La cara de asombro en mi amigo me conmovió, puede que mi marido no sea romántico, pero demuestra con hechos lo que aprecia, valora o agradecido que está—. Lara, te presento a tu nuevo patrón, es un hermano para mí.—Bien señor —los hombres se estrecharon las manos.—Bueno Lara, en un rato hablamos —le dijo Miguel, luego miró a Roland, le mostró las llaves—. Explícate.—Hay un rancho en el lado izquierdo de mis tierras, el de Simón al lado derecho. No están amoblados, eso lo harán ustedes o sus mujeres. Solo tengo agradecimiento viejo por lo que han hecho conmigo y por su comportamiento con mi mujer. Gracias por salvarle la vida y cuidarla.—No fue nada Roland —se abrazaron—. Gracias, había pensado en vivir en Blanco una vez me case.—¡Nada de eso!, siempre hemos estado juntos, ahora lo seguiremos estando en casas independientes. Y, por cierto, una vez llegue Rata viajaremos a las Vegas para casarme con Verónica, necesito darle la nacionalidad.—Esa es una buena idea —dijo Miguel con l
Sigo la camioneta de Roland, no le he contado a Diana que tenemos casa. Quería darle la sorpresa, pero es mejor decirle y que vaya pensando cómo amoblarla. También debo convencer a la cabeza dura de Roland para que acepte pagarle por las tierras, son muchas hectáreas y se ha reusado a recibir el dinero. Buscaré el modo de pagarle.—Pequeña.Su bello rostro me miró con picardía, desde esta tarde que le hice el amor en la habitación de huéspedes, en la casa de la señora Consuelo no ha dejado de mirarme con malicia, fue diferente, quería meterme en su piel y sintiera lo importante y valiosa que es en mi vida. Aunque, esa malicia es por lo otro, apuesto mi apellido que se las va a cobrar.» ¿Sigo sentenciado?—No te imaginas, te voy a dejar un chupón donde todo el mundo te lo vea. Había sido todo tan bello y delicado… ¿Tenías que terminarlo así? ¡Me duele Bestia!—Acepto mi error y te he pedido disculpas, aunque tu mirada me dice que no estás muy enojada, mañana compramos algo para ese mo
No me gusta para nada que haya tanta gente en ese lugar, y en este también. El muy hijueputa de Daza sabe que vamos a quebrarlos, permitimos que sacara a su familia solo mujeres y niños. El resto nos esperaban con más de doscientos cincuenta hombres, no se debe ser adivino para saber que será una masacre lo que tendremos en unas horas —terminaba de ponerme el traje antibala.Era algo con lo que no contábamos, no es que no podamos con ellos, hay personal calificado y yo tengo a mi grupo, aun así, eso no nos exime de tener algunas bajas, ojalá no le pase nada a mi equipo. Lo que me tiene cabreado es la terquedad de mi novia —nunca pensé volver a decir que tenía novia.Está reacia en mantenerse alejada y con ella en ese hervidero del infierno sería un problema, me preocupa, por eso le envié un mensaje a Roland para que le diera la orden de no intervenir, adicional, esta tarde llegó su jefe y varios compañeros de alto rango, no dejaban de elogiarla, no soy machista y menos estoy celoso.N
Verónica y Diana estaban que se comían las uñas por los nervios, la tengo pegada a mi costado mientras vemos una película de acción, pero siendo está una de la vida real. El equipo de mi hermana se fue contra la organización de Daza de manera directa eludiendo las órdenes de Rata y eso lo tenía cabreado, él se había mantenido junto a su equipo bajo las sombras y de modo sigiloso han ido matando a quienes se encuentran.Había muchas muertes en el equipo de Luisa. Si tuviera al tal Tommy, a esa grandísima pichurria, lo pateo. Solo he compartido miradas de impotencia e ira con Cebolla, él también se encontraba en las mismas.¿Acaso esa gonorrea quiere que maten a Rata? Si eso era lo que tenía pensado, no tienes idea de con quién te metiste, malparido. —Verónica se levantó alejándose del televisor, varios hombres se dirigían hacia la dirección de nuestro amigo.—Seño… Verónica. —intervino Cebolla—. Si llega a sonar la alarma en el reloj lo descubrirán.La mirada de mi mujer era de angusti
En verdad me encontraba encambronado, hace unos minutos di la orden de retirada a los hombres de Luisa, quedaré con mi grupo a terminar el asunto. El hijo de puta de Tommy se acababa de ganar una bala de mi parte, ¡grandísima gonorrea!Por su incompetencia, por los celos, o qué sé yo, pero tiene a más de treinta muertos en su conciencia por negligencia, eso le hará perder el puesto por marica. Perdí la comunicación con Luisa. ¿Roland podrá escucharme? Cambié la frecuencia.—¿Roland? —Eres instintivo viejo, por favor responde.—Aquí estamos Rata, Miguel y yo te escuchamos.—No tengo comunicación con Luisa.—La Pecosa está bien, cada cinco minutos me pidió que le escribiera. Activamos la comunicación cuando vi que los gringos se retiraban. Además, le dije que Churrusco puede escucharte cuando les hablas a los chicos.No debe extrañarme, siempre hemos manejado una buena sincronía.—Esa grandísima…—Sí, también pensamos lo mismo. —Si me interrumpió es que están escuchando otras personas.
