—Quítate los lentes y suéltate el cabello —me dirige mi jefe mientras nos encontramos en un cuarto de hotel —me preparo primero y luego entras tú.
Asiento tímidamente y él se direcciona al baño a darse una ducha.
Mi cuerpo está temblando completamente y no es porque no quiera, he vivido amando a mi superior durante mucho tiempo, siento que esto pareciera que no es real.
Creo que estoy tan ebria, que mis sentidos bajos van en aumento, por lo que, ni siquiera siento vergüenza al estar aquí.
Mi tonta petición obtuvo resultado, no lo comprendo, pero si esto es un sueño estoy dispuesta a llegar hasta el final.
Me quedo de pie en medio de la habitación observando cada detalle, es un ambiente muy lujoso y altamente sofisticado, nunca imaginé algún día encontrarme en un lugar de tal alcance y mucho menos solo para tener sexo.
Desato mi cabello que se encuentra en un moño como me lo indicó, guardo mis lentes en mi cartera y dirigiéndome hacia la cama, tomo asiento pensando en la razón de porque él aceptó.
Todo es confuso.
Quiero decir, no soy hermosa ni atractiva; mi cabello hasta el hombro, enroscado de forma alborotada como si fuera lana de oveja, me hace aburrida y ni que decir de mis tontos anteojos que siempre conllevo por mi fuerte problema visual; mi vestimenta es muy simple y normal, faldas hasta debajo de la rodilla y blusas sin color son las que me identifican día a día, y sin hablar que a veces se me ocurren usar mis largos faldones que me hacen sentir más cómoda.
En resumen, simplemente soy una completa mortal sin estilo ¿Entonces, por qué?
«¿Quizás está más ebrio que yo?»
—¿Lista? —sale del baño con una toalla en la cintura, si no fuera porque aprieto mi mandíbula creo que estaría a punto de babear.
Su cuerpo bien delineado por esplendorosos músculos me deja en agonía, lo único que llega atraerme y preguntarme de qué le sucedió, es aquella pequeña marca que tiene cerca a la costilla. Parecer ser la de un puñal.
Niego con la cabeza y me requinto que no es momento de analizar nada, entonces asintiendo me levanto y me dirijo hacia el baño.
«Debo estar loca» pienso dentro de mí con mis sentidos en modo cero.
Sé lo que estoy a punto de hacer, pero no tengo arrepentimiento alguno.
Termino de darme la ducha y me envuelvo en la bata, no me preocupo por mi maquillaje porque es usual que el Señor Stewart me vea así. Salgo del baño y lo veo sentado al ras de la cama, en modo reflectivo con la mirada gacha y con las manos entrelazadas.
Me acerco, me posiciono a dos pasos en su frente y él al notarme, de inmediato cogiéndome de mi muñeca en un solo jalón, me echa en la cama posicionándose encima mío.
Me quedo a ojos bien abiertos con mi respiración trémula.
«¿Esto es real?, se siente real»
—¿Estás segura de tu petición? —pregunta en modo serio, pero seductor.
Yo sin dudarlo asiento, es algo que he deseado desde que lo conocí.
Se acerca suavemente a mi rostro y siento su aliento agitarse, mi cuerpo siente un hormigueo completamente extraño que me hace querer llegar a la locura. Enrollo su cuello y él parece sorprenderse, lo uno en un solo movimiento a mis labios, y siento que estoy flotando completamente en las nubes al concretar un beso tan apasionado.
Él posiciona su mano en mi cintura y la rodea hasta llegar a la basta de la bata, donde inicia a indagar con su mano mi parte inferior.
Me estremezco en un gemido sofocante que, ni yo sabía que podía realizar y me quedo viendo sus hermosos ojos cafés tan dilatados, que me hacen sentir que realmente quiere que yo, sea completamente suya.
—¡Au! —hago un pequeño gruñido, al intento de posicionar sus dedos dentro de mí, pero de pronto con su rostro ligeramente fruncido.
—Morelia… —se muestra nervioso con las mejillas sonrojándose en aumento—tú… no has tenido relaciones en mucho tiempo, o tú… —parece tensarse un poco —¿eres virgen?
Muerdo mi labio inferior con mis nervios de punta, pero ¿cómo decirle que quiero que, a mis 25 años de severa soledad, deseo que él sea el primer hombre que me toque en mi vida?
