Al día siguiente la alarma marcaba seis en punto. Me levanté de la cama con ojeras por el agotamiento, mis parpados me pesaban, parecían tener vida propia. Me dirigí a la cocina bastante agotado, lo hacía con mucha pereza y preparé café para comenzar el día, no hay nada mejor que una buena dosis de cafeína. Esta jornada sería definitiva para la recolección de pruebas y el cierre definitivo del caso y poder dar descanso al obito. Empecé a movilizarme y hacer llamadas, la primera fue a la Oficial Ramírez, le hablé para que me acompañe a comprar provisiones y elemento de supervivencia, ella no dudó en aceptar y me dijo que mientras llegaba ya estaría lista. Me pidió que la pase a buscar en su domicilio ubicado en Fernando de la Mora barrio Pitiantuta, luego de juntar algunos documentos y guardarlos en mi valijera, prendí el auto y me dirigí por ruta dos, llegué en una hora aproximadamente gracias a que el tráfico era escaso.
⸻Buenas Detective, ¿qué tal estás?
⸻bien y vos, ¿qué tal? ¿Lista para ir?
⸻Super, sí, podemos ir a comprar en una tienda llamada ‘Armado para Sobrevivir’, venden todo lo que necesitamos, está a quinientos metros de acá, por hayá ⸻Me señaló con dedo hacia el sur.
⸻Vamos, no hay tiempo que perder, traé tus cosas y subite ⸻respondí con muchas ansias de emprender el viaje.
⸻Esperame, voy a despedirme de mi mamá, ella va a quedarse a cuidar la casa mientras no estoy.
Una vez que llegamos al lugar pudimos observar varios artículos de caza y supervivencia, prendas de vestir con camuflaje, trampas para animales y cuerdas de alpinismo. Compramos lo que necesitaríamos; unos arneses, botiquín, binoculares, viandas y cantimplora, para así dirigirnos al lugar en donde sería el encuentro. El dueño del lugar era un aficionado a las armas, mientras juntábamos los artículos el señor pulia un reflexión winchester que estaba en ls vitrina, lo hacía con mucha dedicación. También portaba un atuendo bastante particular, una de caza, con logros de un equipo, team yaguarete y también tenía varios animales disecadospor los costados. Luego de pagar por las cosas nos dirigimos a Areguá, mientras lo hacíamos las imágenes del cadáver pasaban por mi cabeza.
⸻ hay ocasiones que no puedo sacarme de la cabeza esas imágenes⸻ tragué mi saliva⸻ Me refiero a los muertos.
⸻No creo que puedas olvidarte de ello, es algo que se pega a tu cabeza, hace espacio y no quiere volver a salir. Es algo que...
⸻que queda en nosotros, algo que vive en nuestra memoria. Desde que dejé las bebidas vuelvo a verlos.
⸻Fue una difícil, pero buena decisión la que tomaste señor.
⸻Sí, ya no me sentía yo mismo, sentía que comenzaba a destruir ⸻miré por el retrovisor para poder adelantarme.
⸻No olvido el primer niño sin vida que encontré. Me dio una impotencia.
⸻La vida es efímera, nunca sabemos cuando llegará nuestra hora. Pero ojalá encontremos consuelo en la segunda, si llega a existir un después.
⸻Yo creo que sí, creo en la vida después de la muerte y deseo con todo el corazón que los que nos dejaron vuelven a vivir felices y eternamente.
Manejé durante cuarentaicinco minutos por la ruta Mariscal Estigarribia, hasta llegar frente a la Academia Militar Francisco Solano López donde debíamos encontrarnos con los demás.
Una vez frente al desvío que nos dirige a Areguá esperamosa los demás, la paciencia se agotaba, ya que las ganas de explorar el cerro se incrementarán con el transcurrir de las horas. Cuando el reloj marcó las nueve y cuarenta, pude notar a lo lejos la silueta de un oficial, era El Oficial Contreras fue el primero en llegar.
⸻¡Detective! Un placer, ¿Cómo se encuentra? Buenas Oficial Rodríguez, ¿Cómo están ustedes?
⸻Espectacular, muy ansioso de emprender el viaje, ¿y vos? Se te ve bien, los años no te hacen efecto.
⸻¿Cómo estás camarada? Tanto tiempo, sí, ¿parece que estuviste entrenando? ⸻Acotó Rodríguez.
