—Lo tenemos de nuestro lado— dijo Pablo por teléfono ya dentro de su carro.
—Vamos bien, tener a Theo de nuestro lado es un buen paso. Tú y yo, ¿cuándo nos volvemos a ver?Hizo silencio para escuchar la respuesta.—La semana que viene, ¿ok? Ni un día más ni uno menos.***—¿Entonces te quedas con esta?, ¿no quieres primero ver otras opciones?—le preguntó Fabio ya fuera de la casa.—No, estoy segura que esta es perfecta para mi.—Entonces le paso los datos a Marcos para que se encargue de la compra, supongo que en unos días ya te podrás mudar.—Y… cuando tú y yo, o sea cuando nosotros…— ¿Nos acostaremos por primera vez?—Eso—bajo la cabeza Amelia de pura vergüenza.Fabio respiró profundo, para él también era un poco incómodo, tuvo muchas mujeres en su vida pero ninguna como Amelia, era una situación rara la de ellos dos.—Primero múdate, después vemos eso—terminó por responderle—Em… una duda, ¿es verdad que todavía eres virgen?Amelia le vinieron los colores al rostro, no sabia ni como mirarlo, solo asintió con un movimiento de cabeza.—¿Eso es un problema para ti?— terminó por preguntarle apenada.—Si, no te voy a mentir, eso es… complicado en nuestra situación.—¿Vas…vas a cancelar el contrato?—preguntó ella sin poderle sostener la mirada.—No, claro que no, ya veremos como solucionamos eso llegado el momento—dijo poniéndose sus lentes oscuros—estate atenta, Marcos se comunicará contigo para darte los detalles de la casa y también para decirte cuando tienes que empezar a trabajar, nos vemos— dió media vuelta y salió caminando hasta donde había dejado el carro aparcado.Amelia se quedó mirándolo embobada tuvo que tragar grueso al verlo caminar rumbo a su carro, se veía tan masculino, tan hombre, tan inalcanzable para ella.—Es solo un contrato Amelia—se dijo a si misma—jamás te mirará como un hombre mira a una mujer, jamás.Se montó en un carro y manejó rumbo a su casa de vuelta, iba con la mente distraída Fabio no se le salía de la cabeza.—No cojas ese camino Amelia no lo cojas porque eso no va a traerte otra cosa que sufrimiento—se auto aconsejó—mejor concéntrate en el trabajo, eso siempre ha funcionado, para eso naciste en esta vida.***—Marcos, ahi te envié todos los datos para que hagas la compra de la casa—le decía Fabio a su amigo por teléfono mientras manejaba rumbo a su casa.—¿Que tal la casa, muy ostentosa?—preguntó su amigo por el altavoz del celular.—No, todo lo contrario, muy sencilla y diría yo que hasta pequeña.—Bueno, ahora estoy viendo lo que me mandaste y tiene un buen precio la casa, así que me imagino que es algo sencillo.—Si, por lo menos la chihuahua es modesta.—Si ya veo, bueno nos vemos mañana en la oficina.—Fabio le colgó a su amigo justo entrando a su casa.—La que escogió la chihuahua cabe dos veces aqui—pensó Fabio al fijarse bien en el tamaño de su casa, a él siempre le pareció demasiado grande realmente pero Claudia se enamoró de la casa y bueno, al final él terminó complaciéndola.—Buenas noches amor—le dijo ella al verlo entrar.—Buenas noches—le dijo él dándole un beso en la cabeza.—¿Resolviste lo que fuiste a ver?—Si pero mejor hablamos de otra cosa ¿si?—le dijo Fabio a su esposa, para él era una situación muy incómoda.—Como quieras— se puso de pie Claudia—¡Ana!—alzó la voz para que la muchacha la escuchara.—¿Si señora?—Por favor sírvele la cena al señor.—¿Y tú, no me vas a acompañar?—le preguntó Fabio al oír que solo se refería a él.—Ya yo comí amor, sabes que después de las cinco no como nada, voy a dormir, estoy muy cansada.Fabio se quedó viendo como su esposa subía en el ascensor que habían instalado en la casa después del accidente.—Cansada, cansada de qué si no hace una puta cosa en todo el día— murmuró él bajito.—Señor—le dijo Ana—cuando quiera puede comer, ya tiene la comida servida.—Gracias Ana.***Amelia estaba encerrada en su habitación revisando sus cosas y dónde empacarlas cuando su teléfono celular le sonó.—¿Si diga?—Hola, buenas noches Amelia es Marcos.—Oh si si, dime Marcos buenas noches.—Discúlpame la hora pero te llamo porque si quieres empezar a trabajar mañana mismo pues sin problemas ya puedes, lo de la casa si demorará dos días más.—Que bien, gracias por avisarme, estaré mañana ahí a primera hora.