—Sólo regrese para pasar tiempo contigo, eres la primera criatura del inframundo que parece amable y muy sociable—
Me detengo en seco al oír eso y mi enojo se desvanece por completo, puedo sentir como mis mejillas se ruborizan un poco y me pongo algo nerviosa.
—Ohhh… bueno… gracias— Le digo apenada. —La verdad es que tenía toda la intención de meterte una bofetada por semejante tontería, pero me has dejado muy impresionada por tus palabras que el enojo se me ha ido— Suelto una carcajada.
Él me mira sorprendido mientras se levanta del suelo, se sacude la túnica negra y me dedica media sonrisa.
— ¿De verdad me hubieras abofeteado? —
— ¡Claro! — Exclamo feliz mientras me acerco un poco a él. —Tu imprudencia me podría costar un regaño y castigo de mi padre, pero viendo que estas como yo, vale la pena—
— ¿Cómo tú? — Ladea la cabeza.
—Sí, es difícil encontrar a alguien amable y sociable en este lugar, claro que existen pero debido a mi deber es muy complicado para mí irme y conocer a otras criaturas que viven en el inframundo, la verdad es que me alegra saber que te agrado—
Sonríe de forma cálida, mira hacia los lados para luego tomarme de la mano tirando de mí con suavidad.
—Ven, quiero que conozcas otros lugares del inframundo—
Me conmueve mucho su entusiasmo por quererme enseñar otros lugares del inframundo, pero desafortunadamente no puedo, me detengo en seco y me suelto de su agarre.
—Perdón pero… no puedo— Bajo la mirada triste y desanimada. —Tengo que volver a mis labores antes de que mi padre se entere…. disculpa—
Hace unos momentos me sentía feliz, ahora me siento cabizbaja y triste, sin muchos ánimos, me doy media vuelta y regreso al río para seguir con mis labores, no quiero que mi papá me regañe. Dejo atrás al extraño hombre.
Mis labores están terminadas, me siento con más ánimos que antes, pero todavía estoy algo triste por no poder ver otros lugares del Inframundo; deben ser increíbles. Arrastro los pies hasta estar al lado del viejo, tomo un poco de aire para luego hacer mi travesura de siempre.
— ¡Caronte! — Grito feliz mientras me paro a su lado.
El viejo me voltea a ver y me dedica una enorme sonrisa, la expresión en su rostro es amable y gentil.
—Pequeña ninfa, ¿Cómo te fue? ¿Tuviste algún inconveniente? —
Niego con la cabeza feliz mientras me acerco a él feliz ya que termine mis labores del día.
—Me alegro pequeñita, ya es tarde… es mejor que te vayas a dormir—
Me despido del viejo Caronte y me voy a mi cueva. En el camino miro el río con nostalgia, con mis pies juego un poco con el agua mientras camino.
— ¡Ninfa! —
Gritan a mis espaldas, me detengo de forma abrupta y miro por encima de mi hombro, veo como el extraño hombre se acerca a mí de forma alegre.
—Me llamo Minte, no ninfa— Le reprocho enojada al tiempo que me cruzo de brazos.
—Perdona pequeña ninfa— Carraspea la garganta enseguida de forma brusca. —Pequeña Minte— Ríe de forma nerviosa. —Quería saber si… ya que estas desocupada ¿Ya puedes alejarte del río? —
Abro los ojos de par en par y miro en dirección a la cueva, la enorme roca que protege mi hogar no está, eso me da a entender que mi padre me está esperando o buscando.
—Pues… si podría irme, pero mi padre me está esperando y no puedo hacerle esperar… me temo que no— Niego levemente con la cabeza.
—Si hablo con tu padre ¿vendrías? —
Suelto una carcajada ante su solución.
—Perdona que me ría, pero mi padre dirá que no y dudo mucho que le hagas cambiar de opinión—
—Si me dice que si… ¿Vendrías conmigo? —
—Si lo convences si, de lo contrario tendría que entrar a la cueva para descansar—
Me encojo de hombros mientras me siento en lo que esperamos a mi papá.
Mi padre aparece y el hombre se acerca a él, estando lejos no puedo escuchar lo que dicen. El extraño hombre se acerca a mí sonriendo de oreja a oreja, me ofrece su mano para que me levante y acepto su gesto extrañada.
— ¿Qué te dijo? —
—Me dijo que no había ningún problema, sólo que no te trajera tan tarde—
Me quedo sorprendida por la respuesta de mi padre, miro con asombro al hombre y luego volteo a ver a mi padre, pero él ya no está ahí.
— ¿De verdad te dijo que si? — Pregunto con incredulidad.
—Sí, ahora vamos… que se hace tarde—
Consternada y emocionada, acompaño al extraño.
Andamos por un rato hasta que una fuerte luz deslumbra mis ojos, los entrecierro un poco y cuando me acostumbro veo que estamos en un río de fuego.
—Estamos en Flegetonte, el río de fuego—
— ¿Piensas arrojarme a él? — Suelto una carcajada mientras me acerco.
— ¡No, claro que no! — Exclama exaltado y preocupado.
