Inicio / Paranormal / Misterios del Cerro Kõi / 6. Lugar del rastrillaje
6. Lugar del rastrillaje

Llegamos a la zona cero, donde fue hallado el cuerpo, quien pagó con su vida el pecado de incurrir solo a esta majestuosa y aterradora obra de Dios. Era momento de encontrar pruebas para esclarecer el caso. Nos dividimos en tres grupos; Contreras y Rodríguez fueron hacia el sureste, Ortega y Ramírez fueron hacia el este y Duarte y yo hacia el noreste. Las piezas estaban listas para dar apertura al análisis o investigación de campo.

Caminamos hacia la orientación pertinente, observando los mínimos detalles avanzamos con pasos sigilosos ⸻realmente no descarto la presencia del asesino por estos alrededores, temo a que volviese a borrar evidencia incriminatoria o trajera víctimas potenciales al matadero pensé⸻.

 Mientras caminábamos por el bosque recordaba que debíamos regresar a la hora acordada, dentro de dos horas aproximadamente, teniendo en frente esta prisión natural pregunté a duarte ¿Qué debemos saber sobre el lugar?

⸻Lo que nosotros manejamos es que un obrero de la obra le mató a todos, no le dejó vivo a nadie, ojukapaite lo mitãme. Después katu se fue en el fondo del bosque y se dio un tiro.

⸻Aikua'a, me acuerdo de ese caso, leí la información, y pensar lo magnífico que es el cerebro humano, tener dos personalidades en la cabeza asusta, realmente es de terror ⸻acoté a sus palabras.

⸻ Detective, heta mba'e ndajaikua'ai, pero nosotros manejamos algunas que otras historias, esto pasó de verdad según mi abuela, los Yvaga vivían por acá, muchos habían, ellos tenían aprecio enorme a la naturaleza, ellos no te van a permitir como ahora que se queme los bosques para hacer caminos, menos que se echen los árboles, ha'e kuera ohaihu ñande Jara obra. Ellos ko creían que había un mito que cuidaba este cerro, tenían mucho miedo de él, tenía garras ha heté tuicha. Este mito cuidaba la naturaleza y le comía a los que se portaban mal, umi iletradove'a corrían hasta un árbol especial que el monstruo no puede echar.      

⸻Eha'arõ, emaña amo agujero, ese puede ser un aguantadero para el asesino o una madriguera gigante ⸻lo interrumpí.

Nos acercamos con intención de investigar. El hedor que emanaba del interior de la oscura caverna era desagradable, tanto que nos tapamos la nariz para ingresar. La longitud de la entrada medía a simple vista como metro y medio de largo y dos metros de ancho. Y por dentro unos cinco metros de profundidad. Al adentrarme a su interior observé restos de prendas de vestir y no solo eso, había restos humanos, partes de lo que sería un fémur.

⸻ ¿Será parte del joven?

⸻ Señor acá está pasando algo muy malo, hay que cuidarnos.

Logramos juntar muchas evidencias para una posterior investigación, la cual será vital para una futura solución. Salimos de entre las rocas y se nos había quedado un tipo de pelo por los brazos, las junté con las demás pruebas. Y era hora de volver a reunirnos. Llevaremos lo obtenido al laboratorio cuando salgamos de este lugar, creo que tuvimos un gran avance en la investigación. 

Se acercaban las dieciocho horas de la tarde y debíamos volver antes de que oscurezca. Seguimos los árboles marcados linealmente para llegar a la zona de encuentro.

Fuimos los primeros en llegar y traté de despejar su mente con cosas singulares que me pasó en el transcurso de mi carrera, estuvimos aguardando y hablando, y de repente de entre la maleza salieron Contreras y Rodríguez.

⸻ ¿Alguna novedad? ⸻Pregunté. 

⸻Una zona bastante agotadora, encontramos excremento fresco, de una amplia proporción, veremos si es de un animal nativo, tomamos muestras para el laboratorio – respondió Rodríguez.

Esperábamos el regreso del otro grupo, mientras tanto nos dispusimos a descansar, al mirar el rostro de Rodríguez se notaba distante y agotado. Me acerqué junto a ella, le ofrecí agua y toqué sus delicadas manos, y las miraba.

