¿Estaba viendo bien? Sacudió su cabeza y apretó los párpados una vez más. Pensó que quizá se confundió o...
No. No se confundió.Keyla estaba ahí. Justo frente a él. Con una enorme sonrisa en el rostro que le hizo doler el pecho.Necesitaba verla de cerca, asegurarse que no era una alucinación más, que podía tener una explicación lógica, pues al recordar cuando su padre se la llevó estaba sin vida. Su padre lo dijo, ella murió. ¿como era posible que estuviera ahí?No perdió el tiempo y se dió la vuelta rápidamente, yendo a la salida en donde se apresuró a las escaleras.__ ¿Que pasa? - lo detuvo Sara, su cuñada.__ No tengo tiempo ahora. - siguió corriendo, ella lo siguió al verlo tan alterado, pero frenó sus pasos justo al salir, no podía dejar a sus hijos solos. Joseph ni se fijó en eso cuando buscó a Keyla por todos lados, donde la vio desde la ventana no estaba, solo habían unas bandejas y más invitados o meseros, pero no ella.__ Joseph, si no quieres hacer esto, Leonardo ya dijo...__ Sara, esto es lo menos importante ahora. - se volteó a ella para hacerle ver que no era algo sin importancia. La boda pasó a segundo plano solo por ese momento, en donde al girarse continuó su camino, dispuesto a despejar las dudas de si tomar tanto ya le había hecho daño.Caminó entre los invitados que ignoró al querer felicitarlo. Pasó de largo con todos, incluso cuando su casi suegro quiso presentarlo con sus socios. Sin importar nada más que su objetivo.__ Joseph. - le habló Adrián con su grupo de amigos. - ¿Que ocurre?__ Adrián...es Keyla. - dijo de golpe.__ ¿Que? - su hermano se apresuró a él, pero este no se dejó tocar. Apenas podía respirar, no tenía la capacidad de razonar otra cosa que no fuera lo que acababa de ver.__ Es Keyla. - dijo una vez más, dejando a su hermano perplejo ante tal nombre. - La acabo de ver.__ Joseph, ella... Keyla está muerta. - aunque le incomodara decirlo, era lo que sabía, lo que sabían todos. Lo creyó borracho, pero este no se dejó convencer. - Vamos arriba. Cálmate y no...__ Adrián, sé lo que vi...no estoy alucinando. - se defendió.__ ¿Que pasa? - el mayor de los tres llegó y Adrián no supo que decir. No podía explicar lo que su hermano dijo.__ Leonardo, vi a Keyla. Juro que la vi. - no quiso creer que estaba perdiendo la cabeza.__ Le digo que eso no es posible. - interfirió Adrián.__ Ryan. - habló Leonardo al consejero que se acercó rápidamente. - Atrasa un poco más la boda.__ Que la cancelen de una vez. - exclamó Joseph sin interés alguno. - O lo que quieran, ahora no me interesa más que encontrar a Keyla.__ Joseph ¿cuánto has tomado? - le cuestionó su hermano.__ ¡Joder, que no estoy borracho! - elevó la voz llamando la atención de muchos.Siguió su búsqueda, con sus hermanos a cada lado tratando de no hacer el alboroto que este pretendió.Revisó todas las mesas, miró a cada uno de las mujeres vestidas con ese traje característico de su trabajo en el banquete que les hizo pensar a sus hermanos que en verdad estaba muy borracho.__ ¡Carajo! ¿A donde fue? - su pregunta no fue respondida por nadie y esa desesperación que llevaba mucho tiempo de no sentir, cubría cada minúscula parte de su sistema.Por más que repasara el lugar con la mirada y se moviera entre la multitud no logró nada, llegando a ofuscarse por no tener la certeza de lo que había visto y que todos dejaran de verlo como si estuviera loco.