Miro por encima de mi hombro y le dedico media sonrisa.
—Sólo bromeaba—
Él suelta un ligero suspiro de alivio.
Con su guía, recorremos el sitio y de paso conozco a otras criaturas de lo más fascinantes. Luego de un largo recorrido regresamos a mi hogar.
Después ese día, el hombre me saca a pasear una vez que termina el día, por alguna extraña razón no me dice su nombre y tampoco es que le haya preguntado, pero sí que le pregunte a mi padre y Caronte, ambos se niegan a decirme el nombre de aquel extraño que disfruta mucho de mi compañía.
— ¿A dónde iremos hoy? — Miro de reojo al hombre mientras caminamos por el inframundo.
—Iremos a los Campos Elíseos—
— ¿De verdad? —
Suelto un chillido de emoción mientras le tomo de la mano y tiro de él con suavidad, él se ríe levemente mientras apresura el paso.
Llegamos hasta un portal y lo atravesamos, aprieto su mano emocionada y él me regresa el gesto.
Una vez que llegamos a nuestro destino, no puedo evitar mirar con asombro todo lo que ven mis ojos, aún tomados de la mano tiro de él emocionada, caminamos entre las coloridas flores, no puedo evitar reírme al sentir las cosquillas que me provocan esos pétalos de seda.
Miro por encima de mi hombro y veo como él sonríe de oreja a oreja, entrelazamos nuestros dedos y caminamos por el hermoso lugar, los Campos Elíseos tiene un hermoso cielo azul a diferencia de los otros reinos del inframundo, caminamos por el lugar y vemos a varias almas de héroes andando por ahí.
Luego de recorrer los campos, nos acostamos entre las flores y miramos el cielo estrellado, hacemos varias figuras uniendo las estrellas como si fueran puntos, la brisa es fresca y al mismo tiempo cálido, me acerco un poco más al hombre y me acomodo cerca de él.—Es precioso este lugar—Pongo mis manos enfrente y las veo con mucha atención, como si fueran algo nuevo.—Es verdad, es muy hermoso— Se le escapa un leve suspiro.Tomo una gran bocanada de aire y la dejo salir con suavidad, apoyo mi cabeza sobre su pecho y apoyo mi mano sobre él, un suspiro se me escapa y cierro los ojos.—Este día ha sido perfecto—Escuchar los latidos de su corazón me relajan y me dan unas ganas terribles de bostezar, trato de evitarlo pero no puedo, me es imposible.Luego de un rato me despierto, para mi sorpresa veo que estoy en mi cama dentro de mi hogar, me siento en la orilla y veo todo a mi alrededor tratando de recordar cómo es que llegue aquí, pero la verdad es que no tengo idea de cómo vine.Me ar
Cuando por fin logro conciliar el sueño, mi hermana mayor nos despierta a todas para que nos arreglemos para ir a hacer nuestros deberes. Yo asustada por mis sentimientos decido hacerle la que no escuche y fingir que sigo durmiendo.— ¡Minte, arriba! — Me grita al oído entusiasmada.Gruño enojada mientras pongo mi almohada por encima de mi cabeza, no quiero tener que levantarme y afrontar mis sentimientos, pero tarde o temprano tendré que hacerlo, sólo espero que el hombre no venga hoy al río para que me dé tiempo de ordenar mis ideas.De mala gana me levanto de la cama y me arreglo a regañadientes, como siempre, mi hermana me arregla el cabello, peinándolo con suavidad y trenzándolo con delicadeza. Una vez que termina me dice que me vaya a hacer mis cosas.Me levanto del banquillo y salgo de la cueva, me tiro al río y empiezo a hacer mis deberes, como era de esperar me encontré con varias almas tratando de cruzar pero como era de esperar, se desvanecen en el río para nunca más volver
Caída la noche me acompaña de regreso a casa como de costumbre.—Me la pasé de maravilla Hades——Yo también mi pequeña Minte—Pone una de sus manos sobre mi mejilla y la acaricia con suavidad, cierro los ojos y me dejo llevar por la sensación de tranquilidad y calidez que él provoca en mí, cuando aleja su mano, siento como un vacío se origina en mi corazón dejándome desolada, aunque sé que mañana lo veré no puedo evitar sentirme sola.—Te veré mañana——Está bien, cuídate mucho y descansa—Nos despedimos con un tierno beso, cuando nos separamos nos cuesta mucho alejarnos, pero al escuchar la voz de mi padre que proviene dentro de la cueva decido alejarme de él para correr adentro antes de que salga enojado.Estando en mi cuarto, las miradas de mis hermanas me incomodan, me miran con impaciencia y se sientan sobre mi cama.— ¿Qué? —Las miro con el ceño fruncido mientras ellas sueltan suspiros de enamoradas.—Venga… sabes el que—Todas sueltan risitas mientras esperan a que hable.—Pues
