-Creo que tienes que hablar con él-le dijo Eduardo a Ania-pienso que ambos se lo deben, hay muchos espacios vacíos entre los dos-Eduardo tomo unos segundos para continuar hablando-yo te voy a ser sincero, a mi me haría muy feliz poder tener una oportunidad contigo. Ania sonrió y se sonrojó, llevaba muchos años sin sentir lo que era ser prentendida por un hombre. -Realmente eso ahora mismo es lo que más deseo, pero a pesar de mis ansias no voy a ser capaz de manipularte, todo lo contrario, quiero que se vean, que hablen y que tú decidas que es lo que quieres y a quien quieres en tu vida. Además-hizo otra pausa Eduardo y tragó en seco, lo que tenía que decirle a Ania no era nada fácil-hay algo que tienes que saber y no es nada agradable. -¿Algo malo con Theo? -No, de hecho creo que él tampoco lo sabe, es algo que recién descubrí, la esposa de Fabio, bueno, la esposa legal, quiero decir, es...es hija de Theo, o sea, es medio hermana de Amelia. Ania abrió sus ojos y boca por ig
—No entiendo que haces aquí—le comentó Fabio a Theo al tenerlo en frente. —Sé lo de Claudia y Pablo,son amantes desde hace muchos años, incluso antes de que ustedes se casaran. —Vaya, eso si que no me lo esperaba—confesó asombrado Fabio, me imaginaba que pasaba algo entre ellos pero no sabía que la cosa era tan complicada. —Me lo acaban de confesar, tengo que admitir que me equivoqué contigo, siempre te tuve recelos por una mentira que mi hi…-Theo hizo una pausa y se limpió una lágrima, era duro, muy duro lo que estaba viviendo-perdón pero a pesar de que es algo que quiero hacer no es nada fácil para mí. —No te preocupes Theo, desde que soy padre entiendo muchas cosas que antes pasaba por alto y a pesar de que muchas veces no entendí tu comportamiento para conmigo hoy te entiendo, te entiendo y te perdono. -Gracias, te agradezco eso pero vine a contártelo todo y eso voy hacer, te lo debe y de cierta manera me lo debo a mi mismo. Theo guardó silencio por unos segundos, estab
-Pero...pero él es el padre de Claudia-murnuró Amelia asombrada. -Si hija si, me acabo de enterar de eso, Eduardo me lo contó-le dijo Ania- créeme que yo no tenía la menor idea de eso, es...es macabro pero la verdad es que ella junto a Pablo fueron los que los juntaron a ustedes. Amelia y Fabio se miraron fijo a los ojos. -No fue casual-siguió hablando Ania-fue todo planificado, querían sacar a Fabio del puesto y para ello le fabricaron un punto débil, su hija, el próximo paso fue poner a Theo en el puesto y así Theo, en pago por el favor. porque...-Ania miró fijamente a Theo-tú sabias que Pablo iba a por todas contra Fabio ¿verdad? Theo tuvo que bajar la cabeza. -No sabia el plan que tenía Pablo y porqué, solo sabía que quería sacar a Fabio del medio porque estaba obsecionado con pertenecer al consejo de toda la vida y sabía muy bien que Fabio no se lo iba a permitir, así que me necesitaba a mi dentro para que yo le diera la entrada-respiró profundo antes de seguir hablando
DÍAS DESPUÉS… —Creo que la idea es muy buena. —A mí igual me parece igual. —Si, Europa es bueno para recomenzar, podemos probar. —Ya hay un tramo recorrido porque esos pasteles ya son muy conocidos, solo tenemos que aumentar el alcance. —¿Porqué no se te había ocurrido esto antes?— le preguntó Marcos a Amelia. —Se me ocurrió desde el día 1, solo que la dueña tuvo problemas serios de salud, así que no me quedó más remedio que esperar—le explicó. —Ohh…entiendo—respondió Marcos—¿pero ahora ya podemos trabajar a toda marcha? —Si, si, ya está completamente recuperada, tuvo un accidente pero ya está bien. —Perfecto—comentó entusiasmado Marcos—empieza con el proceso, creo que vamos a sacar esta compañía a flote con esta campaña. *** —Gracias por aceptar mi invitación. —Siempre es agradable conversar contigo. —Vaya—se asombró Eduardo—si no es un alago por favor, no me lo digas, déjame creérmelo. Ania se echó a reír. —Más que un alago es la verdad, siempre, des