__ La novia. - avisó Adrián a sus hermanos cuando vio a una enojada Nadia, por haberle avisado que retrasaron su boda. No podían hacerle eso.Todo estaba calculado para que en el minuto exacto ella diera su sí en el altar, los juegos pirotécnicos salieran justo en ese momento y cada preparativo tuviera su instante, volviendo todo perfecto.Su padre trató de detenerla, pero ella estaba en búsqueda de Joseph quien cuando sus hermanos voltearon al lugar donde estaba con ellos, no lo encontraron.Se vieron entre ellos y se dividieron para buscarlo. Solo tenían que preguntar quién detenía a las chicas vestidas de chef y darían con él.Pero Joseph dejó esa opción, yendo a la cocina cuando vio de donde salían todos. Se retiró la corbata y la dejó en el primer basurero que vio.Entró al lugar, encontrando a muchos cocineros vestidos de blanco, se fijó en cada figura femenina que vio, pero por más que buscó en todas las que ahí estaban, entrando y saliendo, no vió a quien buscaba.Se dirigió al pasillo que daba a la sala, topándose con Sara, la cual con sus hijos trataba de que no hicieran un desastre.__ Joseph, me preocupas. Te veo muy...__ Te juro que la vi. - dijo este tratando de explicar que no estaba loco. Él sabía lo que había visto y nadie podía hacerlo cambiar de opinión.__ ¿A quien viste? No entiendo. - les dijo a sus hijos que cuidarán al cachorro que llevaban para que se quedaran quietos y se acercó a él. - Tienes algo de temperatura, si quieres...__ No es eso, Sara. Te juro que la vi. - insistió en lo mismo, mientras ella trató de llamar a su esposo. - No perdí la cabeza.De eso quería convencerse él mismo.__ No pienso eso. Pero si te...- Sara bajó el teléfono con lentitud, con la mirada clavada en la entrada del lugar.El móvil cayó al piso, en tanto la estupefacción cubrió cada facción de su cuñada.__ ¿Que te... - le juntó el móvil para entregarlo, antes de girarse a ver al mismo sitio que su cuñada.Keyla iba entrando con un gesto molesto porque habían dañado uno de los platillos al transportarlos y ahora tenía que ver la forma de arreglarlo porque conocía lo exigente que era esa familia. Además no le daría la razón a esa persona que menospreciaba tanto su trabajo, aún cuando se suponía que debía apoyarla.No podía quedar mal.__ Lleva esa bandeja al mesón, veré qué hago. - ordenó a uno de sus empleados, tocándose la cabeza. Ese dolor de nuevo la atacó, constante y fuerte, necesitaba una de esas píldoras. En tanto Joseph y Sara no dejaron de verla en ningún momento.__ ¡Keyla, por Dios eres tú! - dijo una mujer desconocida para ella antes de rodearla del cuello y abrazarla con tanta fuerza que sintió que la estaba ahogando.Se quedó paralizada, mientras Sara estaba a punto de llorar, sus ojos cristalizados al separarse la delataron. Mientras Joseph no podía detener ese retumbar en su pecho. Ahí estaba. ¡Keyla estaba frente a él!__ Pero ¿como es que...estás aquí? - preguntó Sara.__ Lo siento, creo que me estás confundiendo. - dijo Keyla con pesar al verla así y tener que aplastar sus ilusiones.__ Pero eres Keyla. - afirmó Sara.__ Sí, soy Keyla. ¿Como te llamas tú? - preguntó amable, mientras Sara borró su sonrisa y Joseph no tenía idea de por qué...__ ¿Sabes quién soy yo? - preguntó este con cautela. Ella lo observó un segundo, detalló su rostro, creciendo en ella un latido muy fuerte y su respiración comenzó a volverse un poco más pesada como sí...esos ojos los había visto en...__ No. - dijo con lentitud. Trató de recordar, pero no hubo nada, dándole sin saberlo una estocada dolorosa a Joseph. - No te conozco. - reiteró.__ ¿Quiénes son ustedes? - preguntó Keyla un tanto asustada porque las dos personas frente a ella la estaban mirando de una forma muy... curiosa.Se había topado con gente extraña, exigente, pero nunca con alguien que la llamara por su nombre, como si la conocieran. __ Keyla, amiga soy yo, Sara. - se acercó la chica. - Somos...__ ¿El apellido Crown no te dice nada? - consultó Joseph tratando de darle sentido a lo que ocurría.Keyla movió la cabeza ligeramente. __ No, creo que no. - con dudas respondió. En realidad no recordaba mucho de su vida, desde que despertó en un hospital junto a sus padres estos le dijeron todo lo que debía saber de ellos, pero cuando les preguntó qué pasó, le contaron que fue asaltada en un callejón, por poco perdió a...__ ¿Sabes que eres Keyla White? - preguntó de nuevo.__ Claro que sí. ¿Porque no lo sabría? - respondió ella. - Me están asustando. ¿que está pasando? ¿Quiénes son ustedes? La preocupación en la mirada de la chica aterró a Joseph, pues ent
