—Minte, no— Me reprocha con “severidad”, pero su tono de voz es bastante amable y gentil — Sabes que no puedes hacer pasar a todos, Hades sabe que no todos tienen la merecida sepultura y por ende....
— ¿Él sabe que está pasando ahí arriba? — Interrumpí sorprendida ya que nunca me imaginé que el rey del inframundo se entere de todo lo que sucede en su reino. —Pensé que no... teniendo en cuenta que nunca ha venido a decirme algo o a castigarme.
— ¡Claro que si mi pequeña ninfa! — Ríe de forma bonachona. —Es el Dios Hades, rey del inframundo, sabe todo lo que sucede en la superficie sin necesidad de estar ahí, es su trabajo— Pone una de sus huesudas manos sobre mi cabeza y me acaricia levemente. —Es por eso que te he dicho miles de veces que no abuses de su caridad, un día de estos vendrá y te va a regañar.
Hago un pequeño puchero al oír eso; honestamente dudo mucho que Hades venga en persona o que mande a alguien a regañarme, no siento que esté haciendo algo malo, sólo quiero que todas las almas crucen el río y sigan con su camino, no es justo que por circunstancias ajenas los muertos no puedan recibir una sepultura digna. Durante el resto del día, me quedo a lado del anciano platicando de millones de cosas, ya muy caída la noche, mi padre me viene a buscar… como siempre, ya que me quedo hablando con Caronte a altas horas de la noche.
—Te he dicho cientos de veces que no molestes al barquero cariño— A pesar de estar molesto, mi padre Cocito no me regaña con severidad o en un tono rudo, sino todo lo contrario, me habla de una forma muy cariñosa y dulce.
—Lo sé papá, pero no puedo evitarlo— La sonrisa en mi rostro no se desvanece. —Caronte tiene muchas historias que contar y yo tengo mucho que escuchar—
Mi padre suelta una carcajada, llegamos hasta la cueva donde vivimos y me dice que entre, cuando lo hago él se queda atrás para bloquear el paso, impidiendo que cualquier alma con malas intenciones entre y nos haga daño a mis hermanas y a mí.
Durante cuatro meses seguidos, las almas no paran de llegar a montones, es la primera vez que veo una cola tan larga y no puedo evitar sorprenderé y entristecerme al mismo tiempo, entre los fallecidos hay muchos niños, en su mayoría no pasan de los siete u ocho años, es una visión bastante triste y desoladora.
—Dioses benditos— Exclamo con horror y volteo a ver a Caronte. —Que horrible es esta vista barquero.
—Sospecho que debe haber pasado una gran tragedia ahí arriba— Se da la media vuelta y sube al barco. —Ahorita regreso, llevare a estos al otro lado—
Asiento con la cabeza mientras veo como Caronte toma un enorme palo y lo mete al agua para luego empezar a remar al otro lado, mientras él deja al primer cargamento de almas, yo me quedo ahí parada vigilando la gigantesca cola. Algunas almas se ponen un tanto ansiosas, pero para calmar nos ánimos decido cantarles, esperando traer alivio en este momento tan difícil.
—No sabía que las musas del río Cocito supieran cantar.
Detengo mi canto y miro en dirección a la voz, cuando lo encuentro, veo a un hombre joven acercarse a mí, su cabello negro que le llega hasta los hombros se mueve al rito de sus pasos, sus ojos igual negros me miran con suma atención.
—Bueno, en realidad… no soy una musa, soy una ninfa— Le digo en un tono algo amargo y tajante. —Además de que todas las ninfas cantamos y tocamos instrumentos… pero claro que las que viven en la superficie son unas expertas en las artes musicales, a diferencia de mis hermanas y yo.
—Es una pena, se nota que ustedes también tienen mucho potencial— Sus labios pálidos dibujan una sonrisa un tanto desganada.
—Gracias, pero nosotras preferimos ayudar a las almas que llegan al Hades, además… no somos muchas como para que podamos irnos con libertad a la superficie— Suelto con algo de enojo, ya que parece que menos precia el trabajo de mis hermanas y mío.
—No te enojes, pequeña ninfa… no quería ofenderte— Me sonríe de oreja a oreja. —La verdad es que, siempre he querido venir al río Cocito, sabes… por alguna extraña razón, muchas almas entran… más de las esperadas y me dio curiosidad saber a qué se debía.
Al oír eso no puedo evitar mirar a varios lados nerviosa, me rasco la nuca mientras una risa incómoda se me escapa.
— ¿Por qué quieres saber eso? ¿Acaso eres alguien cercano al rey del inframundo? — Hablo de forma tan nerviosa que me atoro al hablar.
—No, no, simplemente sentía curiosidad es todo, debo admitir que es reconfortante ver más almas en los Campos Elíseos, debido a que no tiene para pagar, muchas almas buenas son engullidas por el río Cocito—
— ¿¡Has estado en los Campos Elíseos?! — Exclamo con alegría.
