Capítulo 409
Juan casi escupe sangre, frustrado exclamó: —¡Hermana, ya basta!

En este mundo, tal vez solo sus hermanas podrían permitirse bromear con él de esa manera.

Celeste, con una expresión de sorpresa divertida, comentó: —Hoy en día, una persona virgen es más rara que un animal en peligro de extinción.

Molesto, Juan le respondió enojado: —¿Y tú qué? ¿Acaso ya has tenido relaciones con alguien?

—¡Claro que no! —Celeste respondió sin rodeos, —Ni siquiera he tenido novio, y mucho menos me han perseguido los hombres.

—¿Cómo es posible? —preguntó Juan, verdaderamente sorprendido.

Su hermana era demasiado atractiva, tanto en rostro como en figura. Era difícil creer que ningún hombre hubiera intentado enamorarla.

Con una sonrisa algo traviesa, Celeste explicó: —Cuando estaba en el ejército con mi padre adoptivo, una vez derribé a un hombre de doscientos kilos. Desde entonces, nadie ha tenido el valor de acercarse a mí.

Juan en ese instante no pudo evitar quedarse sin palabras.

La fuerza de Celeste e
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