Luego de un rato el dios que fue a buscar a la festejada llega acompañado de una mujer de cabello negro, largo hasta la espalda baja, algunas flores adornan sus cabellos, su túnica es de un color amarillo cálido con bordados de flores en las orillas, su piel bronceada le da un toque exótico a la mujer.Miro de reojo a mi amor y veo que tiene los ojos abiertos de par en par, ladeo levemente la cabeza y le tomo de la mano sacudiéndolo levemente, parpadea varias veces y me voltea a ver confundido.— ¿Estas bien? ¿Quieres volver al inframundo ya? — Pregunto preocupada.—No, estoy bien—Me suelta la mano de forma brusca y se aleja de mí, lo miro extrañada mientras veo cómo se va acercando poco a poco a sus otros hermanos, los suficientemente cerca para ver mejor a los tres.—Por cierto ninfa, no me dijiste tu nombre——Me llamo Minte— Contesto un poco apenada por no haberme presentado antes. —Un gusto Diosa Hera—Ella me toma de la mano y me lleva lejos de ese alboroto.—Descuida, mis estúp
Me siento en la orilla de la cama y miro al suelo por un largo rato, esperando a que él aparezca... pero nada, decido esperar un rato más por si tiene muchos pendientes, pero nada, él nunca aparece.El nuevo día llega y me levanto de la cama, me siento tan fatigada y cansada, pero eso me pasa por no dormir nada en toda la noche. Decido ir a verlo a la sala del trono, para preguntarle porque no fue al cuarto a descansar.Una vez que llego abro la puerta y asomo la cabeza, al verlo ahí sentado perdido en sus pensamientos me alivia, al menos sé que está bien, ahora lo que me preocupa es que no llego al cuarto a dormir y me gustaría saber porque.—Hola cariño— Saludo de forma tímida mientras entro a la sala del trono. — ¿Por qué no llegaste al cuarto a dormir? Te estuve esperando——Fui a dormir pero a otro cuarto, no quería molestarte creí que estabas dormida——Sabes que no me molesta que llegues tarde cielo, de hecho siempre lo haces y nunca me he enojado—Me acerco al trono y pongo una
Me acomodo en la cama y me duermo, debo mantenerme positiva de que ahora si podré darle un hijo a mi querido Hades.Pasan dos días desde que él vino a verme, quiero pasar a verlo a la sala del trono pero… estoy segura de que me echara como las últimas veces, así que mejor lo dejo tranquilo y me voy al río.Pasa una semana y por fin puedo dar la noticia a mi querido Hades de que por fin estoy en cinta, espero que esto lo ponga feliz y arregle las cosas entre nosotros.Camino emocionada por los pasillos del castillo, imaginando en como seria nuestra pequeña criatura o si será un niño o niña, a quien se parecerá más, un sinfín de preguntas rondan por mi cabeza y después de mucho tiempo estoy emocionada.Llego hasta la sala del trono pero me detengo en seco al oir una discusión al otro lado de la puerta, pego un poco mi oído y escucho la voz de Hades.—Zeus, lo he pensado por bastante tiempo y por fin me he decidido—— ¿Te casarás con esa ninfa que llevaste a la fiesta? —Al oir eso mi co
—Dioses, Hades ¿Qué te paso? —Pongo mi mano sobre su mejilla y le curo la herida al instante.—Nada Minte, es un simple arañazo, nada de qué preocuparse—Quita mi mano de su mejilla y se va, sin darle importancia que lleve mi morral colgando sobre mi espalda, me muerdo el labio con fuerza y esto me ayuda a seguir con mi decisión de irme del palacio.Camino por los pasillos y para mi mala suerte me topo con Perséfone, que me mira con desagrado y asco.—Oye ninfa, ¿A dónde ha ido Hades? Me quiero largar de este lugar cuanto antes——No sabría decirle diosa Perséfone, sólo vi que caminaba por los pasillos, pero le perdí de vista cuando dio una vuelta——Pff… menudo idiota… no entiendo para que me trajo a este asqueroso lugar, espero mi madre me encuentre pronto—La forma en la que habla y actúa es como la de una niña mimada, tal y como la describió la Diosa Hera. No me gusta la forma en la que se expresa de Hades ni de mi hogar, pero yo no soy nadie para ir en contra de una diosa.—Bueno,
