Nos acercamos al final de la novela
Veo a mi esposa terminar de arreglarse, sus cuarenta y cuatro la tienen más buena que nunca, un poco más entrada en carnes, pero que en nada le quedan mal, sigo deseándola y sigue parándome la verga como solo ella puede hacerlo, seguimos culeando de todas las maneras posibles.—Deja de mirarme con ganas de comerme que no tenemos tiempo, deja de ser morboso. —sonreí—. Y esa sonrisa de madurito buenote en potencia no te alcanzará para abrirme de piernas esta vez.—No he dicho nada. —sonreí—. Con el mañanero de esta mañana me conformo. —giró en su eje para mostrarme que es una hermosa mujer cuarentona y yo un cincuentón.—Sigues siendo la mujer más preciosa que hay sobre la faz de la tierra.—Gracias. —La vi entristecerse—. A papá le hubiera encantado ver la graduación de sus nietos.—Ley de la vida Hermosa, me preocupa mamá, se ve triste desde hace dos años que murió mi suegro.—Sí. —A Verónica le dan duro las muertes—. Pero bueno, el hecho que ahora todos hagamos las festividades en La
Veo a mi mujer en el balcón de la casa, debe ser la vejez, pero le gusta levantarse temprano para mirar a nuestros nietos mayores jugar en los corrales. Besé su cuello y la abracé por la espalda. —Hola, Cielo. —Se aferró más a mi abrazo. —¿En qué piensas? —Honestamente, en la maravillosa vida que he tenido a tu lado durante todos estos años. Se giró y vi su rostro, ver el paso de los años en ella me hacen sentir alagado, se quedó a mi lado. —Yo agradezco que esos bellos ojos miel siempre brillaron al verme. —Has sido un hombre honorable, boca suelta y sucia… —Pero te encanta que aún te hable de esa manera. —sonrió—. Tú decías que a mis sesenta años no se me paraba y mira que aun mi verguita y yo te hacemos voltear los ojos. —Verónica se tapó el rostro y negaba —Tantos años y aún me ponen colorada tus palabras. —¿No ha sido así?, este viejo que ya entró en la tercera edad como me dijeron los descarados de Dante y Enrique. —ahora su carcajada fue más notoria—, no te cuento mis p
—¡Lorena llévame!Le insistí por enésima vez. No tenía nada que hacer, andaba aburrida en la casa. La universidad suspendió clases como por variar y ni de fundas me iba para la finca, visitar a papá con su habitual mal genio. Desde la muerte de mamá todo cambió y no quería incrementar su nostalgia al verme, según me parezco mucho a ella… Y la verdad no quería por el momento ser la causante de un dolor para él.—No es una fiesta para ti Vero, ya sabes cuál es el mundo en donde me muevo.Dejó de maquillarse, se giró quedando de frente, podía verla a través del espejo del tocador. Solo tenía su ropa interior puesta de encajes como le gustaban a los clientes «según ella».—¿Todas tus fiestas terminan mal? —Me senté en su cama.Mi compañera de apartamento era una linda modelo que estaba siendo reconocida en el mundo de prepagos. Estudiaba Bellas Artes, aunque quién sabe cuándo la termine. Tenía un cuerpo formado por el cirujano, con un corazón muy noble, pero con mala extraña cabeza y algo
La verdad me dolía mucho la muerte de mi perro, como para ponerle a pensar en el tal don ese.—Está un poco apenada, pero no quiere verte morir de hambre. —Nos sentamos en la cama y comenzamos a comer, a pesar del desánimo ingerí los alimentos—. Vero no te enojes, sabes que no lo soportará. Ella estaba feliz por estar con el duro de los duros.—A mí qué carajos me interesa con quien ha estado.—Sabes que te quiere mucho, jamás ha permitido enrolarte con esos patanes con quien sale. No te ha llevado a sus fiestas de narcos. Eso es lo más importante, la forma en cómo te demuestra cuan valiosa eres para ella.—Es un mundo muy sucio Raúl, la verdad ya no sé qué hacer para alejarla de esa vida. He aprendido cinco idiomas porque ella cada dos por tres se decepciona con amores, entonces decide cambiar y hacer algo diferente, yo le patrocino, pero su problema, ¡nunca termina!La expresión de su cara me dio a entender que comprendía. A él lo ha metido en un centenar de viajes para luego dejarl