~6 años atrás~ °Narra Morelia Dalas° Trato de sonreír ante las miradas juiciosas de las mujeres que se encuentran detrás de mí, quizás me ven muy joven y se sorprenden por mi aspecto algo descuidado. Aunque no debo mentir, ambas son ciertas, apenas acabo de cumplir mis 19 años y mi cabello ondulado todo desordenado es un caso perdido que por la cual prefiero no preocuparme. Por lo poco que logro a escuchar, están ideando teorías como que vengo a ver a mi esposo o pareja como visita conyugal. Río un poco de ello porque no es así, se equivocan. —Abra los brazos, por favor. —Me dice la oficial y comienza a tantear con sus manos por todo mi cuerpo asegurándose de que no pueda ingresar al penal con ningún objeto prohibido–. Pase... —Me dice luego de haber detallado minuciosamente por mi blusa y mi faldón, entonces tímidamente me acoplo al resto de personas que también acaban de pasar por inspección. Ya for
°Narra Morelia Dalas°¿Alguna vez se han enamorado con solo ver a una persona, sin conocerla? Quizás en el autobús, en el metro o tal vez por la calle. Sin embargo, una vez que desaparece de tu mirada, él o ella, sigues con tu vida sin saber si lo volverás a ver. Analizando cálculos lo único que te queda es solo un 15 por ciento que algo así suceda. Pero conmigo eso fue diferente, yo sabía donde se encontraba y donde lo volvería a ver, aunque también comprendía que no podría hablarle o acercarme nunca.Su bello rostro no ha salido de mi cabeza desde aquel día, estoy segura de que tiene muchas cosas misteriosas, pero fuera de eso, desprende algo que me hace sentir muy curiosa sobre él. Nunca me he equivocado en leer los gestos de las personas, este hombre era especial, y se me encoge el corazón recordar que en sus duros gestos reflejaba mucho dolor y sufrimiento.He ido ya tres veces a visitar a mi hermano, pero lamentablemente no lo h
~AÑOS DESPUÉS…~ °Narra Morelia Dalas° —Morelia, ¿quieres que regrese más tarde por ti? —Me dice mi hermano, en tanto se detiene afuera del edificio en donde vive mi amiga. —No… no te preocupes, yo cogeré el bus de regreso. —Le respondo saliendo de su auto. —Pero… —Me asomo a la ventana y le digo: —Tranquilo Maycol, estaré bien, tú apresúrate en ir a la empresa, sino el abogado Vicente se volverá loco. —Tienes razón, aunque ya no me preocupo mucho, ese señor renegón no podrá controlarme más.—Reímos juntos. —Se nota que lo quieres, no le hagas sulfurar, ya está anciano y se vaya a ir por tu culpa. —Bromeo y me asiente sonriente comprendiendo lo que trato de decir. —Si lo sé, debo ser responsable para no darle dolores de cabeza, el tío Vicente ha sido demasiado bueno conmigo, y en gran parte, he seguido adelante gracias a él, y claro, también gracias a ustedes... —Me toma de la ma
°Narra Morelia Dalas°—¡Morelia…! ¡Morelia! —replica Lilian, tronándome los dedos enfrente de mi rostro, para lograr regresar de mi desconcierto.—¿Ah…?—Morelia… —Lilian se posiciona en frente de mí–, hace rato estás completamente ida, amiga. —Agito mi cabeza tratando de desatontarme y me percato que ya estamos fuera del edificio.—Lo lamento, estaba pensando en algunas cosas.«El rostro de Kenny no sale de mi mente, ¿era real? ¿O simplemente aluciné?», pienso.—Te venía diciendo, sobre si comer en este restaurante que me sale en Google maps. —Posiciona el celular a centímetros de mi rostro para constatar el lugar–. Como ves, se encuentra a unas dos cuadras de aquí, parece ser que no venden platos caros ni baratos, así que me brind
°Narra Morelia Dalas°—Yo… yo… —comienzo a titubear.—Ah… ahora recuerdo, fue en el restaurante del miércoles —me sonríe.«¿Él… él ahora puede sonreír de esa forma?»—La vi con su compañera, la señorita que tuvo la entrevista conmigo.—Ah… sí. —asiento, me refleja su sonrisa amigable de nuevo y siento como por dentro todo se me derrite.—Bien, prosigamos. Dígame, Señorita Dalas (…)Me quedo contemplándolo, y siento tan relajante cada palabra que van saliendo de sus labios. Su forma tan elocuente y bien pronunciada al hablar, endulza mis oídos locamente. Esa voz gruesa… esa voz bien tonificada, estaba hablándome más de la cuenta. Estoy escuchando, más de aquellas cinco palabras que cruzamos dur
°Narra Morelia Dalas°Con los ánimos por encima, con un suspiro me adentro al edificio y saludando a los vigilantes tomo emocionada el ascensor. Llego al séptimo piso y al abrirse con el primero que me cruzo es Adam, ajá, el curioso pelirrojo con quien pase vergüenza alguna vez a causa de mi amiga Lilian, él resultó ser un trabajador de aquí y nos reconocimos en el primer día de trabajo. Aún recuerdo ese día cuando conocí completamente aquí por primera vez.___________________FLASHBACK—Buenos días, Señorita Dalas.—Buenos días. —le correspondo el saludo a la secretaria.—Yo me llamo, Caroline y será un placer trabajar juntas. —me ruborizo un poco y mostrándome amigable, respondo.—El gusto es todo mío, por fa
•Narra Kenny Stewart•~Dos meses atrás…~La vida... es como una alocada montaña rusa. A veces avanzamos a velocidad y a veces lentamente. Todo transcurre depende del momento, depende de la altura en la en que estamos por caer, quiero decir, depende de la situación en la que te encuentras inesperadamente.En ese punto arriesgado solemos tomar las buenas decisiones o tal vez, las malas.En mi caso,fueron todas malas, y fueron demasiadas, que incluso destruí hasta mi propia reputación y humanidad.Hace unos años atrás, antes de salir de la cárcel, era el Villano de una trágica novela de amor, era el hermano del protagonista a quien por mis celos absurdos de poder, logré hacerle mucho daño junto con mi madre para poder quedarme con todo lo que creía me pert
•Narra Kenny Stewart•—Gracias —le digo al chofer, mientras salgo cerrando la puerta de la limusina y admiro el enorme casino en frente de mis ojos.—¿Señor Stewart? —una señorita en uniforme se me acerca en la entrada y asiento— Bienvenido, por favor sígame.Sigo sus pasos y cruzamos las máquinas de juegos, pasamos por el lado Vip en dónde mi sola presencia atrae las miradas de muchos.«Hay algunos rostros conocidos aquí»Yo sin temor camino con mi barbilla en alto con mi mismo semblante elegante, sin mostrar ninguna intimidación. Porque seré una persona sin dinero, pero tengo mi orgullo y estoy satisfecho con lo que he logrado hasta el día de hoy.—Kenny… Kenny, Kenny —Weber en traje blanco se acerca a mí y me da un saludo hipócrita, palmoteando mi espalda —mi amig