En una de los simposios que festeja mi señora, las diosas no paran de hablar del tormento que pasan las almas en el Inframundo por las constantes discusiones de los gobernantes y de cómo Perséfone no para de gritarle a Hades, recriminándole y reprochándole sobre su estancia ahí y que cuando está en los Campos Elíseos gobierna con mano de hierro, vigilando con sumo cuidado a las almas que habitan ahí y recordándoles las estrictas reglas que existen. El paraíso de los iniciados a los misterios antiguos, de los justos y virtuosos, ahora se ha convertido en una prisión de campos floridos.Me da tanta pena escuchar todo eso, que mi hogar, que antes era cálido y familiar, ahora es un desastre, que las almas que debían descansar en paz, no paran de sufrir, muchos dicen que Hades se ha vuelto muy estricto, más de lo normal, con los habitantes del Inframundo, incluso muchos se atreven a decir que es un desquite del Dios por la frustración de su matrimonio.Miro a lo lejos y veo a mi hijo senta
—Minte— Susurra mi nombre con pesar mientras me abraza con fuerza.Ambas nos quedamos en silencio por un rato, para luego hablar sobre el siguiente simposio que está organizando y que dentro de poco es su aniversario de bodas. Cada vez que habla de su marido se le nota lo enamorada que está y siento envidia, pero al mismo tiempo felicidad y dicha por ella, espero que siempre sea feliz a partir de ahora y que Zeus deje de herirla.Nos pasamos hablando por bastante tiempo, pero nuestra amena charla se ve interrumpida por Hermes, que está sudando por toda la frente, su expresión es de nerviosismo absoluto.—Diosa Hera, lamento molestarla e interrumpir su charla, pero… su esposo… lleva horas esperándola en la sala del trono—Hera suelta un chillido bastante divertido al recordar el compromiso que tenía con su marido.— ¡Lo había olvidado por completo! — Grita histérica.Se levanta de un brinco de su asiento y empieza a caminar apresurada a la entrada principal de su templo, yo le sigo de
Estando en las puertas del Inframundo, no puedo evitar sentirme nerviosa y ansiosa por volver a mi hogar, después de muchos años. Me froto los brazos para darme ánimos y entro, apretando con fuerza el pergamino que me dio Zeus, en donde explica el motivo de mi estancia.Recorro la entrada del Inframundo y cuando estoy por llegar a la puerta que resguarda Cerbero, tomo una gran bocanada de aire, rogando porque el enorme can me recuerde.Cruzo el portal, encontrándome en la guarida de Cerbero, miro con atención mi alrededor y busco al guardián, pero no lo veo por ningún lado.Dejo de buscar cuando siento una pesada respiración a mis espaldas, me giro sobre mis talones y veo con horror al enorme perro.— ¡Cerbero! ¿¡Pero que te han hecho?! —Al oír mi voz, el perro se tira al suelo, chillando y gimoteando, me quito la capucha y me acerco al pobre angustiada, para luego quitarle los ridículos moños rosados que tiene sobre las orejas y cola.—Menuda tortura te ha hecho pasar— Rasco con car
—Y-Yo… B-Bueno… debo decir que me sorprende eso… yo…— Quedo estupefacta por esto. — ¿Qué te puedo decir? La verdad es que se me hace de mal gusto que diga esas cosas——En fin… te llevaré al otro lado para que no sospechen y ten mucho cuidado por favor pequeña ninfa, las cosas en el Hades ya no son como antes y las pocas buenas personas que conociste… han cambiado mucho—Con la advertencia de Caronte en mente, nos encaminamos al palacio de Hades, al menos yo, ya que me dejo en la orilla y se fue.Sigo con mi camino, viendo siempre por encima de mi hombro y con miedo constante de que algo me ataque; Que diferente se siente a como lo recuerdo, antes podía andar sin problemas por este lugar, pero ahora… tengo miedo a cada paso que doy, es como si una bestia me esperara en cada esquina o debajo de cada piedra, es horrible.Cuando por fin llego al palacio de Hades, un guardia me intercepta, pero enseguida le digo que vengo de parte de Zeus y le muestro el pergamino que me entregó, al ver qu
