Capítulo 6

Luego de recorrer los campos, nos acostamos entre las flores y miramos el cielo estrellado, hacemos varias figuras uniendo las estrellas como si fueran puntos, la brisa es fresca y al mismo tiempo cálido, me acerco un poco más al hombre y me acomodo cerca de él.

—Es precioso este lugar—

Pongo mis manos enfrente y las veo con mucha atención, como si fueran algo nuevo.

—Es verdad, es muy hermoso— Se le escapa un leve suspiro.

Tomo una gran bocanada de aire y la dejo salir con suavidad, apoyo mi cabeza sobre su pecho y apoyo mi mano sobre él, un suspiro se me escapa y cierro los ojos.

—Este día ha sido perfecto—

Escuchar los latidos de su corazón me relajan y me dan unas ganas terribles de bostezar, trato de evitarlo pero no puedo, me es imposible.

Luego de un rato me despierto, para mi sorpresa veo que estoy en mi cama dentro de mi hogar, me siento en la orilla y veo todo a mi alrededor tratando de recordar cómo es que llegue aquí, pero la verdad es que no tengo idea de cómo vine.

Me arreglo como siempre y salgo de mi casa, estiro los brazos y una enorme sonrisa se dibuja en mis labios, camino por la orilla recordando ese hermosos cielo estrellado, es la primera vez que veo algo así de precioso, me encantaría ir más seguido a los Campos Elíseos.

Llego con el viejo Caronte y le asusto como de costumbre, los regaños habituales suenan como siempre.

—Te ves muy feliz hoy pequeña—

—Si Caronte, el hombre me llevo a los Campos Elíseos anoche y debo decir que me quedé enamorada del cielo estrellado, es una lástima que no se pueda ver en todo el inframundo—

Suelto un leve suspiro mientras recuerdo lo de anoche y la maravillosa velada en compañía de ese hombre tan extraño.

— ¿Te enamoraste de los Campos Elíseos o del hombre? — Suelta una leve risa.

— ¿¡Que dices viejo?! — Exclamo sorprendida mientras me alejo dos pasos de él espantada. — ¡Claro que no! ¿Cómo podría enamorarme de alguien que no conozco su nombre? — Ladeo la cabeza sorprendida.

—Bueno pequeña, eso puede cambiar, pero la pregunta sigue ahí ¿Te enamoraste de los Campos Elíseos o del hombre? —

Me quedo pensativa por varios minutos.

—No lo sé… yo…— Me quedo callada por bastante tiempo. —Viejo, necesito pensar en esto, la verdad es que me siento confundida—

Me alejo de Caronte y me meto al río, el día de hoy decido quedarme dentro del agua pensando en lo que me acaba de decir el viejo, la verdad es que no me había planteado la idea de haberme enamorado de ese hombre tan extraño y raro.

Mientras ando vagando por el río no puedo evitar pensar en los momentos que pasé con aquel hombre, recordar en la forma en la que me cuidó mientras andábamos paseando por ahí y de cómo me invitaba a comer, me hizo ver que el inframundo es demasiado extenso y muy vasto.

Cuando el día termina salgo del río más confundida de lo que estaba cuando entre, camino por la orilla tratando de entender lo que siento, pero me cuesta mucho trabajo aclarar mi mente.

— ¡Minte! — Grita el hombre entusiasmado.

Me giro sobre mis talones y veo cómo se acerca a mí con una enorme sonrisa en los labios, le regreso la sonrisa de forma inconsciente, sacudo levemente la cabeza y trato de quitar esa sonrisa pero no puedo, la verdad es que me alegra mucho verlo aquí.

—Hola, ¿Cómo te ha ido hoy? —

—Bien, demasiado ocupado pero logre terminar mis pendientes para poder llevarte a los Campos Elíseos—

—Ahhh… bueno… con respecto a eso— Me rasco la nuca levemente. —No iré hoy—

Me mira sorprendido, pone una de sus manos sobre mi hombro un poco triste.

— ¿Sucede algo? ¿Te regañó tu padre? ¿Alguien te hizo daño? —

Me bombardea con varias preguntas y no puedo evitar reírme un poco, le tomo de las manos con suavidad y este gesto hace que él se tranquilice, ambos soltamos un leve suspiro.

—No, nada de eso… es sólo que… me he quedado pensando en algo muy interesante y la verdad es que… necesito un momento para mí, es todo—

— ¿Ya no me quieres volver a ver? ¿Hice algo malo? ¿Te he ofendido? —

—No, no— Pongo una de mis manos sobre su mejilla y con mi dedo pulgar lo acaricio con suavidad. —Es que… no sé cómo explicarlo, como te dije antes, me he dado cuenta de que tengo que aclarar mis sentimientos y no lo voy a negar, me asusta llegar a una conclusión—

— ¿Tus sentimientos? — Ladea levemente la cabeza. — ¿Te has enamorado de alguien? —

Su pregunta me deja consternada y me toma por sorpresa haciendo que me aleje de él de forma abrupta, abro los ojos de par en par para luego darle la espalda, paso mi cabellera larga sobre mi hombro y la acaricio con nerviosismo.

—Y-Yo… N-No lo sé… tengo que irme—

Me alejo de él asustada y aterrada, escucho como grita mi nombre a lo lejos pero le ignoro por completo, me meto al río para llegar cuanto antes a casa.

Me tiro sobre mi cama y hundo mi rostro en la almohada, tratando de olvidar lo que ha sucedido pero no puedo, estoy demasiado nerviosa y ansiosa que no puedo dormir, doy vueltas por la cama sin saber qué hacer.

— ¿¡Que voy a hacer?! No estoy segura de lo que siento, estoy demasiado nerviosa… además no conozco el nombre de aquel hombre tan extraño, pero ha sido tan amable y bueno conmigo, incluso ha hablado con mi padre para pedirle permiso de que me permita salir con él, me ha enseñado un mundo completamente nuevo, me ha presentado a varios héroes e incluso me dijo que me llevaría al mundo de los mortales y me llevaría con Apolo para decirle que me enseñe a tocar algún instrumento—

Me siento en la orilla de la cama y miro a mi alrededor, veo que mis hermanas están durmiendo, me levanto con cuidado de la cama y camino por la cueva hasta llegar a un pequeño estanque, tomo una pequeña jícara de arcilla y me sirvo agua. Al ser una ninfa del río Cocito también tengo las habilidades de una ninfa del agua dulce, pero sin poseer sus enfermizos celos. Una vez que sacie mi sed, regreso a mi cama, pero sigo sin poder dormir.

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