⸻Ya avanzamos lo suficiente, es hora de volver y dejar que la tecnología nos dé rastros.

⸻Sí, creo lo mismo, espero que lo encontrado sea de gran ayuda para la investigación.

⸻En un par de horas ya nos vamos, no se preocupe, descansá, realizó un buen trabajo mi querida amiga. 

Transcurrieron quince minutos desde la finalización de la hora de espera. Comenzaba a oscurecer. La gélida ventisca que reposaba en las hojas lograba penetrar lentamente y zumbaban en los oídos. La temperatura descendió bastante, tanto que se sentía un hormigueo en los huesos.

La claridad se desvanecía, las sombras dejaban de serlo para convertirse de apoco en el único paisaje que podríamos apreciar, mientras que los animales nocturnos despertaban con ferocidad y advirtiéndonos de que estas eran tierras ajenas.

El grupo estaba preocupado, la pareja enviada al oeste no regresaba, debía hacer algo, ya que era hora de regresar a la civilización.

Fui a buscarlos con  ayuda de Rodríguez, con linternas y herramientas desmalezamos el lugar para avanzar en la oscuridad. Contreras colocaba el camping con duarte, y nos esperaban. Con pasos sigilosos avanzamos sobre las hierbas, acompañados de sonidos de fricción de las piernas por las malezas, mientras que al pisar el suelo se oía el crujir de las ramas secas, y en los costados el coro de los grillos.

 Nos alejamos bastante, pero el lugar parecía no tener fin. El sustrato cubierto con follaje ocultaba piedras sueltas que dificultaban el camino. El desliz del agua que pasaba entre las rocas hacía un hechizante sonido, caminamos hacia él y encontramos el arroyo, por donde decidimos caminar al margen izquierdo. Cada paso nos alejaba del grupo, y la incertidumbre nos inundaba. Las esperanzas se volvían escasas y la  desilusión fue completa, al iluminar hacia unos arbustos ubicado a mi diestra, las malezas estaban impregnadas de sangre, preocupado me acerqué con cautela. Alumbré las hojas manchadas y de entre ellas pude distinguir un rastro de sangre, la cual nos guió a una bota. Avancé hasta tomarla, la levanté y rápidamente miré en su interior, como pensaba, el pie seguía dentro, lo noté por el peso del calzado. Concluimos que uno de ellos sufrió la amputación, restaba saber quién, la bota era calce 40. Los personales compartían la misma estatura, tuve que desajustar los cordones para extraer la pierna del calzado y observar sus rasgos. La extremidad inferior contaba con bello y con el pie bastante descuidado, se trataba de un hombre. Más adelante observé una elevación. Enfoqué la linterna hacia él y pude corroborar, era nuestra primera baja. Estábamos frente a un suceso bastante grabe. Se trataba del Suboficial Claudio Ramírez, quien estaba postrado en el piso, con las extremidades extirpadas y sus órganos blandos desparramados en el suelo. Fue tan vil la manera en que fue asesinado. Los órganos estaban por todas partes, las hierbas a su alrededor estaban teñidas de un color vino tinto. El lugar se volvió una carnicería. Caminamos con cautela por si el asesino pretendía emboscarnos.

⸻ ¿Qué vino a buscar ese maldito? ⸻Preguntó Rodríguez, quien se contenía para no llorar⸻ ¿Acaso lo sorprendieron con las manos en la masa? 

⸻ Lo atraparemos y pagará a la justicia por sus actos.⸻ Repliqué mientras alumbrábamos para encontrar algún rastro de Ortega.

La búsqueda seguía sin dar resultados. No solo una vida, sino también una reducción considerable del grupo, disminución que nos afectaría en demasía. Debemos poner fin al energúmeno, quien recorre estas tierras, debemos ponerle punto final a la serie de asesinatos que él perpetra. 

Tal vez estas tierras místicas y fantasiosas hacen trabajar su mente, en este mundo que crea en su mente el es depredador y los desafortunados, quienes incurren en adentrarse en este lugar son las presas, este lugar pareciera estar en otra dimensión. 

