Herencia, ¿esperada?
Durante varios días, Marion se dedicó a buscar “la herencia” del gran Claudio en el templo de Marz. Como llevaba varios días buscando por todos lados, sin encontrar nada, volvió al patio central, donde se detuvo un momento para tomar aliento y lamentarse por su búsqueda infructuosa.

—¡Ah! ¿Cómo se supone que encuentre lo que dejó mi ancestro, si no tengo ninguna pista de lo que es en primer lugar?

Mientras se abanicaba, ya que había demasiado bochorno en el lugar, continuó diciendo:

—¿Debería rendirme? Aunque, no puedo volver a Tirón sin nada. La señorita Adeline cuenta conmigo para enfrentarnos a ese tal Demon. ¡Ah! ¿Qué puedo hacer?

Tras suspirar otra vez, miró sus manos y volvió a decir amargamente:

—Soy tan inútil, que solo puedo producir llamas azules.

Como Marion estaba enfocado en lamentarse por su infortunio, no se percató de que a su alrededor comenzó a emerger una débil energía, que al entrar en contacto con su poder, activó un hechizo que reveló un mensaje oculto en la
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