—Tu oficina está en el mismo piso de la mía y la de Fabio, ya tiene hasta tu nombre puesto en la puerta.—Gracias, muchas gracias, nos vemos mañana.Eso fue todo y colgaron, Amelia estaba feliz, mucho más que feliz, por fin iba a lograr lo que tanto había deseado, su independencia, estaba a punto de empezar a trabajar en la mejor y más grande compañía del país y dentro de unos días se iría a vivir sola, solo se preguntaba si el precio que tenia que pagar era demasiado alto, si al final de la jornada esto no iba a ser más que otra prisión igual o peor de la que estaba escapando.—Solo que esta tiene un carcelero hermoso—se dijo a si misma.Respiró profundo y movió su cabeza a ambos lados, tenía que sacarse ese pensamiento de la cabeza y para ella no había mejor manera de hacerlo que trabajando, enterrando su cabeza en los libros, ese era siempre su refugio, así que agarró su laptop, su compañera de mil batallas y empezó a buscar toda la información posible de la empresa para al día siguiente cuando llegara no estar tan en las nubes.A la mañana siguiente se levantó temprano para escoger su atuendo. Pantalón y saco azul profundo a juego con una blusa color crema fue su elección, todo eso combinado con sus clásicas zapatillas bajitas, desayunó algo súper rápido y salió rumbo a su nuevo trabajo.—Buenos días—le dijo a Eva al salir del ascensor.—Buenos días, ya el señor Marcos me avisó que usted trabajará aquí con nosotros.—Oh no no, por favor, nada de usted, mi nombre es Amelia.—Está bien Amelia—sonrió Eva—sígueme te enseñaré tu oficina.—Es esta—le dijo Eva abriéndole la puerta.Amelia estaba en el séptimo cielo, su oficina era hermosa, con un buen tamaño, sencilla y con una hermosa vista a la ciudad.—Es preciosa—le comentó a Eva.—Me alegro que te guste, yo misma mandé a traer algunas cosas, el señor Fabio me comentó que te gusta el minimalismo así que solo puse lo necesario, si quieres cambiar algo siéntete con total libertad de hacerlo.—Se acordó de que me gusta el minimalismo— dijo bajito y solo para ella.—¿Decías?— le preguntó Eva.—No, no, nada, que está perfecto, muchas gracias Eva, te quedó precioso.—Gracias—le respondió cortésmente—en la compu tienes todos los últimos proyectos en los que estamos trabajando ahora mismo, de todas maneras si tienes alguna duda no dudes en llamarme ¿si?Se despidieron ambas muchachas porque Eva era contemporánea con ella y Amelia se sentó en su escritorio a revisar todos los detalles.—¿Eva?—le dijo mediante el inter comunicador— ¿quien es Carlos?—Carlos es uno de nuestros mejores creadores, casi todas las campañas publicitarias tienen su toque.—Me gustaría conocerlo.—Buenos días Eva.—Buenos días señor.—¿Hablas con Marcos? —le preguntó Fabio a su secretaria al verla usando el inter comunicador.—No señor, con Amelia llegó desde temprano.Fabio no contestó ni media palabra, solo siguió su camino hacia su oficina y ahí se encerró.—¿Amelia, sigues ahí?—Si, si aquí estoy.—Pues dame unos minutos para localizarlo y le digo que suba aquí a la oficina.—Gracias Eva muy amable.Amelia cortó la llamada luego de despedirse de Eva, estaba nerviosa, solo escuchó su voz y ya eso le había acelerado el ritmo de su corazón, tenía que controlarse, no podía permitirse estar así de nerviosa, tenían que verse el rostro a diario y bueno… más adelante se verían otras cosas también.El sonido de alguien tocando la puerta la hizo brincar en el asiento.—Pase, por favor—le dijo con la voz medio ida.—Hola, buenas tardes soy Carlos.Dijo un hombre de unos 30 años alto, rubio, con unos hermosos ojazos azules.—Ah Carlos—le dijo ella poniéndose de pie para saludarlo—mucho gusto mi nombre el Amelia, siéntate por favor.Ambos se sentaron en unas sillas que habían a un lado.—Verás Carlos, yo soy la nueva asesora de marketing de la presidencia y primero que todo quiero felicitarte porque creo que tu trabajo es estupendo.—Muchas gracias—le respondió Carlos.—Pero hay algo que me llama la atención, y me refiero al proyecto de la marca nueva de maquillaje, ¿porqué se paró? Todo indica que iba a ser un buen negocio patrocinarlos, de hecho busqué información sobre ellos en internet y a pesar que no tienen buenos patrocinadores sus ventas no están mal.