Vi el nerviosismo en ella.—Hay muchos carros con hombres, iba a ser una audiencia solo con mujeres —susurró.Salimos del auto, guardé las llaves en el bolsillo trasero del pantalón. Un señor delgado, alto, rudo, algo atractivo, con jean, botas y camisa manga corta de cuadros dejaban ver su buen estado físico aparte de sus tatuajes, tenía el cabello negro en un corte militar, sus ojos eran negros. Estaba armado, llegó a nuestro lado. Nos preguntó nuestros nombres, bueno peguntó el mío, a Lorena ni la miró, supongo que la conoce.—Me llamo Verónica Vásquez. —metí las manos en los bolsillos del delgado busito blanco.—¿Vásquez qué? —levantó una de sus cejas, luego miró a Lorena.—Verónica Vásquez Benítez, ¿algo más?Comprobó una lista, al no verme registrada apuntó mi nombre con su bolígrafo metálico, un poco más grueso de lo normal. El silencio fue incómodo o ¿así serán estos protocolos? Al ver el rostro de Lorena lo supe, esto no era normal. Un par de ojos negros me escanearon de pies
Expulsé todo lo que tenía en el estómago. ¡Qué asco! Fue un choque mental el comprobar la degradación humana a qué punto había llegado, bajo mi punto de vista ante la vida. No logro entenderlo. Bajo mi concepto estructural de crianza no concibo vender mi cuerpo por dinero, por unos trajes de marca o por pasear en carros lujosos. Yo valgo más que eso. Mi forma de ver la vida era tan ajena a lo que se vivía en la planta baja.No era por ser religiosa, pero de algo sí estoy segura. Eso no le gusta al Creador. Se trata del respeto a tu intimidad y a la misma vida; puedes contagiarte de alguna enfermedad. En una orgía quebrantas tantos valores. Si el ser humano comprendiera que independiente a la religión profesada se debe cuidar la integridad como persona. Los mandamientos son bases fundamentales para mantener tu consciencia tranquila, era solo eso, respetar leyes universales así no creas en un ser Superior. Ahora entiendo las palabras de mamá. El meollo de la crisis del mundo estaba en l
El sol ingresó por la ventana, la luz pegó en mi rostro. Abrí los ojos, por un segundo quedé desorientada. ¿En dónde me encuentro?, mi mente comenzó a enviarme avisos, imágenes, recuerdos y comprendí que no pude salir de la finca de Roland Sandoval.Me estiré, al darme la vuelta él dormía al lado mío. ¡En la cama!, grité como loca, salí despavorida de las cobijas, al mismo tiempo él salía desnudo con una pistola en la mano apuntándome.Quedé paralizada observando un lugar prohibido, era imposible no hacerlo. Su cuerpo era perfecto, desde su cabeza afeitada hasta la punta del pie. Recordé lo dicho por Lorena, él era muy bien dotado de su miembro… Y la humanidad era morbosa. Sentí calor por todo el cuerpo y más en el rostro, ¡qué vergüenza!—¡Por una mierda! —gritó—. ¡Jamás en tu puta vida grites de esa forma al lado de un hombre como yo!Habló bastante enojado, me di la vuelta para darle privacidad. Escuché su risa.—¿Qué hace aquí? —pregunté.—¡Es mi casa!A los segundos llegó hasta l
Estaba pensativo, le hice caras para que aceptara mi propuesta, no era la primera vez que se hacía pasar por mi novio. —¿A qué hora? —Le sonreí. —¿Eso es un sí? —Por poco me pongo a brincar como niñita. —Pero en esas condiciones. Quiero ser el primero en entregar la tesis. —Me señaló con un dedo. —Vale. —aplaudí. —Lorena quiere salir el sábado. —crucé mis brazos. —A ella no le dices que no, en cambio, ¿conmigo lo piensas? —negó. —Ni lo uno ni lo otro, Vero. Desvié la mirada, comencé a zapatear un poco con mi mano en la cintura. Soltó una carcajada, desordenó la coleta de caballo. » Sabes que eres la primera. No te tocó rogarme, si le preguntas a Lorena hasta me lloró, porque llega con un amigo y no quiere dejarte sola en la casa, seré de tu pareja. —Ya en nosotros es costumbre. Soltamos la carcajada, el profesor dio dos palmadas, señal de comenzar a bailar. Raúl me llevó en su moto hasta el apartamento, no demoró mucho en la casa. —¿Paso a recogerte? —Lo pensé. —No, como