aún recuerdo su dulce voz cuando me preguntó.
—Cariño, debo ir a trabajar. hay café en en la tetera. puedes servirte cuando gustes. pero, ¿te encontraré al volver?medité antes de dar una respuesta. no quería darle falsas ilusiones. aunque a quien engañaba era lo que deseaba con ansias. quedarme en un lugar y disfrutar. pero, debo limpiar mi nombre no puedo permitir que esto quede impune. debo regresar y pelear contra mis fantasmas. Ya lo hice una vez. ocupé nuevamente la casa donde sufrí en silencio. la casa donde me crié junto a mi madre, ya que mi padre nos abandonó. a mí y mis hermanos. si no fuera por la fuerza de voluntad determinación no sería el profesional que soy hoy en día. un poco desaliñado, con problemas alimenticios, pero un buen ciudadano, que paga sus impuestos.le dije que volvería, pero como es sabido mi profesión no es certera. y más en las circunstancias en la que me encontraba. luchar contra un ser que ni en la put* vida se cruzaría por la mente de una persona normal que viviría y compartiría el suelo guaraní con mis semejantes.— Te deseo lo mejor. sé que todo te saldrá bien. —me alentó.—que tengas un excelente día y una buena jornada laboral mi cielo. —le deseé para así dejarla partir con un beso que se escapaba entre la comisura de mis labios y extendió sus manos como si no quisiera despegarse de mí. como si no quisiera alejarse.08:50.— Luego de un buen café con 3 cucharadas de café y pan con manteca para reponer fuerzas por la mañana. me levanté y fui a la calle. caminé por la vereda y las personas que se quedaban viéndome me hacían sugestionar. creía que me seguían, pensaba quee atraparía la policía. o peor, en los lugares oscuros y sombríos me imaginaba que saldría el demonio de entre la negrura para terminar lo que pospuso. ¿Cómo una persona puede recuperarse de un dolor tan grande? un trauma que te deja marcado de por vida. sin duda aún siento su aliento que resopla mi nuca. aún siento su pelaje que roza mi antebrazo como un felino o como un abrigo de lana. es más de cualquier vegetación rehuía por temor a que saliera a traición y me clavara sus enorme, oscuras y mugrienta garras con restos de carroña entre las cutículas.rompió mi meditación la bocina de un golfcito que recorría la zona, había cruzado luz ropa y no puse atención. el conductor realizó ademanes, me insultó y mandó al demonio hasta a mis antepasados, pero yo no estaba en condiciones de hacerle caso. levanté la mano tratando de apaciguar y crucé al otro lado de la vereda. pero de pronto, se detiene un vehículo negro, era un sedan, escuché el accionar del freno de mano y no paró el motor, abrieron las puertas y bajaron dos hombres con buen porte, la silueta que proyectaba el sol diurno los hacían ver como atletas, fortachones, eran mis colegas, llegaron para ayudarme con el nuevo proyecto. Depurar el Cerro y eliminar a sus demonios.—No sé amigo qué tan grande y feroz es esa vestía, pero Dios me dio el poder y la convicción para eliminarlo. alabado sea deus por un día fructífero de caza. —expuso Marcel ex policía, dado de baja que actualmente se dedica a cumplir los caprichos de los millonarios que paguen mejor.— Sí hermano, la naturaleza es divina. si ese animal tiene esas proporciones es un regalo de la pachamama. —acotó Soto, un ex militar adicto al canabis, tiene su propia plantación y trafica e exporta a la argentina. y en el volante uno de los hombres más violentos que he podido presenciar Stone era oficial de las fuerzas conjuntas. luego por inconductas fue dado de baja. suele ser llamado en acontecimientos o lugares que necesitan un extra de seguridad o de contención. no creo que ningún mortal desee combatir contra él. que esté en su sano juicio.— ¿Traen las armas que le pedí? –pregunté— hermano estamos como para hacer un golpe de estado, armados hasta los dientes. el escuadrón poison está on Fire. terció Marcel.—Bueno, vamos por Guachiré.— dijo Soto mientras tiraba el pitillo al suelo.—¿Qué pasó de ese Loco? —indagué.