⸻¡Acertaste! Estoy entrenando para ascender, están próximas las pruebas y me estoy poniendo en condiciones.
⸻Excelente, me parece muy bien que te cuides, además de eso, que te sirva los entrenamientos que practicamos en la academia ⸻Dije mientras veía aproximarse a Ramírez al vehículo.
⸻¿Cómo están señores? Un placer servir con ustedes.
⸻¡Muy bien Ramírez! El placer es mutuo, ¿no trajiste tu moto? ⸻le respondí mientras que él le estrechaba la mano a los demás.
⸻No señor, está descansando. El combustible está carísimo, mejor economizar y viajar en bus.
⸻Sos un caso serio⸻ replicó Rodríguez.
Ell equipo casi estaba completo, solo esperábamos a Ortega, la allegada de Rodríguez, quien había terminado la carrera aproximadamente dos meses antes de la exploración del cerro.
Mientras conversábamos apareció Ortega entre el humo del colectivo que despegó al marcharce. Corrió junto a nosotros y con sudor en toda su frente nos pidió perdón por la tardanza, sin más nada que decir, solo una mirada de desaprobación de Rodríguez avanzamos por la carretera rumbo a la ciudad de la frutilla. Echamos a andar, todos apretados en ni vehículo, camino a la comisaría para solicitar la ayuda se un Oficial oriundo del municipios para que pueda guiarnos, enseñarnos los lugares más inhóspitos donde pueda haber estado el asesino y los parajes más desolados ubicados en las fauces del bosque. Fuimos a la comisaría dieciocho metropolitana, la cual se encontraba a ochocientos metros de nosotros. Nos dirigimos en mi vehículo por la deteriorada pista de la antigua ciudad de Areguá, cada vache que pasábamos levantaba el auto, como si las ruedas salieran. Pasamos frente al lugar de la investigación. El inmenso bosque rodeaba el cerro, se veía enmarañado, difícil de penetrar. El lugar quedaba nuestra izquierda, al mirar por el retrovisor vi el rostro de los demás; cada uno concentrado, mirando el misterioso y sublime paraje. Por mi parte, sabía que debía descubrir lo sucedido, era algo que me propuse, debo esclarecer lo sucedido y así dar buenas nuevas a toda la familia que aún no tiene ni la pálida idea de quien lo último. Pero no era momento de entrar a esas tierras, aún faltaba conseguir una persona experimentada que ayude en la exploración y por eso era inminente dirigirnos a la ciudad y solicitar la compañía de un colega.
Minutos más tarde, luego de salir de la carretera , para así entrar en un empedrado llegamos a la comisaría.
Una vez dentro pregunté por un agente del orden dispuesto a acompañarnos en la travesía y se acercó junto a nosotros un Suboficial para charlar, se presentó, llevó su mano a la visera y dijo:
⸻Soy el suboficial Remigio Duarte, soy de Areguá. Escuché que buscaban alguien que conoce el lugar para entrar, no creo que sea bueno entrar, pero si van con alguien que conoce es más tranquilo.
Los oficiales se miraron y yo me pregunté ¿Qué era lo que ocultaba esa majestuosa reserva?
⸻ ¿Podés venir? ⸻preguntó el Oficial Contreras.
⸻No es buena idea, pero bueno, no hay de otra, no quiero ko que haya otra masacre…
⸻ ¿Masacre? De qué estás hablando ⸻inquirió Ortega.
⸻Nada, se me fue nomás ko ⸻replicó Duarte, dejando a todos con incertidumbre.
Poniendo pausa a todo esto resolví que deberíamos buscar una librería para cotejar la situación orográfica a la que nos enfrentaríamos, el pueblerino nos enseñó el lugar y rápidamente llegamos a una librería llamada Platero. Entramos y observamos que tenía libros interesantes y artículos didácticos importantes, me acerqué al hombre que atendía en el lugar y le comenté nuestra situación.
⸻Estamos realizando una investigación del Cerro Kõi y necesitamos mapas orográficos y artículos de la fauna y flora del lugar.
⸻Suelo tener artículos sobre eso, dejame ver un rato por favor ⸻Respondió el vendedor.
