POV MARINAEstoy sentada en el viejo sillón de Augusto, con las piernas cruzadas bajo una manta gruesa, observándolo mientras revisa unos papeles en la mesa. La noche afuera me da miedo, pero aquí dentro, con él cerca, me siento segura. Nunca pensé que encontraría un compañero de esta forma y, aunque él es más joven, es maduro y trabajador.—Deberíamos irnos a dormir, has estado con eso toda la noche —digo con suavidad, aunque sé que no me hará caso.Augusto levanta la vista y sonríe de lado.—Solo un poco más, prometo que en diez minutos me voy a la cama.Ruedo los ojos, pero antes de poder replicar, su expresión cambia de repente. Se queda inmóvil, como si escuchara algo que yo no puedo percibir. Lo conozco lo suficiente para saber que alguien se ha conectado con él mentalmente. Me enderezo en el asiento, esperando que me diga qué sucede.—Es Hernán —murmura tras unos segundos con la mandíbula apretada.El tono de su voz me pone en alerta.—¿Qué pasa?Augusto tarda en responder, con
POV CLARADespierto al amanecer y una extraña sensación de energía recorre mi cuerpo, como si hubiese estado dormida durante días y de repente me hubieran cargado las pilas. Mis músculos no están tensos, ni mi mente agotada. Todo lo contrario, siento una claridad y vitalidad que me sorprende. Es como si, después de todo lo sucedido, algo dentro de mí hubiera cambiado de forma definitiva.Hernán está sentado en una silla cerca de la ventana, mirándome fijamente. No es una mirada de preocupación o miedo, sino de curiosidad. La misma que ha tenido desde que mis poderes comenzaron a despertar.—Te ves mejor —comenta, dejando escapar una sonrisa.Lo miro con una ligera confusión.—¿A qué te refieres?—No pareces cansada, ni parece que te pesen los días —dice, con una pequeña mueca en el rostro, como si de alguna forma se sintiera aliviado.Me estiro con un pequeño bostezo, disfrutando de la ligereza en mi cuerpo.—Me siento increíble, como si todo el cansancio se hubiera ido.Él asiente, p
POV HERNÁNSus zapatos hacen eco en la oficina ni bien entra. Sus labios, pintados de un rojo intenso bastante llamativo, tiemblan un poco en cuanto me ve. Su cabello oscuro, largo hasta la cintura, hace contraste con su tez pálida y sus ojos, de color pardo, me miran con una mezcla de interés y temor.Le hago un gesto con la mano para que tome asiento frente a mí y alisa su camisa color verde agua antes de sentarse.Me aclaro la voz antes de hablar.—Bien, soy Hernán Selton, dueño de la compañía Wolf y asociados —me presento. Ella asiente con la cabeza—. Usted es Clara Rojas, ¿verdad?—Así es —responde en un murmullo apenas audible.Estiro mi mano para estrechársela y, en cuanto tengo contacto con su piel, una corriente eléctrica me invade de pies a cabeza, provocando que retire mi brazo con rapidez y brusquedad. Trago saliva con fuerza.—¿Está bien, señor? —me pregunta, notando que quedé paralizado.—Sí, perdón, voy a buscar algo de agua… —respondo levantándome con torpeza.Me dirij
POV CLARA—“Ricirsis himinis li istiri llimindi piri ivisirli si quidi in il pisti” —digo con tono burlón, cerrando la puerta del refrigerador con fuerza—. Todo el mundo sabe que eso significa que no te van a contratar.Marina suelta una carcajada y toma la cerveza que acaba de abrir, y me siento a su lado en el sillón.—Brindemos por tu no trabajo —expresa, chocando nuestras pequeñas botellas de vidrio. Esbozo una sonrisa.Marina es mi prima y mi mejor amiga. Literalmente, la única vida social que tengo, ya que mi familia falleció en el accidente de auto que tuvimos y por el cual casi no sobrevivo. A causa de eso, me quedó una enorme cicatriz en mi baja espalda, la cual tapé con un tatuaje de un gran ramo de flores, para recordarme que los momentos difíciles son los que más nos hacen florecer.—Me hubiera gustado trabajar ahí, de todos modos —respondo con tono derrotado.—Eso es solo porque el jefe es un bombonazo —comenta guiñándome un ojo.Suelto una risa por lo bajo y asiento con
