Luego de recorrer los campos, nos acostamos entre las flores y miramos el cielo estrellado, hacemos varias figuras uniendo las estrellas como si fueran puntos, la brisa es fresca y al mismo tiempo cálido, me acerco un poco más al hombre y me acomodo cerca de él.
—Es precioso este lugar—
Pongo mis manos enfrente y las veo con mucha atención, como si fueran algo nuevo.
—Es verdad, es muy hermoso— Se le escapa un leve suspiro.
Tomo una gran bocanada de aire y la dejo salir con suavidad, apoyo mi cabeza sobre su pecho y apoyo mi mano sobre él, un suspiro se me escapa y cierro los ojos.
—Este día ha sido perfecto—
Escuchar los latidos de su corazón me relajan y me dan unas ganas terribles de bostezar, trato de evitarlo pero no puedo, me es imposible.
Luego de un rato me despierto, para mi sorpresa veo que estoy en mi cama dentro de mi hogar, me siento en la orilla y veo todo a mi alrededor tratando de recordar cómo es que llegue aquí, pero la verdad es que no tengo idea de cómo vine.
Me arreglo como siempre y salgo de mi casa, estiro los brazos y una enorme sonrisa se dibuja en mis labios, camino por la orilla recordando ese hermosos cielo estrellado, es la primera vez que veo algo así de precioso, me encantaría ir más seguido a los Campos Elíseos.
Llego con el viejo Caronte y le asusto como de costumbre, los regaños habituales suenan como siempre.
—Te ves muy feliz hoy pequeña—
—Si Caronte, el hombre me llevo a los Campos Elíseos anoche y debo decir que me quedé enamorada del cielo estrellado, es una lástima que no se pueda ver en todo el inframundo—
Suelto un leve suspiro mientras recuerdo lo de anoche y la maravillosa velada en compañía de ese hombre tan extraño.
— ¿Te enamoraste de los Campos Elíseos o del hombre? — Suelta una leve risa.
— ¿¡Que dices viejo?! — Exclamo sorprendida mientras me alejo dos pasos de él espantada. — ¡Claro que no! ¿Cómo podría enamorarme de alguien que no conozco su nombre? — Ladeo la cabeza sorprendida.
—Bueno pequeña, eso puede cambiar, pero la pregunta sigue ahí ¿Te enamoraste de los Campos Elíseos o del hombre? —
Me quedo pensativa por varios minutos.
—No lo sé… yo…— Me quedo callada por bastante tiempo. —Viejo, necesito pensar en esto, la verdad es que me siento confundida—
Me alejo de Caronte y me meto al río, el día de hoy decido quedarme dentro del agua pensando en lo que me acaba de decir el viejo, la verdad es que no me había planteado la idea de haberme enamorado de ese hombre tan extraño y raro.
Mientras ando vagando por el río no puedo evitar pensar en los momentos que pasé con aquel hombre, recordar en la forma en la que me cuidó mientras andábamos paseando por ahí y de cómo me invitaba a comer, me hizo ver que el inframundo es demasiado extenso y muy vasto.
Cuando el día termina salgo del río más confundida de lo que estaba cuando entre, camino por la orilla tratando de entender lo que siento, pero me cuesta mucho trabajo aclarar mi mente.
— ¡Minte! — Grita el hombre entusiasmado.
Me giro sobre mis talones y veo cómo se acerca a mí con una enorme sonrisa en los labios, le regreso la sonrisa de forma inconsciente, sacudo levemente la cabeza y trato de quitar esa sonrisa pero no puedo, la verdad es que me alegra mucho verlo aquí.
—Hola, ¿Cómo te ha ido hoy? —
—Bien, demasiado ocupado pero logre terminar mis pendientes para poder llevarte a los Campos Elíseos—
—Ahhh… bueno… con respecto a eso— Me rasco la nuca levemente. —No iré hoy—
Me mira sorprendido, pone una de sus manos sobre mi hombro un poco triste.
— ¿Sucede algo? ¿Te regañó tu padre? ¿Alguien te hizo daño? —
Me bombardea con varias preguntas y no puedo evitar reírme un poco, le tomo de las manos con suavidad y este gesto hace que él se tranquilice, ambos soltamos un leve suspiro.
—No, nada de eso… es sólo que… me he quedado pensando en algo muy interesante y la verdad es que… necesito un momento para mí, es todo—
— ¿Ya no me quieres volver a ver? ¿Hice algo malo? ¿Te he ofendido? —
—No, no— Pongo una de mis manos sobre su mejilla y con mi dedo pulgar lo acaricio con suavidad. —Es que… no sé cómo explicarlo, como te dije antes, me he dado cuenta de que tengo que aclarar mis sentimientos y no lo voy a negar, me asusta llegar a una conclusión—
— ¿Tus sentimientos? — Ladea levemente la cabeza. — ¿Te has enamorado de alguien? —
Su pregunta me deja consternada y me toma por sorpresa haciendo que me aleje de él de forma abrupta, abro los ojos de par en par para luego darle la espalda, paso mi cabellera larga sobre mi hombro y la acaricio con nerviosismo.
