Capítulo 401
Al notar la mirada de Tiberio, Lizardo pensó que quizás estaba molesto por haber traído a un extraño al campamento militar.

De inmediato, Lizardo explicó: —Señor mensajero, hay algo que usted no sabe. Este muchacho golpeó a mi hijo anteriormente, así que lo traje aquí para ajustar cuentas.

—Y para colmo de males, el muchacho tuvo el descaro de intentar engañarme con un Cetro del Rey Justiciero falso.

Apenas terminó de hablar, Tiberio estalló en ira: —¡Imbécil!

Viendo esta reacción, tanto Lizardo como Francisco se alegraron en silencio.

¡Había ofendido al mensajero de La Orden del Dragón Celestial! Ni siquiera Celeste, por poderosa que fuera, podría salvar a este muchacho ahora, pensaron ambos.

Con una expresión de ira aparente, Lizardo gritó a sus soldados: —¡Idiotas! ¿Qué están esperando? ¡Llévense a este muchacho ahora mismo! ¿O quieren hacer quedar en ridículo al señor mensajero?

Pero la furia de Tiberio no estaba dirigida hacia Juan, sino hacia Lizardo: —¡Lizardo, el imbécil eres t
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