Miro al hombre emocionada y feliz, nunca antes había conocido a alguien que hubiera estado ahí, sólo he escuchado las típicas historias que se cuentan de ese lugar.
—Claro, voy muy seguido—
—Cómo te envidio— Digo de forma soñadora mientras me pierdo poco a poco en mis pensamientos.
— ¿Nunca has ido? Me sorprende ya que las ninfas pueden ir— Su voz suena algo extraña al sorprenderse por mis palabras.
—Bueno… no somos muchas ninfas que cuidan de este lugar y como nos tenemos dividas las zonas que cuidamos, no puedo abandonar mi deber y no es como que los mortales dejen de morir— Suelto una fuerte carcajada.
—Ya veo… hablando de deberes ¿Dónde está Caronte? —
—Fue a llevar a unas almas al otro lado, no debe tardar en volver—
—En ese caso, me quedaré a tu lado hasta que vuelva— A pesar de que habla con suavidad, su voz es autoritaria y en realidad sus palabras fueron una orden de que me quedara ahí parada a su lado.
—Como quieras, iré a hacer mis rondas… regreso luego—
Me alejo del extraño hombre, pero él me toma del brazo con firmeza impidiendo que me aleje, miro por encima de mi hombro y veo que me mira con intensidad, su expresión seria me indica que hablaba enserio cuando dijo que me quede.
Trago saliva con dificultad mientras regreso a mi lugar, resoplo con fuerza enojada por la actitud de este tipo.—Mira, yo no sé si no tienes nada que hacer, pero si no hago mis rondas… mi padre me va a regañar y seguramente me va a castigar…——Yo hablaré con él, tranquila—Miles de voces resuenan por la entrada del inframundo, un ligero suspiro se me escapa y miro al frente, topándome con una enorme cola de almas, un ligero gemido de sorpresa se me escapa al ver tal cantidad de personas, muy raras veces pasa algo como esto.— ¿Qué ha pasado ahí arriba? ——Ares— Contesta con indiferencia sin quitar la vista de enfrente.Al oír su nombre, no puedo evitar sonreír, él viene muy de vez en cuando a coquetear con mis hermanas, mi padre al enterarse de eso decidió mantenerme en la zona principal ya que el viejo Caronte no permite que se acerque a mí.— ¿Lo conoces? ——Lo he visto algunas veces, cuando hemos hablado me ha querido llevar como a muchas de mis hermanas, pero Caronte no se lo per
El tipo abre los ojos de par en par, me mira completamente sorprendido al verme molesta o tal vez que le parece increíble que alguien tan bajita como yo le hable de esa forma. En cualquier caso, está sorprendido, pero esa sorpresa desaparece siendo reemplazada por una enorme sonrisa seguida de una estruendosa carcajada. Estoy tan enfrascada en mi situación con este hombre, que no estoy segura si el viejo barquero ya llegó.Siento un ligero golpe sobre mi cabeza, enseguida volteo a ver de qué se trata y una gran sonrisa se posa sobre mis labios al ver a Caronte parado a mi lado, se nota confundido por la risa del invitado no deseado.— ¡Caronte! — Exclama feliz. — ¿Te lo puedes creer? Me acaban de decir que estoy loco— Unas lágrimas de alegría se le escapan de los ojos y le cuesta mucho hablar, incluso respirar le parece una tarea difícil.Ahora el viejo me mira con los ojos abiertos de par en par, ladeo un poco la cabeza por su reacción; no entiendo porque se sorprende, sabe que soy h
—Sólo regrese para pasar tiempo contigo, eres la primera criatura del inframundo que parece amable y muy sociable—Me detengo en seco al oír eso y mi enojo se desvanece por completo, puedo sentir como mis mejillas se ruborizan un poco y me pongo algo nerviosa.—Ohhh… bueno… gracias— Le digo apenada. —La verdad es que tenía toda la intención de meterte una bofetada por semejante tontería, pero me has dejado muy impresionada por tus palabras que el enojo se me ha ido— Suelto una carcajada.Él me mira sorprendido mientras se levanta del suelo, se sacude la túnica negra y me dedica media sonrisa.— ¿De verdad me hubieras abofeteado? —— ¡Claro! — Exclamo feliz mientras me acerco un poco a él. —Tu imprudencia me podría costar un regaño y castigo de mi padre, pero viendo que estas como yo, vale la pena—— ¿Cómo tú? — Ladea la cabeza.—Sí, es difícil encontrar a alguien amable y sociable en este lugar, claro que existen pero debido a mi deber es muy complicado para mí irme y conocer a otras