—Y-Yo… N-No lo sé… tengo que irme—
Me alejo de él asustada y aterrada, escucho como grita mi nombre a lo lejos pero le ignoro por completo, me meto al río para llegar cuanto antes a casa.
Me tiro sobre mi cama y hundo mi rostro en la almohada, tratando de olvidar lo que ha sucedido pero no puedo, estoy demasiado nerviosa y ansiosa que no puedo dormir, doy vueltas por la cama sin saber qué hacer.
— ¿¡Que voy a hacer?! No estoy segura de lo que siento, estoy demasiado nerviosa… además no conozco el nombre de aquel hombre tan extraño, pero ha sido tan amable y bueno conmigo, incluso ha hablado con mi padre para pedirle permiso de que me permita salir con él, me ha enseñado un mundo completamente nuevo, me ha presentado a varios héroes e incluso me dijo que me llevaría al mundo de los mortales y me llevaría con Apolo para decirle que me enseñe a tocar algún instrumento—
Me siento en la orilla de la cama y miro a mi alrededor, veo que mis hermanas están durmiendo, me levanto con cuidado de la cama y camino por la cueva hasta llegar a un pequeño estanque, tomo una pequeña jícara de arcilla y me sirvo agua. Al ser una ninfa del río Cocito también tengo las habilidades de una ninfa del agua dulce, pero sin poseer sus enfermizos celos. Una vez que sacie mi sed, regreso a mi cama, pero sigo sin poder dormir.
Cuando por fin logro conciliar el sueño, mi hermana mayor nos despierta a todas para que nos arreglemos para ir a hacer nuestros deberes. Yo asustada por mis sentimientos decido hacerle la que no escuche y fingir que sigo durmiendo.— ¡Minte, arriba! — Me grita al oído entusiasmada.Gruño enojada mientras pongo mi almohada por encima de mi cabeza, no quiero tener que levantarme y afrontar mis sentimientos, pero tarde o temprano tendré que hacerlo, sólo espero que el hombre no venga hoy al río para que me dé tiempo de ordenar mis ideas.De mala gana me levanto de la cama y me arreglo a regañadientes, como siempre, mi hermana me arregla el cabello, peinándolo con suavidad y trenzándolo con delicadeza. Una vez que termina me dice que me vaya a hacer mis cosas.Me levanto del banquillo y salgo de la cueva, me tiro al río y empiezo a hacer mis deberes, como era de esperar me encontré con varias almas tratando de cruzar pero como era de esperar, se desvanecen en el río para nunca más volver
Caída la noche me acompaña de regreso a casa como de costumbre.—Me la pasé de maravilla Hades——Yo también mi pequeña Minte—Pone una de sus manos sobre mi mejilla y la acaricia con suavidad, cierro los ojos y me dejo llevar por la sensación de tranquilidad y calidez que él provoca en mí, cuando aleja su mano, siento como un vacío se origina en mi corazón dejándome desolada, aunque sé que mañana lo veré no puedo evitar sentirme sola.—Te veré mañana——Está bien, cuídate mucho y descansa—Nos despedimos con un tierno beso, cuando nos separamos nos cuesta mucho alejarnos, pero al escuchar la voz de mi padre que proviene dentro de la cueva decido alejarme de él para correr adentro antes de que salga enojado.Estando en mi cuarto, las miradas de mis hermanas me incomodan, me miran con impaciencia y se sientan sobre mi cama.— ¿Qué? —Las miro con el ceño fruncido mientras ellas sueltan suspiros de enamoradas.—Venga… sabes el que—Todas sueltan risitas mientras esperan a que hable.—Pues
Pone una de sus manos sobre mi espalda baja y la otra sobre su mejilla, para luego depositar un beso apasionado en mis labios, sus manos acarician mi espalda con suavidad.Separo un poco mis labios y lo miro directo a los ojos.—Hades… tenemos que irnos—Su rostro está levemente ruborizado, sus ojos se posan sobre mis labios y sin hacerse esperar me vuelve a besar. Puedo sentir como el calor de nuestros cuerpos aumenta de golpe, sus labios poco a poco se empiezan a deslizar por mi cuello de forma apasionada.—Hades…— Susurro su nombre llena de placer.—Minte… mi amada Minte… y-yo… nunca he estado con una mujer… a diferencia de mis hermanos, yo soy inexperto en estos asuntos, de verdad quiero estar contigo, pero tengo miedo de echarlo a perder—Tomo su rostro con ambas manos y beso suavemente sus labios.—Entonces… descubramos juntos ese nuevo mundo—Me levanta del suelo haciendo que rodee su cintura con mis piernas, besa mi cuello con suavidad deslizando con delicadeza la fíbula dejan