Cada paso que damos nos acerca a Ortega y también a él, así que debemos estar en cautela y no caer en una trampa. Me detuve y señalé a la oficial hacia un costado, por que escuché un gemido de dolor. Seguimos los quejidos hasta encontrar a Jennifer Ortega, quien luchaba por su vida. Rodríguez se acercó y la puso en sus hombros. Me sentí miserable e impotente al perder a otro miembro del grupo. El enemigo era audaz y desdichado. Lo que hallamos era una réplica del primer asesinato, Emanaba mucha sangre del  rostro descuartizado de Ortega, tenía desgarros por todo el cuerpo, hasta mordidas en algunas partes, era bastante malicioso. 

⸻ ¿Qué sucedió? ¿Qué fue lo que viste? Necesitamos una descripción del asesino.

Agonizando esperaba su muerte, aunque sus últimas energías la revivió por un instante y dijo muy alterada.

⸻ ¡Ayuda! Está acá…No pudiendo terminar cedió su espíritu y pudo descansar. 

El asesino está muy cerca de nosotros, sigue por ahí, rondando esta oscura prisión, donde hemos entrado a nuestra voluntad.  Debemos volver lo antes posible a la tienda y avisar a los demás, que la muerte ronda estos parajes y que tendremos que estar atentos, porque él podría ir a emboscarlos. Dejaremos los cuerpos con bolsas protectoras y una vez con refuerzos y equipos de peritaje  y volveremos para extraerlos de aquí.

Mientras Rodríguez se despedía de Ortega, alcé su pistola del suelo, quité de su cintura los cartuchos y cerré la bolsa. Eran personas preparadas y aun así no pudieron con el homicida, no pudieron darle, tantas balas usadas, que se me hace difícil pensar.

Todo lo que sucedía era muy extraño, pero eso no nos debía detener, teníamos que reunirnos con el grupo lo antes posible. Al pasar por el camino donde se encontraba el primer cadáver notamos algo peculiar, pudimos apreciar una alteración en un tronco, era unos mechones que estaban atorados entre las desuniones de la corteza. El pelo era de color gris oscuro, muy parecido al vello que se había adherido por mi uniforme. 

Continuamos con nuestro trayecto luego de aislar la muestra, Rodríguez estaba cansada, no podía seguirme el ritmo, hasta que se detuvo bruscamente. La mujer quedo atorada en un montículo de piedras afiladas, las cuales perforaron su zapatón por el gran impacto. Le quité el zapatón derecho para que no le molestara. Luego de rescatarla nos sentamos unos minutos, no podía avanzar del dolor. La cargué en mis hombros porque ella no podía apoyar el pie, mientras la llevaba ella sujetaba su zapatón, el cual debía volvérselo a poner y le sugerí que lo haga en la  poner en la tienda.

 Avancé con Rodríguez en mi espalda, temía a que nos tome por sorpresa el asesino, quedaríamos vulnerables, lo cual sería fatal, el desgaste era extremo, la hostilidad del paraje era de terror, apenas bastaba la iluminación de la linterna para poder dirigirnos a la tienda. Vi algunos arbustos que fueron devastados, eran recientes, los cuales fueron cortados esta tarde por el color verdoso que aun presentan. 

Caminaba más lento, el peso de la compañera ya se hacía sentir, pero afortunadamente vi una iluminación entre los ramajes ubicados a mi izquierda. Fui acercándome y pude constatar de qué se trataba del campamento y frente a él, una fogata que delataba la posición.  

Duarte se percató de nuestra aproximación y procedió a ayudarnos. Con zancadas se acercó a nosotros, cargó a Rodríguez y anunció nuestro regreso a Contreras. Me senté fuera de la tienda, sobre una roca, mientras la Oficial Rodríguez era atendida por Duarte con el botiquín de primeros auxilios. Utilizando agua oxigenada, gasas y vendas el señor limpiaba su lesión con mucho cuidado.

Le conté a Contreras lo que aconteció, la sangre, el vil y cruel episodio de matanza que andamos sufriendo y de lo importante que será que estemos alertas y vigilando algún eventual ataque. Realizaremos guardia y rotaremos cada tres horas. Les pedí que descansaran, porque yo haré la primera guardia.

Cansado, en este lugar aislado, tantas cosas me están pasando por la mente, tratando de esclarecer lo sucedido, de ponerme en sus zapatos, intentado averiguar cómo su efectividad era tan mala al efectuar los disparos y la manera en que el verdugo los acorraló para llegar a concretar el crimen.

