Luego de tomar una pastilla, ya que todavía me dolia un poco el cuerpo, decidí darme un baño para relajarme.
Salgo de la tina una vez que el agua está fría y me visto con un sencillo vestido color azul petroleo de seda con tirantes delgados y de largo me llega arriba de la rodilla.
Me maquillo ligeramente y alzo mi cabello en una coleta alta dejando algunos mechones sueltos y solo me pongo bálsamo labial. Iré a ver a mi hermana ya que Joni no vendrá hasta el fin de semana.Se quedará con Taylor en su departamento y yo puedo quedarme con Fabi y Joseline.
Antes de salir de la casa escucho mi teléfono vibrar. Frunzo el ceño al no reconocer el numero pero al notar la insistencia, respondo.- ¿Bueno?...
- Estoy frente a la mansión, sal- un escalofrío me recorre al reconocer aquella voz profunda e intimidante.
- Se...- cuelga sin dejarme protestar.
Tomo aire y valor antes de salir.
Me sorprendo al ver la camioneta de Sebastián estacionada enfrente. Mi corazón comienza a latir rápido al verlo bajar. Su andar es como el de un super modelo; seguro y confiado de su encanto.- Hola, no esperaba verte aquí- saludo incomoda ante la informalidad y sonrío mientras juego con mis dedos.
- Vamos a cenar juntos- menciona con seriedad.
- Yo... No puedo. Iré a ver a mi hermana- respondo en un tono bajo y apenado.
- Bien, te llevo. Sirve y la conozco- agrando los ojos ante sus palabras.
'¡¿Qué?!'
- ¡No! No puedes ir conmigo. Mi hermana puede hacer preguntas y si Jonathan se entera se puede molestar- casi me tropiezo con mis palabras de lo rapido que las dije.
- Diremos que te encontré de paso y me ofrecí a llevarte- sugiere o más bien ordena porque estoy segura que no va a aceptar un no por respuesta.
- Estará mi mejor amiga. Ella no lo creerá- musito mordiendo mi labio.
- Entonces le diremos la verdad. Es tu mejor amiga, podemos confiar en ella, ¿no?- me atrae a su cuerpo y ahogo un grito de sorpresa mirando atentamente sus fríos ojos-. Deja de morderte el labio. Harás que te bese y te haga mía de nuevo- susurra cerca de mi oído mandando miles de sensaciones a mi columna vertebral y vientre.
Nunca me habia sentido así y esto me abruma.
- Vamos- respondo en un hilo y lo escucho soltar una leve risita por lo bajo.
- ¿A dónde quieres ir?- cuestiona alejándose un poco de mí.
- Con mi hermana y luego a cenar- respondo hipnotizada por su voz, su armoniosa risa y su tacto que me estremece.
- Bien, vamos- acaricia mi rostro y deja un beso en mi frente antes de tomarme de la mano y guiarme a la camioneta.
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- ¿Y dices que lo encontraste de camino acá?- cuestiona Joseline por tercera vez enarcando la ceja poco convencida.
- Ajá, se ofreció a traerme- respondo mirando mi taza de té evitando sus ojos.
- Ajá- repite poco convencida. La miro sobre mis pestañas.
- ¿Qué?- cuestiono al verla achinar sus ojos acusatoriamente.
- Es extraño- dice- Y tampoco puedo creer que ese manjar sea tío de Jonathan. Él está...- muerde su labio con deseo y giro la cabeza para ver qué observa y es su ancha espalda.
La cual está arañada bajo esa camisa que se amolda a sus músculos.
Lo veo platicar con Fabi desde la cocina y algo extraño se mueve en mi pecho ante la aceptación de mi hermanita con él. Pero mi estómago se retuerce ante la mirada que le está dando Joseline a Sebastián sin su consentimiento.- Deja de verlo así, Joseline. No es un trozo de carne, es una persona- respondo tratando de no parecer molesta pero fallo en el intento porque ella frunce el ceño dirigiendo su mirada a mí.
- ¡¿Estás celosa?!- agrando los ojos y la veo entrecerrar los ojos y sonreír pícaramente.
- Yo...- cierro y abro la boca como pez sin decir nada y justo en ese momento escucho que alguien se aclara la garganta a mis espaldas.
- Tu hermana tiene hambre- menciona con seriedad.
- ¡Es cierto! Le prometí a Fabi que iríamos a comer hamburguesas- exclama Joseline con ojos extremadamente abiertos y sonrisa sospechosa. Me giro y lo veo observándome.
- Las puedo llevar en la camioneta- ofrece Sebastián.
- Oh, no, no, no. Ustedes pueden quedarse aquí en lo que llevo a Fabi a comer. Les traeré una de todos modos- menciona saliendo de la cocina seguida por mí.
- ¿Qué haces?- la tomo del brazo y la cuestiono en un murmullo.
- Darte tiempo con ese bombón- señala con el mentón hacia la cocina- A mí no me engañas, pequeña pinocho- achina los ojos.- Ese tipo te trae y tú a él. Así que aprovecha la hora y media que estaremos fuera de la casa- responde sonriendo y mirándome con coquetería.
- No, Jos. Yo estoy casada y...
- No debiste casarte. Jonathan no te merece- responde con simpleza.
Lo escuchamos acercarse y ella amplia la sonrisa.- ¡No te preocupes, Gabi. Estaremos bien durante la hora y media que tardaremos!- grita recalcando la hora dirigiéndose a la sala.
Se acerca a Fabi para decirle algo y ella asiente antes de ponerse de pie.
- Nos vemos- dice Joseline con voz cantarina.
- Sebastián, te traeré una hamburguesa con doble queso. Espero encontrarte aquí cuando regrese- menciona Fabi con entusiasmo.
- Aquí estaré- responde a mis espaldas.
Las vemos salir y quedamos solo él y yo.
Mis nervios aumentan cuando él me gira y me atrapa entre sus fuertes brazos.- Creo que tu amiga ya se dio cuenta- ladea la cabeza.
- Le dije que ella no se lo iba a creer- musito sin dejar de mirarlo a los ojos.
- ¿Otra vez con formalidad? No soy tan mayor- menciona sereno-. Además, eres mi mujer y no planeo dejarte ir- mis mejillas se encienden ante sus palabras.
- Pero...
No puedo romper el contrato con Jonathan. Él tomó medidas de precaución.
- No te preocupes. Yo me encargaré- alza mi rostro y besa mis mejillas antes de atrapar mis labios con los de él.
Ignoro mis pensamientos y paso mis manos al rededor de su cuello respondiendo el beso que me hace llegar a las nubes.
Sus manos viajan a mis gluteos y los masajea suavemente antes de apretarlos causando que suelte un gemido que él responde con una sonrisa entre el beso apasionado que me está dando.
Ahora mismo quiero ir a la habitación y revivir lo de anoche sin importar que aún siento algo de incomodidad.- ¡¿Qué significa esto?!- me sobresalto y me separo de Sebastián de golpe al escuchar la voz masculina.
Agrando los ojos al verlo en la puerta de la entrada.
'Él no debería estar aquí'
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- No lo puedo creer. Mi padre a buscado tener una reunión contigo por años- comenta Ruben, el hermano mayor de Joseline que acaba de llegar de Londres.Estamos sentados en la sala charlando.Luego de que nos viera en pleno beso, no hubo mucho que explicar sobre nuestra relación, Ruben simplemente sonrío de oreja a oreja.A él no le cae bien Jonathan y no sé la razón, sin embargo, eso fue bueno ya que nos apoya y prometió guardar el secreto.- Seguro no tiene lo que necesito para mi empresa- responde sin soltarme.- Eso tenlo por seguro. Mi padre no a querido avanzar en cuestiones de tecnología pero quería asociarse contigo solo por la popularidad que tu apellido le daría.- Ya veo. Tu padre es el dueño de Ferreira Company- asiente.- Sí, sigue empeñado en hacer las cosas a la antigua. Por eso aún no me quiere dejar a cargo de la empresa. Sabe que haré una revolución en todo- ríe-. Por cierto, como Joseline no esta, vendré más tarde- se pone de pie y lo imitamos.- Puedes quedarte y...
Antes de poder responder escuchamos su teléfono sonar.Hace seña de que aguarde y asiento liberando la respiración contenida.- Dime- responde secamente. Espera unos segundos y lo veo frunce el ceño luciendo molesto-. Bien, que seguridad se encargue en lo que llego- agrega antes de colgar.- Debo regresar a la empresa. Se presentó un problema- menciona mirando algo en la pantalla antes de voltear a verme con seriedad-. Mi guardaespaldas se encargará de llevarte.- No hace falta. Puedo irme en un taxi- menciono incomoda.- No dejaré que te arriesgues a irte sola. Eres mía y debo cuidarte- se pone de pie y me ayuda a pararme.Caminamos hasta la salida y veo dos camionetas iguales y un auto deportivo color rojo.- Señor, ya estamos listos- menciona uno de los dos hombres corpulentos que salieron de la camioneta de enfrente y se acercó a nosotros.- Bien, lleven a... la señorita a su casa- ordena.No sé porqué pero siento un apretón en mi corazón al escucharlo.'Creí que diría que era su
Pov Sebastian...Llegué al trabajo algo distraído. Cosa extraña en mí ya que todo en mi mundo gira en completo orden y de manera funcional sin perder el tiempo.Hoy me puse al corriente luego de estar lejos por varios años.Estaba leyendo los informes y los contratos que necesitan mi firma pero sin poder concentrarme del todo.Suspiro con frustración antes de ponerme de pie y servirme un poco de whisky.Me quedo de pie con una mano dentro del bolsillo de mi pantalón y en la otra mano sostengo mi vaso de vidrio.Observo la vista panorámica que tengo de la cuidad gracias a las paredes de cristal.Dejando que mi mente se dirija a la noche anterior.Luego de un viaje de varias horas, me dirigí a la mansión de mi padre pues era la boda de mi sobrino Jonathan.Un chico de 23 años algo inmaduro, si me lo preguntan.Aunque claro, no todos poseen un intelecto como el mío. Yo a su edad ya tenia mi propia empresa y dirigía las de mi padre, Walter Hayes, un hombre de 65 años, viudo y con cuatro h
- No puedes dejar entrar a cualquiera por más que diga eso- digo malhumorado.- Lo lamento, señor. Creí que...- Estás despedido- oprimo el último piso antes de entrar y girar. Veo como se cierran las puertas dejando al hombre en blanco.Mi paciencia tiene un limite y este lo alcanzó.- Cariño, al fin te veo- la mirada se le ilumina al verme entrar a mi oficina.- No debiste venir y decir mentiras- menciono deteniéndome atrás de mi silla.Veo a la rubia sonreír traviesamente y exhalo con pesadez.'Está loca'- Es que eso no es mentira. Pronto serás mío y de nadie más- avanza hacia mí contoneando sus caderas.- Escucha, Daniela. Salí contigo porque le debía un favor a tu padre. Pero no me interesas como mujer- la sostengo de los brazos antes de que se acerque más.- Jum, comienzo a creer que en serio no te gustan las mujeres- dice despectivamente.La suelto y se cruza de brazos.- Créeme, me gustan y justo ahora me gusta una en particular- su cara de disgusto me llena de satisfacción.