– Cuentan las malas lenguas que se cayó de cabeza de un helicoptero practicando paracaidismo y quedó un poco tocado. patina más de lo que se encontraba, pero siempre es diestro con las armas. —relató Soto.–Vamos. — Ordenó Stone, para así tomar asiento y partir junto a nuestro Hombre camicase.Llegamos al domicilio de Guachiré, Soto bajó y kos pidió calma, que el pobre tiene sus días de desvarío y no podemos entrar por entrar a su vivienda, ya que seríamos cadáveres antes de pronunciar Mississippi. En consecuencia avanzó con lentitud por el caminero del portón hasta el pórtico, lanzó su arma en el césped y levantó las manos para llegar hasta ahí. una vez frente tocó la puerta. esperando a que el hombre camicase haga su aparición, pero nadie se manifestaba, todos empezamos a dudar si el seguía viviendo ahí, ya que la vivienda era precaria, le faltaba mucha atención. Prácticamente parecía estar abandonada. después de varios intentos Soto dio vuelta y avanzó hasta su arma para así salir del lugar, pero escuchamos un silbido, emulando el graznido de algún tipo de ave. algo como CHICHU, CHICHU, CHICHU-CHU. Soto se detuvo de estrépito. miramos a todas partes y sacamos nuestras armas, ya que no sabíamos si la vida de El detective corría peligro. Soto volvió a alzar las manos y far
Nos estacionamos junto a la catedral, me dirijí a la parte trasera del vehículo. El viento ondeaba mi campera y mis pantalones, se avecinaba una tormenta. Espero que seamos la calma dentro de este mal. que nuestra intervención sirva para salvamos muchas vidas. mi cabello cubría mi rostro, tapaba mi vista, no podía observar las armas. pero al mirar con detenimiento mi cabellera pude observar que ya eran más dominantes las mechas blancas. Las canas me invadían. ya estoy viejo. Acomodé mi peinado para atrás y tomé un AK 47, una nueve milímetros, un calibre 38 y una escopeta pajera. las cargué dentro de mi estuche me santigué frente al portal e ingresé al templo. recuerdo que mis tacones producían un ruido particular contra la baldosas del monasterio. tock, tock, tock. El eco volvía y retumbaba con más fuerza era inminente mi llegada al altar, dónde estaba la figura de nuestro señor en la cruz. Acomodé mi flequillo que cayó sobre mis ojos y me arrodillé a dar algunas plegarias.–Hijo mío.
El misterio hiela la sangre como las noches de invierno en las calles de Asunción. Las avenidas, parques, escuelas y cementerios guardan un sinfín de historias, las cuales deja pasmado a cualquiera. Luego de que uno es afectado por tal acontecimiento ya no logra conciliar el sueño, depende de los demás para sentirse seguros y poder llevar una vida. Los misterios y miedos que genera lo paranormal son algo único, un camino sin retorno, una vez en el baile no queda más que bailar, y buscar alguna solución para salir de aquel impío mal que nos aqueja, ya que si no acaban contigo tarde o temprano tus seres queridos pagarán el precio.En Paraguay lo sobrenatural es tomado como algo real, pocos son los que se atreven a enfrentar lo oculto y menos son los victoriosos. El tabú afecta a todos, desde los lactantes que los padres buscan la bendición de Dios con el bautismo para ellos, hasta los difuntos qu
Asunción, 22 de Junio del 2000.—Sin perder el tiempo agradezco por la máquina Canon Typestar 110, un presente de parte de un viejo amigo, por lo que pude observar es del 89. Trabaja a electricidad, es bastante parecida a la que tenía en mi dependencia, pedí permiso para usarlo en mis tiempos libres en la pequeña biblioteca de la institución en donde permanezco recluido. Aunque no está permitido hicieron una excepción ya que era un ex colega.Agradezco todo lo que están haciendo, aunque con la tinta y el papel solo hago que resuciten muchos miedos y sentimientos de añoranza, de culpa e impotencia. Si estuviese en mis manos volvería el tiempo atrás para abortar esa horrorosa misión.Ciertamente los barrotes son fríos y solitarios, como se relata en las películas de crimen. La vida aquí es insípida, la felicidad se ve a través de la ventana, pero no llega a impregnarnos con ella. Mi tiempo frente a la máquina son sagrados, luego del aseo, a las 05:00 p.m. me dan
