Lorena seguía hablando mientras yo miraba en la dirección del hombre que bailaba como los dioses. Pero alcancé a escuchar su último comentario.—No sabía que bailara tan bien… —interrumpí a Lorena.—¿Tan bien? ¡Lorena, es perfecto en una pista de baile! —Mi expresión sonó demasiado efusiva.—¡Ay amiga! He estado una sola vez en su cama, fue un día y ha sido el mejor de mi vida, fue una gran experiencia, te lleva al límite de tu resistencia. Su problema es que Jamás repite mujer.Me acaricié los brazos al saber, si caigo ante su encanto viril, seré una más en su infinito registro de mujeres» Algo pasa contigo. —Nos miramos—. Mi Vero no sé si lo que te diré te sirva, sin embargo, confiaré en tu sensatez.—Dime. —quería saber todo lo concerniente a su vida.—Ninguna mujer había estado con él en su recinto privado. Jamás, jamás ha bailado en las reuniones de su entorno, dicen que nunca va a discotecas porque lo pueden matar y esta noche hay más de cincuenta hombres pertenecientes a su se
Abrí la boca, Rata se ubicó a tres metros de su Patrón. Vi el desplazamiento de varios hombres bajo la obediencia de la «Rata». Solté una enorme carcajada en su cara, sin decirle una sola palabra, di la vuelta para tomar el taxi que pasaba.Gracias a los ángeles por sacarme de esta. Escuché mi nombre en repetidas ocasiones y en un tono bastante alto. No me importó, debe aprender que no todo era dinero, había un código de decencia el cual se saltó conmigo en todo su esplendor. Su madre no le enseñó modales, no le enseñó que no todo lo puede comprar, por lo menos a mí no me comprará con dinero… Valgo mucho más que eso, a mí me ganan con un corazón en su mano.El lunes después de la clase de mandarín, una camioneta negra se detuvo en la entrada, de la cual se bajó la Rata. ¿No se piensa rendir, el capo? Sin embargo, una sensación de hormigueo emergente llevándose todo a su paso, cientos de mariposas galoparon por mi estómago con el simple indicio de que Roland quería verme. «Eso es estar
Mi comentario lo había dejado desconcertado, demasiado diría yo por su expresión. —¿Qué? ¿También le pagas a tus amigos? O ¿se debe pasar una solicitud para ver si se puede ser amigo de Roland Sandoval?, no todo es dinero, no creo que en su vida la gente le sea fiel por dinero. Se quedó callado, se pasó la mano por su cabeza desnuda y volvió a mirarme un poco más controlado. —Hiciste un trabajo Verónica, te quité mediodía de tu tiempo, eso se debe remunerar. Así hago siempre, no me gusta deberle nada a nadie. —El problema es que yo no hago, así las cosas. Nunca le cobro a un amigo cuando necesita mi ayuda. —Me acerqué y le di un beso en la mejilla. Se tensionó tanto que quedó rígido. » Hasta pronto, y para una próxima solo debe llámame, si tengo disponibilidad no me opondré a ayudarte, de este modo no me haces sentir que fui secuestrada. Di dos pasos y luego me detuve al analizar, ¿cómo se sale de acá sin carro? » ¿En la carretera se pueden tomar buses fáciles para regresar a B
Bajé a desayunar después de la faena que tuve anoche con Brenda, me tocó callarla con un cero de más en su paga y hasta ahí le llegó su histeria por el encontrón con Verónica. Lo bueno fue que al ponerse «digna», pude dominarla, fue una gran sumisa.Se dejó tratar con más fuerza y le metí de cuanto juguete me antojé. Eso fue maravilloso para mi pervertida necesidad. Luego le dije a Cebolla que la sacara, no quiero ver su vagina un día más y nunca más, su escena no se la pasaré por alto.Debía decirle a Rata que no la dejen entrar a ninguna de las haciendas y a Guillermo que no la llame para ninguno de mis eventos. Ana puso el desayuno, mi mano derecha esperaba como siempre con el itinerario del día.Me senté, mordí una manzana verde, eran unos deliciosos huevos rancheros, dejó una cesta de pan y una taza de chocolate, comenzó a servir diez platos, a los minutos se sentó Cebolla del lado izquierdo.—El trabajo quedó en un taxi rumbo al aeropuerto. —afirmé.En el derecho se encontraba R
