— ¿Ya has decidido que harás, Minte? —La suave voz de Apolo me despierta de mi sueño, no me había percatado de que estaba viendo a la nada y no estoy segura de cuánto tiempo llevo haciendo esto. Sacudo bruscamente la cabeza y volteo a verlo.—La verdad… es que… siempre he querido vivir en un bosque, rodeada de la naturaleza, pero en el Olimpo… no creo que se pueda—— ¡Claro que sí! — Exclama con alegría. —Sólo dinos como te gustaría y se hará, lo que queremos es que te sientas cómoda en tus dominios—La Diosa Hera me ha dicho, que por ser nieta de una deidad primordial, tengo los mismos derechos que un Dios Olímpico, la verdad es que no me interesa reclamar esos derechos… sólo pido un lugar tranquilo donde vivir, es todo.Antes de que mi vientre se note más, Hera, Apolo junto con Artemisa y Ares al igual que mi madre, me ayudan a hacer un hogar para nosotros. Apolo pidió ayuda a su hermana melliza para crear un bosque, ya que ella está familiarizada con eso, Ares me dijo que mi criat
Le doy un fuerte abrazo y beso repetidas veces su cabeza, haciendo que suelte fuertes carcajadas.—Entiendo cielo, pero tú tienes un deber y lo debes cumplir, imagínate que Helios decidiera no salir nunca más o que tu abuela no quiera darle más sueño a todo ser vivo— Me estremezco al pensar en eso haciendo que Calix reaccione de la misma forma. — ¿Ahora lo entiendes? Además, no porque te vayas, significa que nos dejaremos de ver—Me voltea a ver y me dedica una enorme sonrisa.— ¿Lo prometes madre? ——Lo prometo cielo, nada ni nadie nos va a separar— Suelto un ligero suspiro. —Ni siquiera tu padre podrá separarnos—Como siempre, Ares llega y Calix lo recibe con mucho entusiasmo, ya que cuando él está en casa, lo lleva a cazar.Caída la noche, miro por la ventana.—Minte— Ares susurra a mi oído con suavidad. —Ya casi te tienes que ir—Me giro a verlo y asiento levemente con la cabeza.—Ares, no sabes lo feliz que me pone saber que cuento con tu apoyo y el de Apolo—Tomo su rostro con
Me detengo al oír sus palabras, mi corazón da un brinco ya que parece que mi deseo se volvió realidad, aprieto mis manos contra mi pecho emocionada, pero me controlo ya que no quiero echar a perder este momento.— ¿Si? — Le pregunto aun dándole la espalda.— ¿Buscabas esta flor? —Miro por encima de mi hombro y asiento levemente, debo admitir que me siento decepcionada y dolida, pero era más que obvio… él jamás me pediría volver… porque no soy Perséfone, sólo soy una simple ninfa que está enamorada de él.—Tómala, son las favoritas de mi esposa— Al decir esto se le escucha una voz de ensueño, está completamente enamorado de Perséfone.Cada vez que habla, hace que una daga se clave en mi corazón, como me gustaría gritarle que se calle, pero obviamente no se lo puedo decir… él es un Dios y yo… no soy nada.—No… buscaré en otro lado y si no encuentro una…— Me encojo de hombros de forma desinteresada, no quiero que me vuelva a ver vulnerable.—Insisto, no creo que a mi esposa le moleste q
—Parece que las cosas en el inframundo están fuera de control y Hades no hace nada para solucionarlo—Luego del simposio me despido de Hera y regreso a casa, ansiosa de ver a mi hijo.Cuando llego a casa, Calix ya está durmiendo, Hebe que fue tan amable de cuidarlo me cuenta todo lo que hicieron hoy y de cómo le tocó una melódica que la dejo hipnotizada, también me dice que estuvo cazando.Muy entrada la noche miro el cielo y veo pasar a mi madre, suelto un leve suspiro y tomo mi citara, salgo a la entrada de mi casa y me pongo a tocar haciendo que todos los dioses duerman.—Espero que Hades pueda dormir bien está noche— Susurro con suavidad sin dejar de ver el cielo.Hera me va a visitar a la casa y me pide que le busque una flor, una que la ha dejado embelesada y la quiere en su poder antes de que Perséfone la encuentre; En estos momentos, ella está fuera del Inframundo por alguna clase de trato que llegaron con Deméter o algo por el estilo, la verdad es que Hera fue demasiado ambig