Pone una de sus manos sobre mi espalda baja y la otra sobre su mejilla, para luego depositar un beso apasionado en mis labios, sus manos acarician mi espalda con suavidad.Separo un poco mis labios y lo miro directo a los ojos.—Hades… tenemos que irnos—Su rostro está levemente ruborizado, sus ojos se posan sobre mis labios y sin hacerse esperar me vuelve a besar. Puedo sentir como el calor de nuestros cuerpos aumenta de golpe, sus labios poco a poco se empiezan a deslizar por mi cuello de forma apasionada.—Hades…— Susurro su nombre llena de placer.—Minte… mi amada Minte… y-yo… nunca he estado con una mujer… a diferencia de mis hermanos, yo soy inexperto en estos asuntos, de verdad quiero estar contigo, pero tengo miedo de echarlo a perder—Tomo su rostro con ambas manos y beso suavemente sus labios.—Entonces… descubramos juntos ese nuevo mundo—Me levanta del suelo haciendo que rodee su cintura con mis piernas, besa mi cuello con suavidad deslizando con delicadeza la fíbula dejan
—Tío Hades, no te enojes… simplemente vengo a traer un mensaje de mi padre Zeus—— ¿Qué quiere el molesto de mi hermano? A diferencia de él yo tengo cosas que hacer y estoy demasiado ocupado como para tener que atender a sus estúpidos mensajes——Entiendo señor del inframundo, pero dice que espera a que en esta ocasión asista a la fiesta ya que es el cumpleaños de su hija Perséfone——Sí, si… dile que iré y que no me vuelva a molestar con estupideces como esta——Muy bien tío, le daré tu mensaje de inmediato—Hermes me mira sorprendido y luego me dedica una pequeña sonrisa, al oir el gruñido de Hades, se retira enseguida, desapareciendo en una suave brisa tal y como llego.—Parece que tienes que asistir a otra fiesta— Rio de forma disimulada.Me acerco a él y pongo una de mis manos sobre su hombro, apretándola suavemente.—Retírense—Sus consejeros se van a paso apresurado, si bien es cierto que Hades es un hombre paciente y amable, cuando se enoja es todo lo contrario, muy contadas vece
—Bueno…— Se queda callado por un rato. —Es que… bueno Hera…—El dios de los cielos no sabe que contestarle a su hermano mayor, miro de reojo a Hades y esté no le quita la vista de encima a su hermano menor, que se limita a rascarse la nuca de forma nerviosa. Tomo de la mano a mi amado y él regresa a tener esa expresión suave y tierna que lo caracteriza estando conmigo.—Por cierto hermano, te presento a Minte, mi mujer—Al salir de semejante situación incómoda, Zeus me voltea a ver y me da un apretón de manos.—No sabía que estabas casado con una ninfa——No estamos casados, vivimos juntos— Le contesto de forma amable.Zeus guarda silencio, ahorrándose sus comentarios por nuestra situación, luego nos invita a disfrutar de la fiesta, del vino y la comida. Mientras buscamos una mesa, él recorre la vista a los invitados— ¿A quién buscas, cariño? ——A mi hermana Hera y como era de esperar… ella no está aquí, eso quiere decir que no estaba de acuerdo con la fiesta de la hija de Zeus, es un
Luego de un rato el dios que fue a buscar a la festejada llega acompañado de una mujer de cabello negro, largo hasta la espalda baja, algunas flores adornan sus cabellos, su túnica es de un color amarillo cálido con bordados de flores en las orillas, su piel bronceada le da un toque exótico a la mujer.Miro de reojo a mi amor y veo que tiene los ojos abiertos de par en par, ladeo levemente la cabeza y le tomo de la mano sacudiéndolo levemente, parpadea varias veces y me voltea a ver confundido.— ¿Estas bien? ¿Quieres volver al inframundo ya? — Pregunto preocupada.—No, estoy bien—Me suelta la mano de forma brusca y se aleja de mí, lo miro extrañada mientras veo cómo se va acercando poco a poco a sus otros hermanos, los suficientemente cerca para ver mejor a los tres.—Por cierto ninfa, no me dijiste tu nombre——Me llamo Minte— Contesto un poco apenada por no haberme presentado antes. —Un gusto Diosa Hera—Ella me toma de la mano y me lleva lejos de ese alboroto.—Descuida, mis estúp
He vivido en el inframundo toda mi existencia, mi padre el Dios Cocito me dijo que mi deber era cuidar del río que dividía el mundo de los mortales con el de los muertos, realmente nunca me negué a dicha tarea, en realidad no es una tarea difícil, solo tengo que encargarme de que las almas no intenten cruzar el río por su cuenta, pero lo que sucede... es que a mí me gusta recoger los óbolos para dárselo a las almas que no tienen para pagar.—Buenos días— Le grito al viejo Caronte desde la distancia, no puedo evitar tener un tono chillón cuando estoy muy alegre.—Minte… por todos los dioses, no asustes a este pobre viejo— Me reprocha con suavidad mientras niega con la cabeza.—Lo lamento— Una pequeña risa se me escapa. —Pero ya deberías saber cómo soy, siempre vengo a darte los buenos días— La sonrisa de mis labios de vuelve más amplia y feliz. —Me sorprende que después de más de 200 siglos te sigas asustando así.—Lo sé, pero a veces vienes más temprano de lo normal o me hablas cuando