Capítulo 398
Mirando a Tiberio, que parecía al borde de la desesperación total, Anabel rompió a llorar, sin poder contener las lágrimas que caían sin cesar por su rostro.

Con los ojos enrojecidos, exclamó con rabia: —Todos ustedes son tan egoístas. Algunos solo piensan en salvarse, otros se preocupan únicamente por sus propios intereses, y muchos ni siquiera se molestan si no les afecta directamente.

—En esta época que parece ser tan pacífica en la superficie, ¿de dónde creen que proviene esa paz? Es gracias a quienes llevan una carga inmensa sobre sus adoloridos hombros.

—Cada vez que ocurre un terremoto o una terrible inundación, ¿quiénes arriesgan sus vidas en la primera línea para salvar cada vida posible? ¿Acaso lo hacen porque ganan un sueldo astronómico? ¿O porque no son humanos? No, lo hacen porque son el ejército de nuestra amada nación.

—Cada vez que los medios anuncian un golpe contra el narcotráfico, ¿cuántas personas han arriesgado su vida, incluso dando la propia, para lograrlo? ¿Acas
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