—Dioses, Hades ¿Qué te paso? —Pongo mi mano sobre su mejilla y le curo la herida al instante.—Nada Minte, es un simple arañazo, nada de qué preocuparse—Quita mi mano de su mejilla y se va, sin darle importancia que lleve mi morral colgando sobre mi espalda, me muerdo el labio con fuerza y esto me ayuda a seguir con mi decisión de irme del palacio.Camino por los pasillos y para mi mala suerte me topo con Perséfone, que me mira con desagrado y asco.—Oye ninfa, ¿A dónde ha ido Hades? Me quiero largar de este lugar cuanto antes——No sabría decirle diosa Perséfone, sólo vi que caminaba por los pasillos, pero le perdí de vista cuando dio una vuelta——Pff… menudo idiota… no entiendo para que me trajo a este asqueroso lugar, espero mi madre me encuentre pronto—La forma en la que habla y actúa es como la de una niña mimada, tal y como la describió la Diosa Hera. No me gusta la forma en la que se expresa de Hades ni de mi hogar, pero yo no soy nadie para ir en contra de una diosa.—Bueno,
—Tranquila Minte, no te pasará nada malo—Asiento con la cabeza y caminamos por el enorme pasillo, luego nos detenemos en una enorme puerta de oro, Hermes toca a la puerta y estas se abren de par en par, ambos entramos a la enorme habitación.No puedo evitar sorprenderme por el enorme espacio lleno de comodidades, enormes sillones de color rosado claro, cojines peludos sobre ellas a juego y unas mantas se posan sobre los respaldos de color blanco y en medio de la sala hay una enorme alfombra que tiene bordado en el centro un ave extendiendo sus plumas.Llegamos hasta un jardín llenos de hermosas flores, a lo lejos se ve a la Diosa Hera sentada en una silla de madera recubierta de cojines al tiempo que toma una taza y le da un ligero sorbo.—Diosa Hera, he traído a la ninfa como me pediste—Ella mira por encima de su hombro, se levanta de su asiento dejando la taza sobre la mesa para luego acercarse a nosotros con una enorme sonrisa en los labios.—Gracias Hermes, retírate—Él hace una
Ella niega con la cabeza, desaprobando por completo la actitud deplorable y vergonzosa de su hermano mayor, Apolo hace igual y ambos se cruzan de brazos, decepcionados por el actuar del rey del inframundo.—En fin, la verdad es que no se tiene todos los días una ninfa del inframundo y debo decir que me siento emocionado por su llegada—— ¡Me alegro! — Chilla extasiada. —Bueno, entonces te dejo que la entrenes y cuando termine envíala de vuelta a mi templo—Ambos dioses hablan de mí como si no estuviera escuchando todo lo que dicen, me siento como si fuera una metiche, escuchando conversaciones ajenas. Todos nos levantamos de nuestros lugares y caminamos hacia la entrada.—Por cierto, Apolo— Se gira sobre sus talones y mira al rubio de forma seria. —No te metas con ella, está estrictamente prohibida para ti—Él suelta una risa nerviosa mientras mira de forma cálida a Hera.—Claro… no me meteré con tu ninfa, tranquila——No me refiero a eso, en estos momentos ella sigue expulsando muerte
Caminamos entre los invitados y yo no puedo evitar estrujar con ímpetu mi cítara, la madera cruje levemente por la fuerza aplicada, Clío pasa su brazo por el mío, acercándome a ella alegre.—Tranquila, todo irá bien… te lo aseguro—Vemos a Apolo ahí parado, mirando con nervios el escenario, nos acercamos con cautela y Clío llama su atención poniendo sus manos sobre su hombro, al verme abre los ojos de par en par, al inicio se ve sorprendido por mi vestimenta, luego dibuja una expresión de nervios en el rostro, me toma de los hombros con firmeza.— ¿¡Que haces aquí?! — Exclama en voz baja.—Dijiste que iba siendo hora de probar sus dotes ¿No? Este es el debut de Minte— Contesta Clío confundida por la reacción del Dios.— ¡NO! — Vuelve a exclamar en el mismo tono. —Era el debut de otra de las aprendices, pero ella se puso tan nerviosa que salió corriendo de la sala— Me mira a los ojos preocupado. —Minte, tienes que irte ahora… no debes estar aquí—— ¿Por qué no? —Las palabras de Apolo
