Capítulo 101

Los dedos de Calia se pasearon con lentitud por el torso desnudo de Aleckey, quien dormía plácidamente a su lado, con su ceño levemente fruncido y un brazo rodeando su cintura, manteniéndola pegada a él como si incluso en sueños temiera que ella desapareciera. La respiración del alfa era profunda, su pecho subía y bajaba con tranquilad que contrastaba con la intensidad que solía llevar dentro.

Calia no quería despertarlo aún. Después de la noche que habían compartido en la tienda, era la primera vez que lo veía descansar sin esa sombra de rabia y dolor en sus ojos. Sin embargo, el día había llegado y el viaje hacia el noreste no podía posponerse más.

Aleckey gruñó suavemente en sueños y presionó su rostro contra el cuello de Calia, inhalando su aroma como si eso pudiera mantenerlo dormido por siempre. Ella sonrió, besando su frente.

—Creo es hora irnos —susurró ella paseando sus dedos por su barbilla.

El alfa gruñó.

—Hueles a mi —la voz de Aleckey fue ronca provocando que Calia suspir
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