Trago saliva con dificultad mientras regreso a mi lugar, resoplo con fuerza enojada por la actitud de este tipo.
—Mira, yo no sé si no tienes nada que hacer, pero si no hago mis rondas… mi padre me va a regañar y seguramente me va a castigar…—
—Yo hablaré con él, tranquila—
Miles de voces resuenan por la entrada del inframundo, un ligero suspiro se me escapa y miro al frente, topándome con una enorme cola de almas, un ligero gemido de sorpresa se me escapa al ver tal cantidad de personas, muy raras veces pasa algo como esto.
— ¿Qué ha pasado ahí arriba? —
—Ares— Contesta con indiferencia sin quitar la vista de enfrente.
Al oír su nombre, no puedo evitar sonreír, él viene muy de vez en cuando a coquetear con mis hermanas, mi padre al enterarse de eso decidió mantenerme en la zona principal ya que el viejo Caronte no permite que se acerque a mí.
— ¿Lo conoces? —
—Lo he visto algunas veces, cuando hemos hablado me ha querido llevar como a muchas de mis hermanas, pero Caronte no se lo permite y termina ahuyentándolo, tampoco es que tenga la intención de estar con él— Suelto una fuerte carcajada. —Además, su temperamento es bastante explosivo y no creo poder aguantar a alguien así—
El hombre me mira con curiosidad, como si fuera una criatura extraña... eso... me pone un poco inquieta, teniendo en cuenta que no soy algo extraño, pone una de sus manos sobre su barbilla y se queda pensando por bastante tiempo. Yo me limito a verlo, esperando a que me diga algo, pero simplemente me observa con detenimiento, es un hombre bastante extraño.
Escucho a mis espaldas el barco de Caronte, me doy media vuelta y veo al viejo remando, cuando atranca su barca, se baja y camina hacia mi lado, al percatarse de aquel hombre puedo ver como su rostro queda más blanco de lo que ya es.
— ¿Sucede algo viejo? —
Ladeo la cabeza mirando al barquero algo asustada, es la primera vez que lo veo sorprendido y sobre todo, aterrado, pongo una de mis manos sobre su hombro, primero lo aprieto con algo de fuerza, pero al no obtener respuesta decido sacudirlo un poco. Parpadea varias veces y niega repetidas veces con la cabeza, dedicándome una sonrisa nerviosa. Algo no va bien.
Todavía sigue negando con la cabeza, pero noto que no me lo dedica a mí, parece que más bien lo hace para sacarse algo de la mente. Regresa la vista al frente soltando un largo y pesado suspiro al igual que yo, pero en mi caso, yo sigo observando al viejo Caronte.
—Bueno, tengo mucho que hacer— Le indica a los de la fila que empiecen a avanzar. —Minte, por favor… no hagas ninguna tontería—
Una estruendosa y divertida sonrisa se me escapa, poso mi mirada sobre la larga fila de almas y un pequeño suspiro se me escapa; viendo a tantas almas, sé que tengo mucho trabajo por hacer y no me refiero a vigilar el río de mi padre, sino más bien, a ayudar a las pobres almas que no tengan el pago del barquero.
—Por favor viejo, nunca he hecho una tontería… creo que lo más raro que he hecho es recorrer el río de esquina a esquina—
—Lo digo enserio jovencita… quédate ahí parada y no hagas ninguna tontería— Me reprocha con suavidad mientras sube al barco.
Resoplo con fuerza y refunfuño molesta por las palabras del viejo, quiero defenderme de su acusación, pero se ha ido demasiado rápido que no me ha dejado decirle ni una sola palabra. Observo como el barquero se aleja hasta perderse en la penumbra, dejo caer los hombros y regreso la vista al frente.
— ¿Piensas quedarte aquí todo el día? —
Por los rabillos de mis ojos observo al hombre, esperando a que se vaya a otra parte y me deje tranquila, pero por la postura que tiene, parece que su intención es quedarse ahí parado como si fuera una estatua. Que molesto es este hombre.
—Posiblemente— Habla con calma y serenidad, como si nada le preocupara.
—Bueno… yo de verdad me tengo que ir…—
Me rasco la nuca de forma incómoda, pero el hombre me pide que me quede un rato más. Por alguna extraña razón no puedo negarme a su petición y decido quedarme ahí parada a su lado. Mi vista recorre a las almas y veo que varios de ellos no tienen monedas, miro hacia atrás y veo que Caronte todavía no ha regresado, de mi túnica saco unas moneas, me acerco a las almas y se las entrego.
Una vez que he terminado de repartir los pagos de las almas más cercanas a subir al barco, siento un enorme alivio. Ayudar a los mortales es una labor bastante satisfactoria que no cambiaría por nada en el mundo y me siento bien haciéndolo. Una pequeña sonrisa se dibuja en mis labios.
