Cargo, ¿aceptado?
Adeline casi se fue de espaldas al enterarse de que Ashal había colapsado, que en su mente retumbaron las palabras de la Deidad Suprema: “fue hasta él para atacarlo directamente, quitándole su energía vital para que muera lentamente”.

Sumamente consternada, Adeline exclamó al tiempo que se levantaba rápidamente de la cama.

—¡Necesito ver a Ashal!

Al ver que la emperatriz hacía esto, Marion intentó detenerla.

—¿Qué es lo que piensa hacer, Majestad? Usted necesita quedarse aquí para que termine su recuperación.

—¡No puedo! Ashal está en peligro y tengo que estar con él en este momento —insistió la desesperada mujer.

Mientras forcejeaban, la sirvienta, que había llegado antes a atender a Adeline, preguntó sorprendida.

—¿Qué está sucediendo?

Marion se distrajo con la intromisión, oportunidad que fue aprovechada por Adeline, que empujó a su guardián para dirigirse hacia la mujer que acababa de entrar.

—Ayúdame a vestirme, tengo que salir ahora mismo.

La mujer la miró confundida, p
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