Luego de unos minutos el señor trajo algunos artículos con vastas informaciones de los lugares y sus nativos que serían de gran utilidad. Pagándole por el artículo nos dirigimos al automóvil, para así emprender el viaje por que ya era hora de ir a la zona del asesinato. El Suboficial Duarte se destinó en su propio vehículo, ayudando con el espacio insuficiente. Los nervios aumentaban al acercarnos al lugar, estábamos a minutos de encontrar pistas que ayudarían a resolver el caso.
Minutos después llegamos a los alrededores del Cerro. La carretera fue construida estratégicamente para conectarse con las rutas principales en Paraguay, pero es escasa la urbanización por estos lares, la mayor parte era habitada por cocoteros y colosos y añosos árboles que se extendía por todo lo largos y ancho del camino, es un lugar paradisíaco para los aventureros y exploradores que incursionan en estos tipos de bosques. Luego de parar el motor, dejamos los vehículos a un costado de la carretera.⸻¿Cómo se sienten para entrar? ⸻indagué a los presentes.⸻bien mi oficial, ⸻contestó Ramírez⸻ de primera vista impacta el lugar, es demasiado enmarañado por lo que se ve, temo que vamos a tardar un poco ahí.⸻y, ojalá consigamos rápido lo que buscamos. Creo que fue buena idea traer a Remigio, el nos va a guiar, tengo fe en eso ⸻acoté al sub oficial.⸻Sí, señor oficial, creo que vamos a llegar al fondo de todo esto.Mientras conversábamos sobre el
Llegamos a la zona cero, donde fue hallado el cuerpo, quien pagó con su vida el pecado de incurrir solo a esta majestuosa y aterradora obra de Dios. Era momento de encontrar pruebas para esclarecer el caso. Nos dividimos en tres grupos; Contreras y Rodríguez fueron hacia el sureste, Ortega y Ramírez fueron hacia el este y Duarte y yo hacia el noreste. Las piezas estaban listas para dar apertura al análisis o investigación de campo.Caminamos hacia la orientación pertinente, observando los mínimos detalles avanzamos con pasos sigilosos ⸻realmente no descarto la presencia del asesino por estos alrededores, temo a que volviese a borrar evidencia incriminatoria o trajera víctimas potenciales al matadero pensé⸻.Mientras caminábamos por el bosque recordaba que debíamos regresar a la hora acordada, dentro de dos horas aproximadamente, teniendo en frente esta prisión natural pregunté
Llegado las una y media de la madrugada escuché movimientos extraños entre los matorrales a diez metros de nosotros. Me levanté con mucha cautela, deslicé mi mano hasta mi cintura para desenfundar mi linterna y la otra mano para apoyar las yemas de mis dedos por mi arma. Caminé hasta el lugar, alumbré e investigué la zona. Empecé a abrirme paso entre la maleza, con cada avance se sentía movimientos muy frenéticos. Toqué con suavidad las ramas más gruesas del matorral, la abrí y de repente salieron volando murciélagos, que estaban errando por ahí, al comprobar de qué solo eran unos animales nocturnos los que despertaron mi curiosidad, me sentí más aliviado y fui de regreso a la tienda y no tardó demasiado en originarse otro estruendo, pero este era más salvaje. Escuché pasos que quebraban las ramas al correr, venía hacia mí. Saqué mi linterna esta vez junto con mi Jericho, alumbré y ordené a que se detuviera. Esperando a que se identifique me planté brioso y me quedé cauteloso. Los a
Se dirigían a la anhelada salida, no veía la hora de poder salir de aquí; pero en ese momento mi deber era volver en el lugar donde se encontraba Duarte, aún faltaba mucho para llegar en la tienda, pero los árboles parecían que cambiaban de posición, sentía que era adrede, estaba por perder la razón. Perturbaba mi tranquilidad las ramas y las espinas que se estrellaban por mi cuerpo y el alrededor comenzaba a oscurecerse, pronto no podré avanzar y temo dejar sólo a ese pobre hombre que lucha por su vida. EL canto de los grillos comenzaban a hacerse más constante, acompañado con los búho, los cuales observaban a lo lejos mi andar. De repente el viento azotó las arboledas e hizo volar algunas ramas hacia mí. Los árboles se inclinaban por las ventiscas, gracias a eso pude observar el cielo, estaba por llover. Apresuraré para estar con Duarte y resguardarme de la lluvia. Con mis últimas energías comencé a trotar para acelerar el paso, con zancadas evadía la maleza y las pied