—La tenia amarrada a mi cintura con un cordel de oro—Una vez que termino de afinarla, regreso la vista al rey, que sigue parado mirando hacia su ventana, un pequeño suspiro se le escapa para luego mirarme por encima de su hombro.—Iré a cambiarme… regreso en un momento—Miro brevemente por encima de mi hombro y veo como Hades desaparece detrás de una puerta, regreso la vista al frente y miro con mayor atención a su habitación, que es pequeña y bastante humilde, a comparación de la que compartíamos hace años, que era muy grande y lujosa, con una hermosa alfombra en medio de la habitación, una cama enorme con preciosas sábanas blancas y rojas… en fin… muy diferente a lo que estoy viendo ahora.Una vez que sale del baño se acerca a la cama arrastrando los pies para luego tumbarse en ella.—Espero puedas hacer algo… estoy demasiado cansado, pero no puedo dormir… de verdad tengo unas ganas terribles de poder por fin pegar el ojo, aunque sea un rato—Ya acomodado, me pongo a tocar mi lira
Hago una breve reverencia y salgo de la habitación para luego dirigirme a la salida del Inframundo.Camino por los largos pasillos del castillo, refunfuñando por su forma de tratarme.—Uno que sólo quiere ayudar y lo tratan como basura… esto es absurdo, Hades antes no era así, pero desde que se casó con esa bruja… es de lo peor, es insoportable, no lo tolero, me largo de este horrible lugar, en definitiva, es Inframundo es un lugar horrendo y aborrecible, en especial sus gobernantes, que son de lo peor…—Me pongo a despotricar en mis pensamientos y sacando todo el coraje que tengo dentro, cuando reacciono, ya me encuentro en las afueras del castillo.—Y yo que pensaba que podía quedarme ayudar y estaba emocionada… pero ahora, me pongo a dudar si fue buena idea volver— Murmuro para mí misma son prestar mucha atención a mi alrededor.Llego hasta donde está el viejo y me mira con el ceño levemente fruncido, le explico lo sucedido y puedo escuchar como resopla con enojo y frustración mient
—Ya veo, por una muy buena razón es porque están recluidas me imagino— Se rasca levemente la barbilla. —No entiendo del todo por qué deben estar recluidas o por qué son así y me gustaría que me lo dijeras algún día——Quizás——Por cierto… has mencionado que eres parte del sequito de mi hermana——Así es—— ¿Conoces a una...? — Se calla abruptamente.Mira a su alrededor como si se cerciorara de que nadie le escucha, camina unos pasos para luego detenerse y volver a mirar a su alrededor.— ¿Conoces a otra ninfa? Digo… no a cualquier ninfa, me refiero a una en específico——Si me dijera el nombre… tal vez pueda contestar su pregunta— Rio quedamente al ver su nerviosismo juvenil.—Se llama Minte y también forma parte del sequito de mi hermana—Al oir esto, me dan unas ganas terribles de reírme en su cara y de decirle que soy yo, pero no puedo.—No, no la conozco— Me muerdo la lengua por tal mentira. —Hay muchas ninfas en el sequito de mi señora, que no conozco a todas, sólo a unas cuantas——
Asiento levemente con la cabeza y corro hasta la habitación en donde me quedo, sin pensarlo dos veces, empaco mis cosas apresurada. Una vez que tengo todo, corro de regreso a la sala del trono, ansiosa por volver con mi pequeño, pero al mismo tiempo triste.—Todo listo Diosa Hera—Ella me dedica una enorme sonrisa y asiente feliz con la cabeza, antes de irnos, me giro hacia Hades.—Si me hubiera pedido que me quede, lo hubiera hecho sin dudarlo… sólo tenía que preguntar—Sin esperar su respuesta, Hera abre un portal y me lleva con ella, lo último que alcanzo a ver es el rostro pálido de Hades con los ojos abiertos como platos.Cuando llegamos al Olimpo, tomo una enorme bocanada de aire y me quito la capucha, miro el cielo y puedo ver las hermosas estrellas, una enorme sonrisa se dibuja en los labios y un enorme suspiro se me escapa.—Ve a casa Minte, Calix te espera muy ansioso—Volteo a verla y asiento con la cabeza. Me encamino a casa apresurada, emocionada y entusiasmada de por fin