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Capítulo 2

Y aquí estaba de nuevo, otro día en la oficina.

Trabajo desde hace dos años en la empresa Altamirano.

Soy la asistente del dueño y de vez en cuando le ayudo con los diseños. 

Reviso los documentos que mi jefe debe firmar y los ordeno antes de ir a su oficina.

Toco dos veces pero no escucho a nadie del otro lado. Vuelvo a tocar y nada.

Es extraño... El señor Altamirano no a salido de su oficina.

Me debato entre entrar o retirarme, pero que tal y si ¿necesita ayuda?

Suspiro ante ese presentimiento, abro lentamente y lo primero que veo es un cuerpo en medio de la enorme oficina.

¡Oh, por el cielo! Es mi jefe.

Me acerco a él y observo que todavía tiene pulso, uf, alivio.

Llamo a emergencia y una ambulancia llega rápido al edificio.

Una vez en el hospital decido llamar a la esposa de mi jefe.

- Hola, querida- saluda amable.

- Que tal, señora Altamirano. 

- ¿Sucede algo en la empresa? Es extraño que me hables a esta hora.

- Bueno, verá... Estamos en el hospital Center, el señor...

- ¡Dios, mi Fernando!

- Tranquila, él está estable pero tenía que avisarle.

- Entiendo, enseguida estaremos ahí.

Cuelga y me acerco a la enfermera.

- Disculpe, ¿ya hay noticias del señor Altamirano?

- Todavía está en observación pero no se angustie, su padre está estable. Solo debe guardar reposo, estará en observación por un rato más.

- Es mi jefe y gracias. En un momento llegará su esposa- asiente y sonríe, luego se gira para continuar su camino.

Le dejo caer en una de las sillas de la sala y me acuerdo que tenía que llamar a Logan desde hace media hora.

Solo le enviaré un mensaje y más tarde lo veo en casa.

Pasó una hora más o menos cuando veo llegar a la señora Laura Altamirano a toda prisa.

- Isabella, dónde tienen a mi Fernando- me agarra de ambos brazos y su rostro luce angustiado.

- Está en observación. Pero aún no me dan noticias.

- Gracias hija. Ahora me encargo yo- me abraza y luego se dirije a recepción para saber de su esposo.

Veo que intercambian palabras y ella asiente varias veces.

Veo que se acerca una joven a ella y regresan juntas hacia mí.

- Enseguida lo pasarán a una de las habitaciones, debe guardar reposo y con tanto trabajo no creo que él lo haga.

- No se preocupe. El señor Gerardo y la señorita Vivian pueden sacar el trabajo adelante- le doy ánimo.

- No es solo eso. Él no puede tener estres o alguna impresión fuerte. Su corazón no lo resistirá- sus ojos se cristalizan al decirlo.

- Mamá, creo es hora de hablarle a...

- ¡No! Tu padre me va a matar si lo hago- niega varias veces.

- Es eso o que a él le pase algo- suspira agotada y asiente con la cabeza agachada.

- Tienes razón. Además, esta vez tenemos a Isabela con nosotros- responde y alza la mirada hacia mí.

Ambas me observan con un brillo en sus ojos como si fuera su salvación.

- De qué habla, señora- cuestiono vacilante.

- No te preocupes, cuando llegue el momento lo sabras. Por ahora debes mantenerme al tanto de lo que pase en la oficina. Por cierto, ella es mi hija, Lauren Altamirano.

- Isabela Lagunes, mucho gusto- me presento.

- Mis padres ya han hablado de ti en muchas ocasiones- sonríe la chica castaña casi rubia de ojos verdes muy parecida a la señora Laura. Le sonrío y en eso nos avisan que ya está en su habitación.

Subimos al sexto piso y entramos a la que dice '236 Altamirano'

Al entrar ambas mujeres se lanzan a darle un abrazo, veo que la señora Laura derrama unas lágrimas y él las retira con el dorso de su mano cariñosamente.

Son una pareja adorable.

Ella es una señora alta y elegante de unos 50 años más o menos.

Mi jefe tiene unos 60 años y es un hombre alto y robusto que a pesar de su edad está conservado y mantiene cierto atractivo.

- Isa, gracias por lo que haz hecho por mí este día.

- No tiene que agradecer. Ahora solo debe guardar reposo y dejar que estas bellas mujeres lo consientan- respondo con una sonrisa.

- Eso tenlo por seguro- responde jocoso y reímos todos.

Luego de estar un rato mas con ellos, decido retirarme. Me despido de los tres y bajo a tomar un taxi para ir hasta mi departamento.

Una vez en la puerta dejo mi bolsa y mis llaves en la mesita de entrada.

- Mira quien se a dignado en aparecer- me asusta Logan quien trae solo unos pantalones de pijama con su dorso desnudo.

- Cállate, tuve un día pesado. Mi jefe fue hospitalizado de emergencia.

- ¿Don Fernando? ¿Ya está mejor?- cuestiona rápidamente.

- Si, solo debe guardar reposo y evitar las emociones fuertes.

- Entiendo. Bueno, vamos a cenar antes de que el hospitalizado sea yo- sonrío y niego con la cabeza.

Cenamos una deliciosa lasaña acompañada de un vino suave.

Luego de cenar me cambio y me dejo caer al sofá de la sala junto a él.

- Aaah... Mas fuerte...

- Deja de moverte tanto.

- Ahí... Aaaah... Logan...

- Sabes que solo es un masaje de pies ¿verdad?

- Es que eres un dios dando masajes- río y él me saca su lengua en respuesta.

- ¡Listo! Es hora de dormir- me alza en sus brazos y me lleva a mi habitación como princesa recién rescatada.

********

Me despierto en la madrugada pensando en lo que se convirtió mi vida estos últimos tres año.

Rosse estuvo viviendo conmigo el primer año pero mi tío solicitaba ayuda en la empresa y quien mejor que la mejor abogada del país.Al poco tiempo conocí a Logan, un hombre de apariencia atractiva, mirada soñadora y sonrisa encantadora.

Vive en el departamento de a lado.Suspiro ante la soledad que me invade.

De repente, una imagen se clava en mi mente. 

Unos hermosos ojos color azul profundo. Cautivadores pero con demasiada oscuridad en ellos.

Sonrío ante mis pensamientos. 

Fue hace más de dos años antes de que Rosse regresara a la cuidad, fuimos a celebrar su cumpleaños y en una fiesta de máscaras lo conocí.

No cruzamos palabras, solo bailamos.

Cierro los ojos nuevamente para dormir, mañana debo ir de nuevo al trabajo.

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