—El problema de esa campaña es Claudia Martinelli.Amelia puso cara de no entender nada.—Ella era la figura principal, la modelo, en fin la cara de la campaña y fue cuando sufrió el accidente, después de eso todo quedó paralizado, nunca más se tocó el tema.—¿Y no hay posibilidad de retomarla?—Yo creo que si, al menos por parte de la marca de cosméticos no sé que tanto por parte de Fabio.—Yo hablaré con élCarlos se echó a reír y solo le dijo:— suerte con eso.Amelia se había pasado todo el día pensando como podia convencer a Fabio de retomar el contrato con la linea de cosméticos. Su encuentro con Carlos había sido muy bueno, hablaron de mil cosas, Carlos era todo un artista, con la misma dosis de creatividad que de locura, realmente le había caído muy bien. Ahora necesitaba a alguien que la ayudara a comprender un poco más como funcionaban las cosas ahí, quizás si hablaba con Eva ella podría ayudarla, así que sin pensarlo dos veces salió de la oficina y fue directo al escritorio de Eva.—Hola Eva ¿ ya almorzaste?—No, estaba terminando esto para ir, tengo un hambre terrible.—Vamos, te invito—¿En serio?— le dijo un poco asombrada.—Si, claro que es en serio, conozco un buen lugar cerca de aquí, vamos.Salieron las dos muchachas rumbo al restaurante que conocía Amelia.—Dime, que quieres saber—le dijo Eva sentándose en el lugar en cuestión.Amelia se tuvo que echar a reír— eres una mujer inteligente, ya me caes bien.—¿Crees que si no lo
—¡¿Hablas en serio Fabio?!—le preguntó Claudia asombrada.—Yo jamás bromeo cuando hay plata de por medio—le respondió muy serio.—Pero Fabio, tú sabes lo importante que era ese proyecto para mi, si no fuera por el accidente yo…—¡Ya basta Claudia!—gritó Fabio— has tenido dos años, ¡dos puñeteros años! para retomar tu vida y no lo has hecho, esto hubiera sido estupendo para retomar tu carrera, te hubiera lanzado al estrellato, ¿pero que hiciste? Nada, absolutamente nada y yo ya me cansé de perder plata por ti, no voy a cancelar un contrato tan bueno como ese.Amelia no sabia donde meterse, había quedado varada en medio del fuego cruzado que ahora mismo se desarrollaba en su oficina, por lo visto Fabio era un hombre de malas pulgas, si lo provocabas un poco te iba a pesar grandemente.—Amelia—dijo finalmente mirándola—encárgate de los detalles con Carlos, vamos a presentarle un nuevo proyecto el fin de semana en la fiesta de aniversario.Amelia solo asintió.—Tú y yo nos vamos—se refiri
—Buenos días Eva.—Buenos días señor.Fabio se quedó unos segundos parado sin moverse porque le pareció escuchar una risa a lo lejos, cuando iba a seguir camino para su oficina la volvió a escuchar.—¿Y esa risa de dónde viene?—le preguntó a Eva.—Ah, esa es Amelia, llevan rato ella y Carlos así, muertos de la risa.A Fabio no le gustó para nada el comentario de Eva y ella se dió cuenta así que aprovechó para echarle más sal a la herida.—Carlos subió hasta unos vestidos— dijo así como que a la ligera.—¿¡Vestidos!? ¡Como que vestidos!—preguntó Fabio intrigado.—Si, parece que Amelia no tenía nada adecuado para la fiesta de mañana y Carlos se ofreció a… ayudar, ya usted sabe como es él de buena persona.Carlos tenía fama si, pero no precisamente de buena persona sino de mujeriego y no es que no fuera buen tipo, si lo era, pero su fama de galán era demasiado fuerte como para que a Fabio le viniera otra idea a la cabeza.—Yo usted entro—siguió presionando Eva.—¿Tú crees?—¡Claro! Usted
Amelia un poco más y tiene que recoger su mandíbula del suelo.—¿¡Tuya!?—Amelia, déjame aclararte algo—le dijo sosteniéndole la mirada—que tú no seas mi esposa no significa que puedas andar con otro hombre, lo mío es mío—dijo bajito y acercándosele aún más.—¡Tú y yo solo tenemos un trato!— le respondió ella asombrada por la reacción de Fabio.Él sonrió, se mordió su labio y la miró descaradamente antes de hablar.—Tú y yo tenemos más que un simple trato, tú vas a ser la madre de mis hijos por consiguiente para ello yo te tengo que follar muchísimas veces y no me gusta que mi comida la esté manoseando otro, ¿así o más claro?—¿Mu…muchas veces?— prácticamente balbuceó.—Tantas—se le pegó a su oído al punto de rosarle la oreja con sus labios—que tu cuerpo solo va a desearme a mi dentro de él. Amelia tuvo que aguantarse de la meseta de la cocina porque sus piernas le fallaron. Lo tenia tan cerca que podía escuchar los latidos de su corazón, podía claramente sentir el olor que su cuerpo
