Mientras se dirigían a su encuentro con Adolf Dunesque, los hermanos se mantuvieron callados por largo rato, hasta que Damien rompió el silencio. —¿No me preguntarás el porqué Julius está aquí en el palacio? —Asumo que lo hiciste para mantenerlo vigilado —contestó Ashal, despreocupadamente—. Este lugar es mucho mejor que la casa de seguridad donde lo teníamos resguardado. Cuando su hermano mencionó esto, Damien recordó lo sucedido el día cuando fueron a rescatar a Julius e inmediatamente comentó: —Ahora que lo mencionas, esa noche pasó algo extraño. —¿Extraño? ¿A qué te refieres? Damien se detuvo para acomodar sus ideas y luego respondió: —Sucedió que, cuando llegamos a donde nos dijiste, nos encontramos con que no había nadie resguardando el lugar. A primera vista, parecía como si todos los guardias hubieran abandonado sus puestos a toda prisa, porque había papeles y demás artículos regados en el piso. En un principio pensamos que no encontraríamos a Julius por ningún lado, pe
Damien y Ashal quedaron pasmados ante la impactante revelación, que por un momento sus mentes se nublaron. En tanto, Adolf Dunesque aprovechó el desconcierto de su interlocutor para continuar soltando su veneno. —No esperabas esto, ¿verdad? Nunca imaginaste que el grandioso Constantine se metía con todas las concubinas y hasta con su esposa, pero ninguna de ellas resultó embarazaba. —¡Basta! —gritó Ashal, al borde del colapso—. No quiero escucharte más, estás mintiendo. —¿Mentir? “Hijo”, —recalcó esto con sarcasmo—, ¿no te das cuenta de que te pareces más a mí que al “magnífico Constantine”? —insistió el soberbio hombre—. Si no hubiera sido por esa m*****a marca, yo habría sido el emperador por haber nacido primero antes que el estúpido de mi hermano. Pero lo irónico de todo es que conmigo continuó nuestro linaje, a pesar de no ser el emperador legítimo. El testimonio de su supuesto padre resultaba tan increíble para Ashal, que por un momento se quedó sin argumentos, sin embargo,
El encuentro con Demon estremeció a Adeline, que casi estuvo a punto de desmayarse, pero cuando este se esfumó entre la multitud, ella hizo lo posible por mantener la compostura y abandonar el lugar bajo la excusa de estar agotada, para que los demás no notaran su nerviosismo. No obstante, Annie y Marion se percataron que la ex emperatriz lucía pálida y apresuraron a acompañarla hasta sus aposentos. Cuando regresaron a la habitación, la asistente se atrevió a preguntar:—Mi señora, ¿se siente mal? Adeline volteó y respondió vagamente:—¿Podrías traerme un té para calmar los nervios? —¿Eh? ¡Claro! En un momento se lo traigo.Tras decir esto, la diligente mujer se marchó, dejando a Adeline con Marion. Este último había detectado, durante el encuentro con los pobladores de Tirón, la presencia de un aura intimidante que se dirigía a la emperatriz, pero como no descubrió a nadie sospechoso entre la multitud, solo se mantuvo alerta para prevenir cualquier ataque. «Ahora que recuerdo, l
La propuesta de Damien crispó a Ashal, que se dirigió hacia su hermano para oponerse rotundamente.—Cómo te atreves…—Sé lo que estás pensando —interrumpió Damien con serenidad—. Escuché lo que estaban diciendo y considero que Marion tiene más conocimiento sobre los templos que yo. Conviene que él vaya a Marz, mientras que yo me encargo de cuidar a la sacerdotisa de Tirón.Debido a los incidentes ocurridos en el pasado, aun sin resolver, Ashal se sentía incómodo con el hecho de que su hermano estuviera cerca de Adeline, así que preguntó sin tapujos.—Acaso, ¿ya no estás interesado en mi esposa?Tal cuestionamiento avergonzó a Damien, ya que si bien era cierto que él había tenido un interés “pecaminoso” con la esposa de su hermano, en esos momentos estaba seguro de que sus sentimientos no estaban enfocados en ella. Por su parte, Adeline estaba sorprendida de que su marido tocara un tema tan incómodo en ese momento, que desvió su rostro para no ver Marion. Este último tenía una idea vag