Tiro de sus mejillas con fuerza, él ni se inmuta en lo absoluto.—No gracias, he aprendido que debo mantener mis distancias contigo—Nuestra conversación se ve interrumpida por Hera, que saluda a su hijo de forma energía ya que parece que lleva ignorándola bastante rato.—Ya te oí madre, no necesitas repetir lo mismo varias veces——En ese caso… espero me contestes cuando te saludo y no me dejes aquí parada—Él me mira a los ojos, volviendo a ignorar a su madre.—Bueno… me tengo que ir…— Le digo de forma incómoda. —Ya me puedes bajar…—Ares asiente con la cabeza pero no hace lo que le digo, volteo a ver a su madre y ella me dedica una enorme sonrisa, un pequeño suspiro se me escapa.—Acompañaré a Minte al templo de Apolo—Sin esperar respuesta de su madre, me lleva afuera sin bajarme de sus brazos.—Puedo caminar, ¿Sabes? ——Sí, lo sé… pero es la primera vez en siglos que me dejas acercarme mucho a ti y quiero aprovechar esta oportunidad al máximo—Una fuerte carcajada se me escapa de
—De hecho, me sorprende lo que voy a decir padre, pero gracias a Ares, descubrimos algo muy interesante—A la conversación se une Hera, que se ve bastante sorprendida al ver a los dos hermanos ahí.—Muy bien ¿Qué sucede? ¿Qué es eso tan urgente que no puede esperar? ——Muéstrales Minte—Me anima Ares para que toque, asiento con la cabeza apenada y tomo entre mis manos mi cítara para luego empezar a tocar la melodía de hace unos instantes. Tal y como pasó con Ares y Apolo, Hera y Zeus empiezan a cabecear y bostezar.—Funciona— Susurra Apolo feliz.Dejo de tocar la cítara y ambos dioses se despiertan repentinamente, Zeus se levanta de su trono y manda a llamar a Hermes furioso. Miro a ambos dioses, Apolo y Ares, están consternados igual que yo por la actitud negativa de su padre, Hera por su parte se para enfrente de nosotros como si nos estuviera protegiendo de él.— ¿Qué sucede? — Le susurro a Ares preocupada.Él se encoje de hombros al igual que Apolo. Hermes llega raudo y veloz.— ¡
—Por mí no hay ningún problema, yo puedo enseñarle——Y ella podría traer un sueño tranquilo a los dioses con su música… ¡Si! — Exclama contenta Hera. —Sería perfecto— Su voz es de ensueño.—Bueno, supongo que ya no hay nada más de que hablar—Zeus nos invita a retirarnos de la sala del trono, todos salimos a excepción de Hera, que se queda a lado de su marido.Estando afuera, los tres soltamos un estruendoso suspiro, en estos momentos siento como si mi alma volviera a mi cuerpo de forma repentina, pongo mi mano sobre mi pecho… mi pobre corazón late tan rápido que parece que se saldrá en cualquier momento.—Por los cielos… que susto me he llevado—Ellos asienten con la cabeza de forma nerviosa. Me giro hacia mi madre, que sigue bostezando sin parar.—Tengo muchas preguntas que hacerte y… espero en algún momento tengas tiempo para responder——En estos momentos estoy disponible para escucharte y responder tus preguntas, así que adelante… hazlas—Antes de que inicie con mi interrogatorio,
— ¿Ya has decidido que harás, Minte? —La suave voz de Apolo me despierta de mi sueño, no me había percatado de que estaba viendo a la nada y no estoy segura de cuánto tiempo llevo haciendo esto. Sacudo bruscamente la cabeza y volteo a verlo.—La verdad… es que… siempre he querido vivir en un bosque, rodeada de la naturaleza, pero en el Olimpo… no creo que se pueda—— ¡Claro que sí! — Exclama con alegría. —Sólo dinos como te gustaría y se hará, lo que queremos es que te sientas cómoda en tus dominios—La Diosa Hera me ha dicho, que por ser nieta de una deidad primordial, tengo los mismos derechos que un Dios Olímpico, la verdad es que no me interesa reclamar esos derechos… sólo pido un lugar tranquilo donde vivir, es todo.Antes de que mi vientre se note más, Hera, Apolo junto con Artemisa y Ares al igual que mi madre, me ayudan a hacer un hogar para nosotros. Apolo pidió ayuda a su hermana melliza para crear un bosque, ya que ella está familiarizada con eso, Ares me dijo que mi criat