Fabio abrió los ojos y miró a su alrededor le tomó unos segundos acordarse de donde había pasado la noche, se sentó en el sofá y se estiró, le dolía todo el cuerpo, era un hombre grande, dormir en un sofá no era la mejor idea del mundo, vió la manta y sonrió. “Ella me la puso” Pensó para sus adentros, porque estaba muy seguro que solo se había tirado en el sofá la noche anterior. Se levantó y se estiró nuevamente, necesitaba un baño pero no era el lugar ni el momento indicado, así que simplemente salió de la casa, se montó en su auto y se fue. A Amelia el sonido de la puerta y del carro la despertaron, se había quedado dormida muy tarde . Abrió la puerta con precaución y caminó en punticas de pie hasta la sala, el corazón se le cayó al suelo cuando vió el sofá vacío y la manta a un lado. —Se fue sin tan siquiera decirme nada— se dijo a si misma con lágrimas en los ojos. Regresó por donde mismo había venido a su habitación y se acostó en su cama tapándose por completo. *** —¡Ya v
—¡Pero que hermosa estás!—comentó Carlos al verla. —No exageres. —Pero no estoy exagerando, estás hermosa, hasta te pusiste zapatos altos. —Un poquito—sonrió— no quería verme hoy tan bajita. —Bueno vamos, que tenemos que llegar temprano, ya sabes, hay que causar buena impresión. Fueron todo el camino hablando del proyecto y de como iban a enfocar la campaña publicitaria, Carlos era incansable con el trabajo así que eran el binomio perfecto porque Amelia era idéntica. Después de un rato llegaron a la empresa, el lugar estaba lleno de periodistas, Amelia estaba nerviosa, se sentía pequeñita, fuera de lugar. —Vamos—le comentó Carlos después de parquear el carro y salir de este—no te asustes, los periodistas son como sanguijuelas pero sé mantenerlos a raya, Amelia sonrió, respiró profundo y salieron ambos directamente a la puerta principal de la empresa, ella realmente estaba más nerviosa por Fabio que por los periodistas, no dejaba de pensar en la noche anterior y las cosas que
Fabio empezó a reconocer su rostro con la yema de los dedos, su boca, su nariz, todo. —No necesitas maquillaje, me gusta como cuando vienes a trabajar. —Solo quería lucir diferente hoy. —No tienes necesidad de lucir diferente, solo tienes que ser tú y para eso necesitas deshacerte de cierta y determinadas cosas que definitivamente no van contigo. La miró por un segundo, le sonrió y luego con un rápido movimiento le rompió el vestido negro que ya a estas alturas se había convertido en su peor enemigo. —¡¿Pero qué haces?!—preguntó Amelia asombrada y tratando de cubrirse sus pechos, se había puesto una lencería negra al igual que el vestido. —Te advertí que no te pusieras ese vestido, pero la señorita se empeñó en contradecirme, ahí tienes las consecuencias. —¡¿Pero estás loco o qué?! ¿¡Solo porque me pongo una ropa que no te gusta me la rompes!? —No es cualquier ropa—le dijo sentándose cómodamente para observar su pequeño aporte a la industria de la moda—es el vestido que te dió
Fabio respiró profundamente antes de abrir la puerta de su casa, cada día le costaba más trabajo hacerlo, no sabia si era por la llegada de Amelia a su vida o porque simplemente ya no soportaba más la situación en la que estaba viviendo.Abrió la puerta y contrariamente a lo que pensó la casa estaba en penumbras y Claudia no lo estaba esperando en la sala. Subió a su cuarto y ella estaba acostada, al parecer dormia, se quitó toda su ropa, se dió un baño rápido y se metió en la cama. —¿Que tal la fiesta?—preguntó Claudia.—Pensé que estabas dormida. —Preferí esperarte—habló Claudia en un tono calmado— yo no quiero que las cosas entre nosotros estén mal yo… a mi me duele mucho que hayas retomado el contrato de los cosméticos. —Claudia ya te dije que… —Espera, déjame hablar—se acomodó en la cama—como te dije antes a mi me dolió mucho pero entiendo que para ti es importante así que prefiero pasar por alto eso y que puedas seguir con tu negocio.Esa actitud de Claudia a Fabio lo a