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~Capítulo 4~No puede conocerme de esta forma.

°Narra Morelia Dalas°

—¡Morelia…! ¡Morelia! —replica Lilian, tronándome los dedos enfrente de mi rostro, para lograr regresar de mi desconcierto.

—¿Ah…?

—Morelia… —Lilian se posiciona en frente de mí–, hace rato estás completamente ida, amiga. —Agito mi cabeza tratando de desatontarme y me percato que ya estamos fuera del edificio.

—Lo lamento, estaba pensando en algunas cosas.

«El rostro de Kenny no sale de mi mente, ¿era real? ¿O simplemente aluciné?», pienso.

—Te venía diciendo, sobre si comer en este restaurante que me sale en G****e maps. —Posiciona el celular a centímetros de mi rostro para constatar el lugar–. Como ves, se encuentra a unas dos cuadras de aquí, parece ser que no venden platos caros ni baratos, así que me brinda confianza.

—Bu-bueno…, como desees. —respondo y ella me toma de la mano.

—Apresurémonos, tengo hambre Morelia. Hace unos minutos eras tú la hambrienta y ahora no dices nada.

—Lo lamento... —Me muestro apenada y ella dirige nuestros pasos.

Caminamos todo el trayecto agilizando nuestro paso, y al llegar, ingresamos al restaurante.

Apenas logro reaccionar del enorme shock en la que entré hace unos minutos atrás y me vuelvo a pasmar al encontrar a Kenny en una de las mesas a piernas cruzadas, viendo su celular atentamente, mientras está en la espectativa de su pedido.

—Morelia… —Mi amiga vuelve a llamarme, y dirigiendo mi mirada a ella, veo que ya se sentó a unas dos mesas más delante de él.

Mis nervios me traicionan por completo y siento cómo mis piernas me tiemblan.

—Perdón. —Alzo mi vista, y un chico cabello rojizo me sostiene de los hombros—. ¿Estás bien? Pasé rápido y te choqué, pensé que avanzarías… —me dice y pestañeo varias veces, aterrizando de mi idiotismo.

—Sí… estoy bien. —respondo tímidamente, entonces como tonta agacho mi mirada y avanzo velozmente para sentarme.

«Siempre que me encuentro frente a un chico soy un desastre».

Redirijo mi mirada a Kenny, y me doy cuenta de que aquel chico de hace un rato, se sienta delante de él.

«Son amigos». «De seguro que, como este es el lugar más cercano, siempre viene a almorzar aquí», concluyo viéndolo disimuladamente.

«¡Cielos! ¡Bendita coincidencia!»

Mis manos, no dejan de sudar, «es cierto, todo es real».

Tomo una y luego dos servilletas, para mantener seca mis palmas. Estoy completamente con mis emociones descontroladas.

—Morelia, ¿te sucede algo verdad?

—¿Mmmm? —Reacciono a su voz reflejando mi distracción.

—Ahora mismo me vas a decir que te sucede, estás completamente en otro mundo y tampoco comprendo, la inesperada loca idea de querer postular a esa empresa que hoy me presenté.

—Bueno... —Comienzo por juguetear con mis dedos–, tengo mis razones, quiero comenzar desde lo más humilde.

«Con él», pienso.

—¿Estás loca? ¿Lo dices en serio? Eres capaz de dejar el trabajo que ya te admitieron... ¿por un lugar que te pagarán la mitad del sueldo que te ofrecen? —Asiento.

Comienzo a visualizar hacia la dirección de Kenny y moviendo mi cabeza ligeramente de un lado a otro, trato de verlo, pero el chico pelirrojo que se encuentra de espalda, es tan alto que me tapa la vista por completo.

—Amiga… —Lilian toma de mi mano—, ¿estás bien? Me preocupas de verdad.

Le sonrío y asiento.

No podría contarle toda esta locura, quizás pueda pensar que soy una acosadora o que estoy loca. Prefiero guardármelo para mí misma.

—Estoy bien, ahora pidamos que muero de hambre. —Acaricio mi barriga con anhelo.

***

Han pasado 20 minutos y no dejé de contemplarlo a cuanto pude. Veo que se pone de pie y con su caminar elegante, se dirige al baño.

—Morelia, ya me di cuenta, tú has estado mirando a la mesa de atrás. —Lilian se expresa muy pícara, ella se gira y solo ve al pelirrojo—. ¡Hey! Amigo...—El chico voltea.

«¡Maldición Lilian!»

—Mi amiga se pregunta ¿Cuál es tu nombre? —El chico se sonroja por completo, entonando mucho más el color de su cabello.

—¿Yo-yo? —Se señala así mismo, casi tartamudeando y yo me encorvo apegándome a la mesa arrugando todo mi gesto, por la vergüenza.

«Voy a matarte Lilian»

—Sí.

—Lilian… —susurro su nombre entre dientes.

—Me llamo, Adam. —Él me mira y me quedo en modo cero.