Luego de recorrer los campos, nos acostamos entre las flores y miramos el cielo estrellado, hacemos varias figuras uniendo las estrellas como si fueran puntos, la brisa es fresca y al mismo tiempo cálido, me acerco un poco más al hombre y me acomodo cerca de él.—Es precioso este lugar—Pongo mis manos enfrente y las veo con mucha atención, como si fueran algo nuevo.—Es verdad, es muy hermoso— Se le escapa un leve suspiro.Tomo una gran bocanada de aire y la dejo salir con suavidad, apoyo mi cabeza sobre su pecho y apoyo mi mano sobre él, un suspiro se me escapa y cierro los ojos.—Este día ha sido perfecto—Escuchar los latidos de su corazón me relajan y me dan unas ganas terribles de bostezar, trato de evitarlo pero no puedo, me es imposible.Luego de un rato me despierto, para mi sorpresa veo que estoy en mi cama dentro de mi hogar, me siento en la orilla y veo todo a mi alrededor tratando de recordar cómo es que llegue aquí, pero la verdad es que no tengo idea de cómo vine.Me ar
Cuando por fin logro conciliar el sueño, mi hermana mayor nos despierta a todas para que nos arreglemos para ir a hacer nuestros deberes. Yo asustada por mis sentimientos decido hacerle la que no escuche y fingir que sigo durmiendo.— ¡Minte, arriba! — Me grita al oído entusiasmada.Gruño enojada mientras pongo mi almohada por encima de mi cabeza, no quiero tener que levantarme y afrontar mis sentimientos, pero tarde o temprano tendré que hacerlo, sólo espero que el hombre no venga hoy al río para que me dé tiempo de ordenar mis ideas.De mala gana me levanto de la cama y me arreglo a regañadientes, como siempre, mi hermana me arregla el cabello, peinándolo con suavidad y trenzándolo con delicadeza. Una vez que termina me dice que me vaya a hacer mis cosas.Me levanto del banquillo y salgo de la cueva, me tiro al río y empiezo a hacer mis deberes, como era de esperar me encontré con varias almas tratando de cruzar pero como era de esperar, se desvanecen en el río para nunca más volver
Caída la noche me acompaña de regreso a casa como de costumbre.—Me la pasé de maravilla Hades——Yo también mi pequeña Minte—Pone una de sus manos sobre mi mejilla y la acaricia con suavidad, cierro los ojos y me dejo llevar por la sensación de tranquilidad y calidez que él provoca en mí, cuando aleja su mano, siento como un vacío se origina en mi corazón dejándome desolada, aunque sé que mañana lo veré no puedo evitar sentirme sola.—Te veré mañana——Está bien, cuídate mucho y descansa—Nos despedimos con un tierno beso, cuando nos separamos nos cuesta mucho alejarnos, pero al escuchar la voz de mi padre que proviene dentro de la cueva decido alejarme de él para correr adentro antes de que salga enojado.Estando en mi cuarto, las miradas de mis hermanas me incomodan, me miran con impaciencia y se sientan sobre mi cama.— ¿Qué? —Las miro con el ceño fruncido mientras ellas sueltan suspiros de enamoradas.—Venga… sabes el que—Todas sueltan risitas mientras esperan a que hable.—Pues
Pone una de sus manos sobre mi espalda baja y la otra sobre su mejilla, para luego depositar un beso apasionado en mis labios, sus manos acarician mi espalda con suavidad.Separo un poco mis labios y lo miro directo a los ojos.—Hades… tenemos que irnos—Su rostro está levemente ruborizado, sus ojos se posan sobre mis labios y sin hacerse esperar me vuelve a besar. Puedo sentir como el calor de nuestros cuerpos aumenta de golpe, sus labios poco a poco se empiezan a deslizar por mi cuello de forma apasionada.—Hades…— Susurro su nombre llena de placer.—Minte… mi amada Minte… y-yo… nunca he estado con una mujer… a diferencia de mis hermanos, yo soy inexperto en estos asuntos, de verdad quiero estar contigo, pero tengo miedo de echarlo a perder—Tomo su rostro con ambas manos y beso suavemente sus labios.—Entonces… descubramos juntos ese nuevo mundo—Me levanta del suelo haciendo que rodee su cintura con mis piernas, besa mi cuello con suavidad deslizando con delicadeza la fíbula dejan
—Tío Hades, no te enojes… simplemente vengo a traer un mensaje de mi padre Zeus—— ¿Qué quiere el molesto de mi hermano? A diferencia de él yo tengo cosas que hacer y estoy demasiado ocupado como para tener que atender a sus estúpidos mensajes——Entiendo señor del inframundo, pero dice que espera a que en esta ocasión asista a la fiesta ya que es el cumpleaños de su hija Perséfone——Sí, si… dile que iré y que no me vuelva a molestar con estupideces como esta——Muy bien tío, le daré tu mensaje de inmediato—Hermes me mira sorprendido y luego me dedica una pequeña sonrisa, al oir el gruñido de Hades, se retira enseguida, desapareciendo en una suave brisa tal y como llego.—Parece que tienes que asistir a otra fiesta— Rio de forma disimulada.Me acerco a él y pongo una de mis manos sobre su hombro, apretándola suavemente.—Retírense—Sus consejeros se van a paso apresurado, si bien es cierto que Hades es un hombre paciente y amable, cuando se enoja es todo lo contrario, muy contadas vece