—Tranquila Minte, no te pasará nada malo—Asiento con la cabeza y caminamos por el enorme pasillo, luego nos detenemos en una enorme puerta de oro, Hermes toca a la puerta y estas se abren de par en par, ambos entramos a la enorme habitación.No puedo evitar sorprenderme por el enorme espacio lleno de comodidades, enormes sillones de color rosado claro, cojines peludos sobre ellas a juego y unas mantas se posan sobre los respaldos de color blanco y en medio de la sala hay una enorme alfombra que tiene bordado en el centro un ave extendiendo sus plumas.Llegamos hasta un jardín llenos de hermosas flores, a lo lejos se ve a la Diosa Hera sentada en una silla de madera recubierta de cojines al tiempo que toma una taza y le da un ligero sorbo.—Diosa Hera, he traído a la ninfa como me pediste—Ella mira por encima de su hombro, se levanta de su asiento dejando la taza sobre la mesa para luego acercarse a nosotros con una enorme sonrisa en los labios.—Gracias Hermes, retírate—Él hace una
Ella niega con la cabeza, desaprobando por completo la actitud deplorable y vergonzosa de su hermano mayor, Apolo hace igual y ambos se cruzan de brazos, decepcionados por el actuar del rey del inframundo.—En fin, la verdad es que no se tiene todos los días una ninfa del inframundo y debo decir que me siento emocionado por su llegada—— ¡Me alegro! — Chilla extasiada. —Bueno, entonces te dejo que la entrenes y cuando termine envíala de vuelta a mi templo—Ambos dioses hablan de mí como si no estuviera escuchando todo lo que dicen, me siento como si fuera una metiche, escuchando conversaciones ajenas. Todos nos levantamos de nuestros lugares y caminamos hacia la entrada.—Por cierto, Apolo— Se gira sobre sus talones y mira al rubio de forma seria. —No te metas con ella, está estrictamente prohibida para ti—Él suelta una risa nerviosa mientras mira de forma cálida a Hera.—Claro… no me meteré con tu ninfa, tranquila——No me refiero a eso, en estos momentos ella sigue expulsando muerte
Caminamos entre los invitados y yo no puedo evitar estrujar con ímpetu mi cítara, la madera cruje levemente por la fuerza aplicada, Clío pasa su brazo por el mío, acercándome a ella alegre.—Tranquila, todo irá bien… te lo aseguro—Vemos a Apolo ahí parado, mirando con nervios el escenario, nos acercamos con cautela y Clío llama su atención poniendo sus manos sobre su hombro, al verme abre los ojos de par en par, al inicio se ve sorprendido por mi vestimenta, luego dibuja una expresión de nervios en el rostro, me toma de los hombros con firmeza.— ¿¡Que haces aquí?! — Exclama en voz baja.—Dijiste que iba siendo hora de probar sus dotes ¿No? Este es el debut de Minte— Contesta Clío confundida por la reacción del Dios.— ¡NO! — Vuelve a exclamar en el mismo tono. —Era el debut de otra de las aprendices, pero ella se puso tan nerviosa que salió corriendo de la sala— Me mira a los ojos preocupado. —Minte, tienes que irte ahora… no debes estar aquí—— ¿Por qué no? —Las palabras de Apolo
Tiro de sus mejillas con fuerza, él ni se inmuta en lo absoluto.—No gracias, he aprendido que debo mantener mis distancias contigo—Nuestra conversación se ve interrumpida por Hera, que saluda a su hijo de forma energía ya que parece que lleva ignorándola bastante rato.—Ya te oí madre, no necesitas repetir lo mismo varias veces——En ese caso… espero me contestes cuando te saludo y no me dejes aquí parada—Él me mira a los ojos, volviendo a ignorar a su madre.—Bueno… me tengo que ir…— Le digo de forma incómoda. —Ya me puedes bajar…—Ares asiente con la cabeza pero no hace lo que le digo, volteo a ver a su madre y ella me dedica una enorme sonrisa, un pequeño suspiro se me escapa.—Acompañaré a Minte al templo de Apolo—Sin esperar respuesta de su madre, me lleva afuera sin bajarme de sus brazos.—Puedo caminar, ¿Sabes? ——Sí, lo sé… pero es la primera vez en siglos que me dejas acercarme mucho a ti y quiero aprovechar esta oportunidad al máximo—Una fuerte carcajada se me escapa de