Y ¿Los proyectiles que le hubiese impactado? ¿Acaso posee un chaleco antibalas bastante efectivo? Una de las interrogantes que quiero descifrar. 

El asesino es muy astuto de eso no cabe duda, tiene una gran efectividad al combate cuerpo a cuerpo, de una complexión monstruosa y con gran destreza con elementos punzocortantes.

 Qué pasará por su cabeza, será que solo es un desquiciado o por qué no un licántropo, quien adoptó este terreno como su territorio y ve a todos como una amenaza o su alimento. Me cuesta creer todo lo que está sucediendo, aun no puedo asimilarlo por completo, parece fantasioso la facilidad que tiene para desaparecer sin dejar rastros tan relevantes, solo conseguimos esa pelusa, podría ser de un animal o una ropa de lana, que sería lo ideal por el clima que estamos sufriendo. Anhelo con ansias de que llegue el momento de conocerlo frente a frente, mirar sus ojos y tratar de entender que pasa por su mente, porque actúa de esa manera, y decirle que todo lo que ha hecho se ha acabado.

El misterio se apoderó por completo del caso y se tornó terrorífico, el simple hecho de que no tiene reparos para proceder por los pecadores, aquellos que se adentran en sus dominios y quedan vulnerable ante su modo de actuar, utilizando la sorpresa como modus operandi. El incógnito debe ser de talla robusta con largas piernas, porque reduce sin preocupaciones a sus víctimas, utilizando cuchillas con las cuales presumo desuellan la tez, también es muy meticuloso, no obvia ningún detalle, supongo que tiene experiencia de carnicero por la precisión en los tajos realizados a la víctima. La situación de Rodríguez preocupa a todos, porque su discapacidad nos retrasará y la pondrá vulnerable a algún ataque del asesino. Espero que recupere energías, porque al movernos seremos presa fácil y ella debe estar mejor para poder defenderse, aunque nosotros también la cuidaremos, pero sería de más utilidad que esté sana para continuar.

⸻ ¡No creo que ese maldito se atreva a venir con nosotros acá, pero debemos estar alerta a cualquier eventualidad!

⸻ ¿Vos decís que vamos a salir? –preguntó Contreras con mucha seriedad, continuó el hombre ⸻Quisiera salir para volver a ver a mis seres queridos.

⸻ ¡No te vayas a dar por vencido! –Contesté tratando de levantar su ánimo y continúe diciendo –Tenemos nuestras armas y estamos bien preparados, será algo estúpido si volviese a enfrentarnos.

⸻ Hace unos momentos tuve una plática con el suboficial Duarte y me comentó algo muy extraño, él dice que sabe quién podría ser el causante de todo esto.

⸻ ¡Contame, quién se supone que es!⸻ le exigí

⸻ Me contó una historia, sobre un ser mitológico, este ser rondaba este bosque, el cual también cree que está maldito, porque este bosque te desatina y te lleva a su interior, o te vuelve loco. El monstruo si te encuentra te mata o te devora.

⸻ Pero ¿Cómo podemos contra él?

⸻ No sé, lo que sé es que una tribu nativa de este lugar, para ser más exactos, de la familia de los Yvaga. Ellos vivían cerca de sus dominios, cazaban, peleaban y también luchaban contra él, pero los resultados eran baldíos.

⸻ ¡Pero cómo lo detenemos!  ⸻Le recalqué.

⸻Espera, te cuento lo que hicieron los de la tribu. Se reunió el consejo de ancianos, el chamán y el Mburubichá para proponer un método no tan ortodoxo de combatir con la bestia. Realizaron unos sacrificios, no era cualquiera, era de almas. Para crear una barrera espiritual que limita su territorio, para que no asesine gente inocente.

⸻ No podemos basarnos en teorías descabelladas. Es un hombre, de eso no cabe duda. Él estará por ahí, esperando, tal vez calculando cómo será su próximo atentado, no podemos guiarnos por cuentos fantásticos.

Se levantó inconforme por la respuesta que le proporcioné y me delegó el puesto de guardia. Me quedé meditando, tratando de olvidar. 

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo