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Más Padre que CEO
Más Padre que CEO
Por: Sofía de Orellana
Capítulo 1: Una noticia inesperada

Armand llega como cada día al departamento de su novia, Damiana. Los dos estudian en la Universidad estatal de Los Ángeles, Damiana se está especializando en comunicaciones y Armand en ingeniería, siguiendo con la tradición de su familia.

Mientras espera que las puertas del ascensor se abran, abraza a aquella bolsa que va caliente en donde un pocillo con sopa de pollo reposa, afuera el invierno se está haciendo sentir y eso lo reconforta de alguna manera.

Su novia no se ha sentido bien los últimos días y con aquella sopa pretende hacerla sentir mejor. Pero no es lo único que le lleva, se mete la mano al bolsillo de la chaqueta y aprieta aquel envase, con un cúmulo de sentimientos que lo embargan.

Cuando ingresa al departamento, todo se mantiene en silencio, se va directamente a la habitación de su novia para saber cómo está, allí se la encuentra descansando en la cama, deja a la bolsa en una de las cómodas, se acerca con cuidado a ella, se mete en la cama para abrazarla y darle algo de calor.

Ella abre los ojos con una sonrisa y lo mira a aquellos ojos que tanto les encantan, claros como la miel y con la misma dulzura de ese vital alimento.

—¿Cómo te has sentido hoy mi amor? —le acaricia el cabello con ternura y ella solo se acurruca más en el pecho de su novio.

—Sigo igual, los síntomas no se me han pasado y lo peor de todo es que siento que si vomito una vez más voy a desaparecer.

—Te traje sopa de pollo para que eso no ocurra, Phillipe la preparó especialmente para ti.

—Si Phillipe la hizo, entonces debe estar deliciosa —Armand deja un suave beso en su frente y se pone de pie para alcanzarle la comida, pero antes de entregarle el contenedor, de su bolsillo saca una pequeña bolsita y se la entrega—. También te traje esto.

—¿Qué es? —ella abre la Bolsa, algo emocionada pensando que es un regalo, pero en cuanto ve la prueba casera, abre los ojos y mira a Armand muy asustada—. ¿Insistes en que puedo estar embarazada?

—Llevas casi una semana en estas condiciones y es algo que no podemos descartar. A pesar de que hemos tomado las medidas necesarias para que no ocurra…

—¡No, no la haré! —dice lanzando la prueba en la cama—. Entiende, yo no puedo estar embarazada. Si eso fuera así, ¡imagínate lo que provocaría! Mis padres harían que me regresase a San Francisco de inmediato, no podría terminar mi carrera y sabes cuánto deseo hacerlo.

—Entiendo todo lo que pueda pasar —le dice él acercándose, entregándole la prueba y tomándole las manos para darle seguridad—. Pero no podemos seguir con esta angustia, en verdad me tiene muy preocupado de que ni siquiera los doctores sepan lo que tienes, y como no has querido hacerte exámenes, no podemos asegurar nada, solo hazte la prueba y después de eso veremos qué es lo que podemos hacer.

—Armand, ni tú ni yo estamos preparados para esto —le quita sus manos y lo mira muy molesta—. Desde ya te digo si esta bendita prueba sale positiva, ni sueñes con que yo voy a dar a luz.

Damiana se pone de pie por completo molesta, con la prueba entre sus manos y se mete al baño. Armand se sienta en la orilla de la cama pasando sus manos por el cabello, no deja de pensar en las palabras de Damiana, acerca de no ser madre. Le da terror que quisiera abortar, aunque este no sea el momento, él se ve formando una familia con ella y los hijos son parte de eso.

Prefiere pensar en que debe de estar molesta por alguna otra cosa o, si está embarazada, pueden ser las hormonas las que la tienen así de sensible.

Pasan algunos minutos hasta que escucha el clic de la puerta. Levanta la vista, la ve salir con la prueba en la mano y llorando completamente desconsolada.

—¿Es positiva? —le pregunta nervioso, Damiana solo asiente y él se acerca a ella para abrazarla—. Shhh, tranquila, todo estará bien, sabes que yo estoy contigo. No voy a dejarte sola en todo esto, te prometo que serás una madre fabulosa y yo estaré a tu lado en todo momento.

—Tengo miedo, Armand… Mi padre me lo advirtió, me dijo que si yo me embarazaba iba a retirarme todo el apoyo económico y no quiero terminar como mi madre, como una mujer sola y fracasada.

—No será así, mi amor, yo estaré contigo y haremos esto juntos. Quizás podamos ver la opción de un crédito universitario para que puedas continuar con tus estudios, Para cuando el bebé llegue yo ya estaría terminando mi carrera y después de eso perfectamente podría tornar mente, trabajar y cuidarlo.

—No lo sé, no estoy segura.

—Mira, hagamos algo. Primero tómate esta rica sopa que te traje y después de que estés con el estómago lleno y un poco más relajada, pensaremos que podemos hacer. Solo te pido que no te cierres a la posibilidad de que nuestro hijo pueda nacer.

Damiana asiente para dejarlo tranquilo, pero en realidad en su mente ve una y otra vez la posibilidad de interrumpir el embarazo.

Pero esa idea no es porque no quiera tenerlo, sino que en realidad es por miedo a lo que sus padres puedan decirle y que pierda la oportunidad de cumplir todos aquellos sueños por los que quiso irse a Los Ángeles en primer lugar.

No puede evitar recordar cuando conoció a Armand hace dos años. Es un chico que sobresale en cualquier lugar, no solo por su físico, sino también por su inteligencia, pero a la vez por su sencillez.

 Aunque sus padres esperaban que ella encontrase un hombre que le diera una buena vida, libre de preocupaciones y que asegurase el que no tuviese que sacrificarse tanto, ella se había ido a enamorar de un chico que heredará una empresa en ruinas.

Sin embargo, todo eso ahora le parece por completo sin importancia. Una vez más, Armand le está mostrando lo bueno que es, pudo haber salido corriendo, pudo haberle dicho que sí, que se deshiciera de ese hijo porque él tampoco podía hacerse cargo, sin embargo, ya está buscando la opción para apoyarla y hacerla sentir mejor.

Afortunadamente, después que se termina la sopa Armand no toca más el tema, solo la abraza, la lleva a la cama y se quedan allí hasta quedarse dormido juntos. Ya al día siguiente podrán ver qué opciones son las que tienen para salir de aquel problema que se les vendría.

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