POV CLARAEl médico revisa unas notas una última vez antes de ofrecerme una sonrisa tranquilizadora.—Todo parece estar en orden, Clara. Te daremos el alta hoy. Es importante que sigas descansando en casa y evitando esfuerzos innecesarios.Asiento con una mezcla de alivio y nerviosismo. Aunque estoy deseando dejar el hospital, mi cuerpo aún se siente débil. Hernán, quien permaneció a mi lado durante toda la revisión, no tarda en acercarse para ayudarme a levantarme de la cama.—No te preocupes, me aseguraré de que no te falte nada —dice con un tono protector que no admite discusión.Poco después de firmar los papeles del alta, Hernán me ayuda a cambiarme. Cada movimiento me recuerda que aún no estoy completamente recuperada, pero la presencia de Hernán lo hace más llevadero.Cuando finalmente salimos del hospital, el aire fresco me golpea como una bocanada de energía renovada. Hernán insiste en llevarme al auto en brazos, ignorando mis débiles protestas.—No voy a arriesgarme a que te
POV HERNÁNEl aire está cargado de asombro y miedo mientras todos rodeamos a Marina. Sus ojos todavía brillan con un rastro dorado, y Augusto la sostiene con una mezcla de alivio y desconcierto. Mi mirada, sin embargo, está fija en Clara.Ella permanece de pie, tambaleándose levemente, pero en sus ojos hay una serenidad que me estremece. Es como si acabara de cruzar una barrera invisible y hubiera regresado con un poder que ninguno de nosotros comprende.—¿Qué fue eso? —pregunta mi hermano en un susurro, con voz temblorosa.Nadie responde. Nadie tiene una respuesta.Clara no parece preocupada por las miradas atónitas que todos le dirigimos. En lugar de eso, se arrodilla junto a Marina y acaricia su cabello con una ternura que duele de ver.—Todo está bien ahora, Marina —murmura con una voz suave, pero firme.Un escalofrío me recorre la espalda. No es miedo hacia ella, sino miedo a lo que esto significa.—Clara. —Mi voz suena más grave de lo que esperaba, pero no puedo evitarlo. Ella l
POV CLARAAl otro día, ni bien me despierto, me dirijo a la habitación de mi prima para saber cómo se siente.—Perdón por arruinar tu fiesta de compromiso —me dice Marina, que está acostada en su cama con expresión agotada.Tomo su mano y acaricio el dorso con una sonrisa de compresión.—No te preocupes, prima. Lo importante es que estás bien, que ahora sabemos que tienes una loba…—No lo sé, Clara, no pude transformarme —me interrumpe con tono decepcionado—. Encima sentí tanto dolor, te juro que intentaba dejarme llevar, pero fue imposible. Y ahora… ella está ahí, en mi cabeza, y ni siquiera sé cómo se desbloqueó eso.—Hasta donde sé, las transformaciones en adultos son mucho más difíciles, si ella está ahí, puedes hablar y preguntarle qué hacer para que puedas transformarte. Sé que duele mucho, pero las siguientes veces te acostumbras —respondo asintiendo, aunque algo dudosa. La verdad es que todavía no me acostumbro a esto, pero no voy a asustarla.—Una pregunta… —comienza, y arque
POV HERNÁNLa luz matutina entra por la ventana del despacho, iluminando tenuemente los papeles que dejé apilados la noche anterior. Mientras espero a Clara que se tomó un momento para ir al baño, respiro hondo, tratando de ordenar mis pensamientos. Anoche, después de todo lo que pasó con Marina, me quedé hablando con mi padre y Augusto hasta tarde.Luego ellos se fueron a dormir y yo simplemente me quedé pensando, hasta que hice algo que me dejó completamente sorprendido.Cuando la puerta se abre y Clara entra, noto el nerviosismo en sus movimientos. Se sienta frente a mí, con su mirada fija en sus manos, como si no quisiera enfrentarse a lo que está por venir.—¿De qué querías hablar? —pregunta con voz suave, pero cargada de inquietud.Me inclino hacia adelante, apoyando los codos en el escritorio. Quiero encontrar las palabras correctas, pero ¿cómo decirle que el poder que mostró anoche puede cambiarlo todo? Y no solo para ella.—Anoche estuvimos analizando lo que ocurrió cuando sa