Estoy que mato a Simón, ¿en dónde quedó su madurez? Llegamos ayer a Blanco, ahora estamos en familia y a mi susodicho novio se le dio por ser un celopata. Desde mis veintidós raños trabajo en la agencia rodeada de muchos hombres, ¿acaso no comprende que solo él era quien ha logrado vencer mis barreras? ¡No!, al señor se le dio por exigirme que deje de trabajar. ¡Qué sueñe!—Me imaginé que estarías en este lugar.Era Roland, lo abracé fuerte, me dio un beso en la frente. ¿Qué tienes Pecosa?—Nada, solo práctico.Estaba en la bodega que mi hermano me había construido al descubrir que me gusta practicar tiro al blanco, ya sea con arma o con arco. Fue un bello regalo de su parte, tiene de todo.—Claro, Luisa, ¿tienes mis permisos? Sabes que no me puedo mover de Blanco sin un salvoconducto de Any.—Si ya los tienes, además ella sabía de la apuesta, tienes permiso hasta para durar una semana en Brasil ni un día más. —Me levantó en voladas y no pude evitar reírme—. ¡Bájame Maluco!—Salimos m
Me puse roja, supongo que esa probada era… cielos imaginar su boca en mí ya húmeda flor. Simón me acostó sobre la mesa de las municiones, con esa mirada llena de lujuria dominó cualquier voluntad en mí.Me quitó la camisa, mi espalda se recostó en la fría madera, sin apartar la mirada me desbotonó y bajó el cierre del jean, de manera tan lenta que parecía una tortura, no tengo ni idea de lo que sentiré, pero ardo en deseo por experimentarlo. El pantalón se deslizó por mis piernas, quedé en ropa interior.—Eres preciosa.Su mano se deslizó suevamente por mis muslos, su dedo rozó mi centro y no puede evitar estremecerme, él se deleitaba con mirarme, uno de sus dedos se introdujo por entre mis pliegues.» Estas mojadita.Luego se llevó el dedo que había acariciado mi sexo a su boca, ese acto hizo estragos en mi mente, no pude evitar soltar un gemido.» Sabes delicioso. —Lo vi acariciarse su pene, se ve el bulto que tiene entre sus piernas—. Luisa, voy a tocarte, besarte y lamerte. No te
—Te amo, señora García. Serás el mejor juego de mi vida.Limpió el par de lágrimas traicioneras que salieron de mis ojos.—Pueden besar cada uno a su esposa.Dijo el tipo disfrazado. Un estremecimiento recorrió mi cuerpo cuando los labios de Miguel se apoderaron de los míos, me encanta su manera tosca y fuerte con la que me toma, aunque, cuando lo hizo suave en la casa de la señora Consuelo, me gustó.Todo lo que me ha dado y mostrado mi marido lo adoro. Me cargó y caminó hasta llegar al lugar donde entregaban los certificados. Los documentos se los llevaría Inés para arreglar el tema legal a nuestro regreso en pocos días.—Hemos hecho muchas cosas juntos.Comentó Miguel cuando Roland y Simón llegaron a nuestro lado con sus esposas de la mano, Luisa estaba radiante.» Pero jamás me imaginé que nos casaríamos el mismo día en el mismo lugar nosotros tres.—Cosas de la vida y buenas anécdotas para que les cuenten a sus hijos.Dijo Roland. Los ojos en blanco de Vero me dieron a entender q