— ¿Les das para pagar su peaje? —
—Si… es que muchas veces las familias no tienen para darles el pago a sus fallecidos y me da pena tener que verlos vagando por las orillas del río, es por eso que me meto en las profundidades para poder sacar monedas y dárselas… el viejo dice que Hades vendrá un día de estos y me va a reprender… pero la verdad es que llevo siglos haciéndolo—
Enseguida me tapo la boca al darme cuenta de lo que he dicho; se supone que esto era un secreto entre el viejo y yo, pero ahora... este hombre sabe algo muy importante, espero no me delate con el dios Hades. Una risa nerviosa se me escapa y me giro hacia él, asustada de que vaya con el chisme.
— ¿De verdad? Me impresiona que no tengas miedo de recibir una reprimenda por tus acciones o que te castiguen de forma severa ya que estas rompiendo el equilibrio—
— ¿Qué equilibrio? — Volteo a verlo con el ceño fruncido. —Cuando tuve conciencia y me aventuré lejos de la cueva donde vivo, vi demasiadas almas vagando por el río mendigando piedad, desafortunadamente esas almas ya no podían pasar el río Cocito ya que su tiempo había acabado… al final se terminaron uniendo al río desapareciendo para siempre— Inflo los cachetes enojada y me cruzo de brazos. — ¡Si eso te parece un equilibrio, déjame decirte que estas loco! —
El tipo abre los ojos de par en par, me mira completamente sorprendido al verme molesta o tal vez que le parece increíble que alguien tan bajita como yo le hable de esa forma. En cualquier caso, está sorprendido, pero esa sorpresa desaparece siendo reemplazada por una enorme sonrisa seguida de una estruendosa carcajada. Estoy tan enfrascada en mi situación con este hombre, que no estoy segura si el viejo barquero ya llegó.Siento un ligero golpe sobre mi cabeza, enseguida volteo a ver de qué se trata y una gran sonrisa se posa sobre mis labios al ver a Caronte parado a mi lado, se nota confundido por la risa del invitado no deseado.— ¡Caronte! — Exclama feliz. — ¿Te lo puedes creer? Me acaban de decir que estoy loco— Unas lágrimas de alegría se le escapan de los ojos y le cuesta mucho hablar, incluso respirar le parece una tarea difícil.Ahora el viejo me mira con los ojos abiertos de par en par, ladeo un poco la cabeza por su reacción; no entiendo porque se sorprende, sabe que soy h
—Sólo regrese para pasar tiempo contigo, eres la primera criatura del inframundo que parece amable y muy sociable—Me detengo en seco al oír eso y mi enojo se desvanece por completo, puedo sentir como mis mejillas se ruborizan un poco y me pongo algo nerviosa.—Ohhh… bueno… gracias— Le digo apenada. —La verdad es que tenía toda la intención de meterte una bofetada por semejante tontería, pero me has dejado muy impresionada por tus palabras que el enojo se me ha ido— Suelto una carcajada.Él me mira sorprendido mientras se levanta del suelo, se sacude la túnica negra y me dedica media sonrisa.— ¿De verdad me hubieras abofeteado? —— ¡Claro! — Exclamo feliz mientras me acerco un poco a él. —Tu imprudencia me podría costar un regaño y castigo de mi padre, pero viendo que estas como yo, vale la pena—— ¿Cómo tú? — Ladea la cabeza.—Sí, es difícil encontrar a alguien amable y sociable en este lugar, claro que existen pero debido a mi deber es muy complicado para mí irme y conocer a otras
Luego de recorrer los campos, nos acostamos entre las flores y miramos el cielo estrellado, hacemos varias figuras uniendo las estrellas como si fueran puntos, la brisa es fresca y al mismo tiempo cálido, me acerco un poco más al hombre y me acomodo cerca de él.—Es precioso este lugar—Pongo mis manos enfrente y las veo con mucha atención, como si fueran algo nuevo.—Es verdad, es muy hermoso— Se le escapa un leve suspiro.Tomo una gran bocanada de aire y la dejo salir con suavidad, apoyo mi cabeza sobre su pecho y apoyo mi mano sobre él, un suspiro se me escapa y cierro los ojos.—Este día ha sido perfecto—Escuchar los latidos de su corazón me relajan y me dan unas ganas terribles de bostezar, trato de evitarlo pero no puedo, me es imposible.Luego de un rato me despierto, para mi sorpresa veo que estoy en mi cama dentro de mi hogar, me siento en la orilla y veo todo a mi alrededor tratando de recordar cómo es que llegue aquí, pero la verdad es que no tengo idea de cómo vine.Me ar