Fue durante la noche de Luna Roja, cuando la rebelión contra el régimen de Ashal Dunesque alcanzó al palacio. Adeline, convencida por su instructor Mikhail, abandonó su habitación para escapar de los ataques. Ella tenía miedo de morir y aprovechó la oportunidad que su único amigo le daba para librarse del constante abuso que recibía por parte del tirano de su marido.—Majestad, sígame por aquí, este camino no lo conocen los rebeldes —dijo Mikhail con agitación.—S… Sí… —balbuceó la joven, alterada por el sonido de los disparos y bombas que se escuchaban a fuera del palacio.Mientras avanzaba torpemente por un pasillo lúgubre, ella pudo ver, a través de la ventana que daba al patio principal, a un grupo de rebeldes sometiendo a los guardias del palacio. Tal escena causó escalofríos en la inocente joven, que se derrumbó y comenzó a llorar.—¡Voy a morir! ¡Estamos atrapados!Mikhail se detuvo y mirando con frialdad a la frágil emperatriz, respondió como si no tuviera idea de lo que decía:
Tras la partida de Marion, Adeline recibió la misión de aprender a controlar su poder, para su enfrentamiento final con Demon. Para conseguirlo, la Deidad Suprema le indicó que en las catacumbas que conectan a los siete templos de Mont Risto encontraría antiguos archivos, lo cuales contenían información sobre el origen de los sacerdotes y sus poderes.Es así que, Adeline ordenó a dos guardias imperiales y a Annie que la escoltaran hasta la parte subterránea del templo de Tirón, donde se suponía que se encontraba esa biblioteca.Mientras avanzaban por un pasadizo oculto, el cual le había sido revelado a Adeline por la Deidad Suprema, Annie mencionó con temor.—Mi señora, ¿por qué vamos a ese lugar? ¡Es demasiado peligroso!Ignorando la advertencia, Adeline respondió con seriedad:—Descubrí que hay una biblioteca oculta debajo del templo. Estoy yendo allí para encontrar unos libros que necesito.—Pero, ¿cómo puede estar segura de que ese lugar no hay algún monstruo? —replicó la nerviosa
Días posteriores al anuncio de la conformación de una república, Ashal convocó a los lores y representantes de los ducados acéfalos a una reunión de emergencia para establecer los lineamientos de la transición del gobierno monárquico a uno republicano. Como se tenía previsto, las opiniones al respecto estaban divididas y, antes de que comenzara la junta, muchos de los asistentes se encontraban debatiendo acaloradamente. —¡Es una locura! ¡Jamás funcionará la instauración de una república! —¿Qué sucederá con nuestros cargos si Mont Risto deja de ser un imperio? —¡Dejen de mirar desde sus privilegios! La República es la mejor opción para un gobierno más democrático, si no, recuerden aquel reino del Este, que también dejó atrás la monarquía. —¡Tienes razón! El territorio de Gorman no hace unos años transitó a un gobierno republicano. Mientras esto se desarrollaba al interior del salón de juntas, Ashal se encontraba afuera, haciendo respiraciones profundas para mantener la ecuanimidad.
Durante varios días, Marion se dedicó a buscar “la herencia” del gran Claudio en el templo de Marz. Como llevaba varios días buscando por todos lados, sin encontrar nada, volvió al patio central, donde se detuvo un momento para tomar aliento y lamentarse por su búsqueda infructuosa. —¡Ah! ¿Cómo se supone que encuentre lo que dejó mi ancestro, si no tengo ninguna pista de lo que es en primer lugar? Mientras se abanicaba, ya que había demasiado bochorno en el lugar, continuó diciendo: —¿Debería rendirme? Aunque, no puedo volver a Tirón sin nada. La señorita Adeline cuenta conmigo para enfrentarnos a ese tal Demon. ¡Ah! ¿Qué puedo hacer? Tras suspirar otra vez, miró sus manos y volvió a decir amargamente: —Soy tan inútil, que solo puedo producir llamas azules. Como Marion estaba enfocado en lamentarse por su infortunio, no se percató de que a su alrededor comenzó a emerger una débil energía, que al entrar en contacto con su poder, activó un hechizo que reveló un mensaje oculto en la