Seguí los rastros del escape y al pasar por un montículo de barro vi algo realmente extraño, me refiero a una huella con garras, quién podría haber hecho esta cosa tan bizarra; una broma de mal gusto. Sentí un miedo inconmensurable, como cuando de chico veía las ventanas azotarse durante una tormenta. Seguí las migajas hasta llegar a un arroyuelo, era el mismo que seguimos cuando buscábamos a los otros compañeros. Caminé por la orilla esperando cualquier pista, hasta que vi algo realmente aterrador, era el cuerpo sin vida de uno de los tres que emprendieron el éxodo, me refiero al menor, estaba flotando en las costas del arroyo. Su infantil y frágil cuerpecito quedó varado entre las raíces de un árbol, el cual sobre salía en las aguas. Grité desesperado, no podía creer lo que mis ojos estaban presenciando, temblaba de impotencia, como al ver a esos niños desnutridos de África. Lo arrastré a tierra firme, observé el cuerpo desde la cabeza a los pies. Su rostro jovial e infantil
Horas más tarde, mientras mis colegas descansaban yo me encargaba de vigilar el perímetro. Soñaba con estar fuera de la reserva, frente a mi casa, limpiando el jardín, alimentando al gato de mi vecina y ajustando las tuercas de mi Ford, pero no, estoy acá, en medio de la reserva, con mucho miedo que el monstruo salga de la nada, por eso sujetaba con fuerza mi revólver, no permitiré que ataque a mis compañeros, ellos confían en mí. Los parpados me pesaban, luego de aguantar por mucho tiempo el sueño alucinaba y recordaba vívidamente mi pasado, varios acontecimientos volvieron a estar latentes en mi mente. La primera vez que me emborraché hasta perder el conocimiento, sucedió el primero de septiembre del ochenta y nueve. Salimos a hacer nuestra recorrida con un compañero, todo parecía normal, fuimos a comprar súper pancho de un carro de comida rápida, los recuerdos de esa ocasión. Mientras masticaba mi comida vi a una madre cruzar con su pequeña hacia nuestra dirección, mientras cerra
Trascurrieron varios días y desde ese entonces no hemos podido asearnos como corresponde. Los calzados húmedos, las ropas rotas y con un olor a traspiración, sangre y humedad no fueron un impedimento para avanzar. La fuerza de voluntad era la que nos impulsaba a continuar nuestro éxodo.Durante la siesta nos preparamos para partir, preparamos las últimas provistas que teníamos guardado y continuamos con la caminata hacia la gloriosa salida. Contreras iba adelante junto con Duarte y yo custodiada la retaguardia. Me encargaba de cuidara mis colegas y estar atento. Los hombres caminaban desganado y pausadamente, esperaba que encontráramos la salida, ya que Remigio no pintaba bien, pero puedo destacar la perseverancia de estos hombres, el instinto de supervivencia era lo que los mantenía firmes. Escruté a mi izquierda, cerré los ojos unos segundos y en tan solo un pestañeo observé la aproximación de un bólido, este se acercaba con demencia hacia mi integridad, era la bestia. Segú
Paso a paso nos dirigíamos al exterior, donde dejé estacionado la Ford, espero que no haya sido víctima de vandalismo o robo. El tiempo que eh pasado en la reserva fue largo y es un lugar con muy pocos visitantes. Me repuse para avanzar y sugerí a Contreras lo mismo, él solo bostezó profundamente y pegando los labios como para humedecer la boca, sacudió su camisa color beige ensangrentada y estiró las piernas en su lugar, seguía sentado, volví a pedirle que nos moviéramos, pero ignoró mi petición.⸻ Por fin, estamos muy cerca de la salida.⸻ Sí, pero debemos continuar lo antes para así salir ilesos de las garras de esa bestia, vamos Contreras.⸻ Ya no tiene caso ocultarte cosas, creo que a esta altura no importa quién sea el que salga. Quiero que compartas algo conmigo. ¿Te acordás lo que te conté? Me refiero a la desgracia de Rodríguez y el pequeño. Bueno, la verdad no he sido muy honesto contigo ⸻dijo mientras el viento despeinaba su ordenado y oscuro ca