La razón no la entendía, por más que analizó la situación en su mente, para Joseph no hubo más respuestas que solo lo que un ser egoísta podía hacer. Pero las palabras del padre de Keyla aún le causaban esa fisura en su pecho, aún tenían un poder extraño que ella también percibió al verlo apretar los dedos en el volante.Miró a la mujer a su lado y aunque claramente tenía algunas diferencias en su físico, era ella. Era la misma chica que le hacía problema por todo años atrás. No, en realidad estaba más hermosa. Algo distinto pero no supo qué, solo que su belleza era mucha más. Su corazón se aceleró, pero había algo peligroso en ello que creyó extinto y ahora...__ ¿Vamos a algún lado en especial? - se atrevió a preguntar, sacándolo de su ensimismamiento. Este aclaró su voz. __ ¿Alguno que creas sea especial? - preguntó él. __ No sé. Yo voy a los parques, son más...__ Naturales. - completó Joseph por ella, la chica giró a verlo y no entendió cómo supo lo que diría. No podía leer m
Keyla se vió confundida ante lo que sentía, pero continuó el beso que le dió un tipo de placer al sentirse tan deseada por ese hombre gigante que perdió el control de sus acciones, siendo ella quien profundizó aún más el beso. La lengua del mafioso entró a su cavidad y ella gimió contra su boca al tiempo que Joseph la elevó con un solo brazo para tenerla como tanto deseó. Su Keyla, esa era su Keyla. Ese beso era suyo. Como tantos que hubieron antes. Necesitado. Urgido y lleno de esa sensación de tener el mundo en una sola mano. De un momento a otro la chica cayó en cuenta de lo que sucedía y se alejó de inmediato. Sus ojos se explayaron con rapidez y su voz se perdió. __ ¿Ves? - le dijo Joseph. - Tu cuerpo sabe quién soy. __ No, esto solo...fue un impulso. - se defendió haciendo que la bajara, viendo que estaba a su altura y eso la asustó. - Solo una reacción del...__ ¿Porqué te cuesta entenderlo? Tú cuerpo lo siente, tu corazón te lo grita y tú ya crees que algo está mal con e
Joseph no dejó de verla durante el trayecto que ambos hicieron dentro del auto, ella le dió una dirección y este tenía motivos muy grandes para no desear llegar rápido.¿La dejaría ahí? No quería separarse de ella, sintió que podía perderla de nuevo, por ello frenó antes de llegar a la propiedad señalada.__ ¿Porque confías en mí? - le preguntó en cuanto el vehículo se detuvo. - Puedo estar diciendo mentiras, pero tú me llevas directo a tu casa. Keyla entendió la desconfianza. Pero aunque para él era una duda, en ella se volvió todo lo que cubrió su cabeza.__ ¿Que tanto confié en tí antes? - esperó una respuesta positiva, una sin tantas vueltas. __ Nunca confiaste en mí. - Joseph miró al frente, con esa mirada profunda pasando el camino que tenía frente a él. - Y no sabes cuánta razón tenía para no hacerlo. __ ¿Me estás diciendo que desconfíe? - cuestionó con incredulidad. - ¿No debería ser al contrario? __ Volverte a ver revolucionó todo, Keyla. - contestó el mafioso. - No piens
