Epílogo
Veo a mi mujer en el balcón de la casa, debe ser la vejez, pero le gusta levantarse temprano para mirar a nuestros nietos mayores jugar en los corrales. Besé su cuello y la abracé por la espalda.

—Hola, Cielo. —Se aferró más a mi abrazo.

—¿En qué piensas?

—Honestamente, en la maravillosa vida que he tenido a tu lado durante todos estos años.

Se giró y vi su rostro, ver el paso de los años en ella me hacen sentir alagado, se quedó a mi lado.

—Yo agradezco que esos bellos ojos miel siempre brillaron al verme.

—Has sido un hombre honorable, boca suelta y sucia…

—Pero te encanta que aún te hable de esa manera. —sonrió—. Tú decías que a mis sesenta años no se me paraba y mira que aun mi verguita y yo te hacemos voltear los ojos. —Verónica se tapó el rostro y negaba

—Tantos años y aún me ponen colorada tus palabras.

—¿No ha sido así?, este viejo que ya entró en la tercera edad como me dijeron los descarados de Dante y Enrique. —ahora su carcajada fue más notoria—, no te cuento mis p
Eilana Osorio Páez

Mil gracias por acompañarme en esta travesía. Gracias por sus comentarios, les agradezco el leer mi novela, espero haya sido de su agrado. Infinitamente gracias. Un Abrazo

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