Bastian, ¿has visto la nueva bomba que circula en las redes sociales?Pregunta sin siquiera saludarme, eso se me hace muy raro, pero no le reprocho nada, al contrario, la invito a tomar asiento.―No, ya sabes que no tengo tiempo para esas cosas, además no me interesan
Segundos después, la puerta se abre, y yo estoy de espaldas con temor a enfrentarme a esa fiera que seguramente sacará sus garras y me descuartizará para alimentar a los perros de la calle con mi carne.―¡Hola! Qué sorpresa verte por aquí, entra, por favor.Me ofrece y se nota que está muy cómoda y no como yo pensé que la encontraría; lanzando dagas por todos lados hasta crucificarme. Viste una bata de baño y una toalla enrollada en su cabello que la hace parecer relajada. Ella se ve jodidamente sexi y mi mirada se pierde en sus lindas piernas que anhelan ser acariciadas por mis manos.«¿Pero qué estoy pensando?» Me regaño en el mismo instante en que la veo acomodarse la bata tratando de bajarla, aunque esta ya no da para más.―Siento mucho lo que pasó en la cafetería, créeme que estoy muy avergonzado de mi familia. ―Me disculpo luego de aclarar mi garganta y poner en orden mis pensamientos con instintos de sexo.―¿Ya te lo contaron? Seguro lo hicieron de otra manera, pero eso me da i
CELESTEEste hombre está muy raro, sé que algo está tramando y no me lo quiere decir. Él está loco, quiere que seamos novios frente a todo el mundo, ¿qué dirá mi amor cuando se entere de esta locura? Seguro no me creerá que solo lo estoy haciendo por necesidad de dinero y querrá dejarme.Solo de pensar en ello se me eriza la piel, pues no me imagino una vida sin él.Ahora que el señor Bastian se ha marchado, decido marcar de nuevo el número de mi novio, ahora que lo recuerdo, no hemos hablado desde hace dos días, no sé qué le pasa y me preocupa que sea algo malo y yo no esté para él, si me necesita.Su teléfono vuelve a enviarme al buzón de voz, decido que mañana a primera hora iré de visita a su casa. Total, ahora ya no estoy ocupada con el trabajo durante el día y tengo tiempo disponible antes de ir a decorar la casa de mi novio falso. Además, por una parte, me agrada que mi novio oficial no sepa que he abandonado mi trabajo en la cafetería. Esa será una gran sorpresa para él, sé qu
Los hermanos y el padre del señor Bastian salieron también para ver el escándalo que la señora estaba causando. Ellos se divertían al verla, ella cree que estaba en el campo para estar gritando y ofreciéndole una mujer a su hijo.―¡Ah! Maldición Bastian. No he criado en vano a un hijo tan educadamente para que ahora venga y deje plantada a la chica que será su esposa. ―grita la señora al vernos acaramelados.―Mamá, no te equivoques. Celeste es la mujer de mi vida; si he de casarme, será con ella, no con alguien a quien tú has elegido sin mi consentimiento.«Eso estuvo bueno, señor Bastian, así quiere su madre que le dejen las cosas claras». —Dije en mi mente con una sonrisa de triunfo.Y es que esa familia, desde que la conocí, me ha caído muy mal, no me dan buena espina y yo mucho peor a ellos. Se nota que esa señora siempre ha manejado a su antojo la vida de sus hijos, pero con Bastian se ha topado muy fuerte y al parecer no podrá romper a esa roca sin sentimientos.El señor Bastian
BASTIANNo me he aguantado las ganas y he besado a Celeste, esa chica que me tiene loco sin que ella se dé cuenta. Sus labios son una delicia, juro que nunca en mi vida he probado algo más exquisito que su sabor.Cuando ese maldito sonido de su teléfono nos interrumpió, lo maldije internamente. Luego supe que estaba ilusionado con algo que no era mío, ella no me pertenece porque tiene novio y esa llamada lo comprueba por la forma en que ella le ha atendido.Yo me di la vuelta para ir a mi vestidor, por último le eché un vistazo y me percaté de que ella estaba blanca como una hoja de papel, se notaba débil y era cuestión de segundos para que se fuera de narices al suelo. Corrí, la tomé entre mis brazos y la hice recostar sobre la cama donde hace unos segundos nos habíamos estado besando.―¿Te encuentras bien? ―quise saber.―Sí. No, en realidad no lo estoy. ―dijo con tristeza y a punto de llorar porque sus ojos se llenaron de lágrimas, pero no quería dar su brazo a torcer.―Confía en mí
Hubiera preferido investigar desde hace mucho tiempo antes a ese hombre. Estoy furioso y juro que si lo llego a tener delante de mí, le partiré el rostro por haber jugado con los sentimientos de una niña tan linda e ingenua que le creyó toda cuanta mentira le decía.Dentro del sobre, hay varias fotografías en donde un hombre se muestra con una mujer embarazada y un niño en sus brazos. El investigador asegura que se trata de ese maldito.―Fui a su casa y me hice pasar como un encuestador, ellos son una sola familia, son esposos y el niño es su hijo sumado al que viene en camino. ― ha escrito el investigador en el reverso de la fotografía.―Joder, Celeste, tengo que detenerte antes de que cometas una locura. ―dije en voz baja―. ―Aunque es mejor que lo veas por tu propia cuenta para que de una vez por todas te quites la venda de tus ojos y conozcas la razón del porqué ese idiota no te atiende como se debe.Comencé a manejar por el lado donde ella desapareció. Voy al pendiente de verla en
Guardé la rabia que sentía por ese maldito y me dirigí con palabras suaves a su esposa. No quería parecer agresivo frente a un niño, pero la situación me obliga a serlo.―Señora, esa chica que usted ve allá bañada en llanto —señalé el auto donde estaba Celeste. —Esa chica preciosa estuvo en una relación con el poco hombre al que usted llama esposo, esta mañana él ha cortado su relación con ella y por eso estamos aquí. Sepa usted con la clase de hombre que se acuesta cada noche, es un maldito canalla que juega con las mujeres. ―expresé con tranquilidad y orgulloso de haber desenmascarado a esa peste de alacrán.Me di la vuelta para marcharme, pero el hombre tuvo las agallas de detenerme y jurarme que eso no se quedaría así y que pronto tendría noticias suyas porque era muy poderoso, mucho más que mí, él lo dijo así y yo sonreí con ironía.―Te espero donde sea y cuando sea, tu solo encárgate de notificarme el día y la hora que quieras morir. No le tengo miedo a un león y mucho menos a u
El señor Bastian insiste en que me tome un descanso. Sin embargo, ahora soy yo la que me niego a hacerlo. Quiero que el dolor de la traición no me consuma. Prefiero dedicarme a pagar la deuda que he adquirido con él, y olvidarme de este trago amargo que me forzó a probar mi exnovio.―Eres más fuerte de lo que pensé. ―me dijo en un susurro y me rodeó con sus brazos para que me recostara en su pecho.Me separé de él, no quiero desarrollar sentimientos por otro hombre después de mi desafortunada relación reciente.―¿Quieres cancelar los planes que ya teníamos o te sientes capaz de seguir con ellos? — Él se refiere a que su madre ha dicho que yo no tengo espíritu navideño como su familia acostumbra.―Me has contratado para hacer lo que digas, no perdamos el tiempo y vamos por esa decoración. La Navidad nos espera y debemos recibirla como se debe.Me vestí con otra ropa y nos fuimos al centro comercial. Yo estoy tan emocionada al ver la cantidad y variedad de cosas que sacan para las fiest