«Mami»La palabra retumbó en el pecho de Joseph, golpeó de una forma que nunca antes creyó probar. «Mami» El niño movió su rostro y sus ojos amarillos impactaron contra los del mafioso que lo vio una segunda vez y ese orificio comenzó a sangrar en su pecho. __ Baja la jodida arma. - dijo Samuel con el brazo firme en contra del hombre que sostenía a su suegro. - Una vez más por si no...__ ¿Mami? - preguntó del mismo modo, sin darle importancia a ser el objetivo de todos ellos. - Keyla...__ Keyla, vete a la habitación. - ordenó el Comisionado con severidad. __ No le dispares. - suplicó ella. Pero no le pusieron el alías de "el lobo" por nada. __ Vete a la habitación. - para Joseph ver cómo esta le dió una última mirada fue como la confirmación que necesitó para terminar de maldecir a todos porque tuvo que darse cuenta que siempre tuvo su jodido y se lo dejó quitar. __ No me iré. Déjalo ir primero. - contestó ella con firmeza. __ ¿Me estás desafiando? - le preguntó incrédulo, pue
El auto salió de la propiedad mientras la oscuridad comenzó a caer, Keyla vio la ventana mientras su hijo quería saber porqué se mudarían de nuevo.Una pregunta que ella no pudo responder ya que desde que tenía memoria su padre se encargó de decirle que ella era la hija perfecta, algo que ella quiso mantener así. No hacer preguntas, su madre seguía de viaje, pues según ella era la única forma de mantenerse cuerda. Pero había un rechazo para su hijo en sus gestos.Imaginó que era porque le llamara abuela, porque la relación con su yerno era incluso mejor que la suya. Miró por el retrovisor y ya no supo que pasaría. Ni siquiera podía decir que si la llamaba Linda White, su madre respondería. Así que no podía decir que ella despejaría sus dudas. Joseph por su parte entró a territorio impregnado de cámaras de vigilancia, estas se activaban con el movimiento, así que tuvo que hacer uso de algunos bloqueadores para poder hacerlo.No necesitaba de más que su deducción para saber cuál era l
__ Hola, Mateo. - saludó Joseph con una sonrisa cálida hacia el pequeño que su madre llevó a su pecho. __ Hola. - respondió el pequeño como si nada. - ¿Él vendrá con nosotros? __ No, campeón. Ustedes vendrán conmigo. - aclaró el mafioso para él, mientras Keyla lo acribilló con los ojos. - Bueno, eso sí no muero en el intento. La chica quiso golpearlo al verlo tomar todo con humor.__ ¿Tienes sangre en las manos? - preguntó el niño con los ojos fijos en ese sitio. __ ¿Te da miedo? - preguntó y este negó levemente. - Pero no lo es, solo quise pintar un poco y se derramó todo. __ A mí me gusta pintar. - dijo el niño siendo muy abierto con sus emociones para Joseph. - Traje acuarelas para terminar de pintar. Como si fuera un día o momento adecuado el niño no prestó atención al llamado de su madre y solo se concentró en mostrarle a Joseph lo que había hecho. El hombre se puso de cuclillas y tomó el cuadro donde el niño tenía líneas disparejas con distintos tonos, al principio creyó q
Gálata Zurbriggen entró al edificio donde sabía habían hecho todos los cambios que solicitó antes de aceptar. Todo el equipo que necesitaba estaba en el piso superior de esa edificación. Revisó que cada uno estuviera en perfectas condiciones, anotando en su tablero lo que iba a usar en cuanto llegara la paciente que le dijeron necesitaba de sus servicios. Braulio miró la hora y pensó que estaban tardando mucho, pero no pasó ni cinco minutos para que las puertas del elevador se abrieran dejando ver a Keyla, quien caminó a la par de Joseph y su hijo, de quién no iba a separarse. Vieron al hombre que estaba de pie con la mirada en el reloj y sintió que lo había visto en algún otro lugar. Con tanto para descubrir, sabía que no tardaría en saber si era o no cierto lo que pensó. Muy acertado, pues la sorpresa que vio en él le confirmó que la conocía. __ Sé lo que ocurre. - dijo manteniendo su distancia. - Pero quiero que sepas que me llena de alegría saber que estás aquí. - puso sus ma