«Mierda»

Automáticamente cuando algún chico me mira directamente a los ojos, soy un cero a la izquierda. De pronto me percato que Kenny sale y se dirige a la mesa, y de inmediato cojo mi cartera y exclamo:

—Pagaré la cuenta.

Camino a paso veloz con mi palpitar a punto de salir de mi pecho.

«Tenía que escapar, de esta forma equivocada no puedo conocer a Kenny»

—Gracias. —vocifero mientras salgo del restaurante y avanzo sin sentido.

—¡Morelia! —Mi amiga me detiene tomándome del brazo.

—¡Qué!

—Morelia, ¿por qué tienes ese rostro rojo? ¿Quieres llorar?

—No… quiero morir de la pena, ¿cómo puedes hacer eso?

—No, no comprendo, pensé que tú lo querías conocer…

—No. —La interrumpo.

«No a él»

Me trato de calmar, porque todo esto sería sospechoso, así que, ya serena y tirando un suspiro, le digo:

—Lilian… no, no me hagas caso por favor, es que no suelo hablar con chicos así de fácil.

—Amiga, perdóname, pensé que esa forma de ser tuya, había cambiado. —Niego con la cabeza y ella se acerca acariciando mi rostro–. Fui una tonta en ponerte ante una situación incómoda.

—Está bien, no lo sabías.

—No te preocupes, ahora que regresaste a la ciudad, poco a poco te ayudaré a hacer más divertida.

—¡Oye…! —Le doy un empujón y ella comienza a reír.

—Vamos ahora regresemos, se hace tarde y tengo cosas que hacer.

—Está bien. –respondo con mi corazón más tranquilo.

***

*Dos días después…*

¡Hoy es el día!, es el día en que me presentaré a la empresa. Aquella misma tarde que regresamos del almuerzo, solicité la entrevista y me respondieron rápidamente para el día de hoy.

Sin pensarlo dos veces me decidí a seguir los pasos de él, porque creo que es nuestro destino.

Termino de detallarme frente al espejo; un conjunto negro de vestir, de pantalón y blazer, me acompaña. Mi cabello enrulado y alborotado, lo traté de amarrar perfectamente por completo en una coleta, y parece estar bien. Maquillé un poco mis ojos con rímel y al menos mis pestañas se ven un poco más largas.

Sinceramente no soy buena maquillándome, así que, es lo único que suelo usar. Acomodo mis lentes de montadura negra y creo que me veo presentable, PERO NO BONITA.

Tiro un resoplido resignándome y sé que jamás daría una buena impresión como para que él, me vea de otra forma. Sé que jamás se enamoraría de una chica como yo, a primera vista, lo tengo claro. Sin embargo, no importa, si el motivo de contemplarlo de cerca sea absolutamente posible.

Con ser amigos me basta.

Dios me dio una segunda oportunidad para conocerlo y no pienso perderla.

Cojo mi cartera y con buenos ánimos salgo de mi departamento.

***

«Respira hondo», me digo a mi misma, mientras estoy a punto de salir del ascensor en el séptimo piso.

Me presento delante de la secretaria, con mi currículo en mano y me pide esperar tomando asiento. Accedo a su indicación y viendo apenas por las lunas, parece ser que aún hay una chica adentro.

Me acomodo en la banca y un breve dejavú pasa por mi cabeza, pues estoy de igual forma como Lilian estuvo ese día, mi pierna no se detiene por ningún momento.

De repente la puerta se abre y sale una chica, cabello corto muy sonriente tirando un marcado suspiro.

«¿Qué sucedió?»

—Señorita Dalas, pase por favor. —Me indica la secretaria.

—¡Sí! —exclamo poniéndome de pie de inmediato como un soldado, y la chica que acababa de salir me mira de pies a cabeza.

Agacho mi mirada, porque sinceramente me cohíbe por completo su gesto y posicionándome frente a la puerta, trago saliva tomando valentía para ingresar.

—Buenos días, señorita Dalas. —Me dice Kenny mientras me aproximo a sentarme en frente de él, tímidamente.

Observo su escritorio y todo está perfectamente ordenado, los lapiceros están posicionados desde los más grandes a más pequeños, y su café aún se ve caliente. Quizás mediante la reunión lo recibió.

Hoy se ve muy atractivo como siempre, son varios años que no lo veo así de cerca. Ese traje gris oscuro, acompañado de una camisa celeste y una corbata azul, acentúa totalmente su bello rostro.

Es completamente un tipo de otro mundo...

"Morelia aterriza, algo te está preguntando", mi subconciente me reprende.

—Entonces… ¿es su primera vez en una entrevista aquí? —Me cuestiona mientras revisa mi hoja de vida.

—Sí... —Alza su rostro y achica los ojos, apretando sus labios ligeramente.

—¿Está segura? Me parece haberla visto en algún momento.

Mientras su mirada está conectada a la mía, mi cuerpo entra en una tensión ante sus palabras y mi respiración se comienza agitar.

«No… no puede ser cierto... Él… ¿él me reconoció?», me cuestiono.

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