—Tío Hades, no te enojes… simplemente vengo a traer un mensaje de mi padre Zeus—— ¿Qué quiere el molesto de mi hermano? A diferencia de él yo tengo cosas que hacer y estoy demasiado ocupado como para tener que atender a sus estúpidos mensajes——Entiendo señor del inframundo, pero dice que espera a que en esta ocasión asista a la fiesta ya que es el cumpleaños de su hija Perséfone——Sí, si… dile que iré y que no me vuelva a molestar con estupideces como esta——Muy bien tío, le daré tu mensaje de inmediato—Hermes me mira sorprendido y luego me dedica una pequeña sonrisa, al oir el gruñido de Hades, se retira enseguida, desapareciendo en una suave brisa tal y como llego.—Parece que tienes que asistir a otra fiesta— Rio de forma disimulada.Me acerco a él y pongo una de mis manos sobre su hombro, apretándola suavemente.—Retírense—Sus consejeros se van a paso apresurado, si bien es cierto que Hades es un hombre paciente y amable, cuando se enoja es todo lo contrario, muy contadas vece
—Bueno…— Se queda callado por un rato. —Es que… bueno Hera…—El dios de los cielos no sabe que contestarle a su hermano mayor, miro de reojo a Hades y esté no le quita la vista de encima a su hermano menor, que se limita a rascarse la nuca de forma nerviosa. Tomo de la mano a mi amado y él regresa a tener esa expresión suave y tierna que lo caracteriza estando conmigo.—Por cierto hermano, te presento a Minte, mi mujer—Al salir de semejante situación incómoda, Zeus me voltea a ver y me da un apretón de manos.—No sabía que estabas casado con una ninfa——No estamos casados, vivimos juntos— Le contesto de forma amable.Zeus guarda silencio, ahorrándose sus comentarios por nuestra situación, luego nos invita a disfrutar de la fiesta, del vino y la comida. Mientras buscamos una mesa, él recorre la vista a los invitados— ¿A quién buscas, cariño? ——A mi hermana Hera y como era de esperar… ella no está aquí, eso quiere decir que no estaba de acuerdo con la fiesta de la hija de Zeus, es un
Luego de un rato el dios que fue a buscar a la festejada llega acompañado de una mujer de cabello negro, largo hasta la espalda baja, algunas flores adornan sus cabellos, su túnica es de un color amarillo cálido con bordados de flores en las orillas, su piel bronceada le da un toque exótico a la mujer.Miro de reojo a mi amor y veo que tiene los ojos abiertos de par en par, ladeo levemente la cabeza y le tomo de la mano sacudiéndolo levemente, parpadea varias veces y me voltea a ver confundido.— ¿Estas bien? ¿Quieres volver al inframundo ya? — Pregunto preocupada.—No, estoy bien—Me suelta la mano de forma brusca y se aleja de mí, lo miro extrañada mientras veo cómo se va acercando poco a poco a sus otros hermanos, los suficientemente cerca para ver mejor a los tres.—Por cierto ninfa, no me dijiste tu nombre——Me llamo Minte— Contesto un poco apenada por no haberme presentado antes. —Un gusto Diosa Hera—Ella me toma de la mano y me lleva lejos de ese alboroto.—Descuida, mis estúp
He vivido en el inframundo toda mi existencia, mi padre el Dios Cocito me dijo que mi deber era cuidar del río que dividía el mundo de los mortales con el de los muertos, realmente nunca me negué a dicha tarea, en realidad no es una tarea difícil, solo tengo que encargarme de que las almas no intenten cruzar el río por su cuenta, pero lo que sucede... es que a mí me gusta recoger los óbolos para dárselo a las almas que no tienen para pagar.—Buenos días— Le grito al viejo Caronte desde la distancia, no puedo evitar tener un tono chillón cuando estoy muy alegre.—Minte… por todos los dioses, no asustes a este pobre viejo— Me reprocha con suavidad mientras niega con la cabeza.—Lo lamento— Una pequeña risa se me escapa. —Pero ya deberías saber cómo soy, siempre vengo a darte los buenos días— La sonrisa de mis labios de vuelve más amplia y feliz. —Me sorprende que después de más de 200 siglos te sigas asustando así.—Lo sé, pero a veces vienes más temprano de lo normal o me hablas cuando
—Minte, no— Me reprocha con “severidad”, pero su tono de voz es bastante amable y gentil — Sabes que no puedes hacer pasar a todos, Hades sabe que no todos tienen la merecida sepultura y por ende....— ¿Él sabe que está pasando ahí arriba? — Interrumpí sorprendida ya que nunca me imaginé que el rey del inframundo se entere de todo lo que sucede en su reino. —Pensé que no... teniendo en cuenta que nunca ha venido a decirme algo o a castigarme.— ¡Claro que si mi pequeña ninfa! — Ríe de forma bonachona. —Es el Dios Hades, rey del inframundo, sabe todo lo que sucede en la superficie sin necesidad de estar ahí, es su trabajo— Pone una de sus huesudas manos sobre mi cabeza y me acaricia levemente. —Es por eso que te he dicho miles de veces que no abuses de su caridad, un día de estos vendrá y te va a regañar.Hago un pequeño puchero al oír eso; honestamente dudo mucho que Hades venga en persona o que mande a alguien a regañarme, no siento que esté haciendo algo malo, sólo quiero que todas