POV HERNÁNDespués del encuentro que tuve con Clara en el camino hacia mi oficina, sigo confundido acerca de ella.Siento cierta conexión, pero es que ella es muy atractiva. Me sigo convenciendo a mí mismo de que es imposible que mi pareja destinada sea humana, jamás se vio un caso así en la historia licántropa en siglos. No puedo ser la excepción.Entro a mi oficina con algo de vagancia, debo admitir que hoy no tenía muchas ganas de venir. Pasé la noche pensando en toda esta situación y creo que estoy al borde de volverme loco. Puede que esté exagerando, pero así me siento.El camino más fácil sería preguntarle a mi padre si puede ser posible lo que estoy sintiendo con una humana, pero estoy seguro de que él se moriría si supiera eso y, por otro lado, me obligaría a buscar a mi verdadera pareja, y no estoy listo para enfrentar aquello.El día se desliza lentamente en la oficina, con cada minuto pareciendo una eternidad mientras lucho por mantenerme concentrado en mi trabajo.Finalmen
POV CLARA—Entonces, Clara, ¿cómo fue tu semana? —inquiere Laura, mi psicoanalista, mirándome con interés a través de sus grandes lentes.—Conseguí el trabajo en Wolf —anuncio, ella sonríe y anota—. Empecé hoy, pero parece que hay un buen ambiente de trabajo, el jefe parece bueno, aunque es un tanto… extraño.—¿A qué te refieres con extraño? —pregunta. Me encojo de hombros.—Tiene una vibra rara, como que es bueno, pero al mismo tiempo oculta algo.Mi psicoanalista asiente, tomando notas mientras escucha atentamente mis palabras.—Entiendo. ¿Algo más que hayas notado sobre él? —pregunta, incitándome a seguir compartiendo mis pensamientos.—Bueno, aparte de eso, también hubo un encuentro con otra mujer. Se llama Valeria, y parece tener una historia complicada con mi jefe. De alguna manera, sentí como si estuviera marcando territorio delante de mí, y eso me hizo sentir incómoda y confundida —explico, tratando de ordenar mis pensamientos.Laura asiente de manera comprensiva, alentándome
POV HERNÁNMe dejó completamente preocupado el cómo Clara se fue de mi vista y luego no la vi más en todo el día. Llegué a mi casa sin dejar de pensar en eso, y ni siquiera entiendo el motivo, es solo una empleada más.Me encuentro caminando de un lado a otro en mi sala de estar, incapaz de encontrar calma. ¿Qué está pasando conmigo? Nunca antes me había sentido tan perturbado por una simple interacción con una mujer, y ni siquiera es porque estoy pensando en follármela, preferiría pensar en eso mil veces antes que pensar en que ella es mi compañera destinada.Con un suspiro, me dirijo a la cocina en busca de algo de beber, pero incluso el whisky más fino no puede calmar mis nervios. Me siento atrapado en un torbellino de emociones y pensamientos confusos, incapaz de encontrar una salida clara.Chasqueo la lengua y enciendo mi portátil para buscar información sobre ello. Sé que Google no es una fuente muy confiable, pero hay leyendas que hablan sobre un lobo emparejado con una humana.
POV CLARASalgo de la oficina de Hernán casi corriendo, con el corazón acelerado y las mejillas ardiendo. No puedo creer lo torpe que fui al interrumpir una reunión tan importante. ¿Cómo pude ser tan despistada? Y encima, me sonrojo como una colegiala ante la sonrisa coqueta de Daniel. ¡Qué vergüenza!Llego a mi escritorio y me dejo caer en la silla, soltando un suspiro profundo. Trato de concentrarme en mi trabajo, pero la imagen de Hernán y Daniel no deja de rondar mi mente. Algo en la mirada de Hernán me inquieta, una mezcla de tensión y preocupación que no logro descifrar. Y ese aroma... cada vez que me acerco a él, un aroma embriagador me envuelve, haciéndome sentir extrañamente cómoda y segura.«Solo es tu imaginación, Clara», me digo a mí misma, tratando de sacudir esos pensamientos. «Es tu jefe, y tú estás aquí para trabajar, no para soñar despierta». Pero no puedo evitarlo. Hay algo en Hernán que me atrae de una manera que nunca antes había experimentado. Una especie de conex