Pov Gabriella...- ¿Pasa algo, cariño?- cuestiona Jos al verme detener mi baile.- No. Necesito ir al baño- digo y los dos sienten.- Te acompaño- ofrece Joni.- No, descuida. Iré rápido- salgo caminando, o más bien corriendo, sin esperar que responda.No esperaba verlo aquí y menos con otra mujer.Eso hace que en mi interior sienta... ¿Celos? Ay no.Pero claro, era de esperarse. Yo no tengo nada en comparación a esa rubia.Salgo del baño luego de mojar mi rostro y corregir mi maquillaje.Salgo aun cabreada por la situación pero trato de calmarme.Sebastián es libre de hacer lo que quiera. No sé porqué me pongo así si el hombre no es nada mío.Por eso no les dijo a sus guaruras que yo era su mujer como me había dicho a mí está mañana.Busco entre la gente a Sebastián pero es casi imposible. Así que trato de localizar a Jos, Joni o Taylor pero ninguno aparece a la vista.Hasta que alguien me toma por sorpresa de la cintura y susurra en mi oído desde la espalda.- Me buscas a mí o a tu
'Toc' 'toc' 'toc'Me remuevo al escuchar los golpes en la puerta.Abro lentamente los ojos y me doy cuenta que estoy sola en la habitación.- Adelante- digo adormilada al escuchar de nuevo los golpes.- Buen día, señora- saluda una señora de unos 50 años al entrar, con una charola en sus manos-. El señor ordenó el desayuno antes de irse- menciona acercándose a mí.- ¿Él se fue?- cuestiono frunciendo el ceño. Deja la bandeja sobre mis piernas en una de esas mesitas para comer en la cama.- Recibió una llamada y tuvo que irse de emergencia- responde abriendo las cortinas oscuras de la habitacion la cuál es amplia y bien amueblada.- Ok, gracias...- digo esperando su nombre.- Raiza, señora- responde con una sonrisa amable. Asiento y decido desayunar rapidamente antes de regresar a la casa.Escucho el teléfono sonar por alguna parte de la habitación y lo busco con la mirada, hago la charola a un lado con el desayuno a medio terminar y me pongo de pie para ir por él a la mesa de enfrente.
Bajamos del auto y suspiro tratando de controlar mis nervios.Hoy es el cumpleaños de Walter Hayes, el abuelo de Jonathan.Pero lo que realmente me tiene nerviosa es otra razón. La cual tiene nombre y apellido.'Sebastián Hayes'Luego de no verlo ni saber nada de él por dos semanas, aquí estoy, a punto de verlo en una reunión familiar.- Vamos, ya nos esperan- me agarra del brazo y me guía hasta la entrada.Jonathan y yo ahora parecemos dos extraños en la misma casa desde ese incidente. Y con la variante de que ahora se comporta posesivo y estricto conmigo.Saludamos a la ama de llamas antes de ir al salón donde todos están y ahí me topo con esos ojos color azul hielo que parecen atravesar mi alma.Viste un impecable traje de tres piezas color gris plomo, camisa azul cielo y corbata azul marino satinado.Su cabello negro está perfectamente peinado hacia atras y su barba está bien recortada dándole ese toque extra de masculinidad.- Deja de ver a mis primos de esa manera- gruñe cuando
Mi cuerpo se siente agotado y todo mi cuerpo vibra todavía.Estar con Sebastián es como subir a una montaña rusa.Sonrío como colegiala sintiendo mi pecho lleno de felicidad y satisfacción.Todavía me da miedo esto que comienzo a sentir por él, pero me es imposible parar.No solo es deseo, es algo más y eso me quedó claro ahora que estuve lejos de él.Lo extrañé y por mucho que evité no pensar en él, no resultó.Antes de poder levantarme, la puerta se abre de golpe y veo a Jonathan entrar.Frunzo el ceño al verlo quitarse la corbata con algo de torpeza y luego la camisa.Camina hasta llegar a los pies de la cama y me jala del pie hacia él.- ¡¡Oye!! ¿Qué te pasa?- reclamo sorprendida. Cuando subí a la habitación, luego de estar con Sebastián en el baño, lo vi con sus primos bebiendo por lo que no le di importancia.- ¡Me pasa que es hora de que mi esposa cumpla con sus obligaciones!- gruñe furioso.Se lanza sobre mí y comienza a besar mi cuello. Siento su olor a licor y eso me alerta