POV CLARANo quiero sonar como una necesitada, pero realmente necesitaba un poco de acción. Y no me refiero solo al tema físico, aunque, seamos honestos, eso también ayuda, pero después de días de tensión, de dudas, de sentirme atrapada entre mis propios miedos y las expectativas de los demás, esto… esto es justo lo que necesitaba.El calor que aún recorre mi cuerpo es suficiente para hacerme sonreír mientras me estiro perezosamente en el sofá de la oficina. Hernán está a mi lado, su brazo rodeándome con una naturalidad que casi parece un sueño. Su respiración es tranquila, pero siento cómo me observa. Cuando giro el rostro para encontrarme con sus ojos, hay algo en ellos que me hace querer quedarme en este momento para siempre.—¿En qué piensas? —pregunto, mi voz sale como un susurro.—En ti —responde sin titubear, como si esa fuera la respuesta más obvia del mundo.Sus palabras me hacen reír suavemente, pero también siento cómo mi corazón se acelera un poco más. Hernán no es de los
POV HERNÁNSus zapatos hacen eco en la oficina ni bien entra. Sus labios, pintados de un rojo intenso bastante llamativo, tiemblan un poco en cuanto me ve. Su cabello oscuro, largo hasta la cintura, hace contraste con su tez pálida y sus ojos, de color pardo, me miran con una mezcla de interés y temor.Le hago un gesto con la mano para que tome asiento frente a mí y alisa su camisa color verde agua antes de sentarse.Me aclaro la voz antes de hablar.—Bien, soy Hernán Selton, dueño de la compañía Wolf y asociados —me presento. Ella asiente con la cabeza—. Usted es Clara Rojas, ¿verdad?—Así es —responde en un murmullo apenas audible.Estiro mi mano para estrechársela y, en cuanto tengo contacto con su piel, una corriente eléctrica me invade de pies a cabeza, provocando que retire mi brazo con rapidez y brusquedad. Trago saliva con fuerza.—¿Está bien, señor? —me pregunta, notando que quedé paralizado.—Sí, perdón, voy a buscar algo de agua… —respondo levantándome con torpeza.Me dirij
POV CLARA—“Ricirsis himinis li istiri llimindi piri ivisirli si quidi in il pisti” —digo con tono burlón, cerrando la puerta del refrigerador con fuerza—. Todo el mundo sabe que eso significa que no te van a contratar.Marina suelta una carcajada y toma la cerveza que acaba de abrir, y me siento a su lado en el sillón.—Brindemos por tu no trabajo —expresa, chocando nuestras pequeñas botellas de vidrio. Esbozo una sonrisa.Marina es mi prima y mi mejor amiga. Literalmente, la única vida social que tengo, ya que mi familia falleció en el accidente de auto que tuvimos y por el cual casi no sobrevivo. A causa de eso, me quedó una enorme cicatriz en mi baja espalda, la cual tapé con un tatuaje de un gran ramo de flores, para recordarme que los momentos difíciles son los que más nos hacen florecer.—Me hubiera gustado trabajar ahí, de todos modos —respondo con tono derrotado.—Eso es solo porque el jefe es un bombonazo —comenta guiñándome un ojo.Suelto una risa por lo bajo y asiento con
POV HERNÁNDespués del encuentro que tuve con Clara en el camino hacia mi oficina, sigo confundido acerca de ella.Siento cierta conexión, pero es que ella es muy atractiva. Me sigo convenciendo a mí mismo de que es imposible que mi pareja destinada sea humana, jamás se vio un caso así en la historia licántropa en siglos. No puedo ser la excepción.Entro a mi oficina con algo de vagancia, debo admitir que hoy no tenía muchas ganas de venir. Pasé la noche pensando en toda esta situación y creo que estoy al borde de volverme loco. Puede que esté exagerando, pero así me siento.El camino más fácil sería preguntarle a mi padre si puede ser posible lo que estoy sintiendo con una humana, pero estoy seguro de que él se moriría si supiera eso y, por otro lado, me obligaría a buscar a mi verdadera pareja, y no estoy listo para enfrentar aquello.El día se desliza lentamente en la oficina, con cada minuto pareciendo una eternidad mientras lucho por mantenerme concentrado en mi trabajo.Finalmen