Cuando por fin logro conciliar el sueño, mi hermana mayor nos despierta a todas para que nos arreglemos para ir a hacer nuestros deberes. Yo asustada por mis sentimientos decido hacerle la que no escuche y fingir que sigo durmiendo.— ¡Minte, arriba! — Me grita al oído entusiasmada.Gruño enojada mientras pongo mi almohada por encima de mi cabeza, no quiero tener que levantarme y afrontar mis sentimientos, pero tarde o temprano tendré que hacerlo, sólo espero que el hombre no venga hoy al río para que me dé tiempo de ordenar mis ideas.De mala gana me levanto de la cama y me arreglo a regañadientes, como siempre, mi hermana me arregla el cabello, peinándolo con suavidad y trenzándolo con delicadeza. Una vez que termina me dice que me vaya a hacer mis cosas.Me levanto del banquillo y salgo de la cueva, me tiro al río y empiezo a hacer mis deberes, como era de esperar me encontré con varias almas tratando de cruzar pero como era de esperar, se desvanecen en el río para nunca más volver
Caída la noche me acompaña de regreso a casa como de costumbre.—Me la pasé de maravilla Hades——Yo también mi pequeña Minte—Pone una de sus manos sobre mi mejilla y la acaricia con suavidad, cierro los ojos y me dejo llevar por la sensación de tranquilidad y calidez que él provoca en mí, cuando aleja su mano, siento como un vacío se origina en mi corazón dejándome desolada, aunque sé que mañana lo veré no puedo evitar sentirme sola.—Te veré mañana——Está bien, cuídate mucho y descansa—Nos despedimos con un tierno beso, cuando nos separamos nos cuesta mucho alejarnos, pero al escuchar la voz de mi padre que proviene dentro de la cueva decido alejarme de él para correr adentro antes de que salga enojado.Estando en mi cuarto, las miradas de mis hermanas me incomodan, me miran con impaciencia y se sientan sobre mi cama.— ¿Qué? —Las miro con el ceño fruncido mientras ellas sueltan suspiros de enamoradas.—Venga… sabes el que—Todas sueltan risitas mientras esperan a que hable.—Pues
Pone una de sus manos sobre mi espalda baja y la otra sobre su mejilla, para luego depositar un beso apasionado en mis labios, sus manos acarician mi espalda con suavidad.Separo un poco mis labios y lo miro directo a los ojos.—Hades… tenemos que irnos—Su rostro está levemente ruborizado, sus ojos se posan sobre mis labios y sin hacerse esperar me vuelve a besar. Puedo sentir como el calor de nuestros cuerpos aumenta de golpe, sus labios poco a poco se empiezan a deslizar por mi cuello de forma apasionada.—Hades…— Susurro su nombre llena de placer.—Minte… mi amada Minte… y-yo… nunca he estado con una mujer… a diferencia de mis hermanos, yo soy inexperto en estos asuntos, de verdad quiero estar contigo, pero tengo miedo de echarlo a perder—Tomo su rostro con ambas manos y beso suavemente sus labios.—Entonces… descubramos juntos ese nuevo mundo—Me levanta del suelo haciendo que rodee su cintura con mis piernas, besa mi cuello con suavidad deslizando con delicadeza la fíbula dejan
—Tío Hades, no te enojes… simplemente vengo a traer un mensaje de mi padre Zeus—— ¿Qué quiere el molesto de mi hermano? A diferencia de él yo tengo cosas que hacer y estoy demasiado ocupado como para tener que atender a sus estúpidos mensajes——Entiendo señor del inframundo, pero dice que espera a que en esta ocasión asista a la fiesta ya que es el cumpleaños de su hija Perséfone——Sí, si… dile que iré y que no me vuelva a molestar con estupideces como esta——Muy bien tío, le daré tu mensaje de inmediato—Hermes me mira sorprendido y luego me dedica una pequeña sonrisa, al oir el gruñido de Hades, se retira enseguida, desapareciendo en una suave brisa tal y como llego.—Parece que tienes que asistir a otra fiesta— Rio de forma disimulada.Me acerco a él y pongo una de mis manos sobre su hombro, apretándola suavemente.—Retírense—Sus consejeros se van a paso apresurado, si bien es cierto que Hades es un hombre paciente y amable, cuando se enoja es todo lo contrario, muy contadas vece
—Bueno…— Se queda callado por un rato. —Es que… bueno Hera…—El dios de los cielos no sabe que contestarle a su hermano mayor, miro de reojo a Hades y esté no le quita la vista de encima a su hermano menor, que se limita a rascarse la nuca de forma nerviosa. Tomo de la mano a mi amado y él regresa a tener esa expresión suave y tierna que lo caracteriza estando conmigo.—Por cierto hermano, te presento a Minte, mi mujer—Al salir de semejante situación incómoda, Zeus me voltea a ver y me da un apretón de manos.—No sabía que estabas casado con una ninfa——No estamos casados, vivimos juntos— Le contesto de forma amable.Zeus guarda silencio, ahorrándose sus comentarios por nuestra situación, luego nos invita a disfrutar de la fiesta, del vino y la comida. Mientras buscamos una mesa, él recorre la vista a los invitados— ¿A quién buscas, cariño? ——A mi hermana Hera y como era de esperar… ella no está aquí, eso quiere decir que no estaba de acuerdo con la fiesta de la hija de Zeus, es un