Alguien carraspea la garganta a mis espaldas, miro por encima de mi hombro y regreso la vista a Apolo, que se ha quedado callado, pero sigue teniendo una expresión de enojo, se cruza de brazos y curva los labios.—Calix, esto no va a funcionar.Una risa sarcástica se me escapa, Apolo grita a todo pulmón, iracundo por lo que acaba de decir, su grito ha sido tan fuerte que ha hecho temblar un poco el lugar, me levanto de mi sitio y me giro para verlo mejor.—Bien, para ser honesto, estaba empezando a preguntare ¿Cuándo por fin te animarías a hacerme lo mismo que a mi pobre madre? Y la verdad... me alegro que lo hayas hecho, ya no soportaba tener que verte la maldita cara.Me agacho y de debajo de mi cama, saco el mismo morral que usaba mi madre, en ella se encuentra algunas de mis ropas, abro el cajón de la mesita de noche y saco el collar de mi madre; ella me habló de él cuando era niño y me lo encontré por pura casualidad mientras paseaba por la orilla del río, me sentí tan feliz, per
—Los primeros pasos de Calix— Baja la mirada y sus ojos me siguen, luego un ligero suspiro se le escapa, una sonrisa nerviosa se dibuja en sus labios. —Dioses... ¿Qué he hecho? — Dice con nerviosismo mientras se pasa una de sus manos por su cabello. —Espero no arrepentirme de esto... — La imagen se vuelve borrosa, pero todavía se escucha su voz. —¡Calix, cielo! Regresa con mamá.Se escucha como corre por el lugar, algo cae al suelo y luego... silencio absoluto, el recuerdo ha acabado. Sonrío de tan solo pensar que ha guardado eso en su dije, con esto en mente, estoy más que decidido a irme y buscar la tranquilidad que mi pobre madre no tuvo.—En fin... nos vemos Hades, gracias por nada.Salto del balcón y aterrizo en el suelo, silbo con fuerza y mi lobo corre hacia mí para luego detenerse enfrente de mí, se agacha y me subo a su lomo, acaricio con ternura su cabeza, tomo con fuerza su pelaje.—Vámonos amigo, aquí no hay nada para nosotros...Mi fiel amigo suelta un chillido sordo y se
Caída la noche, salgo a paso apresurado de la cabaña y me cuesto en el cielo, listo para ver como aparecen las constelaciones, una enorme sonrisa se dibuja en mi rostro al ver como Crío, el titán de las constelaciones, deja salir la constelación de mi madre, que la hizo a partir de su alma. El titán se sintió tan conmovido por todo lo que ella sufrió, que decidió darle un lugar en el cielo. Ahora ella me mira desde arriba, espero este sonriéndome.—Vaya... no pensé que fueras a estar aquí.La voz de Ares me saca de mi trance, todavía estando en el suelo volteo a verlo con indiferencia, hacia siglos que no lo veía. Regreso la vista al cielo y un suspiro se me escapa, he decidido ignorar su presencia.—El lugar en donde veo el cielo está ocupado por turistas y mientras buscaba otro lugar, vi este sitio, creí que estaba abandonado.No le contesto y sigo observando la constelación de mi madre, ella se encuentra acostada mirando, de forma irónica, el cielo. Ares se sienta a unos metros de m
Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que la vi, pero... ¿cuándo ha transcurrido realmente? ¿dos siglos? ¿tres? O quizás cinco... no estoy seguro, he perdido la cuenta y decidido dejar que el tiempo pase, reamente ya no me importa nada, sólo quiero seguir sumergido en mis pensamientos, recordándola eternamente.—Mi señor, tenemos...Las palabras de mi consejero pasan completamente desapercibidas para mí, pese a que lo estoy mirando de forma fija, sólo veo como sus labios se mueven, pero no emiten sonido alguno. Un resoplo se me escapa, he decidido que tengo suficiente por hoy, así que me levanto de mi trono de ébano y me encamino hacia mi habitación, dejando al consejero hablando solo.En el camino, las imágenes de mi hermosa mujer pasan delante de mí, como fantasmas que me atormentan día y noche, escucho su risa al final del pasillo, puedo ver como su imagen se esconde detrás de una puerta tratando de asustarme. Una pequeña sonrisa se dibuja en mi rostro al recordar cómo me toma
Suelto a Perséfone de la muñeca con brusquedad y doy dos pasos atrás, dándole su espacio. Ella todavía sigue tendida en el suelo sollozando, pero sin dejar de mirarme con desprecio... una mirada muy normal en ella cuando me observa, algo a lo que me he acostumbrado con el tiempo.—Deberías considerarte afortunado de que me he quedado a tu lado todos estos años.Sus palabras me causan tanta gracia, que no puedo evitar reírme con fuerza, trato de calmarme un poco, pero todavía se me escapan algunas pequeñas risas. Perséfone de verdad tiene un sentido del humor bastante grande.—¿Agradecerte? Claro que no, te quedaste por arrogante y orgullo, nada más.Ella curva los labios y se levanta del suelo, sobándose la muñeca. Me mira de forma retadora, pero he decidido pasar de su absurdo juego de poderes, sería ridículo sobajarme a su nivel y estoy seguro de que Minte me diría lo mismo.—De no ser por mí, no tendrías la familia que tienes ahora y ¿Así es como me lo agradeces? Viniendo a ver a e
He vivido en el inframundo toda mi existencia, mi padre el Dios Cocito me dijo que mi deber era cuidar del río que dividía el mundo de los mortales con el de los muertos, realmente nunca me negué a dicha tarea, en realidad no es una tarea difícil, solo tengo que encargarme de que las almas no intenten cruzar el río por su cuenta, pero lo que sucede... es que a mí me gusta recoger los óbolos para dárselo a las almas que no tienen para pagar.—Buenos días— Le grito al viejo Caronte desde la distancia, no puedo evitar tener un tono chillón cuando estoy muy alegre.—Minte… por todos los dioses, no asustes a este pobre viejo— Me reprocha con suavidad mientras niega con la cabeza.—Lo lamento— Una pequeña risa se me escapa. —Pero ya deberías saber cómo soy, siempre vengo a darte los buenos días— La sonrisa de mis labios de vuelve más amplia y feliz. —Me sorprende que después de más de 200 siglos te sigas asustando así.—Lo sé, pero a veces vienes más temprano de lo normal o me hablas cuando
—Minte, no— Me reprocha con “severidad”, pero su tono de voz es bastante amable y gentil — Sabes que no puedes hacer pasar a todos, Hades sabe que no todos tienen la merecida sepultura y por ende....— ¿Él sabe que está pasando ahí arriba? — Interrumpí sorprendida ya que nunca me imaginé que el rey del inframundo se entere de todo lo que sucede en su reino. —Pensé que no... teniendo en cuenta que nunca ha venido a decirme algo o a castigarme.— ¡Claro que si mi pequeña ninfa! — Ríe de forma bonachona. —Es el Dios Hades, rey del inframundo, sabe todo lo que sucede en la superficie sin necesidad de estar ahí, es su trabajo— Pone una de sus huesudas manos sobre mi cabeza y me acaricia levemente. —Es por eso que te he dicho miles de veces que no abuses de su caridad, un día de estos vendrá y te va a regañar.Hago un pequeño puchero al oír eso; honestamente dudo mucho que Hades venga en persona o que mande a alguien a regañarme, no siento que esté haciendo algo malo, sólo quiero que todas
Trago saliva con dificultad mientras regreso a mi lugar, resoplo con fuerza enojada por la actitud de este tipo.—Mira, yo no sé si no tienes nada que hacer, pero si no hago mis rondas… mi padre me va a regañar y seguramente me va a castigar…——Yo hablaré con él, tranquila—Miles de voces resuenan por la entrada del inframundo, un ligero suspiro se me escapa y miro al frente, topándome con una enorme cola de almas, un ligero gemido de sorpresa se me escapa al ver tal cantidad de personas, muy raras veces pasa algo como esto.— ¿Qué ha pasado ahí arriba? ——Ares— Contesta con indiferencia sin quitar la vista de enfrente.Al oír su nombre, no puedo evitar sonreír, él viene muy de vez en cuando a coquetear con mis hermanas, mi padre al enterarse de eso decidió mantenerme en la zona principal ya que el viejo Caronte no permite que se acerque a mí.— ¿Lo conoces? ——Lo he visto algunas veces, cuando hemos hablado me ha querido llevar como a muchas de mis hermanas, pero Caronte no se lo per