Capítulo 10 - ¿Dijiste amigos?

Abrí la boca, Rata se ubicó a tres metros de su Patrón. Vi el desplazamiento de varios hombres bajo la obediencia de la «Rata». Solté una enorme carcajada en su cara, sin decirle una sola palabra, di la vuelta para tomar el taxi que pasaba.

Gracias a los ángeles por sacarme de esta. Escuché mi nombre en repetidas ocasiones y en un tono bastante alto. No me importó, debe aprender que no todo era dinero, había un código de decencia el cual se saltó conmigo en todo su esplendor. Su madre no le enseñó modales, no le enseñó que no todo lo puede comprar, por lo menos a mí no me comprará con dinero… Valgo mucho más que eso, a mí me ganan con un corazón en su mano.

El lunes después de la clase de mandarín, una camioneta negra se detuvo en la entrada, de la cual se bajó la Rata. ¿No se piensa rendir, el capo? Sin embargo, una sensación de hormigueo emergente llevándose todo a su paso, cientos de mariposas galoparon por mi estómago con el simple indicio de que Roland quería verme. «Eso es estar
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