Pov Gabriella...- ¿Pasa algo, cariño?- cuestiona Jos al verme detener mi baile.- No. Necesito ir al baño- digo y los dos sienten.- Te acompaño- ofrece Joni.- No, descuida. Iré rápido- salgo caminando, o más bien corriendo, sin esperar que responda.No esperaba verlo aquí y menos con otra mujer.Eso hace que en mi interior sienta... ¿Celos? Ay no.Pero claro, era de esperarse. Yo no tengo nada en comparación a esa rubia.Salgo del baño luego de mojar mi rostro y corregir mi maquillaje.Salgo aun cabreada por la situación pero trato de calmarme.Sebastián es libre de hacer lo que quiera. No sé porqué me pongo así si el hombre no es nada mío.Por eso no les dijo a sus guaruras que yo era su mujer como me había dicho a mí está mañana.Busco entre la gente a Sebastián pero es casi imposible. Así que trato de localizar a Jos, Joni o Taylor pero ninguno aparece a la vista.Hasta que alguien me toma por sorpresa de la cintura y susurra en mi oído desde la espalda.- Me buscas a mí o a tu
'Toc' 'toc' 'toc'Me remuevo al escuchar los golpes en la puerta.Abro lentamente los ojos y me doy cuenta que estoy sola en la habitación.- Adelante- digo adormilada al escuchar de nuevo los golpes.- Buen día, señora- saluda una señora de unos 50 años al entrar, con una charola en sus manos-. El señor ordenó el desayuno antes de irse- menciona acercándose a mí.- ¿Él se fue?- cuestiono frunciendo el ceño. Deja la bandeja sobre mis piernas en una de esas mesitas para comer en la cama.- Recibió una llamada y tuvo que irse de emergencia- responde abriendo las cortinas oscuras de la habitacion la cuál es amplia y bien amueblada.- Ok, gracias...- digo esperando su nombre.- Raiza, señora- responde con una sonrisa amable. Asiento y decido desayunar rapidamente antes de regresar a la casa.Escucho el teléfono sonar por alguna parte de la habitación y lo busco con la mirada, hago la charola a un lado con el desayuno a medio terminar y me pongo de pie para ir por él a la mesa de enfrente.
Bajamos del auto y suspiro tratando de controlar mis nervios.Hoy es el cumpleaños de Walter Hayes, el abuelo de Jonathan.Pero lo que realmente me tiene nerviosa es otra razón. La cual tiene nombre y apellido.'Sebastián Hayes'Luego de no verlo ni saber nada de él por dos semanas, aquí estoy, a punto de verlo en una reunión familiar.- Vamos, ya nos esperan- me agarra del brazo y me guía hasta la entrada.Jonathan y yo ahora parecemos dos extraños en la misma casa desde ese incidente. Y con la variante de que ahora se comporta posesivo y estricto conmigo.Saludamos a la ama de llamas antes de ir al salón donde todos están y ahí me topo con esos ojos color azul hielo que parecen atravesar mi alma.Viste un impecable traje de tres piezas color gris plomo, camisa azul cielo y corbata azul marino satinado.Su cabello negro está perfectamente peinado hacia atras y su barba está bien recortada dándole ese toque extra de masculinidad.- Deja de ver a mis primos de esa manera- gruñe cuando
Mi cuerpo se siente agotado y todo mi cuerpo vibra todavía.Estar con Sebastián es como subir a una montaña rusa.Sonrío como colegiala sintiendo mi pecho lleno de felicidad y satisfacción.Todavía me da miedo esto que comienzo a sentir por él, pero me es imposible parar.No solo es deseo, es algo más y eso me quedó claro ahora que estuve lejos de él.Lo extrañé y por mucho que evité no pensar en él, no resultó.Antes de poder levantarme, la puerta se abre de golpe y veo a Jonathan entrar.Frunzo el ceño al verlo quitarse la corbata con algo de torpeza y luego la camisa.Camina hasta llegar a los pies de la cama y me jala del pie hacia él.- ¡¡Oye!! ¿Qué te pasa?- reclamo sorprendida. Cuando subí a la habitación, luego de estar con Sebastián en el baño, lo vi con sus primos bebiendo por lo que no le di importancia.- ¡Me pasa que es hora de que mi esposa cumpla con sus obligaciones!- gruñe furioso.Se lanza sobre mí y comienza a besar mi cuello. Siento su olor a licor y eso me alerta