¡Mierda!, acabo de perder una apuesta.—Quiero la cabaña disponible el mes de noviembre y así poder disfrutar de las fiestas de noviembre de Cartagena, de paso alargo mis vacaciones, para poder disfrutar del carnaval de Barranquilla.Tengo muchos periodos acumulados, estaré por toda la costa, por eso piense que hará en esos meses. Tiene muchos negocios en esa zona.—Estaré contigo Rata, fornicando a toda hora con centenares de viejas.—Patrón, eso lo estaré haciendo yo, pero usted…Desvié la mirada por un segundo. Por lo que hemos vivido, pasado y superado, logramos hablar sin palabras. Al lado de él llegó Cebolla con dos vasos de licor y un jugo para él, mientras estaba como el conductor principal no bebe.» Roland… —Es importante lo que dirá, me llamó por mi nombre, suele sacar el amigo a aconsejarme—. Perdí la cuenta en el número doscientos de las mujeres con las que me había acostado.» Si a eso le sumas las veces en donde lo haces con dos, debías de doblarme en número y yo perdí
Su mirada era diferente y su comentario me dejó un puto sinsabor en la boca del estómago.—No salgas con güevonadas, Inés.—No, señor, disculpe nada más…—No me jodas tú también. —Simón regresó a nuestro lado—. Consíguele o búscale ropa en su casa. —abrió los ojos—. Verónica se queda aquí hasta su recuperación y si me vuelven a mirar de esa manera olvidaré el aprecio que les tengo y les pegaré un tiro.—No he dicho nada. —Rata alzó los brazos—. Ahora es imposible comprar, los centros comerciales los abren mañana, más bien madrugo a su casa, le pediré el favor a la amiguita que me dé algo de su propia ropa.—¡En punto Rata! —abrí la puerta de la habitación—. Inés.—&ique
Nos miramos por un segundo, no pude sostenérsela, ¿por qué no pude? Era algo nuevo, ella me cohíbe. Le tocó la barriga a la perra. Me sorprendió al ver como Galaxia se dejaba acariciar, mi vieja ingresó con la bandeja del desayuno y se asombró.—Tenga cuidado, señorita. Galaxia solo se deja acariciar del señor, cuando quiere se deja de Rata, a mí me tolera porque soy quien la alimenta —dejó la bandeja en la mesa del computador y se retiró.—Inés, me llamo Verónica, muchas gracias por las atenciones y perdona por las molestias causadas en tu rutina. —Sí que se expresa bien, dándome a entender lo bruto que puedo llegar a ser—. Por favor, no me digas «señorita», me hacen sentir tonta.Reprimí las ganas de reírme, porque sí que era tonta, ¿virgen a estas alturas?, ni fea que fuera.—Es por respeto y admiración. Además… —miré a Inés—. Es agradable no ser la única mujer en la casa.—¿Galaxia? —intervine—. Ven preciosa.Llamé a mi perra, las dos mujeres realizaron gestos con ganas de matarme
Si lo digo quedo en evidencia.—A la señorita debe dolerle o pasarle algo. —Le exigí que hablara—. Desde hace un rato no ha dejado de llorar, ¿le dolerá algo?Su mirada era con la intención de ver mi reacción. Tenemos cámaras en todas partes de la casa menos en los baños.—Ya le digo a Inés que pase para ver qué le duele.—Si quieres le digo.No dejó de analizar mi reacción corporal y asentí. ¿Por qué llorará? Cuando Simón salió me acerqué a la pantalla, retrocedí la filmación y vi como lloraba, tensioné mi mandíbula. ¿Por qué llora de ese modo? Apagué la pantalla, salí del sótano, llegué a la habitación de huéspedes, me quité la ropa y a la cama. La falta de sexo me estaba jodiendo, mañana debo volver a mis andadas. Al diablo con ella.Di vueltas y vueltas, seguía pensando en Verónica, ¿lloró por mi culpa? Pero… ¡No le he hecho nada! Me senté. El reloj de la mesa de noche indicaba que eran las dos de la mañana. Tengo que verla. Salí en bóxer hasta mi habitación, Verónica dormía debaj