—Debo admitir que me impresiona que sea así contigo cielo, mi hermano jamás fue de esos hombres… a diferencia de tu padre, él nunca le ha rogado a nadie, pero te advierto una cosa hija… no tires mucho de la cuerda porque se puede reventar—— ¡Si eso es lo que quiero! Que me deteste tanto que me tenga que sacar del inframundo——No cielo… no creo que te saque, más bien… te terminara aprisionando de verdad, así que ten cuidado—Ella resopla con fuerza, luego un viento brusco sopla sobre el campo dejando escuchar un silbido atronador, de un momento a otro el silencio reina en el lugar, levanto un poco la mirada y ya no veo a nadie.—Hades… ¿En qué te has metido? — Me digo a mi misma con melancolía.Espero que se dé cuenta de que esa mujer es un monstruo y la deje.Mientras vago por el campo, por fin encuentro la dichosa flor, me acerco a ella corriendo y la tomo entre mis manos, pero antes de arrancarla recuerdo las palabras de Perséfone.—Así que es eso… Hera le ha estado quitando sus fl
En una de los simposios que festeja mi señora, las diosas no paran de hablar del tormento que pasan las almas en el Inframundo por las constantes discusiones de los gobernantes y de cómo Perséfone no para de gritarle a Hades, recriminándole y reprochándole sobre su estancia ahí y que cuando está en los Campos Elíseos gobierna con mano de hierro, vigilando con sumo cuidado a las almas que habitan ahí y recordándoles las estrictas reglas que existen. El paraíso de los iniciados a los misterios antiguos, de los justos y virtuosos, ahora se ha convertido en una prisión de campos floridos.Me da tanta pena escuchar todo eso, que mi hogar, que antes era cálido y familiar, ahora es un desastre, que las almas que debían descansar en paz, no paran de sufrir, muchos dicen que Hades se ha vuelto muy estricto, más de lo normal, con los habitantes del Inframundo, incluso muchos se atreven a decir que es un desquite del Dios por la frustración de su matrimonio.Miro a lo lejos y veo a mi hijo senta
—Minte— Susurra mi nombre con pesar mientras me abraza con fuerza.Ambas nos quedamos en silencio por un rato, para luego hablar sobre el siguiente simposio que está organizando y que dentro de poco es su aniversario de bodas. Cada vez que habla de su marido se le nota lo enamorada que está y siento envidia, pero al mismo tiempo felicidad y dicha por ella, espero que siempre sea feliz a partir de ahora y que Zeus deje de herirla.Nos pasamos hablando por bastante tiempo, pero nuestra amena charla se ve interrumpida por Hermes, que está sudando por toda la frente, su expresión es de nerviosismo absoluto.—Diosa Hera, lamento molestarla e interrumpir su charla, pero… su esposo… lleva horas esperándola en la sala del trono—Hera suelta un chillido bastante divertido al recordar el compromiso que tenía con su marido.— ¡Lo había olvidado por completo! — Grita histérica.Se levanta de un brinco de su asiento y empieza a caminar apresurada a la entrada principal de su templo, yo le sigo de
Estando en las puertas del Inframundo, no puedo evitar sentirme nerviosa y ansiosa por volver a mi hogar, después de muchos años. Me froto los brazos para darme ánimos y entro, apretando con fuerza el pergamino que me dio Zeus, en donde explica el motivo de mi estancia.Recorro la entrada del Inframundo y cuando estoy por llegar a la puerta que resguarda Cerbero, tomo una gran bocanada de aire, rogando porque el enorme can me recuerde.Cruzo el portal, encontrándome en la guarida de Cerbero, miro con atención mi alrededor y busco al guardián, pero no lo veo por ningún lado.Dejo de buscar cuando siento una pesada respiración a mis espaldas, me giro sobre mis talones y veo con horror al enorme perro.— ¡Cerbero! ¿¡Pero que te han hecho?! —Al oír mi voz, el perro se tira al suelo, chillando y gimoteando, me quito la capucha y me acerco al pobre angustiada, para luego quitarle los ridículos moños rosados que tiene sobre las orejas y cola.—Menuda tortura te ha hecho pasar— Rasco con car