Me dirigí a Rodríguez de Francia y O’Leary, dirección en donde estaba ubicada la oficina de mi colega, dicho lugar quedaba aproximadamente a 12 minutos en vehículos o veintidós cuadras a pie, fue a la primera persona a quien contacté. Siempre me culparé por lo sucedido, yo la conduje a su muerte. Aún recuerdo la gélida ventisca que viajaba en zigzag en el estacionamiento, al caminar bajo la lluvia sentía como reventaban las gotas sobre mi cabeza, rápidamente me cubrí con mi maletín y corrí por el estacionamiento por un largo y estrecho sendero. La lluvia era constante y muy extensa. Los tacones de mis suelas sonaban de manera particular al estrellarse contra el piso de concreto, era algo como toc, toc, toc. Sentía los calcetines húmedos. ⸻que mal, y pensar que tengo que estar así todo el día dije en voz alta⸻ Fruncí las cejas mientras trotaba sobre piedra triturada, en breves lapsos de tiempo solo se escuchaban las gotas de lluvia
Me dirigí a mi hogar con muchas ganas de dormir ya que estaba exhausto, aunque no me encontraba lejos, apresuré el paso para llegar. Una vez frente a mi sencilla residencia, luego de apagar el auto y bajar algunos documentos miré la fachada de mi morada, frente a ella el desalineado pasto que ya se volvía una plaga, también recuerdo el deterioro de mi patio, el cual en mis tiempos libres lo podaba con mis herramientas, mis muñecos de jardín partidos en dos, tal vez por culpa de los perros del vecino, suelen soltarse de sus correas y destruyen todo a su alrededor y la maleza creciendo entre la pared, supuse que fue por la abundante lluvia caída en los últimos días, pensaba en limpiar la entrada y el exterior de mi casa cuando terminemos el rastrillaje. Mientras observaba caminaba a la entrada, abrí la puerta para así entrar en el único lugar donde encuentro paz, en mi hogar, tal vez paso todo el día en el trabajo, pero el momento más significativo era volver en mi hogar. <
Al día siguiente la alarma marcaba seis en punto. Me levanté de la cama con ojeras por el agotamiento, mis parpados me pesaban, parecían tener vida propia. Me dirigí a la cocina bastante agotado, lo hacía con mucha pereza y preparé café para comenzar el día, no hay nada mejor que una buena dosis de cafeína. Esta jornada sería definitiva para la recolección de pruebas y el cierre definitivo del caso y poder dar descanso al obito. Empecé a movilizarme y hacer llamadas, la primera fue a la Oficial Ramírez, le hablé para que me acompañe a comprar provisiones y elemento de supervivencia, ella no dudó en aceptar y me dijo que mientras llegaba ya estaría lista. Me pidió que la pase a buscar en su domicilio ubicado en Fernando de la Mora barrio Pitiantuta, luego de juntar algunos documentos y guardarlos en mi valijera, prendí el auto y me dirigí por ruta dos, llegué en una hora aproximadamente gracias a que el tráfico era escaso. ⸻Buenas Detective, ¿qué tal estás? ⸻bie
Minutos después llegamos a los alrededores del Cerro. La carretera fue construida estratégicamente para conectarse con las rutas principales en Paraguay, pero es escasa la urbanización por estos lares, la mayor parte era habitada por cocoteros y colosos y añosos árboles que se extendía por todo lo largos y ancho del camino, es un lugar paradisíaco para los aventureros y exploradores que incursionan en estos tipos de bosques. Luego de parar el motor, dejamos los vehículos a un costado de la carretera.⸻¿Cómo se sienten para entrar? ⸻indagué a los presentes.⸻bien mi oficial, ⸻contestó Ramírez⸻ de primera vista impacta el lugar, es demasiado enmarañado por lo que se ve, temo que vamos a tardar un poco ahí.⸻y, ojalá consigamos rápido lo que buscamos. Creo que fue buena idea traer a Remigio, el nos va a guiar, tengo fe en eso ⸻acoté al sub oficial.⸻Sí, señor oficial, creo que vamos a llegar al fondo de todo esto.Mientras conversábamos sobre el