—Lo tomas o lo dejas.—¡¿Estás loco?! Me estás vendiendo a tu propia hija. —Fabio, de toda la vida la paz se ha construido creando alianzas, eso no lo inventé yo—le dijo muy calmado— nuestras familias llevan años peleándose, por todo, hasta por lo que no fue, ya estoy viejo y cansado, necesito paz y que mejor que crear una alianza entre nosotros.—Vendiéndome a tu hija.—Yo no te estoy vendiendo a mi hija porque no te estoy pidiendo dinero por ella. Te la estoy… ofreciendo para que resuelvas tu problema, solo eso. Ambos viviremos con la tranquilidad que no nos atacaremos nunca más porque nuestra sangre estará mezclada.—Dame unos días, déjame pensarlo y consultarlo con mi abogado.—Como quieras, no estoy apurado, cuando estés listo me avisas.Eso fue todo antes de cortar la videollamada.—¿Oíste todo?—Claro y fuerte—Le respondió Marcos, su amigo y abogado.—Me parece una soberana estupidez.—Pues créeme que a mi no.—Que puta mierda se andan metiendo ustedes que yo no me he enterado
Amelia estaba encerrada en su cuarto revisando toda la información que encontró en las redes sobre Fabio Martinelli. Por las fotos que habían en las redes se veía un hombre alto y corpulento, trigueño y con una incipiente barba. Su esposa había sido modelo, una rubia hermosísima, tuvo que abandonar la carrera después del accidente.—¿Querrá continuar con el trato cuando me vea?—se preguntó Amelia a si misma— es un hombre adaptado a mujeres perfectas—seguía hablando con ella misma— y yo pues…de normalita no paso.Se levantó de su cama y se paró frente a un espejo que tenia en una pared de su cuarto donde se podia ver completa. Era bajita y sobre lo rellenita, su pelo era castaño, nada del otro mundo y para colmo usaba anteojos.—Cuando me vea va a salir corriendo—habló con su propio reflejo— él es un hombre simpático y…—Amelia.La voz de su padre la sacó de su momento de auto reflexión. Fue abrirle la puerta para ver que quería.—Mañana a las 10 de la mañana te quiero elegantemente ve
—¿Se puede saber para qué quieres trabajar?”—le preguntó Pablo a su hija ya estando ambos en la casa.—Porque si voy a ser libre quiero serlo por completo y sin independencia economía una persona no es realmente libre—dijo firmemente Amelia. —Eres un bicho raro—le dijo finalmente Pablo después de miraría detenidamente por unos segundos—Bueno, que se puede esperar de alguien que ni su propia madre quizo.Amelia apretó las manos en unos puños, dio media vuelta y salió caminando apurada hasta llegar a su cuarto y encerrarse en el. Llevaba toda su vida escuchando la misma frase pero no se acostumbraba a ella, ¿cómo era posible que su propio padre la tratara tan mal? Nunca había podido responderse esa pregunta. Durante años lloraba por horas, se deprimía y muchas veces hasta pensó en suicidarse pero por suerte los estudios la ayudaron a salir de esa depresión se volvió obsesiva con ellos, estudiaba todo lo que podía, era lo único para lo que su padre le había dado libertad.Pero ahora ten
—Lo tenemos de nuestro lado— dijo Pablo por teléfono ya dentro de su carro. —Vamos bien, tener a Theo de nuestro lado es un buen paso. Tú y yo, ¿cuándo nos volvemos a ver? Hizo silencio para escuchar la respuesta.—La semana que viene, ¿ok? Ni un día más ni uno menos.***—¿Entonces te quedas con esta?, ¿no quieres primero ver otras opciones?—le preguntó Fabio ya fuera de la casa.—No, estoy segura que esta es perfecta para mi.—Entonces le paso los datos a Marcos para que se encargue de la compra, supongo que en unos días ya te podrás mudar.—Y… cuando tú y yo, o sea cuando nosotros…— ¿Nos acostaremos por primera vez?—Eso—bajo la cabeza Amelia de pura vergüenza. Fabio respiró profundo, para él también era un poco incómodo, tuvo muchas mujeres en su vida pero ninguna como Amelia, era una situación rara la de ellos dos.—Primero múdate, después vemos eso—terminó por responderle—Em… una duda, ¿es verdad que todavía eres virgen?Amelia le vinieron los colores al rostro, no sabia ni