*Pov Jonathan*Salí furioso de la habitación furioso luego de confirmar mis sospechas.Primero pierdo los estribos con Taylor.Mi amada Taylor.Una joven preciosa, alta de caderas anchas y piernas kilométricas, ojos azules y un rostro de angel con cabello rubio oscuro en ondas hasta la cintura.La cual conocí en una fiesta de amigos en común.Luego de que me contara lo que pasó por culpa de aquel canalla, tomé una decisión. Cuidarla y hacer pagar de una u otra forma a ese infeliz.Pero algunas cosas no salen como las queremos. Ya que su repentina muerte me complicó las cosas.Sin embargo siempre hay otros caminos para llegar a la meta planeada.Maldigo una y otra vez mientras voy manejando a toda velocidad con la adrenalina al tope.'Gabriela'Gruñe mi conciencia.Ella es una joven hermosa, encantadora y que hace babear a cualquier hombre.Ella cree que pasa desapercibida pero se equivoca, nada en ella se puede ignorar.Tiene una belleza increíble.Cabello castaño claro, piel blanca,
GabriellaLlego al restaurant donde anteriormente vine con Sebastián y mis nervios incrementan cuando lo veo sentado en el área privada.'Tan elegante e impecable como siempre'- Hola- musito al llegar a él y siento mis mejillas arder.- Gusto en verte de nuevo, bella dama- menciona al ponerse de pie, besa mi mejilla sorprendiéndome-. Toma asiento- ordena con esa voz profunda que me eriza.Me ayuda con la silla y nos acomodamos frente a frente.Cenamos en completo silencio pero en un silencio agradable.Sebastián es el tipo de persona que intimida a todos pero a mí me agrada estar con él.Pedimos un postre para compartir a mi elección.Lo observo de reojo disimulando ver la decoracion del lugar.Aun no puedo creer que un hombre como él sea solo mío.Saber que soy su mujer y sin queres también su amante, me agobia por igual.Quisiera haberlo conocido antes de esta locura.Quizás lo hubiera pensado dos veces antes de aceptar la propuesta de Jonathan.Respiro hondo al recordar su actitud
Respiro con dificultad mirando la escena frente a mí.Mis manos tiemblan, el frío recorrer mi cuerpo y mi cabeza es un lío.- ¡Santa madre!- exclama Jos asustándome-. Lo mataste- susurra con terror.Se acerca a mí, me quita la base de la lámpara que aún sostengo y me aleja del cuerpo inconsciente de Jonathan.- Yo no quería... pero él no me dejó otra opción- mis ojos se cristalizan y me abraza.- Descuida. Sigue vivo el desgraciado- menciona con desdén.Lo observo y pudo notar como su respiración es lenta.- Hay que despertarlo- sugiere Joseline.Se acerca y lo hace rodar en el suelo para dejarlo boca arriba.Le pega un par de cachetadas hasta que reacciona.Nos mira algo aturdido y desorientado.Hasta que nos enfoca y frunce el ceño sobando su cabeza haciendo gesto de dolor.- ¿Qué haces aquí, tío?- cuestiona al verlo. Se pone de pie y se sienta al borde de mi cama.- Yo lo llamé- menciona la pelinegra.- ¿Qué sucedió aquí? Tu esposa está horrorizada- menciona con esa mirada analític
GabriellaInhalo profundamente al ver el enorme edificio de cristal y metal imponerse ante los demás.En las puertas de cristal se lee en letras plateadas el nombre Hayes Company.Me acerco a la recepcionista y amablemente me indica por donde ir.Me dirijo en el ascensor al piso más alto donde queda la oficina de la máxima autoridad, o sea, la de Sebastián Hayes.Me quedo viendo lo impecable que está el lugar hasta que alguien me saca de mis pensamientos.- ¿Tiene cita?, señorita- volteo a ver a una encantadora chica de cabello rizado y rojizo.- Eh... No, digo, si- niego con la cabeza antes de formular bien mis palabras-. Soy Gabriella Evans.- Oh, claro. Ya habían avisado su llegada- sale de su lugar y puedo ver que tiene buen cuerpo y eso me hace sentir incomoda.- Soy Liliana, la recepcionista de este piso- menciona mientras caminamos-. Es aquí.- Bien, gracias, Liliana- muestra una sonrisa antes de regresar a su lugar.Los celos me invaden al ver a la joven mujer de cabello rojo