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Capítulo 5

- No lo puedo creer. Mi padre a buscado tener una reunión contigo por años- comenta Ruben, el hermano mayor de Joseline que acaba de llegar de Londres.

Estamos sentados en la sala charlando.

Luego de que nos viera en pleno beso, no hubo mucho que explicar sobre nuestra relación, Ruben simplemente sonrío de oreja a oreja.

A él no le cae bien Jonathan y no sé la razón, sin embargo, eso fue bueno ya que nos apoya y prometió guardar el secreto.

- Seguro no tiene lo que necesito para mi empresa- responde sin soltarme.

- Eso tenlo por seguro. Mi padre no a querido avanzar en cuestiones de tecnología pero quería asociarse contigo solo por la popularidad que tu apellido le daría.

- Ya veo. Tu padre es el dueño de Ferreira Company- asiente.

- Sí, sigue empeñado en hacer las cosas a la antigua. Por eso aún no me quiere dejar a cargo de la empresa. Sabe que haré una revolución en todo- ríe-. Por cierto, como Joseline no esta, vendré más tarde- se pone de pie y lo imitamos.

- Puedes quedarte y...- un apreton en mi cintura me hace callar y causa que Ruben se ría.

- No, Gabi, descuida. Deben aprovechar el tiempo a solas. Yo me hospedé en un hotel aquí cerca. Vendré más tarde. Sebastián, un gusto conocerte y espero hacer negocios contigo, claro, cuando el señor Ferreira decida retirarse- menciona mirándolo con su sonrisa típica.

- Serás bienvenido en mi empresa- responde antes de darle un apreton de manos.

Lo vemos salir y suelto el aire al estar solos de nuevo.

- Así que estamos en una relación ¿Eh?- lo miro y ladea una sonrisa que no creí que tuviera.

Según Joni, su tío es muy frío y serio con todos, incluso con su familia.

Pero ya es la segunda vez que veo sus labios curvados en una sonrisa.

- Bueno, no podía decirle que dormí con el tío de mi esposo porque me equivoqué de habitación- menciono.

- Oh, cariño. No solo dormimos en mi habitación, te hice el amor una y otra vez en tu noche de bodas- me atrae de nuevo a su pecho-. Y planeo repetirlo esta noche- siento la sangre acumulada en mi rostro.

- No deberías decir eso. Eso fue un...- mis palabras son calladas por los labios de Sebastián.

Envuelve un brazo en mi cintura acercándome a él y su otra mano me agarra de la nuca para profundizar el beso, yo poso mis manos sobre su pecho recibiendo su exigente beso.

Sus labios son tan suaves y adictivos.

- Contigo nada es un error- musita apoyando su frente sobre la mía mientras aún mantengo los ojos cerrados y trato de recuperar el aliento.

Una parte de mí se siente bien a su lado y la otra sabe que nada de esto está bien.

Jonathan va a enojarse y Sebastián se dará cuenta que lo nuestro es falso.

- Lo siento pero no puedo, yo estoy casada con Jonathan. Lo estamos engañando- me obligo a decir.

- Pide la anulación del matrimonio. No lo han consumado ¿o si?- niego y acaricia mi mejilla y yo simplemente me derrito bajo su tacto-. Ves, eres mi mujer. Sé que solo has estado conmigo- besa la punta de mi nariz.

Muerdo mi labio inferior pues creí que no se había dado cuenta de eso.

- Él no lo aceptará- respondo luego de unos segundos. Siento que se aleja y eso me hace abrir los ojos.

Me observa serio sin ninguna expresión.

- Puedo hacer que el mejor abogado del país te ayude. No necesitas pedir nada a cambio para que él firme. Yo te daré todo- menciona.

- No es eso. Yo... déjame hablar con él. Dame al menos unos meses para pensar como decirle que quiero el divorcio- muerdo mi labio esperando que él acepte.

En ese tiempo se puede aburrir de mí y dejarme en paz.

Aunque... pensar en eso me causa incomodidad y que se estruje algo en mi pecho.

- Bien, te daré dos meses. Si no lo haces tú, lo haré yo a mi modo- menciona antes de darme un corto y casto beso en los labios-. No soportaré mucho tiempo verte a su lado y pensar en que duermes con él- menciona acunando mi rostro y dejando varios besos cortos en mis labios.

Su actitud me hace sonreír.

No es como todos creen que es. Es cariñoso aunque 

Nos sentamos en el sofá a esperar a Fabi y Joseline.

Mientras mi cabeza es un lío.

Sé que debo alejarlo y esto solo lo empeora.

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- Aquí estaremos tranquilos- menciona luego de que el mesero sirve el vino y se va para traer nuestros platillos.

Estamos en una sala privada en un restaurante de lujo.

Cenamos en completo silencio y eso me pone nerviosa hasta que él rompe el silencio.

- Y bien... háblame de ti, Gabriella. Quiero conocer a la mujer con la que dormí anoche. Mi mujer.- menciona serio. Me sonrojo ante sus palabras.

Sebastián es el tipo de hombre que te hace suspirar ante su belleza.

Es como esos dibujos de mangas que son extremadamente atractivos.

Pero no es solo eso, sino que tiene algo que me hace sentir segura a su lado. Es extraño pues apenas lo conozco y al parecer medio mundo le tiene miedo.

Claro, el hombre siempre está serio y con cara de pocos amigos.

- Mi nombre es Gabriella Evans, tengo 22 años- comienzo a decir fijando la mirada en un punto detras de él-, estudié administración y tomé un curso de secretariado. Soy... huerfana, mi madre murió cuando yo solo tenia 12 años y mi padre hace dos años, solo tengo a mi hermanita de 15 años. Mis padres eran hijos únicos. Joseline se mudó con nosotros cuando...- toma mi mano que está sobre la mesa llamando mi atención y enfoco mis ojos en su mirada.

- Gabriella, no es una entrevista. Relajate- veo que alza un poco la comisura de sus labios en una apenas visible sonrisa. Algo en mí hace que me gusta verlo sonreír. Luce más joven de lo que es.

- Lo siento, es que estoy nerviosa- enarca una ceja y ladea levemente la cabeza.

- Así que te pongo nerviosa- menciona serio pero en su mirada veo diversión-. No deberías, puedes sentirte libre de ser como eres conmigo. Quiero conocerte en todos los sentidos- agrega.

Lo observo y sin poder evitar le pregunto lo que toda la cena me a rondado en la cabeza debido al comentario de Joni.

- No entiendo porqué quieres estar conmigo, no soy el tipo de mujer para ti. Sé que no tenías planeado estar conmigo pero... pasó. Eso no quiere decir que debas hacerte responsable. Honestamente yo me dejé llevar por sus caricias y no te culpo de nada. No me debes nada- menciono confundida.

Frunce el ceño y al tiempo ladea un poco la cabeza y la intriga brilla en sus hermosos ojos azul hielo.

- ¿Acaso tú no quieres estar conmigo?- cuestiona sorprendiéndome. 

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